domingo, 18 de mayo de 2014

El Hoyo Negro de Tulum... La Otra Historia



Hace unos días, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó que descubrió los restos humanos más antiguos del Continente Americano en el sitio arqueológico conocido como El Hoyo Negro de Tulum, ubicado a 50 metros de profundidad, en un río subterráneo de Quintana Roo. Igualmente compartió los resultados de los análisis del DNA mitocondrial que determinaron el origen Siberiano del esqueleto y  del poblamiento del Continente Americano.

Estamos delante a uno de los grandes descubrimientos prehistóricos de América y por su trascendencia, considero oportuno puntualizar que la información es inexacta y parcial, ya que en realidad no fueron los investigadores del INAH quienes realizaron el descubrimiento sino los buzos independientes del Proyecto Espeleológico Tulum, Alejandro Alvarez y Franco Attolini quienes aún no tengo el gusto de conocer pero admiro su vocación y profesionalismo. Por otra parte, el hecho de que los análisis mitocondriales determinen que los restos humanos encontrados en El Hoyo Negro de Tulum pertenecen a un individuo de origen siberiano, no significa que “todos” nuestros ancestros provienen de Asia.

La Forma

Si como informa el boletín oficial del INAH, se trata de un sitio arqueológico sumergido en las profundidades de los ríos subterráneos de Quintana Roo, ¿quiénes fueron los arqueólogos subacuáticos que encontraron los restos óseos?  Ninguno, sencillamente nadie del INAH ha descendido al Hoyo Negro de Tulum. El INAH, se ha apropiado de un descubrimiento que no hizo y es prudente que rectifique dando el crédito a los verdaderos descubridores Alejandro Alvarez y Franco Atollini  quienes “con sus esfuerzos y sus recursos” realizaron el hallazgo. En los boletines de prensa han sido marginados o simplemente nombrados tangencialmente.



El sitio ahora es estudiado por científicos internacionales e integrantes del Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro, Tulum, Quintana Roo, encabezado por la arqueóloga subacuática Pilar Luna Errequerena quien “expresó su deseo de que este proyecto establezca un ejemplo de cómo investigar, de manera respetuosa y científica, otros cenotes y cuevas inundadas, principalmente en los estados de Yucatán y Quintana Roo, muchos de los cuales contienen restos culturales invaluables que datan de las épocas prehistórica, prehispánica y colonial. Enfatizó la necesidad de invitar a los buzos exploradores, quienes son los que descubren estos restos, a que le informen a la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH para que se tomen las acciones pertinentes para garantizar su estudio y preservación”. Pilar Luna acepta implícitamente que son los buzos exploradores quienes realizan los descubrimientos pero no los respeta y los excluye de la historia impresa y, quienes vivimos en Quintana Roo, atestiguamos que por falta de recursos económicos pero principalmente por carencia de voluntad y capacidades, tanto en la superficie como bajo el agua, la dirección del INAH en Quintana Roo manifiesta una total apatía para el resguardo y conservación de los sitios arqueológicos y, en los hechos, despliega una galante ausencia de armonía con las comunidades mayas, con arqueólogos, con trabajadores sindicalizados del INAH y con los investigadores independientes. La invitación de Pilar Luna para que los buzos independientes informen de sus hallazgos a la Subdirección de Arqueología Subactuática del INAH, nos conduce a preguntarnos ¿qué hizo el INAH de Quintana Roo para evitar el hurto de la osamenta de la Niña Robada del cenote Chan Hol aparte de una denuncia en el Ministerio Público? 

Se reconoce que los restos humanos pertenecen a una joven mujer de entre 15 y 16 años, la cual fue bautizada como “Naia” en alusión a una ninfa de las aguas griegas, nombre infortunado y descontextualizado que evidencia incongruencia y menosprecio a las entidades divinas mayas relacionadas con los cursos de las aguas que abrigaron durante 12 mil o 13 mil años a la adolescente prehistórica. 



El Fondo

Pilar Luna declaró: “esto comprueba el linaje y evolución que tienen los contemporáneos, ha sido objeto de evolución dentro del Continente, no vienen de ninguna otra parte; el poblamiento americano es Siberia- Estrecho de Bering- América” su afirmación es una interpretación parcial, reduccionista y estrecha de nuestros orígenes que conlleva a una desinformación y a una errónea interpretación sobre el poblamiento americano por lo que también es preciso aclarar que no porque el esqueleto del Hoyo Negro sea de origen siberiano, “todos los habitantes del Continente Americano descienden de su linaje”.

