martes, 16 de diciembre de 2014

Viaje por las Pirámides del Mundo



El próximo jueves 18 a las 8 pm y en el Centro Holístico Luzazul, en Cancún, presentaré la conferencia “Viaje a las Pirámides del Mundo” en la que a través de un periplo imaginario, recorreremos las construcciones milenarias desde los primeros templos de la humanidad en Göbleki Tepe, Turquía --erigidos después de la última glaciación hace al menos 11 mil años--, hasta las pirámides mexicah (aztecas)  y mayas.

Presentaré fantásticas fotografías sobre los recientes descubrimientos en Yonaguni, Japón, que develaron unas enigmáticas construcciones en forma piramidal a 30 metros de profundidad en el Océano Pacífico. Los investigadores japoneses afirman que fueron construidas cuando los océanos se encontraban al menos 100 metros debajo de su nivel actual, hace más de 10 mil años, pero aún continúa en estudio su autenticidad, lo cierto es que ha creado una gran expectativa y de confirmarse su factura humana podremos irnos despidiendo de la tradicional interpretación sobre nuestros orígenes presentando sociedades de cazadores y recolectores que construían templos y pirámides.






Aunque las pirámides más famosas se ubican en Egipto, Mesopotamia, Suramérica y Centroamérica. Existen también pirámides en lugares como Michigan, USA o en China. Exploraremos las primeras pirámides de América que fueron edificadas en Caral, Perú, apreciaremos los tesoros de oro de las civilizaciones suramericanas, presentaré imágenes poco conocidas de los tesoros de oro y plata de la Tumba del Dignatario de Sipán, en  Perú, que tuve la oportunidad de fotografiar en una magna exposición del Arte Sacro Peruano en el Museo de Bellas Artes de Montreal. Analizaremos las máscaras de jade de las tumbas mayas y conoceremos la vida de sus portadores y las tumbas edificadas dentro de algunas pirámides.




En realidad, no todas las pirámides se nombran pirámides, ni tampoco tuvieron una finalidad funeraria, algunos fueron monumentos que reproducían las montañas sagradas y la escritura jeroglífica nos indica que los mayas las llamaron Witz en plural y Witzob’ en singular. La literatura arqueológica traduce Witz como Montaña Mágica pero en realidad quiere decir ladera o pendiente inclinada.

La pirámide más grande en metros cúbicos --mas no en altura-- es la de Cholula, Puebla, fue edificada durante al menos 2000 años por distintas civilizaciones. La segunda pirámide más grande del mundo se encuentra en el Petén Guatemalteco, en la ciudad maya conocida como El Mirador, donde se ubica La Danta, una impresionante construcción que supera por 600 mil metros cúbicos a la pirámide de Keops en Egipto y que enigmáticamente fue construida hacia el 400-300 a. C. y digo enigmática porque es la construcción más grande del Mundo Maya y fue edificada durante un periodo histórico que ha sido mal llamado Preclásico o Formativo (y uno se pregunta ¿Formativo de qué? Si todo estaba ya consolidado, desde la pirámide hasta una sociedad estratificada).

Siglos después del abandono de El Mirador, surgió un periodo cultural que llamamos Clásico (nombrado así por los arqueólogos comparativos carentes de imaginación que reproducen esquemas históricos europeos y provocan conflictos interpretativos al equipar orígenes equidistantes), durante este periodo, los mayas construyeron fantásticas pirámides como sepulcro de sus gobernantes, ente los más famosos se ubican los ahauob’ (reyes) de Palenque entre los que destacan las tumbas de Kinich Janaab’ Pakal K’in y la Reina Roja, de quienes también platicaremos.




¿Por qué construyeron pirámides o monumentos piramidales nuestros ancestros por todo el mundo? ¿La Montaña Sagrada de Göbleki Tepe en la actual Turquía, fue el origen de la creencia de las Montañas Sagradas? ¿Es verdad que la agricultura condujo a la humanidad a configurar las religiones o fue precisamente la paulatina sofisticación de los rituales de los cazadores los que dieron la pauta al surgimiento de las religiones? ¿Por qué no existen jeroglíficos en el interior de la pirámide de Keops y cómo es posible que la siguiente dinastía construyó pirámides que denotan un retroceso en la tecnología constructiva? ¿Por qué pintaban de rojo las pirámides mayas? ¿Por qué El Templo Mayor de Tenochtitlan fue dedicado a dos entidades divinas (Tlaloc y Huitzilopochtli) y La Danta, en El Mirador, cuenta con tres monumentos en su cima?

