sábado, 28 de diciembre de 2013

Olmecas / Los Orígenes


 El luchador de Uxpanapa


En 1927, Hermann Beyer fue el primer arqueólogo que publicó el término olmeca en una reseña sobre “un ídolo” fotografiado y dibujado en el volcán San Martín Pajapan por el explorador Franz Blom. En 1942, arqueólogos norteamericanos y mexicanos se reunieron en Tuxtla Gutiérrez para intentar ponerse de acuerdo sobre la interpretación de los pueblos y expresiones culturales que ahora nombramos olmecas… no hubo consenso.

Desde entonces han surgido diversas hipótesis sobre el origen de los olmecas: Matthew Stirling y Alfonso Caso lo situaron en el sur de la costa del Golfo México e Ignacio Bernal y Richard Diehl coinciden con esa visión. John Graham lo identificó en el Pacífico guatemalteco, Miguel Cobarruvias propuso que los olmecas inicialmente se establecieron en Guerrero y luego se extendieron hacia Morelos, Puebla y Veracruz. Román Piña Chan sugirió un origen suramericano (Ecuador y Colombia). Charles Wicke lo ubicó en Oaxaca, John Clark y Michael Blake han sugerido la costa del Pacífico chiapaneco, Christian Duverger recientemente crispó a la comunidad arqueológica al proponer un origen “nahua”, finalmente, María del Carmen Rodríguez y Ponciano Ortiz plantean un proceso de desarrollo gradual entre los años 1700 y 1500 a. C. en todas las regiones antes mencionadas.

La ciencia y sus respuestas

Los estudios mitocondriales y la arqueología evidencian que desde la época Paleolítica la región que nombramos Mesoamérica fue habitada por individuos provenientes de diferentes regiones del mundo, algunos de ellos arribaron navegando a remo. La Dra. Silvia González de la Universidad John Moores de Liverpool, realizó un estudio mitocondrial a los restos óseos de individuos Pericúes quienes hasta hace 200 años habitaban en Baja California Sur, los resultados indicaron que están emparentados con los aborígenes australianos.

¿Cómo fue que los ancestros de los Pericúes lograron navegar el océano Pacífico y cuándo lo hicieron? Lo desconocemos. Por otra parte, la arqueología reconoce dos oleadas migratorias provenientes de Asia durante los periodos glaciares, una efectuada hace 40 o 35 mil años y la otra hace 10 mil.

En aquellos soles, los océanos se encontraban al menos 200 metros por debajo de su nivel actual, el agua faltante estaba congelada en las regiones boreales y los glaciares se alzaban hasta 4 kilómetros de altura. Cuando descendió el nivel de los océanos, las cimas de los volcanes oceánicos emergieron y formaron islas.

Visto que en el Continente Americano no evolucionaron los Homínidos, una milenaria migración proveniente de África es la única respuesta que podemos dar a la presencia de individuos con características negroides mezcladas con asiáticas tanto en San Agustín, Colombia, como en Mesoamérica. Al estar acostumbrados a vivir en regiones tropicales y por la anchura de sus fosas nasales, resulta difícil suponer que grupos negroides hubieran venido caminando por las nieves del gélido Norte.

El océano Atlántico es atravesado por la Dorsal Mesoatlántica, se trata de una gigantesca cadena volcánica que cuando los océanos descendieron sus niveles, formó una serie de islas entre África y Brasil que hicieron posible el viaje de África al Continente Americano, saltando de isla en isla.

Pero ¿es factible que hace miles de años los seres humanos pudieran navegar los océanos o sus costas? En el vestíbulo del Museo Nazionale Preistorico Etnografico Luigi Pigorini, de Roma, Italia, se exhibe una barca con 7 750 años de antigüedad, mide10 y medio metros de largo; fue encontrada sumergida en las aguas del lago Bracciano a 12 metros de profundidad, en un arcaico astillero del pueblo prehistórico de la Marmotta.

