lunes, 15 de marzo de 2010

La Generación Jamón




La Generación Jamón


En la primaria, algunos de mis amigos "le hablaban de usted" a sus padres, en aquellos soles, los niños vivíamos con temor al castigo por "portarnos mal", a la menor provocación mis maestras nos daban tremendos jalones de orejas, reglazos y coscorrones; quien era de lento aprendizaje, se consideraba un burro y le colocaban dos enormes orejas de cartón que simulaban las de un asno y era humillado delante al grupo colocándolo en un rincón viendo a la pared, fueron tiempos de una educación rigurosa y disciplinada. 

La educación de los años sesentas era el reflejo de una sociedad gobernada con mano de hierro en la que la disidencia fue perseguida y la izquierda clandestina, cuestionar al régimen conducía irremediablemente a la cárcel, la libre expresión era un sueño lejano. 

En el arco de cuatro décadas,  nuestro país y nuestra sociedad se han transformado de manera radical: "nunca antes como ahora, hemos podido estar frontalmente en desacuerdo con el Gobierno. Hoy, la izquierda oficial, se unió al Partido de Derecha para contender en las próximas elecciones". La Cámara de Diputados es un pulquería donde un grupo de rijosos se insultan, se calumnian y ventilan las traiciones a sus acuerdos ocultos, en ese recinto, se aprueban las leyes de nuestra sociedad. Somos un país situado más allá de la integridad, los principios y la coherencia. 

En el ámbito familiar y en algunas ciudades del mundo --como en el sociedad cancunense--, acontece un fenómeno aún más radical ya que se desintegró el milenario orden familiar y aparecieron familias desmembradas donde los hijos han sido educados en el abandono o como individuos con derechos, acceso a la tecnología, voz y voto... los padres de esos hijos, somos los integrantes de La Generación Jamón ¿por qué Generación Jamón? Porque antes obedecíamos a nuestros padres y hoy a nuestros hijos.

En Nuestro Tiempo, nos percatamos de la simulación que cubre la mayoría de nuestros ritos sociales, percibimos la incoherencia y seguimos construyendo o destruyendo; en ese marco social, los de La Generación Jamón nos encontramos educando con el argumento y escondiendo nuestro ejemplo. 

¿Qué pasó? ¿Donde perdimos el paso? ¿En qué momento nos salimos de órbita? Creo que los orígenes de nuestro desatino se centran en la violencia, ella nos constituye, está en nosotros tal y como existe en el Cosmos, "la interpretación de esa violencia es lo que determina nuestros acuerdos o simulaciones sociales". 

El maestro Mirecea Eliade escribió que "somos lo que somos por haber matado al otro y compartir los alimentos", bien, ese es el talante de la Historia Humana,  además, somos los únicos seres gregarios que organizamos la violencia, desde tiempos sin memoria le dimos un sentido ritual a lo que ahora llamamos Guerra. 

Como una expresión de la lucha por el Poder, en toda organización, grupo, sociedad y familia, existe violencia, ya sea física, verbal, psicológica, sexual, mental o emocional. Es más, los seres humanos nos organizamos para asistir formalmente a espectáculos violentos como las Corridas de Toros o Las Peleas de Gallos y al Box. 

Los de la Generación Jamón tuvimos una educación  donde la violencia era oficial y reglamentada, con la evolución del pensamiento contemporáneo, los de la Generación Jamón nos percatamos que era conveniente no repetir ese esquema en la educación de nuestros hijos, de manera subliminal respondimos a un sentimiento de culpa propio de nuestra cultura y procuramos asistir a nuestros hijos en lo que nosotros carecimos; sin embargo, hemos creado con nuestros hijos una relación de merecimiento absoluto donde el mayor de nuestros esfuerzos para procurarles bienestar se torna una obligación y pareciera que ni siquiera es suficiente ya que las insaciables necesidades de la Sociedad de Consumo hacen que nuestros hijos se estacionen en "La Sensación de Chocolate" donde todo les "Choca" y nada les "Late".