Estas interrogantes y algunos misterios serán presentados durante la conferencia “Viaje a las Pirámides del Mundo” este jueves a las 8 pm en Luzazul, Cancún. Una excelente oportunidad para recorrer las construcciones emblemáticas de las Civilizaciones Originales y descubrir pirámides en insospechados lugares como China o USA. Cupo Limitado, conviene reservar. ayores informes e inscripciones al 9981 72 82 45 o en facebook: Literatura y Mundo Maya.

  


domingo, 14 de diciembre de 2014

El Origen de la Familia, la Emoción Privada y el Mercado


El Quiebre

Durante milenios, los seres humanos fuimos cazadores y necesitamos de “los otros” para sobrevivir. Con la agricultura decidimos agrupamos en comunidades constituidas por familias que a su vez crearon linajes y conocimientos. Heredamos de nuestros abuelos su material genético y nuestro inconsciente colectivo reproduce sus comportamientos, sus codificaciones sociales así como una estructura familiar que durante miles de años se conservó sin grandes alteraciones hasta que ataviados de lo imposible y de lo sagrado (Peace and Love) llegaron los psicodélicos años 60’s y la familia se transfiguró.

En el arco de 50 años, las sociedades que siguen o aspiran al patrón de desarrollo occidental, han experimentado un salto cuántico en su organización económica y social así como en sus medios de producción. La Economía de Mercado ha transformado a las sociedades agrícolas, rituales y comunitarias en sociedades de servicios, de consumo e individualistas. 

Nuestro tiempo está atrancado: precisamos del otro para existir pero lo hacemos en beneficio personal y no en función de la sobrevivencia del grupo. Producimos en exceso,  provocamos el consumo a ultranza, generamos desperdicio, entropía y contaminación. Nuestro desarrollo no es tal, más bien experimentamos un absurdo desgaste de nuestros recursos para generar excedentes y plusvalía en el marco de la producción por sí misma y no orientada a satisfacer las necesidades humanas. La producción industrial atenta contra nuestra sobrevivencia, pero los discursos y las inversiones sedientas de rentabilidad simulan que construimos un exitoso progreso. Nuestras acciones desean generar riqueza pero en realidad provocamos escasez

Pareciera que lo correcto es producir más, mejor, menos caro, a cualquier costo ecológico y con mayor velocidad pero a contados pensadores o estadistas se les ha ocurrido observar que el progreso no es sinónimo de avasallamiento de los ecosistemas y de la felicidad de los seres humanos que aspiran careciendo y viven condenados a producir bienes, servicios pero sobre todo, plusvalía.

Psicológicamente acorralados por el consumo, la economía de mercado nos refiere trabajar para consumir como único estilo de vida, nos obliga a desear y a adquirir el nuevo modelo con mayor conectividad, flexible y a 12 meses sin intereses; es así como empezamos desechando viejos instrumentos y continuamos con las personas. Nos sucede lo contrario de lo que experimentaban los mayas históricos quienes imbuían de vida a sus objetos y se convertían en sujetos, en tanto que nosotros, hemos dado calidad de objetos a los individuos.

Mande usted…

Paulatinamente desaparece el formato tradicional de la familia y en sociedades construidas por migrantes como la cancunense, cohabitan familias en descomposición y surgen nuevos formatos familiares en los que los roommates se vuelven hermanos y la diversidad cultural produce encuentros amorosos que trascienden a los géneros y al formato tradicional de la pareja.

Ya sea en una familia en descomposición o en núcleos familiares de nuevo formato, lo cierto es que la tendencia hacia la individualidad produce estadios de insatisfacción, incómoda soledad y desorientación en glorietas sin ecos… los códigos de la sociedad están mutando: el respeto a los mayores es ignorado por la irreverencia juvenil, la experiencia es suplantada por la avidez y la ignorancia; el camino fácil, sin ética y económico, es procurado junto a la displicencia.

Se ha perdido el respeto a quienes recorrieron primero el camino, en consecuencia, ignoramos su experiencia, nos desviamos por las brechas, nos alejamos del colectivo para que posicionados desde nuestra individualidad, entablemos relaciones comerciales. Valores y principios tan sustanciales como el amor, la amistad, el respeto o la creación, se miden con unidades monetarias… “el otro” es un consumidor antes que un individuo en equidad que junto a nosotros procura una plena existencia.

El Caos

Las emociones se han privatizado, el dolor, el miedo y la violencia son excelentes negocios. Las aspiraciones existenciales contemporáneas nos conducen hacia la posesión y al financiamiento de nuestra felicidad con las tarjetas de crédito.