En el Neolítico europeo ya existía la tradición marítima y en algún lejano tiempo y remando a contracorriente, temerarios individuos de Oceanía atravesaron o bordearon el Pacífico hasta llegar directamente a Baja California Sur.  Con estos antecedentes, es probable que durante el periodo del descongelamiento glaciar, algunos grupos de exploradores neolíticos africanos, navegaran a remo desde África hasta Suramérica, posiblemente partieron de la región que hoy ocupan Guinea y Sierra Leona con dirección a las decenas de islas que emergieron en las cordilleras volcánicas de la Dorsal Mesoatlántica; es importante observar que las cadenas montañosas y volcánicas sumergidas son más anchas en el Atlántico ecuatorial, por lo que las distancias entre las islas, aunque oceánicas, fueron practicables y menores a las que navegaron los ancestros de los Pericúes.

Para confirmar los lejanos orígenes africanos en algunos pueblos olmecas se precisa contar con pruebas, pongo a consideración una de ellas: el fruto Lagenaria siceraria  conocido en el Continente Americano como guaje, bule  o porongo, es una de las plantas más antiguas que fue cultivada por los seres humanos.

Los investigadores Deena S. Decker-Walters, Mary Wilkins-Ellert, Sang Min Chung y Jack E. Staub de la Universidad de Wisconsin y del Vegetable Crops Research Unit, Department of Horticulure publicaron en Economic Botany 58 (4) pp. 501-508. 2004, los resultados de los estudios que realizaron en Zimbabwe a 5 variedades salvajes de Lagenaria siceraria  y concluyeron que la evidencia científica determina que el guaje o bule: es africano.

Aunque el bule o guaje también se difundió por Asia, es una planta tropical y en las épocas glaciares, el guaje o bule no se podía sembrar en el hielo o en la tundra, siendo inoperante cargar sus semillas durante las migraciones árticas por lo que Lagenaria siceraria no llegó a América por el Norte, sino por el Atlántico. 

Cuando se seca el fruto de Lagenaria siceraria, se retiran las semillas y, según su tamaño, en su interior se suele verter agua, mate o pulque; ésta costumbre contemporánea tiene sus orígenes en las culturas precolombinas y su presencia gráfica más antigua se remonta al s. II a. C., en el mural norte de San Bartolo, Guatemala, donde aparece la divinidad del maíz recibiendo un guaje florido como ofrenda por parte de un individuo maya con “el rostro pintado de negro”. En los murales mayas de San Bartolo, la divinidad del maíz posee un rostro olmeca…

Diversidad

Las milenarias migraciones provenientes de diferentes regiones del mundo configuraron a las culturas precolombinas; los pueblos olmecas de todas las latitudes compartieron un bagaje cultural y un estilo propio, pero fueron multilingüísticos, multiculturales y multiétnicos.

Las dataciones en C14 de los pueblos olmecas confirman ocupaciones tempranas en Teopantecuanitlán, Guerrero, hacia el año 1423 a.C + - 112 (Guadalupe Martínez Donjuan,1986; Niederberger, 1986). En Amuco Abelino,  Medio Balsas, ya había presencia olmeca en el 1530 a. C + - 230 (Louise Paradis, 1974,1976). Las majestuosas pinturas de Oxtotilán se ubican hacia el 1000 a. C. (David Grove, 1968). El sagrado sitio de El Manatí, en Veracruz, se ubica hacia el 1730 a. C (María del Carmen Rodríguez, Ponciano Ortiz, 1997). Éstos datos nos ofrecen un extraordinario mapa que revela los inicios de una dispersión cultural olmeca.

Sugiero que más que un origen olmeca suramericano, existieron ancestrales relaciones culturales entre los pueblos pre-urbanos que después formaron a los olmecas y a las ciudades precolombinas suramericanas como San Agustín, Colombia (anterior al desarrollo olmeca, 3 300 a.C). Herederas de un probable y lejano pasado africano, ambas latitudes americanas comparten: un lenguaje iconográfico, una fisonomía asiática y negroide, la práctica del chamanismo-jaguar como estructura de poder, petrograbados en los manantiales y escultura monumental, entre otros paralelismos.

Chamán de San Agustín, Colombia

La estatuaria de San Agustín evidencia semejanzas estilísticas y étnicas con las esculturas de los pueblos olmecas, como el lenguaje corporal, la presencia de wayob’ (nahuales o coesencias), la iconografía belicosa, la calidad y factura de la talla de la piedra, la edificación de tumbas con columnas monolíticas, sarcófagos de monolíticos decorados con diseños de jaguares y reptiles, así como los rostros jaguarizados de chamanes en transe.