Indro Montanelli en "La Historia de los Romanos" nos cuenta que los ciudadanos romanos tenían una educación familiar rigurosa y el Padre era una figura totémica que golpeaba a sus hijos por deporte, así que los jóvenes preferían alistarse prontamente al rigor militar que permanecer en sus casas. Fr. Bernardino de Sahagún, en Historia General de las Cosas de la Nueva España nos narra que entre los mexica (aztecas) los niños de cuatro años eran castigados colocando sus rostros en el humo generado por un montón de chiles que se quemaban en las brazas. 




La violencia, en Nuestro Tiempo se intelectualizó y se han penalizado algunas de sus expresiones pero se alientan otras; sin embargo, la violencia forma parte de nuestra existencia y la del Cosmos, fue gracias a violentos impactos de cometas que nuestro planeta se llenó de agua, con otros cometas es posible que llegarán las moléculas que generaron la vida y con otros violentos cometas han desaparecido dinosaurios y otros miles de animales y plantas, los cometas siguen dando vueltas...

Esa violencia cósmica que dio origen a nuestro planeta y configuró nuestra existencia, forma parte de todos los seres que habitamos la Tierra. Lo que es importante observar es que nosotros, somos los únicos que nos percatamos de ello y podemos actuar en consecuencia para transfigurarla, deconstruirla, domarla, contenerla, dirigirla o aplicarla y es ahí donde se localiza uno de los mayores desafíos de Nuestra Existencia, ya que al suprimirla de la educación a nuestros hijos automáticamente hemos sido receptores de la misma.

Nuestro Tiempo se sitúa en la gran comunicación cibernética y nuestros hijos son la primera generación que prescinde de mirar a los ojos para comunicarse con "los otros". 

Nuestra existencia y la de nuestros hijos, se transforma en creaciones imaginarias y cibernéticas, ocupamos parte de nuestro tiempo en efímeras expresiones de nosotros mismos a la vista de todos, creamos universos imaginarios sentados delante a una computadora y nosotros como nuestros hijos, precisamos de esa realidad virtual para existir más conectados a la Red que a nosotros mismos para expresar lo que sentimos.

"Ver" no es suficiente, Nuestro Tiempo precisa de acciones consecuentes y continuas. Los integrantes de la Generación Jamón podemos salirnos del sandwich. Finalmente nosotros somos los proveedores y en ocasiones olvidamos que es también Nuestro Tiempo. Durante el vuelo de un avión, cuando existe una descompresión y se deben usar las mascarillas, primero se las colocan los adultos y después los niños, pues bien, nosotros nos ocupamos en buscar el color y modelo de mascarilla de moda que desean nuestros hijos y ambos respiramos mal, muy mal.

Un gran paso para rectificar nuestro desatino consiste en ubicar esa sustancia que poseemos los humanos y que el maestro Carl Gustav Jung llamó "La Sombra" esa parte de la condición humana que atenta contra nuestra existencia, ahí vive nuestro desatino. 

Una constante humana es desear y procurar a como de lugar que "los otros" se adapten a la imagen que "nosotros" tenemos de "ellos", en la relación con nuestros hijos sucede con mayor intensidad ese fenómeno.  Se puede guiar sin obligar, el desafío consiste primero en ubicar las expresiones inconscientes de nuestra violencia y luego la de "los otros", inmediatamente después podremos diferenciar entre  ofrecer la intención de nuestros actos al Mundo o a la Vida. En el primero somos un número de código de barras de uso y consumo, en él hay exigencias propias del Poder y de la simulación, entregarse al mundo es condicionar nuestro pensamiento a un orden material que transita en una espiral sin fin, insaciable, vertiginosa, demandante... entregarse a la Vida es vivir en el Mundo, condicionando sus propuestas y exigencias a nuestro equilibrio emocional filtrando la publicidad y la violencia; darse a la vida significa ver a nuestros hijos como esencia nuestra y como seres independientes que es prudente conducir sin violencia hacia un escenario donde puedan desarrollar en equidad sus capacidades y sus virtudes.

Los Padres de la Generación Jamón tememos el privilegio de rectificar los códigos, lo hemos hecho ya con nuestro pasado, ahora nos toca con nuestro presente.

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