La Palabra simula, vacilamos adquiriendo necesidades innecesarias y terminamos rodeados de objetos y valores desechables que contaminan los océanos y vacían nuestras cuentas bancarias al final de cada año para estoicamente iniciar el siguiente con una estrepitosa inflación.

Una caótica realidad que descrita con crudeza pareciera una loza encima de nuestro destino existencial, pero… esa realidad no lo es todo, acaso uno de nuestros reflejos en un espejo cóncavo, lo cierto es que la existencia se refleja en más de un espejo.

Espejo en la salida

Justamente, diferenciar los reflejos de nuestra realidad, discernir entre lo que aparenta ser y lo que es, así como observar con desapego las ofertas del consumo irreflexivo, son decisiones que nos permiten mirarnos en todos los espejos sin dejar de ser nosotros mismos. Se trata de desmantelar el juego para jugar sabiendo que nos hacen trampa.

Los procesos evolutivos desconocen la reversa, en dos generaciones habrá desaparecido el formato de familia como lo conocimos durante miles de años. Asistimos a una transición histórica en la que el núcleo de la sociedad ha dejado de ser la familia para que el individuo ocupe ese espacio. Ahora el sujeto es visto como objeto por una sociedad de consumo irreflexivo que dirige su criterio premiando su compulsión a la compra. La publicidad nos tienta a firmar compromisos para que nuestra vida productiva y nuestra atención mental estén orientadas a pagar los intereses de lo innecesario o de los objetos manufacturados para no durar.

En el origen fue la familia, la propiedad comunal, el clan…  la percepción de nuestra realidad se distanció de la realidad natural, entonces la familia y sus códigos crearon un desarrollo orientado al bienestar del colectivo, surgieron los clanes y las sociedades tributarias así como la estratificación social y la jerarquía por capacidades o designios divinos. La República apareció para desvincular al cielo con el trono y lo hizo con violencia, luego el poder se fracturó y recompuso, las organizaciones han intentado colectivizar al Poder pero siempre reciben palizas, infiltraciones y fracturas.

La descomposición familiar actual se refleja en la descomposición social, en consecuencia, los intereses del colectivo son suplantados por los del individuo y ahí inician nuestros desvaríos contemporáneos que denotan carencia de solidaridad, congruencia, civismo y sentido de pertenencia.


El consumo irreflexivo no puede ser el talante de nuestra existencia porque es insaciable, desconoce los secretos del vacío y la fantasía de la abstracción, es ciego delante a la evidencia y termina por dirigirse contra nosotros.

martes, 9 de diciembre de 2014

El Espectro de los Primos




Durante al menos 300 mil años, en Europa y parte de Asia, los llamados Neandertales lograron subsistir en condiciones de gélida adversidad hasta que de pronto, hace 30 mil años y coincidiendo con el encuentro con nuestros ancestros, desaparecieron del desarrollo evolutivo planetario ¿Por qué? ¿Tuvieron nuestros ancestros algo que ver en ello? ¿Hubo guerras? ¿Se fusionaron ambas especies?

Los Neandertales fueron robustos y más fuertes que los humanos de aquella época, su dieta consistía en abundante carne y por ello minimizaban la cacería de pequeñas presas, sus armas eran puntiagudas lanzas y debían aproximarse a los animales para herirlos: toda la comunidad participaba en la cacería, persiguiendo, azuzando o acechando a sus preseas, constantemente salían lesionados y asistían a los lesionados e inválidos. Los Neandertales contaban con un imaginario místico y enterraban a sus muertos con ofrendas y flores.

Los Neandertales poseían un cerebro tan evolucionado como el nuestro y tenían unas fosas nasales muy anchas, lo cual no encaja en los procesos evolutivos. Ciertamente sus ancestros Homo erectus, en África, necesitaron de narices anchas para refrescar su temperatura corporal pero en el frió, pareciera que no tuviese sentido contar con fosas nasales anchas; sin embargo, por su intensa actividad física y al estar cubiertos de pieles, precisaban ventilarse de manera rápida para descender su temperatura corporal.

Otra diferencia sustancial entre nuestros primos Neandertales y nosotros, fue el habla. Los estudios de DNA nos indican que contaron con el gen FOXP2 que se relaciona con el habla pero no hablaron como nosotros ya que su paladar era plano y les costaba trabajo pronunciar las “i” y la “u”.  Compartieron con nosotros la domesticación del fuego y el habla, pero sus costumbres culturales estuvieron condicionadas a la calidad de su alimentación, a su morfología y las relaciones sociales que de ellas derivaron.