Espejos

Decenas de artefactos y esculturas olmecas denotan rasgos negroides como la característica fisonomía de las cabezas olmecas; la escultura de la Cruz del Milagro, Veracruz; el danzante de Tzintzuntzan, Michoacán; el Enano de Jade del Cerro de las Mesas, Veracruz y el rostro de la Serpiente Emplumada y los wayob’ esculpidos en la Escena I de la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en, Quintana Roo, entre muchas otras expresiones plásticas de distintos pueblos olmecas.

Pero también encontramos una diversidad étnica: en el Monumento 13, en la Estela 3, en el Altar 4 de La Venta y en la Estela D de Tres Zapotes, aparecen individuos barbudos o con narices aguileñas, en contraparte, el lenguaje corporal así como el rostro sereno y sabio de la escultura El Luchador de Uxpanapa, asemejan a un guerrero asiático.

Los orígenes olmecas se remontan a migraciones milenarias provenientes de diferentes latitudes, los pueblos olmecas sintetizaron diversas tradiciones para codificar una cosmovisión que dio sentido al devenir de las subsecuentes civilizaciones mesoamericanas: he ahí el desafío de su compleja interpretación ya que a pesar de que cuentan con un “estilo propio”, hay tantas variantes olmecas como diversos son sus orígenes y fueron sus contemporáneos.


Si algún día se realizaran estudios genéticos a las osamentas del niño olmeca enterrado en el sitio El Pajón y a la del noble del entierro 2 de Tres Zapotes, contaríamos con invaluables datos que nos permitirían avanzar en la búsqueda científica de los orígenes de los pueblos olmecas.     

martes, 24 de diciembre de 2013

Los Olmecas de Quintana Roo




Sus rostros denotan orígenes asiáticos y negroides, fundaron los primeros centros urbanos de Mesoamérica, tallaron al jade de manera exquisita, su lapidaria monumental nos ofrece enigmáticos escenarios mitológicos y, aunque en su estudio existen más incógnitas que respuestas, es considerada por algunos investigadores como la Cultura Madre de las Civilizaciones Mesoaméricanas.

Encontramos vestigios de ocupación olmeca desde el Golfo de México hasta el Océano Pacífico y desde el Altiplano hasta El Salvador; sin embargo la Península de Yucatán había sido relegada del concierto olmeca, acaso una máscara de jade ubicada en la Isla de Cozumel pudiera ofrecer indicios de una presencia olmeca anterior a la Civilización Maya, pero carecíamos de una prueba sólida de ocupación olmeca en Quintana Roo.

En 1997 y por recomendación de Jennifer Mathews y Julie Bell, el Dr. Dominique Rissolo visitó la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en, ubicada en Kantunilkín, Quintana Roo y realizó un estudio fotográfico de los petrograbados, recolectó y clasificó 105 tiestos de los cuales 3 pertenecen a la variedad “Axiote Unslipped: Sabán” lo que determina una temprana ocupación hacia el 700 a. C., es decir, contemporánea a los grandes centros urbanos olmecas.

En enero de 2013, recibí la invitación de un apreciado colega periodista y de mis amigos mayas para estudiar los petroglifos de la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en. Al igual que el Dr. Rissolo, iluminamos con potentes luces inorgánicas y como él, observamos únicamente algunos rostros y confusas incisiones que formaban grecas y máscaras. 

Al encontrarnos con imágenes aplanadas por los flashes, reflexioné que en la antigüedad nuestros mayores iluminaban con teas, antorchas o candelas y decidí observar los petrograbados tal y como lo hicieron sus creadores; en una subsecuente visita llevé velas e iluminé con las luces que producen sombras danzantes, entonces, mágicamente se develó la totalidad de los petrograbados y apareció un Relato Mitológico Olmeca compuesto por 5 escenas, cuatro en el muro y una en el costado derecho de una Piedra de Poder situada enfrente de un pequeño cenote.

