sábado, 9 de enero de 2010

Bonampak, recientes descubrimientos















 Bonampak
Arqueólogos del INAH, descubrieron una tumba debajo del Templo II



Los mayas clásicos se organizaron políticamente en Ciudades Estado gobernadas por Ahauob (reyes). Los textos jeroglíficos escritos en las estelas narran que desde el año 250 al 909 d. C existieron al menos 60 reinos.

En los tiempos de los mayas históricos, el Poder se heredaba de los dioses y se mantenía a través de la guerra, las sangrías, las invocaciones, los rituales, las decapitaciones y las danzas.

Antes de la ceremonia de ascensión al trono, los Ahauob debían emprender algunas batallas y capturar enemigos para sacrificarlos y decapitarlos durante los rituales de ascensión.

La guerra maya se coordinaban con los movimientos planetarios. Los desplazamientos de Venus del alba al crepúsculo, determinaban los días propicios para escenificar sus guerras. El jeroglífico para la guerra es el diseño del planeta Venus sangrando sobre una ciudad.

Cuando en epigrafía maya se menciona que una ciudad fue conquistada, se dice que "fue hachada" es decir, que le cortaron la cabeza. Cuando una ciudad recobraba su libertad en jeroglíficos mayas se escribe "recuperó su escudo y su pedernal".

La Guerra Maya fue celeste e invocaban a sus entidades divinas para que los acompañaran en las batallas.

Los mayas tuvieron muchos dioses, más que dioses,  "entidades divinas", porque no eran dioses como los entendemos nosotros sino "conciencias" que participaban en los eventos humanos.

"El universo mágico que existe en las tradiciones orales y en la memoria del colectivo de nosotros, los mexicanos, se refleja en las festividades de Ofrenda de Muertos o durante la festividad de la Virgen de Guadalupe y no tiene explicación racional; sin embargo, para nosotros es tan real, tangible y vital como puede ser para un matemático una intrincada ecuación".

Los mayas vivían conectados con en ese universo mágico del cual nos quedan recuerdos colectivos, para ellos los acuerdos con el movimiento y con las entidades energéticas que en él habitan, dieron sentido a sus vidas y por ello su cotidiano fue ritual.

Observaron que al nacer había sangre, que al atardecer los portales de fuego reclamaban corazones ensangrentados, que la mazorca de maíz "se decapitaba" para luego con sus granos germinar nuevamente la vida, en consecuencia a esas observaciones, ritualizaron su entorno y deformaron sus cráneos para reproducir la forma de la mazorca de maíz; cuando decapitaban al Ahau conquistado, era como cortar la mazorca de la caña de maíz y la sangre --Ch´ulel--, el vínculo divino para comunicarse con esas entidades que se invocaban para obtener su ayuda sobre natural y lograr una victoria en la batalla.

Los mayas de aquellos tiempos no usaron arcos y flechas, utilizaron lanzas con puntas de pedernal y obsidiana, eran filosas y punzantes, cuando atacaban podían fácilmente liquidar al enemigo, pero no era el caso, lo importante era capturarlo.

Una vez que un Ahau era sometido, se acordaba una fecha relacionada con el movimiento planetario para decapitarlo, durante la espera, era desangrado, y su vital líquido se ofrendaba a los dioses; cuando se trataba de exterminar al linaje, también los hijos eran sacrificados.

Nuestra afinidad con las aves se manifiesta en la danza y en el canto, pero nuestra actitud vital, está emparentada con los felinos, por ello, los Ahauob portaban títulos nobiliarios con apelativos relacionados a los pájaros y a los jaguares.



Itzamanaaj B´alam III recibe unos cautivos capturados por su lugarteniente  Max Chak


Del año 769 al 800 la ciudad de Yaxchilán fue gobernada por el Ahau Itzamnaaj B´alam III, uno de los últimos grandes Ahauob del Clásico, influyó en los  asuntos políticos y económicos de Bonampak, aparece en los frescos como un personaje principal y el hecho de que "se ignoraran los nombres de los vencidos" en la batalla de Bonampak, así como el reciente descubrimiento realizado por los arqueólogos del INAH en el Templo II, son las piezas de un rompecabezas que poco a poco se completa y nos plantean un nuevo escenario para explicar los eventos registrados en Los Murales de Bomampak.

Durante muchos años se había especulado que los frescos de Bonampak narran una "revuelta del pueblo" porque los Sahalob (nobles) y los grupos en el poder crecían de manera exponencial --al igual que sus exigencias-- y el pueblo, como siempre, cansado y exprimido se levantó en armas y fue sometido.

El conjunto de los Murales de Bonampak consta de tres templos, cada uno tiene una habitación, el primer cuarto registra una ceremonia en la que participan tres dignatarios que realizan una danza ritual y son acompañados por músicos y algunos actores disfrazados de seres fantásticos. Las escenas del segundo templo narran una despiadada batalla en la  que algunos nobles son sometidos por un grupo de asalto, en ambos extremos de las pinturas se observa a un grupo de individuos que azuzan estandartes para con ellos representar a las entidades divinas que invocaban durante sus combates; se observa que el grupo que se reconoce perdedor, envuelve rápidamente los estandartes y otros objetos sagrados para emprender la huida, al centro de la escena y justo encima de la puerta de acceso, se observa al Ahau de Yaxchilán, Itzamannaaj B´alam III y al Ahau de Bonampak, Chaan Muan II sometiendo a un grupo de prisioneros, el Ahau de Yaxchilán toma por los cabellos a un Sahal (noble) en tanto que otros, suplican clemencia con las uñas arrancadas, aparecen los nombres de los guerreros victoriosos pero fueron ignoradas las identidades de los derrotados.