Los descubrimientos arqueológicos en Atapuerca, España y diversos sitios en Siria y Turquía, nos permiten interpretar que hace un millón o millón y medio de años, algunos grupos de Homo erectus emigraron de África a Europa en una época en la que el desierto de Sahara aún no terminaba de dividir el centro de África con el Mediterráneo. De aquella lejana migración, derivaron los Neandertales, quienes pasaron de andar desnudos por la selva a cubrirse de pieles en los glaciares. Hace 150 mil o 100 mil años, otra migración africana, pero de otros seres: los seres humanos, atravesaron por el extremo sur del Mar Rojo durante un periodo en el que los océanos estaban decenas de metros más abajo del nivel actual. Al salir de África nuestros ancestros se dispersaron y hace 40 mil años ya estaban en Australia y Asia. En Europa encontraron a los Neandertales y no sabemos aún si existió un choque de culturas, una absorción cultural o de plano una aniquilación.

El genetista David Reich de la Escuela de Medicina de Harvard publicó junto a otros investigadores en la revista Nature de enero de este año, un artículo en el que se evidencia que los neandertales y nuestros ancestros mantuvieron relaciones sexuales, por lo tanto, compartimos material genético y algunos genes de origen neandertal están asociados a la diabetes tipo 2, a la cirrosis biliar, a nuestra capacidad para adaptarnos al frío y al hábito de fumar.

Es aún un enigma reconocer los motivos de la desaparición de nuestros primos, quizá su dieta especializada en presas mayores los condujo al exterminio durante un cambio climático en el que nuestros ancestros cazaron y comieron todo lo que se movía y por ello subsistieron. Tal vez un lenguaje sofisticado permitió a los seres humanos desarrollar mejores armas y organizarse exitosamente en condiciones de gélida adversidad. Probablemente los valores culturales neandertales cedieron a los de los humanos, surgieron mestizajes y otros grupos sucumbieron al aislamiento en zonas inhóspitas. Aún no lo sabemos de cierto.


Nuestros ancestros de aquella época portaban collares de conchas y piedras que además del sentido estético que pudieran contener o evidenciar el naciente valor de la decoración y, por lo tanto, “el surgimiento del individuo identificado con un clan”, podemos igualmente deconstruir que los collares fueron códigos culturales, informaciones y valores codificados y compartidos por humanos separados por enormes distancias pero unidos por entendimientos sustanciales que les dieron identidad delante a la adversidad. 

A mi entender, esos collares funcionaban como códigos culturales y dotaron de “humanidad” a nuestros ancestros; les dio pertenencia e identidad; fueron precisamente las armas más poderosas que tuvieron nuestros grandes abuelos para subsistir al rigor de las glaciaciones, para elaborar un pensamiento místico comunitario y participar consciente o tangencialmente en la desaparición de nuestros primos neandertales.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Apuntes para surfear en el caos




Los Mayas Históricos otorgaron a la Palabra el estatus divino, se sirvieron de ella para vincularse con la percepción cíclica del tiempo y los registros epigráficos nos revelan que en lugar de mentir sobre un evento adverso, prefirieron guardar silencio.

Con la Palabra, los seres humanos creamos mundos dentro del mundo, así como normas y leyes que rigen nuestras conductas. El desatino de nuestro tiempo se origina en el hecho de que “no nombramos a las cosas y a los eventos por su nombre, en consecuencia, nos resulta inasible la realidad del mundo dentro del mundo”.

El discurso que dicta el derrotero de nuestro progreso se centra en procurar un “Desarrollo Sustentable” pero enmarcado en una estructura económica que privilegia la productividad por lo que termina siendo una “Degradación Pautada” que pulsa a contratiempo, aunque digamos lo contrario. Desde las cavernas paleolíticas hasta las comunicaciones satelitales, la presencia de los seres humanos en los ecosistemas ha sido sinónimo de transformación y depredación… los atisbos de conciencia germinan en culpa y surgen campañas como “Salvemos a la Tierra” ¿de quién? ¿De nosotros mismos?

II

Entre los animales gregarios son necesarias las jerarquías porque así lo dicta la selección natural pero si como nosotros, dudaran, evidenciaran desidia o displicencia, serían condenados al exterminio. Nuestras sociedades agrícolas generaron el excedente de producción que trajo consigo a la plusvalía, al refinamiento del ocio y la abstracción en expresiones artísticas, a los abismos de la desigualdad social y al sometimiento de la mujer por mandato divino.

