sábado, 24 de diciembre de 2011

Redondo





Mira ese horizonte poblado de condición humana, jadea a destiempo, irrumpe en silencio y juega a ser cierto…


Encuentra abrigo
en brazos primigenios,
inscribe sus pasiones
en vestigios de fuego,
tatúa el vuelo de peces taciturnos.


Tu prístina sonrisa desbarató su aliento, desnudo e impávido, se descubrió delante al cosquilleo etéreo. Corrió en dirección contraria a la luz y se ahogó en las arenas donde nada es cierto. Los postmodernos pensaron suplantarlo recuperando colores de su aliento, pero en el intento se fragmentaron las creencias y las dolencias dibujadas en aquel horizonte… desconcertados, ahora pasean los mitos por el corazón del templo, rezan en voz baja:

La vida es lo evidente, lo palpable, lo presente.
La vida deja lastras, pasa, se gasta,
La vida el agua fría, la sorpresa, lo insolente,
La muerte como un duende nos susurra al oído.
La vida es tenerte, en la caricia, en lo evidente…
 
Qualitati Umane...
ubicarse delante al cosmos,
surcar al movimiento
mirar en silencio y
escuchar al cielo


 


Surco las orillas del viento abrazando la humedad de tu vientre para ingresar al vacío que contiene las respuestas de lo que no he consultado. Atávicas sonrisas acompañan la negación del pensamiento profundo y, en la vacuidad del deseo, se detiene el tiempo; qué esperas para volar me pregunta tu cauce, es hora de soñar indica tu aliento, en tanto, caen los primeros copos de nieve junto a tu cuerpo.

…la luz está envuelta de vacío, en él habitan lo insondable y lo intangible; en el espacio interestelar la luz viaja por distancias que superan a la vida de sus estrellas creadoras.


Alrededor de la luz es probable que se dé la vida, más aún: que esa vida desarrolle un orden evolutivo que procure a través de millones de años la aparición de seres conscientes de sí mismos y, por lo tanto, urgidos en crear dioses y conjurar lo inasible, en aprehender aquello que germina en el vacío y que se conjura con la palabra...


El presente es inasible y se ubica entre mis palabras y tu lectura, entre una inhalación y una exhalación, la realidad entonces es una ensoñación de un Yo que no existe...


La redondez seduce y abriga, las curvaturas en las cinturas femeninas detentan fertilidad y erotismo, las mujeres realizan un acto divino gestando a un igual, sellan un pacto con la Luna y comulgan con ofrendas de sangre. La redondez de sus senos está evolutivamente ligada a la forma en que se amamantaron nuestros ancestros.

Redondo pareciera el universo cuando un amor nos invita a caminar tomados de la cintura o cuando acariciamos las curvaturas de unos labios, redondo a su vez nos parece el tiempo si en la rutina hay un poco de amor y es que a menudo nos vemos repitiendo los mismos esquemas y encontrando a personas similares en las mismas situaciones, como si el destino también fuera redondo, quizá por ello la abuela decía que cuando uno partía no había que azotar las puertas porque luego no se abrirían cuando precisáramos de ellas.

Todo da vueltas, nosotros al tiempo, los planetas surcando el cielo, las ideas por el viento y hasta el movimiento que los seres humanos encontramos divino, pareciera que también redondo es.

En el silencio, el mundo se revela insondable y los eventos transitan sin recuerdos, la Palabra determina nuestro espacio y nuestro tiempo, palabras de admiración o desconsuelo ubican nuestras emociones en el laberíntico ámbito humano. Las palabras que se dedican al cielo nos liberan de las ataduras y los adjetivos, bordeamos con ellas los linderos de la eternidad.





Nosotros...



fragmentos de luz



sueños de dioses inorgánicos



resonancias concentradas en un ego



deseos vueltos conciencia en un aro de fuego



...

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