viernes, 18 de septiembre de 2009

Dependencia Inn & Cia.










Hace unos días, recibí la cordial invitación para dictar una conferencia a propósito del próximo Bicentenario de la Independencia de España y el nacimiento de nuestro país, en el CRIT (Centro de Rehabilitación Infantil Teletón) de Cancún. En primera instancia, me pareció fantástico que los doctores, las enfermeras y el voluntariado del CRIT reflexionaran sobre la trascendencia de conmemorar dicho evento "con una conferencia". Gustoso acepté participar porque precisamente reconociéndonos, es como podemos crear el arraigo y la identidad que precisamos con urgencia los inmigrantes a Quintana Roo.

El meollo del asunto se centra en cuestionarnos qué celebramos los mexicanos o en otras palabras ¿somos realmente independientes? Al día siguiente de consumada la Independencia, uno de los primeros actos del gobierno de Iturbide fue solicitar un enorme crédito a Inglaterra y, en ese momento, inició otro tipo de colonialismo, el del Capital.

La Independencia fue alentada por los criollos, descendientes de quienes tres siglos atrás, habían invadido o conquistado los territorios que ahora se independizaban. Hidalgo, fue superado por la dinámica de la insurgencia y la propuesta original que reivindicaba el poder del rey español (quien había abdicado en favor del hermano de Napoleón I), se transformó en una independencia de la corona española. Hidalgo murió siendo rechazado por la Iglesia. Hoy, la Iglesia, dice lo contrario y pretende que los libros de texto gratuito así lo indiquen.

La Historia está siempre escribiéndose, transfigurándose, reinterpretándose. La Historia la escriben los vencedores o sus descendientes, pero somos los ciudadanos quienes le damos sentido y forma, por ello, quienes detentan el poder, hábilmente retoman el sentir del colectivo para rectificar hasta negarse a sí mismos con la finalidad de mantener el control de los hilos del poder.

Celebramos 199 años de supuesta independencia, sin embargo, nuestro infortunio económico, la descomposición de nuestra sociedad y nuestras limitaciones tecnológicas, demuestra lo contrario: importamos el maíz que nació en nuestra tierra, consumimos alimentos que otros países le dan a los cerdos por considerarlos no aptos para el consumo humano, el petróleo es nuestro pero importamos gasolina, en el próximo paquete fiscal, Felipe Calderón pretende incrementar los impuestos para los pobres mientras los ricos los evaden con desenfado y prepotencia, su gobierno determina que la ciencia, la tecnología, el turismo, la educación y la cultura no son prioritarios y promueve generosos recortes a sus respectivos presupuestos ¿esa es nuestra Independencia?

Cuando gritamos "Viva México" estamos determinando que viva pero ¿cómo vivimos? Llegamos a 199 años de independencia siendo dependientes de los macrointereses del Capital que no tiene... patria.

Como ejemplo, observemos que la crisis de la Fiebre Porcina no solamente destruyó nuestras economías y perdimos nuestra posición de privilegio en el turismo mundial sino también se incrementó el valor de las acciones de las compañías farmacéuticas.

Puedo enumerar al cubo todas nuestras incongruencias, pero estamos cansados de rememorar nuestro infortunio y desatino.

Los editorialistas precisamos de un nuevo lenguaje que trasmita opciones de desarrollo y no quejas o lamentaciones, debemos ser consecuentes con nuestro privilegio de ser leídos y participar en la construcción de un criterio nacional.

En ese entendido, aquella mañana en el CRIT, compartí con los doctores, enfermeras y voluntariado una visión de nuestra Independencia que nos permite vernos en el espejo sin rubor, reconociendo y aceptando que los mexicanos somos los frutos de muchas semillas y que la interpretación de los eventos del pasado dan solidez o fragilidad a nuestros pasos en el presente.

La interpretación amañada de nuestro pasado es lo que genera la simulación y el "progreso involutivo" que fundamenta nuestra economía y nuestro desarrollo como nación. Por el contrario, ser consecuentes con nuestros antecedentes es lo que nos da integridad como ciudadanos mexicanos.

Pregunto entonces ¿qué podemos hacer los mexicanos que amamos nuestro país, nuestra historia y nuestra cultura delante a tanta falacia e incongruencia gubernamental que en lugar de solucionar los conflictos produce onerosos spots televisivos y radiofónicos que maquillan la situación y nos trasmiten una realidad de fantasía? Encontré una respuesta en el CRIT: "ser íntegros y consecuentes a pesar de la incongruencia" los doctores, enfermeras y voluntariado del CRIT realizan acciones amorosas, permanentemente.

Apenas bajan los niños del vehículo que los condujo al CRIT, inmediatamente son asistidos y se les pregunta ¿qué necesitan: una silla, una guía, un abrazo, un beso? Los niños con capacidades diferentes son arropados y tratados con dignidad.

Ese tipo de centros de rehabilitación deberían ser construidos por el Gobierno, sin embargo, esta falta es catalizada por la Iniciativa Privada que anualmente monta un espectacular show donde finalmente, la solidaridad del pueblo aporta lo que en principio corresponde al Gobierno y de paso, los patrocinadores, pagan filantrópicamente una parte de  sus impuestos cuando deberían hacerlo normalmente y sin publicidad a sus productos; es un negocio redondo para ellos, se publicitan, pagan una parte de sus impuestos y se presentan como los salvadores de la incongruencia.

Pero ni los niños que van al CRIT ni quienes amorosamente trabajan ahí, se detienen en esa circunstancia, van para adelante, ya está, lo importante es la acción y rehabilitar a los niños.

Esta situación puede ser considerada como una analogía de nuestra nación. El absurdo nos rige, pero es preciso valorar lo que está entorno y concentrarnos en las acciones.

No estamos como para celebrar ni festejar ninguna Independencia política, económica, cultural, tecnológica etc, etc. porque no las tenemos. La Independencia que podemos celebrar, es la del pensamiento y tangencialmente, la de la acción. Son las únicas que verdaderamente son nuestras.

El CRIT ya está edificado, puede uno o no, cuestionar sus orígenes, pero lo fundamental es que ya erigido, lo que importa son las acciones que en él se desarrollan.

De igual manera, nuestra nación tiene casi 200 años, podemos o no, cuestionar su formación, pero lo sustancial se centra en nuestras acciones como mexicanos.

A nadie en el CRIT le preocupa si llueve o si hay crisis económica, lo importante es trabajar, salir adelante con el compromiso social que han asumido, así nosotros, los mexicanos, podemos cada mañana levantarnos y actuar congruentemente atendiendo nuestras prioridades y no estacionarnos en las lamentaciones de nuestras carencias.

Es así, con las acciones que generan identidad, como podemos realmente festejar nuestra Independencia. Este criterio, de manera natural nos conduce a la reivindicación de nuestra existencia y a reconocer el privilegio de habitar una tierra con infinitas posibilidades que durante siglos ha sido administrada de manera inequitativa.

Depende de nosotros que la inequidad perdure o se transfigure procurando una sociedad congruente con sus riquezas y con sus pueblos merecedores de un presente donde la equidad se manifieste en función del esfuerzo colectivo y no por la determinación de caudillos salvadores de la patria quienes al llegar al poder, invariablemente terminan por hundirnos en el subdesarrollo.















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