La bioantropóloga Elisabeth Matisoo-Smith, profesora de la universidad de Aukland, Nueva Zelanda, realizó estudios mitocondriales a huesos de gallinas que datan del 1350 a. C y que fueron excavados en el sitio El Arenal, en el Causco, Chile. El hecho de que sean restos óseos de gallinas anteriores a la llegada de Cristóbal Colón y que los estudios del ADN mitocondrial establezcan que son de origen “polinesio” confirma que fueron traídas por migraciones que atravesaron el Océano Pacífico. Ya desde 1903 el investigador Luis Vergara Flores planteaba semejanzas morfológicas entre los mapuches y los polinesios y las insignias de mando de los mapuches llamadas “clavas” son semejantes a las masas de guerra mauri conocidas como “patu” y “wahaica”. La papa dulce (Ipomea batata) es un cultígeno de origen suramericano que se difundió por toda Polinesia y en quechua se nombra “kumara” en tanto que en Polinesia se le conoce como”kumala”, “kumaka” y “kumara”. Las evidencias mencionadas, nos indican que hubo migraciones  y viajes de ida y vuelta entre Chile y Polinesia aquí el link para consulta: http://www.revistaclava.cl/7/articulos_nro7/doc5.pdf



La profesora Silvia González de la universidad John Moores de Liverpool ha realizado estudios anatómicos a cráneos de Pericues, quienes hasta hace 200 años vivieron en Baja California Sur y morfológicamente, así como los estudios de ADN, establecen que están emparentados con los australianos. Aquí el link  para su consulta http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_3633000/3633634.stm

Reproducciòn antropologicoforence de una mujer Pericú. Museo de Historia Natural, Cabo San Lucas
Por: Luis Herrera Gil, Francisco Reynozo Mendoza y Fermín Reygadas Dahl


A pesar de que morfológicamente algunos pueblos ancestrales de América como los residentes de San Agustín en Colombia y los pueblos olmecas y pre-olmecas de Cantón Corralito, Chiapas, denotan un origen africano, algunos antropólogos y arqueólogos mexicanos descartan a priori la posibilidad de un origen africano para algunos pueblos de América. Sin embargo, los investigadores Deena S. Decker-Walters, Mary Wilkins-Ellert, Sang Min Chung y Jack E. Staub de la Universidad de Wisconsin y del Vegetable Crops Research Unit, Department of Horticulure publicaron en Economic Botany 58 (4) pp. 501-508. 2004, los resultados de los estudios que realizaron en Zimbabwe a 5 variedades salvajes del guaje americano Lagenaria siceraria (que se utiliza en todo el Continente Americano para verter en él mate, pulque o agua)  y concluyeron que la evidencia científica determina que el guaje o bule: es africano, por lo que debió haber llegado de la mano de los seres humanos cuando los océanos estuvieron entre 100 y 150 metros más abajo del nivel actual y entre África y Surmérica surgieron islas de la Dorsal Mesoatlántica, permitiendo la navegación neolítica que podemos comprobar en el sitio arqueológico La Marmotta del Lago Bracciano, Italia. El Museo Nazionale Pristorico Etnografico Luigi Pigorini, de Roma, exhibe una barca de aquellos lejanos tiempos en los que nuestros ancestros se aventuraban a navegar.

Barca Neolítica proveniente del sitio La Marmotta, Museo Luigi Pigorini, Roma, Italia

Las evidencias científicas que presento, nos permiten concluir que la aseveración de la arqueóloga subacuatica Pilar Luna de que “el poblamiento americano es Siberia- Estrecho de Bering- América” no es correcto. Uno de los grandes conflictos interpretativos de nuestros orígenes inicia cuando los especialistas generalizan y se pierde así nuestra universalidad. El análisis se torna entonces poco objetivo y se pierde la referencia científica, provocando desinformación y, en el caso de la aseveración de Pilar Luna, se realiza un análisis reduccionista. El debate sobre el origen de nuestros ancestros sigue abierto y falta aún estudiar a profundidad el planteamiento de Dennis Stanford y Bruce Bradley sobre las conexiones líticas entre las herramientas de los Solutrenses (Francia-España) y las de la Cultura Clovis que se difundió desde USA hasta Costa Rica.



Espejos

El descubrimiento del esqueleto de El Hoyo Negro de Tulum es uno de los hitos de nuestra historia, fue realizado por Alejandro Alvarez y Franco Attolini. Por vergüenza profesional y respeto a los investigadores independientes, el INAH, a través de sus boletines y de la voz de Pilar Luna, debe rectificar la información vertida al mundo especificando su rol en la coordinación del estudio emprendido y dejar de decir que es “su descubrimiento”. También es preciso que aclare públicamente que “no porque los análisis mitocondriales del esqueleto de El Hoyo Negro establezcan su origen siberiano: todos los pobladores del Continente Americano provienen de Asia”. Rectificar enoblece, hacer propio lo ajeno y transfigurar la Historia desde la autoridad, es un acto autoritario y de muy mal gusto que no merece tener como mancha una institución de la talla y trascendencia del INAH. 

Claudio Obregón Clairin.

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