La distribución del excedente ha sido entonces uno de los milenarios procesos humanos que procuran un orden o provocan el desorden social; esa sensación de poseer más de lo que existe y de lo que se produce, nos remite a nuestra bestialidad que ritualizamos en las guerras y cuando no las hay, saciamos nuestra sed de sangre con golpizas intrafamiliares en el  barrio o con el bullying escolar y en bonita reunión familiar durante las corridas de toros, el Box o las noticias de la televisión antes de irnos a dormir, la violencia nos define, aunque deseemos lo contrario. El caos que nos rodea siempre ha existido, nada más que ahora es un poco más intenso y, para enfrentarlo mirándolo a los ojos, sugiero recordar que somos animales emocionales con platónicas aspiraciones de ser racionales. Con esa perspectiva, el viento en contra, en lugar de detenernos, nos refresca.

III

El infortunio existencial que generosamente nos brinda nuestra sociedad de consumo irreflexivo, así como el desarrollo económico que ofrece el progreso improductivo, nos torna en consumidores compulsivos que desechamos objetos y personas. Considero oportuno replantearnos el frenético modelo de existencia de nuestra sociedad de consumo que insaciable, degrada nuestro planeta y a nuestra existencia. Estamos al borde del trampolín, el salto es inevitable, habrá que realizarlo con gracia y caer de la mejor manera.

Cuando los agricultores domesticaron los granos, ingresaron al ámbito divino creando especies como el maíz que precisa de la mano humana para reproducirse, el alimento divinizado dio paso al alimento industrializado que hoy es manipulado transgénicamente y produce enfermedades enmarcadas en el costo social de una sociedad de servicios que alienta la comida chatarra porque los medicamentos son un gran negocio y es por ello que la usura farmacéutica permanentemente se asocia con gobiernos fallidos y generan epidemias reales o ficticias aunque ello afecte tu economía, la mía o la de países como México. El modelo occidental de consumo irreflexivo nos permite estar ultracomunicados pero vivimos aterrorizados con la permanente violencia que termina por convertirse en otro negocio. Nunca antes hemos podido entablar comunicaciones sin distancias y, al mismo tiempo, sentirnos tan pero tan solos…

En tiempos históricos mayas, la Palabra fue un vínculo con lo divino y con el poder, hoy se encuentra enmarañada en redes, simulaciones y discursos, se transcribe cibernéticamente y se ha abandonado en libros sin consulta, además se adelgaza, es decir, se acorta, de pronto el diálogo se llena de caritas y monitos, de dibujos que demuestran estados de ánimo, volvemos al antiguo concepto de los glifos y los iconos pero la diferencia es que “de antes”, era un recurso para recordar un discurso detrás de la imagen, hoy, se trata de mostrar emociones mas no de reflexionar: lo que cuenta es la inmediatez, se procura la presencia aunque carezca de sustancia y dos palomitas azules sin respuesta son sinónimo de orfandad…

El mundo que hemos creado dentro del mundo tiene la virtud de ser imaginario pero nunca está satisfecho porque posee el infortunio de ser absurdo, de estar sustentado en la simulación, la avaricia, las comisiones, la apariencia y el consumo, ese mundo nos ha separado de nuestra parte espíritu-animal que nos conecta con el cosmos. Hemos decidido que la única verdad es la que se proyecta en ángulos rectos, confundimos el bienestar con el consumo a ultranza, atesoramos piedras, metales y bienes pero ignoramos el por qué o para qué; “el otro” y “los otros” son espejos en competencia, hemos confundido desarrollo con inversiones rentables, al progreso lo entendemos como una carrera por la selva a machete limpio y al crecimiento lo ubicamos en la esperanza y las buenas intenciones proyectadas en números que luego no coinciden con la realidad económica y por ello pagamos la gasolina más cara que en USA y mientras el petróleo baja a niveles históricos, nosotros tenemos incrementos en la gasolina que importamos refinada del petróleo que exportamos.

Espejos

No todo está perdido, aún falta lo peor. Es cuestión de adaptarse y observar que la impermanencia habita en todos los mundos, que podemos interactuar en algunos de esos mundos, que los mundos de nuestro tiempo no se sostienen con el significado de las palabras sino con su intención, su distorsión o su indiferencia, entonces descobijamos al caos, evidenciamos sus trucos y pertenencias, lo vemos a los ojos y deja de ser un ente que controla nuestro desatino. El caos es imprescindible, de él emerge la vida: de la violencia y la destrucción surge la creación pero en esa comprensión nos quedamos cómodamente sentados, entonces nos sentimos eternos y eso nos seduce, pero también nos aturde, porque es falso, se nos olvida que somos un suspiro evolutivo que adquirió conciencia y que aunque la usamos poco, cuando se activa, podemos surfear en el caos…