Gracias a la gentileza de Don Jorge Cab’ --propietario del terreno donde se ubica la sagrada oquedad--, durante 10 meses visité con regularidad la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en y, después de largos periodos de observación y búsqueda iconográfica, hoy podemos leer con certeza el contenido cosmogónico de un pueblo de origen olmeca que heredó a los habitantes mayas de Kantunilkín un imaginario religioso que perduró al menos 900 años, según los resultados que arroja el estudio de cerámica del Dr. Rissolo.

He dictado conferencias sobre éste tema en universidades de México y Canadá, he intercambiado información con académicos de ambas naciones, tuve el privilegio de platicar con los universitarios mayas de la Universidad Intercultural Maya y estoy concluyendo un ensayo de largo aliento sobre El Relato de Xibalbá. El sendero de investigación me ha conducido a estudiar con rigor la literatura arqueológica dedicada a los pueblos olmecas y delante a las sorprendentes conclusiones, considero de suma importancia dar a conocer al Gran Público los pormenores de mi investigación.

Durante 14 años y con absoluta libertad de expresión, el periódico Por Esto! me ha ofrecido un invaluable canal de comunicación con los habitantes del Caribe de México y singularmente con las comunidades mayas, en agradecimiento, a partir del día de hoy, en ésta sección cultural e indistintamente --los miércoles y/o los domingos-- publicaré una serie de artículos relacionados a la Civilización Olmeca para contextualizar El Relato de Xibalbá y la presencia olmeca en Quintana Roo.

En próximos artículos trataremos el origen de los pueblos olmecas, revalorizaremos --cuestionándolo—el concepto de Civilización Madre y también al mal llamado Periodo Formativo o Preclásico. Atenderemos los recientes estudios epigráficos de Alfonso Lacadena sobre los escasos textos olmecas y daremos cuenta de los recientes descubrimientos de Chalcatzingo y El Manatí; ofreceré pasajes de una novedosa teoría que estoy desarrollando sobre el origen africano de algunos pueblos olmecas que estuvieron relacionados con las primeras ciudades del Continente Americano: Chavin y San Agustín situadas respectivamente en Perú y Colombia; estudiaremos la temporalidad de los centros urbanos olmecas y ubicaremos los conceptos de “Cultura, Chamanismo, Arte Sacro, Arquitectura Sagrada, Religión y Estilo Olmeca”; recapitularemos las investigaciones arqueológicas desde los históricos Alfonso Caso, Piña Chan y Richard Diehl hasta las recientes excavaciones de Roberto Lunagómez, John Clark, Carmen Rodríguez, Ponciano Ortiz y Michael Love. 

Daremos puntual atención a los extraordinarios estudios sobre el chamanismo de Peter T. Furst y, en contraparte, analizaremos la metafórica hipótesis de la “nahuatlidad” de Christian Duverger que tanta animadversión a creado entre los lingüistas aunque recontextualizada en el ámbito cultural, ofrece interesantes luces. Algunos de éstos tópicos forman parte de las investigaciones relacionadas con El Relato de Xibalbá, otros han surgido de manera adyacente pero son significativos y por ello los he incluido en las próximas reseñas olmecas.

Queridas lectoras, estimados lectores, cordialmente los invito a que realicemos un viaje hacia el Origen de lo Primero. Con la finalidad de que éste ejercicio de reconocimiento de nuestras sustancias históricas sea de ida y vuelta, estaré pendiente de sus comentarios, críticas y observaciones tanto en mi Blog como en facebook. Deconstruyamos juntos lo que nos pertenece a todos por igual.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Conferencia en la Universidad Intercultural Maya




El pasado 10 de diciembre y en el marco de la “Fiesta de las Artes Cha’anil Yits’ail” que se celebró en la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo, tuve el honor de dictar la conferencia “Apreciaciones Estéticas del Arte Maya”. Cuando el director académcio, profesor Ildefonso Palemón me contactó por facebook para invitarme, gustoso acepté e inmediatamente después postergué todos mis compromisos ya que era prioritario cumplir la asignatura pendiente de ir a la Zona Maya para platicar con los universitarios mayas.