Los murales del último templo muestra una danza remolino en la que participan los Sahalob (nobles) ricamente ataviados y en una pared se observa al hijo de Chaan Muan II a la edad de cuatro o cinco años, realizando su primer rito de sangre ofrendada a los dioses, es abrigado por un grupo de mujeres que como es costumbre perpetúan la tradición; una de ellas toma la mano del infante y perfora la piel del meñique con una punta de una raya para obtener las gotas de sangre.







El entierro del Templo II de Los Murales de Bonampak fue localizado por un equipo de arqueólogos encabezado por Alejandro Tovalín Ahumada quien informó "que el descubrimiento consta de una cripta funeraria sencilla de 2.20 metros de longitud, 70 centímetros de ancho y 75 de altura, y una bóveda estucada en color blanco de apenas 35 centímetros de altura, en su interior se encontraron los restos óseos de un hombre sin el cráneo, únicamente con el maxilar inferior; a sus pies estaban dispuestos dos platos polícromos, y a un lado del área que ocuparía su cabeza, una vasija de alabastro perforada".




Los estudios realizados por el antropólogo físico Javier Montes, indican que se trata de un individuo de aproximadamente 35 a 42 años, y 1-70 metros de altura, estaba ataviado con un pectoral de concha del género Spondylus, un collar y dos brazaletes de cuentas de jadeita, que en conjunto suman al menos 433 cuentas de jades, hay otro brazalete con 16 cuentas de concha marina y un cuchillo de silex. Ninguno de los objetos de la ofrenda cuenta con escritura jeroglífica que informen la identidad del individuo.

El arqueólogo Alejandro Tovalín explicó "A partir de los resultados de estas excavaciones, pienso que en los murales se hace referencia a un cambio del linaje gobernante, logrado por medio de una batalla, y a la posibilidad de que los restos óseos hallados correspondan a uno de los cautivos más importantes de esa batalla, quizá la cabeza del grupo al cual derrocó Chaan Muan II"

"Es decir: Chaan Muan II perteneció a un linaje distinto o secundario al que gobernaba Bonampak hasta el momento de la batalla, hacia el periodo Clásico Tardío, y que con la ayuda de Yaxchilán, en una alianza militar -y matrimonial, dado que estaba casado con una hermana de Itzamanaaj B´alam III --gobernante del sitio mencionado--, logró la toma de poder de Bonampak. Quienes están retratados en el mural La Batalla (Templo II) no es gente de algún asentamiento vecino importante, sino que pudieran ser del grupo que gobernaba hasta entonces Bonampak".

Otro indicativo de esta hipótesis, dijo, es que todos los gobernantes mayas de ese periodo plasmaron en estelas y dinteles la toma y sacrificio de cautivos, señalando de dónde eran; en los murales de Bonampak no aparecen esos datos, pero hay indicios de que se trataba de un grupo importante. Finalmente, Tovalín abundó que las piezas arqueológicas fueron trasladadas al Centro INAH-Chiapas para su limpieza y restauración, en tanto que la cripta ya fue sellada.

Los Ahauob decapitados no fueron enterrados, en ocasiones, sus huesos eran tallados para manufacturar instrumentos rituales que punzaran la piel durante las sangrías, tal y como lo acostumbraba hacer el Ahau de Tikal Jasaw Chan K´awil I (682-743), en su tumba se encontraron 37 huesos humanos tallados, algunos con escenas mitológicas; los huesos del vencido no eran venerados eran reutilizados, sin embargo, en Bonampak, el entierro del Templo II nos muestra una ofrenda ritual y piezas de jade, distintivo exclusivo de la nobleza y de los gobernantes, es más, cuando un Sahal o un Ahau era sometido, normalmente se le despojaba de sus insignias y de sus joyas; en lugar de orejeras de jade se les colocaba tiras de papel amate para así demostrar su condición de sometimiento.

Lo más sorprendente es que el cráneo fue manipulado y sepultada únicamente una parte de su mandíbula, un plato con un cuchillo simboliza la decapitación ritual de modo que el entierro de Bonampak puede ser una gran excepción ya que se enterró a un sacrificado ritualmente con su atavío de un Sahal en el templo donde fue pintado el evento de su infortunio.

Quizá se trate de una guerra entre familias de Sahalob de la misma ciudad provocada por los intereses de Itzamnaaj B´alam III y las ambiciones de Chaan Muan II quienes muy probablemente derrocaron a los gobernantes en turno y quizá el entierro conserve los restos de quien fue decapitado por Chaan Muan II. En la foto que abajo aparece, se observa justamente a Itzamanaaj B´alam III sujetando por la cabellera a un noble quien posee unas orejeras de jade y no está ataviado para la guerra lo cual indica un ataque sorpresa, en tanto Chaan Muan blande su lanza y presenta su escudo de plumas.




¿Sería posible que el noble sometido de manera sorpresiva por Itzamanaaj B´alam III en los frescos del Templo II, fuera la víctima sacrificada y enterrada? Sería entonces irónico observar que se conservaron para la gloria y para nuestros ojos los restos humanos de la víctima aunque desconocemos su nombre en tanto que de los victimarios ignoramos el destino de sus osamentas pero conservamos el relato de sus obras y conquistas así como sus imágenes estilizadas y sus egos personalizados en las pinturas y en las piedras.


2 comentarios:

  1. Sólo un comentario: se trata del Cuarto 2 en el Edificio I. Dicho Edificio está dividido en 3 cuartos o crujias, de izquierda a derecha. El edificio II es el que está a lo largo de la parte superior de la escalinata, es el único que no presenta bóveda.

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  2. Gracias Victor por puntualizar los datos, saludos cordiales, Coc

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