Espejos Polarizados

En el silencio, el mundo se revela insondable y los eventos transitan sin recuerdos, la Palabra determina nuestro espacio y nuestro tiempo, palabras de admiración o desconsuelo ubican nuestras emociones en el laberíntico ámbito humano, las palabras que se dedican al cielo nos liberan de las ataduras y los adjetivos, bordeamos con ellas los linderos de la eternidad

Las palabras permiten entender al universo de múltiples formas aunque el universo es más de lo que las palabras dicen que es... lo que es y lo que no es, forma nuestro universo... un verso... ¿el único verso?... No. Existen otros versos carentes de palabras... versos situados en la otra forma, sintaxis suspendidas en el asombro los acechan, Dioses de otros mundos los recitan y se convierten en sueños.

Como parte integral de Dios o de los Dioses (según nuestra tradición) creamos y recreamos nuestra realidad por encima del destino natural: imaginamos un pasado que no fue como aconteció y lo condicionamos a nuestra subjetiva percepción del dolor o del placer.

El presente es inasible y se ubica entre mis palabras y tu lectura, entre una inhalación y una exhalación, La Realidad entonces es una ensoñación de un Yo que no existe...

…la existencia, regularmente se subyuga a la relación con "los otros"; futurizamos socializando nuestros anhelos y deseos que irremediablemente causan dolor al no consumarse como deseábamos.

Una certeza estipula que somos polvo de estrellas bañados de un ego que transita en la impermanencia condicionado al movimiento, entiendo entonces que el destino humano es la suma de nuestras acciones porque al adquirir conciencia forjamos nuestro destino por encima del destino natural... somos la suma de nuestras decisiones y lo único que cuenta es el presente, el pasado determina pero puede ser trascendido.

Quizá por ello cada vez poseo menos creencias y más certezas que me queman las manos cuando intento detenerlas para observarlas y es que ellas, al igual que las estrellas y nosotros, son efímeras y se transfiguran.

Constato que la mayoría de los seres humanos tienen la tendencia natural a visualizar desastres, viven con  miedo e interpretan moralmente los eventos del Cosmos obteniendo una moral infranqueable que termina por corromperse y un cúmulo de culpas y pecados que por abrumadores, ocupan la atención de una existencia.

Ciertamente hay una fuerza de destrucción en el universo pero es la misma que permite la creación, así entonces, una estrella que iluminaba la existencia de otros planetas, de pronto explota y se vuelve basura cósmica que luego forma otra estrella, o en lugar de una explosión sufre una implosión y se contrae en sí misma formando un Agujero Negro que más tarde se traga todo lo que está a su alrededor… esa verdad implica comprender a la Creación a través de la Destrucción, el conflicto del pensamiento occidental es que procura vivir positivamente y anhela estacionarse en la felicidad sin entender que lo bello y lo amoroso se complementan con la negatividad y el dolor…

En nuestro mundo, lo realmente importante es imaginario y la angustia es el resultado del deficiente uso de la imaginación…

El quiebre de nuestra voluntad aparece cuando nos colocamos en la resbaladilla de la decadencia o en el columpio de la simulación porque es más cómodo y socorrido aparentar que escalar las aireadas cumbres de la voluntad hecha conciencia; a los alpinistas de certezas los acarician vientos gélidos y el frío conserva sus esencias vitales en tanto que la displicente fricción conduce al sofocante vórtice de la incongruencia, por ello, los buscadores son siempre señalados y cuestionados con adjetivos, aunque más tarde... anhelarán conjugar sus verbos.

En "el otro" se encuentra no un "otro yo" sino aquel diferente que transita el mismo camino con corazón que transito yo.

 Claudio Obregón Clairin