Fue una experiencia enriquecedora, entre otras situaciones porque por vez primera en mis conferencias, sentí que los escuchas hacían propia la información transformándola en un reconocimiento silencioso de las sustancias vitales que configuran su existencia; observé cómo se reflejaban en las expresiones de los rostros universitarios las coincidencias, los acuerdos, los recuerdos y las esencias de las historias que les narraron sus abuelos; improntas del bagaje cultural que heredaron de su cultura milenaria. Por mi parte, reconocí una sensación de magia intelectual… el conocimiento se tornó tangible y la palabra fue un vehículo para ingresar a la otredad plasmada en la lapidaria, la cerámica ritual y los murales mayas.


Iniciamos con un recuento del Arte Sacro Olmeca, nos detuvimos un momento en las obras olmecas de Oxtotilán, Juxtlahuaca y la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en para profundizar en uno de los ejes religiosos mayas: el chamanismo. Comentamos cómo las primeras sociedades urbanas olmecas transfiguraron el orden social y diseñaron gobiernos sustentados en los ahauob’, aquellos Señores de la Palabra que se erigieron como hijos espirituales de la divinidad del maíz.

En el sitio de San Lorenzo, hacia el año 900 a. C, sucedió una importante transformación en el tamaño de las mazorcas de maíz, entonces, tanto el orden social, como la alimentación, la economía y la mitología precolombina, experimentaron un cambio radical; algunos mitos de origen paleolítico fueron degradados como el Ave Vucub Caquix y su hijo Zipacná, otros, como los Gemelos Preciosos, subsistieron incorporándose al nuevo orden religioso transfigurándose en hijos de la entidad divina del maíz. 

Lo que aconteció en San Lorenzo en el orden económico-agrícola, transformó las mitogonías precolombinas a la par que a sus economías dando como resultado un excedente de producción que provocó la especialización, la jerarquización, la constitución de las dinastías y la aparición de excelsos artistas quienes nos legaron las expresiones plásticas de dicha transfiguración social y religiosa.

Los mayas históricos heredaron ese corpus ideológico y lo sublimaron. También, hacia el año 900 a. C. y en Paso de la Amada, Guatemala, ya existían asentamientos de origen olmeca-maya y hacia el 700 a. C, en las profundidades de la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en, Quintana Roo, chamanes olmecas esculpieron la representación de una Serpiente Emplumada Descendente y rituales de chamanes evocando a sus wayob’ (coesencias o naguales). Hacia el año 600 a. C. la cultura Mocaya en Izapa, nos legó un conjunto de excelsas estelas que narran los pasajes mitológicos de origen olmeca que subsistieron hasta el Popol Vuh. Platicamos que en el año 300 a. C. y en la ciudad maya conocida como El Mirador, se edificó la gigantesca Montaña Mágica que nombramos “La Danta” y que supera en 600 mil metros cúbicos a la pirámide de Keops, en Egipto. Aquel periodo histórico se le conoce como Preclásico o Formativo, pero me pregunto: ¿Formativo de qué…? Esa es una errónea y limitada nominación ya que aquellos pueblos mayas construyeron las pirámides más grandes de su historia y el orden y concierto de las ciudades de Nakbé o El Mirador no significaba un periodo “pre-algo” sino configuraban una civilización en todo el sentido de la palabra.

En aquellos soles, la escritura comenzaba a difundirse de manera extensiva entre las dinastías y en San Bartolo, Guatemala, apareció el texto jeroglífico más antiguo de los mayas hasta ahora encontrado; en esa ciudad, William Saturno descubrió los famosos murales de San Bartolo, platicamos profusamente de ellos durante la conferencia, notamos que los murales tienen movimiento y la iconografía no es únicamente simbólica, sino que cumplía la función de ser empática con la realidad religiosa de los primeros mayas que heredaron de los olmecas una religión chamánica.

Recapitulamos del Mito de la Creación y leímos los textos jeroglíficos del Vaso de los 7 Dioses, dimos una lectura a la iconografía de la Estela 5 de Izapa que también narra el momento de la Creación y luego discurrimos en la cerámica ritual. Fue entonces cuando acentuamos que los mayas son cósmicos por su relación simbiótica con los engranajes celestes mas no por venir de otro mundo o ser instruidos por extraterrestres como los escritores de ficción histórica afirman sin sustento, así nada más, porque ellos lo creen… nuestro viaje hacia le Arte Sacro Maya se fundamentó en la lectura de los textos jeroglíficos y en los antecedentes arqueológicos.

