sábado, 15 de diciembre de 2012

Los Números Sagrados Mayas





La Religión de los Mayas Históricos fue matemática, tuvieron al número 20 como base numérica y concibieron al número 0. En sus estelas y códices, descubrimos que los mayas dieron fechas de nacimiento a algunas de sus divinidades y que se proyectaron hacia el futuro otorgando al tiempo el estatus de una divinidad. A continuación presento los Números Sagrados Mayas según la cosmovisión y la escritura de los Mayas Clásicos.

El 0 se nombraba “Mih”, no vale pero cuenta y más que la nada, representa al inicio. La divinidad Bolom Ok Té --ubicada en el Vaso de los 7 Dioses de la Creacion y en la tumba del Kalomté (rey de reyes) Ukit Kan Lek’ Tok, en Ek Balam--, realiza con los dedos de la mano el símbolo “Mih” que asemeja una hoja de árbol, algunas personas lo interpretan como un mudra, sin serlo, porque la cosmovisión de la India no es contemporánea con la maya ni tienen un origen común, es simplemente una coincidencia.

El 3 se nombraba “Ux” y simboliza al fuego creador, aparece en la Cosmogonía Maya en la estela C de Quiriguá, en los murales de San Bartolo y en otras referencias cosmogónicas. El 3 se ubica en el cielo con el triángulo equilátero que forman las estrellas Saif, Anitak y Rigel en la Constelación de Orión; lugar donde según la maestra Linda Shele, la Divinidad del Maíz tomó el fuego para enviarlo a los seres humanos y, por ese motivo, el “Cobén” o fogón maya se compone de Tres Piedras que en jeroglíficos se nombra Oxib’ Xk’ub’ Tun o las Tres Piedras del Hogar.

El 4 representa los 4 Rumbos del Universo y los 4 árboles que sostienen la bóveda celeste según la Cosmovisión Maya; en lenguaje jeroglífico el 4 se nombra “Chan”.

El 5 indica, además de los 4 Rumbos del Universo, al centro, región desde la cuál el árbol sagrado Ya’ax Ché o Ceiba, se erige para unificar con sus ramas y con sus raíces al cielo y al submundo. También equivale a los 5 días nefastos llamados “Wayeb” que representaban al último mes del Calendario Haab o Solar, el 5 lo llamaron “ Ho’ ”.

El 6  se conocía como “Wak” y las mujeres de la nobleza maya así como algunas reinas portaron en su nombre el número 6 como la célebre reina-guerrera de El Naranjo Ix Wak Chan. El número 6 está relacionado con los 6 astros que se observan en la bóveda celeste nocturna y que tienen movimiento individual y cíclico: la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Saturno y Venus.

El 7 “Huk” aparece en contadas pero importantes ocasiones, como en los 7 jugadores de Pelota de Chichén Itzá y en las 7 serpientes que emergen de la cabeza de los jugadores que son sacrificados en dicho espacio ritual. Una de ellas, se transfigura en una rama que contiene flores de diferentes plantas psicotrópicas.

El 9 es número importantísimo para los Mayas Históricos. Se pronuncia “B’olom” en lenguaje jeroglífico y representa las 9 lunaciones que toma la gestación de un ser humano así como los 9 niveles del Xibalbá o mundo subterráneo, también es considerado para expresar la idea de “mucho” o “bastante” como en el Vaso de los 7 Dioses de la Creación en el que se lee “B’olom Ek Kab’ ”  y que se traduce como “Bastante Tierra de Estrellas” (material que usaron las divinidades mayas para realizar la Creación).

El 13 se nombraba “Uxlaju’n” y fue un número estelar ya que son 13 las constelaciones que giran por enderredor de la bóveda celeste del Este al Oeste. 13 también son los Baktunes (cada uno equivale a 144 000 días) que constituyen el total de días de una Cuenta Larga que consta de 1 872 000 días (13 x 144 000 = 1 872 000).

El 18 fue llamado Waxaklaj’un y, si 9 significa muchos, entonces su doble, 18, simboliza el infinito. La imagen más antigua de la divinidad que llamamos Kukulkán, se nombró en los textos jeroglíficos como Waxaklaj’un Ubah Chan y se traduce como “Las infinitas imágenes de la serpiente”.

En la numerología jeroglífica maya, observamos desde el inicio hasta el infinito, pasando por el cielo, el sacrificio, las plantas de poder, la tierra, el submundo, lo nefasto, lo sublime y al fuego. Los números mágicos mayas ejemplifican el pensamiento de quienes los crearon (olmecas y zoques) y de quienes los ubicaron en el centro de su existencia (los mayas históricos).

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