En las tradiciones de casi todas las civilizaciones primigenias --incluida la maya-- se cuenta que antes de que se formara el mundo, hubo oscuridad y luego, se hizo la luz; más tarde se separaron las aguas del cielo y del mar.
Los seres humanos pasamos por un periodo de gestación en el universo acuoso y oscuro del vientre de nuestras madres, al momento de nacer, vemos la luz y nos separamos de las aguas que nos abrigaron, hay dolor en el parto y también sangre, después de una oscura gestación violentamente nos sorprende la luz. He aquí el origen psicológico de las tradiciones universales y sus coincidencias.
Al entrar en contacto con la luz, rompemos el vínculo alimenticio con nuestro cordón umbilical y el ombligo cicatriza el recuerdo de nuestro empatía con la oscuridad acuosa. El nombre de México deriva de los vocablos nahuas "Meztli--xictli--co" que se traducen como: En el ombligo de la Luna.
Los Mayas Históricos nos cuentan tanto en el libro sagrado del Popol Vuh como en la Estela 5 de Izapa, que antes de nosotros, los Dioses Mayas habían creado a dos tipos de "seres" que fueron destruidos. Primero los hicieron de barro y con lluvia se desmoronaron, luego de madera y sin rostro pero tampoco fueron del agrado del los Dioses, finalmente crearon a los seres humanos con maíz.
Estela 5 de Izapa
Aquellos seres supieron pronunciar sus nombres y servirles con propiedad, los Dioses se mostraron satisfechos de sus creaciones; sin embargo, un día, los seres humanos se enteraron de que existía "lo grande y lo pequeño" indagaron en ello y estuvieron a punto de conocer el por qué de esa diferencia... los Dioses Mayas se percataron de la grave circunstancia y justo antes de que nuestros ancestros descubrieran los secretos de lo grande y de lo pequeño, los llamaron y cuando los tuvieron a todos reunidos, les soplaron un vaho divino que los cegó en cuanto a lo cercano se refiere; desde entonces, somos capaces de observar los secretos del horizonte y luego caemos dos veces en la misma piedra.
Los mayas narran en sus piedras y en el Popol Vuh que antes de nosotros hubo otros seres y que desaparecieron por ineptos, pero no existe ningún texto jeroglífico, tradición oral o crónica ancestral en los que los mayas profetizaron que vamos a desaparecer, mucho menos el 23 Dic. 2012 y quien diga lo contrario, que muestre la primera piedra.
Para los mayas era importantísimo festejar el cierre de los ciclos calendáricos, en vasijas del petén y en las inscripciones de las ciudades costeras del Usumacinta, existen referencias jeroglíficas que narran la escenificación de rituales en los que dignatarios, sahalob (nobles) y ahauob (reyes) procedentes de diferentes ciudades arribaban a la ocasión de aniversarios en el poder de un Kalomté (rey de reyes).
B'aaknal Chaak Ahau de Toniná S.VIII
También hay ciclos de largo aliento, como los de la Cuenta Larga, en la Estela I de Cobá se encuentra una fecha de Cuenta Larga que resulta inconmensurable si quisiéramos escribirla, para ejemplificar esta extraordinaria cifra maya y constatar que su percepción del tiempo era casi infinita, ubiquemos que los astrofísicos sitúan el origen del universo (Big Bang) hace 13 750 000 000 de años, para escribir esa cifra se necesitan colocar 11 números arábicos; la fecha de la Estela I de Cobá necesita "42 de nuestros números", es decir, un tiempo casi 4 veces mayor que la historia del universo.
Convencionalmente se ha establecido que uno de esos ciclos de 13 Baktunes o 1 872 000 días, terminará el 23 Dic de 2012, pero la fecha de inicio para éste ciclo el 13 de Agosto de 3113 no es del todo cierta sino aproximada, ahí iniciamos con el primero conflicto de interpretación del tiempo maya, los creadores de esa fecha fueron los investigadores Goodman, Martínez, y Thompson (GMT) quienes basaron sus cálculos en la página 16 del códice colonial "Oxcutzcab" y no ofrece garantías de una correlación precisa ya que en ese tiempo la Cuenta Larga estaba en desuso y en su lugar se utilizaba una Cuenta Corta que acumulaba ciclos de 20 años, ese es un detalle sustancial, además de que los registros de Marte en el códice Dresde no coinciden con lo que señala la Correlación GMT y en varias dataciones de Palenque y Yaxchilán que he revisado basándome en la GMT, no concuerdan los eventos astronómicos señalados en las Estelas con lo que acontecía en el cielo del día que señala el sistema de datación GMT.