También recorrimos su cotidiano y apreciamos algunas imágenes en cerámica que dan cuenta de las borracheras rituales con Chih’ (una bebida a base de maíz y cacao fresco fermentados), conocimos al la divinidad de la fiesta llamada Ah Kan y vimos algunos pasajes de la vida cotidiana de las cortes mayas. Concluimos con un video en el que escuchamos cómo suena el Tambor de Cuerda Maya “Ik B’alam” que fue reconstruido por el maestro laudero René Lemus en Cancún que presenté el año pasado en el Festival Internacional de Percusiones de Longueuil, Canadá y que fue dedicado al Mundo Maya; fue el festival más importante a nivel mundial dedicado al final de un ciclo de la Cuenta Larga; asistieron 200 mil personas en 5 días.

Maestro Martiniano Pérez en el Festival de Percusiones de Longueuil, Canadá, julio de 2012

Precisamente en Longueuil, tuve el gusto de conocer al maestro Martiniano Pérez con quien descubrí una gran empatía y compartimos escenario representando a México, de pronto, lo ubiqué sonriente entre los asistentes a la conferencia en la Universidad Intercultural Maya. La antropóloga Ligia Zuncette y el maetro poeta, premio Nezahualcóyotl, Wildenain Villegas, me atendieron con holgada calidez y fue muy grato reconocer coincidencias y búsquedas con ellos. Igualmente celebré reencontrarme con el incansable promotor cultural Guillermo Talavera y con la actriz Mirelle Anaya quienes ahora participan en diversos programas de la universidad.

Comí con algunos profesores, coincidimos en intenciones delante a un delicioso escabeche de venado. Después tuve una reunión con otros profesores de la Universidad Intercultural Maya, exploramos algunos senderos de colaboración y ya por la tarde, regresé a la costa con prospectivas, ecos y resonancias.

En los jardines de la universidad, los estudiantes han colocado letreros con frases que dignifican la profundidad del idioma maya, uno de ellos versa: “Le Maaya T’aano’ U Puksi’lk’al Kuxkiintik Le Ak Miatsilo” y puede traducirse como “El idioma maya revive en mi corazón a la cultura”, precisamente eso acontece en los salones y en los espacios comunes de la Universidad Intercultural Maya.

Agradezco la oportunidad que se me ha brindado para compartir los resultados de años de investigación así como presentar el contenido mitológico de El Relato de Xibalbá que develé al inicio de este año en la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en. Mi mano y voluntad siempre extendidas y dispuestas a colaborar con los universitarios mayas y con la difusión de la riqueza cultural maya. Hun Bootik.  


Los lenguajes del cosmos






La fotografía que acompaña el artículo es el resultado de una combinación de un total de 800 exposiciones tomadas entre el 24 de septiembre 2004 y el 16 de enero 2005. El telescopio Hubble enfocó una pequeña porción del cielo (del tamaño de una moneda de veinte centavos), en la constelación de Fornax, situada en el Hemisferio Sur celeste.

Los astrofísicos de la NASA calcularon que en este pequeño espacio hay 10 000 galaxias y cada galaxia puede contener entre 100 mil y 1 millón de estrellas. El cielo cubre un área 12.7 millones de veces el espacio de esta fotografía por lo que para fotografiar todo lo visible, tardaríamos 1 millón de años y contaríamos en miles de millones el número de estrellas... la vida es un privilegio...

… a veces el tiempo se nos escapa y es que ocupamos diez segundos en contar del uno al diez, nos toma 17 minutos llegar a mil y solamente después de contar durante 12 días sin parar, podríamos arribar al millón. Siempre y cuando no nos equivocáramos en el intento o de pronto perdiéramos la cuenta, transcurrirían 32 mil años para contar hasta un billón, necesitaríamos 32 millones de años para arribar a mil billones y quienes se sienten inmortales, ocuparían 32 mil millones de años para contar del uno a un trillón.

