Maestro Rene Lemus
Representar a México, además de un privilegio y una grata distinción, es también una oportunidad para mostrar nuestras capacidades y alcances creativos. Concluimos Chak y yo en mostrar algo novedoso, fue así que decidimos reconstruir el instrumento de percusión que acompaña el artículo y que localizamos en el archivo de vasos ceremoniales mayas de Justin Kerr.
Después de algunos vagos intentos, decidimos consultar al profesor Rene Lemus-- destacado percusionista y laudero quintanarroense-- quien amablemente accedió a realizar el desafío de reconstruir un instrumento que otorgue sonidos después de más de 1 400 años de estar en silencio.
Inicialmente pensamos que la base pudiera ser un calabazo o guaje, sin embargo, Chak observó que podría tratarse de una clásica olla frijolera de barro, conseguimos una y el profesor Rene realizó un corte quirúrgico a la base de la olla frijolera, luego le colocó una piel. En el dibujo aparece una piel que pudiera estar pegada con alguna resina que desconocemos y, por lo tanto, Rene recomendó que evitáramos colocar algún producto moderno que pudiera alterar el diseño original y en lugar de pegarla, la tensó con un arco en la boca de la olla para que estirara la piel y la sujetó con unas tiras de cuero.
Así quedó y bien, pero el problema mayor apareció con la cuerda de tensión ya que Rene probó con diversos materiales, las tripas fueron inicialmente las que consideramos idóneas para la cuerda, buscamos unas de borrego y otras de carnero, pero ambas se rompían, no resistían la tensión ya que la cuerda que parte del centro del tambor debe también alzarlo para que el sonido pueda salir con mayor claridad de la parte inferior del instrumento.
Descartadas las tripas, pasamos a las tiras de cuero, y a pesar de mis dudas, el instrumento sonó y, además, de manera espectacular. En la parte superior, la tira de cuero que sirve como cuerda de tensión va amarrada a un palo que a su vez es raspado por otro palo dentado, cuando pasamos el palo dentado encima del plano, el tambor rugió como el bramido de un jaguar…
La imagen no nos muestra ningún jeroglífico maya para nombrar al instrumento; sin embargo, aparece un “T” que es un jeroglífico, se lee Ik’ y se traduce como viento, esencia, aliento, hálito divino o fuerza creadora, entre otros significados, así que como suena a bramido de jaguar, lo hemos nombrado Ik’ B’alam y lo traducimos como Aliento de Jaguar.
Chak y mi persona nos presentaremos con el Ik’ B’alam del maestro Rene Lemus, en una ceremonia musical durante el Festival Internacional de Percusiones de Longueuil. Construiremos una atmósfera sonora con ocarinas, palos de lluvia, caracoles y sonajas, luego con el Ik B’alam y el texto jeroglífico de la Profecía Maya del Monumento 6 de El Tortuguero, brindaremos sentido y color a palabras y a sonidos sagrados que durmieron por más de mil años y respetuosamente los despertamos para rendir homenaje a la Civilización Maya.
Mi amigo compositor y cantante Chak y un servidor,
representaremos a México en el Festival Internacional de Percusiones de
Longueuil, Canadá. Este año está dedicado al Mundo Maya y del 10 al 15 de
agosto, recibirá a 200 mil visitantes.
Chak se presentará con su banda en un foro para 20 mil
personas y, por mi parte, dictaré conferencias, realizaré visitas guiadas a la
exposición de réplicas de Arte Precolombino e impartiré cursos sobre diversos
tópicos de la Civilización Maya.
Representar a México, además de un privilegio y una grata distinción, es también una oportunidad para mostrar nuestras capacidades y alcances creativos. Concluimos Chak y yo en mostrar algo novedoso, fue así que decidimos reconstruir el instrumento de percusión que acompaña el artículo y que localizamos en el archivo de vasos ceremoniales mayas de Justin Kerr.
Después de algunos vagos intentos, decidimos consultar al profesor Rene Lemus-- destacado percusionista y laudero quintanarroense-- quien amablemente accedió a realizar el desafío de reconstruir un instrumento que otorgue sonidos después de más de 1 400 años de estar en silencio.
Inicialmente pensamos que la base pudiera ser un calabazo o guaje, sin embargo, Chak observó que podría tratarse de una clásica olla frijolera de barro, conseguimos una y el profesor Rene realizó un corte quirúrgico a la base de la olla frijolera, luego le colocó una piel. En el dibujo aparece una piel que pudiera estar pegada con alguna resina que desconocemos y, por lo tanto, Rene recomendó que evitáramos colocar algún producto moderno que pudiera alterar el diseño original y en lugar de pegarla, la tensó con un arco en la boca de la olla para que estirara la piel y la sujetó con unas tiras de cuero.
Así quedó y bien, pero el problema mayor apareció con la cuerda de tensión ya que Rene probó con diversos materiales, las tripas fueron inicialmente las que consideramos idóneas para la cuerda, buscamos unas de borrego y otras de carnero, pero ambas se rompían, no resistían la tensión ya que la cuerda que parte del centro del tambor debe también alzarlo para que el sonido pueda salir con mayor claridad de la parte inferior del instrumento.
Descartadas las tripas, pasamos a las tiras de cuero, y a pesar de mis dudas, el instrumento sonó y, además, de manera espectacular. En la parte superior, la tira de cuero que sirve como cuerda de tensión va amarrada a un palo que a su vez es raspado por otro palo dentado, cuando pasamos el palo dentado encima del plano, el tambor rugió como el bramido de un jaguar…
La imagen no nos muestra ningún jeroglífico maya para nombrar al instrumento; sin embargo, aparece un “T” que es un jeroglífico, se lee Ik’ y se traduce como viento, esencia, aliento, hálito divino o fuerza creadora, entre otros significados, así que como suena a bramido de jaguar, lo hemos nombrado Ik’ B’alam y lo traducimos como Aliento de Jaguar.
Chak y mi persona nos presentaremos con el Ik’ B’alam del maestro Rene Lemus, en una ceremonia musical durante el Festival Internacional de Percusiones de Longueuil. Construiremos una atmósfera sonora con ocarinas, palos de lluvia, caracoles y sonajas, luego con el Ik B’alam y el texto jeroglífico de la Profecía Maya del Monumento 6 de El Tortuguero, brindaremos sentido y color a palabras y a sonidos sagrados que durmieron por más de mil años y respetuosamente los despertamos para rendir homenaje a la Civilización Maya.