sábado, 29 de noviembre de 2014

Los Ángeles de Ek B’alam



Enigmáticos seres alados resguardan el sepulcro del soberano maya Ukit Kan Lek Tok’ quien el 26 de mayo de 770 y a la edad de 30 años, ascendió al poder de la Ciudad Estado de Ek B’alam. Los registros epigráficos le otorgan el título de Kalomté --que se traduce como “rey de reyes” – y aunque desconocemos los pormenores de su gobierno, el tesoro de su tumba nos revela el enorme poder que logró concentrar ya que en ella se localizaron 7 000 objetos de jade, conchas y cerámica; curiosamente se ubicó también un extraño pendiente de “oro” proveniente de Oaxaca o Suramérica ya que los mayas no  acostumbraban la joyería áurea.

La tumba de Ukti Kan Lek Tok’ se le conoció en tiempos mayas como Sac Xoc Naah y se traduce como la Casa de la Lectura. La decoración de su fachada se mantuvo casi intacta porque fue cuidadosamente enterrada por los mayas. Sabemos que Ukit Kan Lek Tok’ dejó nuestro plano existencial en el año 801 y que su cuerpo reposó en un sepulcró blanco y dirigido hacia el Norte. La entrada a su tumba representa el ingreso a las fauces abiertas del Monstruo de la Tierra y por ello encontramos dientes y colmillos alrededor de la entrada. A los costados, aparece la representación de un guacamayo que para los mayas representaba a una entidad divina que existió antes del Sol, era presuntuosa y ella misma se creía el Sol, se le conoce con el nombre de 7 Guacamayo y lo ubicamos en diferentes atributos y representaciones como en la Estela 2 de Izapa, los Murales de San Bartolo o la lápida de Kinich Janaab’ Pakal K’in. En la fachada aparecen también mazorcas de maíz y la Cruz de San Andrés, un símbolo muy antiguo que se reconoce de origen olmeca; estamos delante a símbolos relacionados con un tiempo divino, el de la Creación.









Los ángeles han sido una imagen recurrente en las tradiciones ancestrales, seres alados los encontramos desde la remota religión Yazidí, siglos después, en Babilonia, hasta los felinos tuvieron alas; tanto los musulmanes como cristianos sustentan la existencia de ángeles y arcángeles, al amor se le identifica con un travieso ser alado que flecha corazones y en los sueños, volar con o sin alas, es una de las gratas experiencias de la vida. Volar resulta un acto divino o un desafío para los iluminados, en el caso de los mayas, encontramos a unos enigmáticos seres alados que presiden la parte superior de la tumba de Ukit Kan Lek Tok’. La tradición popular los llama “Los Ángeles de Ek B’alam”. 

Las Civilizaciones Originales comparten símbolos y relatos mitológicos porque el origen de los mitos se ubica hace 10 mil años entre los pueblos que habitaron la zona boreal del planeta y, después de las glaciaciones, como chocolate derretido sobre un helado de vainilla, el conocimiento nórdico descendió hacia las zonas tropicales y los mitos se adaptaron al entorno de las Civilizaciones Agrícolas. Es por ello que tanto sumerios como mayas o egipcios y polinesios, poseen mitos relacionados a Diluvios Universales, árboles fundadores, otras eras en las que hubo gigantes, seres de barro y seres alados, entre otros mitos de la Creación.

En el caso de Ek B’alam, si atendemos al lenguaje corporal, atavios y posiciones de los seres alados podemos distinguir coincidencias con representaciones de algunas divinidades mayas: en los Vasos de los  Dioses de la Creación catalogados con el número 2796 y 7750 de la Colección Justin Kerr, aparecen varios dioses de la Creación, los nombres no corresponden con las imágenes lo cual es un misterio aún sin resolver pero reconocemos con claridad que algunos dioses van en una barca como el Remero Raya --situado en la popa--, el Remero Jaguar –en la proa—y, fuera de la barca, frente a ellos, el Dios L que algunos investigadores identificamos con Bolom Yok Té o Bolom Ok Té; este personaje preside el inicio de la Creación, con los dedos de su mano señala el glifo “Mih” que significa inicio, es decir, comienza la Creación.







En la cornisa de la tumba de Ukit Kan Lek Tok’ aparece a la derecha un personaje quien con su mano presenta el glifo “Mih” de la Creación y junto a él otro ser alado presenta sus manos al frente como si sostuviera un remo, inmediatamente después, aparece la proa de una embarcación en la que hay otros personajes, uno de ellos tiene la mano derecha colocada en el hombro izquierdo en señal de diálogo pacífico y al centro un individuo sin cabeza pudiera ser la representación estilizada de la divinidad del maíz fusionada con la personalidad de Ukit Kan Lek Tok’.






¿Qué tendrían que ver los Dioses de la Creación Maya en el sepulcro de un dignatario? Su función es la rememorar el mito de la resurección del maíz y su ciclicidad ya que la planta muere para renacer de la misma manera que Ukit Kan Lek Tok’, siendo hijo del maíz,  resucitará en forma de sustento espiritual para su pueblo. El mismo Kinich Janaab’ Pakal K’in, enterrado en el Templo de las Inscripciones de Palenque, advirtió su regreso para el 4772. Es por ello que de manera figurada, en la fachada de la tumba de Ukit Kan Lek Tok’,  la vida y la muerte forman una unidad, por otra parte, la presencia de los seres alados con iconografía y su lenguaje corporal contienen coincidencias que nos remiten a los llamados Dioses de la Creación.
Coc.

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