Los mayas históricos proyectaron sus cálculos hacia el pasado o hacia el futuro valiéndose de “tres” dígitos: un cero, un punto y una barra. Los números mayas se representaban también con símbolos sagrados como rostros de jaguares, dioses, simios o guacamayos. Contando el paso de los días y formando múltiplos de veinte, es decir: 0, 20, 400, 8 mil, 160 mil etc. los increíbles matemáticos mayas configuraron en su imaginación el número Alau—alau que representaba la cuenta de 4, 096 billones.

Las matemáticas nos permiten concebir situaciones imposibles que nos proyectan más allá del tiempo y del espacio. Joseph Fourier concluyó en 1822 que “las matemáticas parecen constituir una facultad de la mente humana destinada a compensar la brevedad de la vida y la imperfección de los sentidos”. Las matemáticas fueron también las mentoras de la filosofía griega y en el siglo VI a. de C. el maestro Pitágoras percibió que los números son la esencia de todas las cosas. Según la propuesta pitagórica, todo se mide, hasta el absurdo: así las cosas,  supongamos --a priori-- que “la verdad” de una afirmación es real y no imaginaria, luego seguimos sus consecuencias y, sin querer queriendo, arribamos a una contradicción, lo que nos permite concluir que hay “una falsedad”… a este embrollo lo llamaron “la reducción al absurdo”. Bajo esta lógica, concluyeron los pitagóricos que existe una perfecta irracionalidad en la raíz cuadrada de 2. Y, hablando del 2, resulta que es el único número primo “par”.

Las ecuaciones suelen ser muy divertidas cuando se aplican a un juego como el ajedrez, cuyo origen es incierto; algunos autores lo ubican en la India y otros en China. En el siglo XIII, ya se jugaba en toda Europa y el ajedrez moderno, data del siglo XV. Otro cuento --made in Persia--, narra que un Visir (consejero del Shah) inventó el juego de los 64 escaques (que en aquel tiempo eran rojos y negros). Muy satisfecho de su invento, se lo regaló a su Shah. Le explicó que el asunto medular era capturar al jefe enemigo y decidieron llamarlo “Shahmat” (shah por rey y “mat” por muerto). El Shah quedó tan satisfecho con el invento de su consejero que para recompensarlo le ofreció tesoros, un palacio, un montón de pistaches, camellos, bailarinas y amantes… pero el Visir era un hombre de negocios, así que le pidió algunos granos de trigo 

--¿Cuántos quieres? Preguntó el Shah

El visir señaló las ocho columnas y las ocho filas de los escaques del tablero y solicitó que le fuera entregado un grano de trigo por el primer escaque, dos por el segundo, cuatro por el tercero, el doble por el cuarto y así sucesivamente hasta que cada escaque tuviera su parte proporcional de granos de trigo. El Shah se sorprendió de la humildad del Visir e inmediatamente mando traer dos sacos de trigo. Cuando iniciaron a contar fue divertido y el número de granos de trigo fue creciendo: 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256, 512, 1024… pero cuando andaban por el escaque vigésimo séptimo ¡las cifras fueron inconmensurables y no había más granos en todo el reino! Al proyectar la cantidad del escaque final, rozaban los 18,5 Trillones de granos. Nadie sabe cómo pagó el Shah ya que 18,5 Trillones de granos de trigo equivalen –granos más, granos menos-- a 75 mil millones de toneladas métricas y representan la producción mundial de trigo durante 150 años. Sí el Visir hubiese inventado un ajedrez con 100 escaques en vez de 64, la deuda en trigo habría pesado tanto como nuestro planeta. 

En una ocasión, el matemático norteamericano Edward Kasner le pidió a su sobrino de nueve años que inventara un nombre para un numero muy grande, tan grande como un diez seguido de cien ceros. El niño lo nombró “gugol”. Luego apareció el “gugolple” que se constituye de un número uno seguido por un gugol de ceros. Ahora bien, imaginemos que el universo estuviese compuesto de una masa sólida de purititos neutrones sin que quedara ninguna zona vacía entre ellos, entonces se necesitaría un poco más de un gugol de neutrones para cubrirlo.

Se le nombra Universo porque es un verso que se recita en diversos lenguajes para vivirlo o comprenderlo, las matemáticas es uno de esos lenguajes, el chamanismo es otro…