Lo siguiente realidad que voy compartir puede derrumbar mitos y crear incomodidad en las creencias: es muy probable que el 23 Dic. de 2012 no sea el día y el año preciso en que termine la Cuenta Larga Maya, ese ya es un motivo suficiente para estar tranquilos con relación al Fin del Mundo No Previsto por los Mayas.
Ahora bien, en el caso de que más o menos nos estemos aproximando a la fecha del final de la Cuenta Larga, entonces veamos que en cada ciclo que concluye hay un periodo de oscuridad y luego otro de luz, pero si nos percatamos que los calendarios del mundo no concuerdan y que los chinos y los mayas lo inician en Febrero y no en Enero como nosotros, que los hebreos viajan en su propio carril y van por el año 5 mil y tantos, que hace años estaba en moda el evento astral del ingreso a la Era de Acuario que por cierto, ahora ya nadie recuerda y que hay hasta quienes festejan un Día Fuera del Tiempo, entonces, cada quien lleva su tiempo por lo que simplemente... ¡los finales de ciclos, de años o de Eras acontecen todo el tiempo!
Observo también que los seres humanos reaccionamos de diferente manera en torno a las Profecías del Fin del Mundo ya que en realidad no es el Fin del Mundo lo que nos angustia sino el final de nuestra existencia y que además se fije en un próximo futuro una fecha fatal para el acontecimiento, los humanos nos creemos eternos y por ello nos angustia, interesa, apasiona y conmueve que nos digan que se va a acabar el mundo.
En la destrucción siempre está implícita la regeneración o reconstrucción, de modo que otras corrientes del pensamiento 2012 colocan la angustia en la esperanza de un cambio de conciencia y equilibrio universal, lo que resulta también paradójico es que hay quienes “esperan” un momento y circunstancia exterior para generar los cambios personales.
La mayoría de los seres humanos buscamos al “maestro exterior” y pocos al “maestro interior” y es por ello que “los dichos y las Profecías Apocalípticas” tienen tantos adeptos y después de transcurrida la fatídica fecha, como ha ocurrido en profecías anteriores, alguien inventará otra patraña a nivel mundial que Profetizará el Fin de la Humanidad y así mantenernos sometidos en el miedo y la desesperanza ya que la depresión es un buen negocio.
Históricamente es incorrecto que endosemos los cambios climáticos y las catástrofes mentales de nuestro tiempo a los mayas. Podemos descifrar su concepto del tiempo y conocer su filosofía de vida que ve en la oscuridad el origen de la luz.
Considero que no debemos esperar un rayo luminoso (además inexistente) para que cambien nuestras vidas o nuestra conciencia, lo podemos hacer ahora mismo si realmente queremos, entonces ¿para qué esperar hasta el invierno del 2012? Resulta una falta de compromiso con nuestros actos pensar que los mayas predijeron todas nuestras angustias existenciales y transfiguraciones climáticas, ellos vivieron en simbiosis con la naturaleza, nosotros nos creemos sus gerentes.
La transformación de la oscuridad a la luz inicia en nuestro interior y luego confrontando a nuestras sombras...
La Industria del Miedo nos está conduciendo a la desesperanza argumentando lo que los mayas nunca dijeron. Esa es nuestra verdadera oscuridad, vemos las sombras que procuran someter nuestras voluntades a la depresión y a la angustia, ese es el detalle... ¡ánimo! El rollo de las Profecías Mayas del fin del mundo es una elucubración que inventó Fernando Malkún para justificar los 5000 dólares que cobra por persona en su "viajes iniciáticos" a Egipto y México, y han sido enriquecidas con especulaciones y enunciados sin sustento que intentan faltar al respeto a nuestra inteligencia al presentar eventos astronómicos y fisico-cuánticos surgidos de una imaginación carente de información científica pero provista de malicia y desfachatez.
Los mayas no predijeron el fin del mundo y quien diga lo contrario, que presente la primera piedra… además, la fecha que se estipula para el final de un ciclo de la Cuenta Larga no es precisa, es aproximada, esa es la realidad.