domingo, 8 de junio de 2014

El Fútbol y sus cegadores reflejos



El fútbol es una representación plástica de nuestras prehistóricas batallas tribales en las que reafirmamos la identidad, el grupo, la pertenencia y la fuerza comunitaria. El estilo de juego de cada equipo denota su idiosincrasia y su cultura; las diferentes maneras de festejar un gol, refieren la forma en la que las culturas manifiestan su relación con el éxtasis; la derrota es enfrentada con dignidad o con grave dolor en función del control emocional que otorga la historia combativa de cada pueblo.

El fútbol nos permite reconocer y revivir nuestros atavismos de cazadores y guerreros, en un partido proyectamos a nuestro instinto de sobrevivencia y la victoria es una poderosa inyección que fortalece los lazos comunitarios.

En México, el Fútbol es un nítido reflejo de nuestra tendencia a construir un Progreso Involutivo ya que  responde a intereses económicos por encima de los futbolísticos. Los jugadores profesionales de fútbol en México, son valorados como mercancía de uso, préstamo y compra-venta sin que puedan participar en la decisión de su futuro laboral. Existe un “Pacto de Caballeros” entre los dueños de los equipos para no contratar a los jugadores que intentan revelarse a su control. Las comisiones y los anuncios publicitarios determinan las alineaciones y no la calidad futbolística, las posiciones de creadores o delanteros son ocupadas regularmente por extranjeros de mediana talla mundial que impiden el surgimiento de valores mexicanos; tenemos dos campeonatos en el mismo tiempo que la mayoría de las ligas del mundo realizan uno, por el beneficio económico de que cada 6 meses exista un nuevo campeón y, consecuentemente, la irregularidad se manifiesta en los partidos, los entrenadores son despedidos de manera frecuente, el sistema del campeonato permite que un equipo que quedó en octavo lugar, al pasar a la liguilla pueda ser campeón y los jugadores no tienen derecho a formar un sindicato entre otras circunstancias propias de la sumisión colectiva que incluye, por supuesto, a los espectadores.

El mítico narrador Ángel Fernández lo llamó “El Juego del Hombre” y se ponía de pié para saludar a una jugada maestra. Desde el lejano 1966, en Wembley, Don Fernando Marcos se preguntaba por qué siempre las pelotas del equipo mexicano pegaban en los postes en tanto que las de los contrarios entraban al arco, quizá por ello, Enrique “El Perro” Bermúdez invocaba a los dioses del estadio para que iluminaran la puntería de nuestros artilleros pero lo único que logró con sus exóticos rituales fue deformar al idioma y misteriosamente lo expulsaron a donde tejen su nido las arañas después de 35 años de trabajar para Televisa.

Un apartado especial merecen los comentaristas de Televisión Azteca por su lenguaje libido, declaradamente gay y circense. David Medrano acuñó la frase “voy que te quedó jabón…” que nos remite al ámbito sexual, finalmente, es un juego viril. “El Dr.” Luis García es uno de los pocos comentaristas con claridad futbolística ya que fue un gran jugador, ahora bien, en compañía de Chistian Martinolli y del “inmortal” Jorge Campos, han declarado matrimonio a los jugadores, les mandan besos en la boca, los llaman hermosos, quieren tener un hijo con ellos… en fin, el elenco es extenso; lo cierto es que han logrado éxito utilizando un lenguaje homosexual delante a una audiencia netamente masculina lo cual abre espacios para la reflexión y la deconstrucción que nos conduce a indagar los motivos colectivos detrás de la risa o el descaro.

La Selección Nacional de Fútbol participará la próxima semana en el Campeonato Mundial en Brasil después de un espinoso camino de calificación en el que observamos la realidad de nuestro país en el que en lugar de proyectos, se realizan “efímeras instalaciones”. Los mexicanos somos reconocidos mundialmente por nuestra capacidad de improvisación y creatividad, consecuencia de producir y vivir al límite de la fecha establecida y de nuestra negligencia delante al goteo; cuando se abre el chorro, sacamos lo mejor de nosotros para taparlo y empapados, sonreímos para la foto después de que se perdió la mitad del agua disponible.

Un desamoroso amor nos une a nuestra Selección Nacional de Fútbol, emociones encontradas nos invaden cuando suena el himno nacional y minutos después vemos al Chicharito que estrella el balón en el poste o mantenemos el 0-0 hasta el último minuto y en la última jugada los adversarios meten un gol bobo. El entrenador nacional, Miguel “El Piojo” Herrera llegó furibundo a sacar las papas del fuego y logró la clasificación, pero a unos días de iniciar la competición mundial, aún no definía a su portero titular; ha experimentado en exceso y su estilo bravucón de dirigir y su pinta de machín representa la clásica e insegura manera de enfrentar un partido sintiéndose ofendido antes del silbatazo del árbitro a quién el Piojo le reclama por sistema. Cuando su equipo falla, transfiere la culpa a una decisión arbitral o una marranada del contrario.

México es la nación que más hinchas enviará a Brasil, las televisiones europeas se quedan con el ojo cuadrado cuando ven las faraónicas instalaciones de TV Azteca y Televisa en las sedes mundialistas, nos ocupamos de la forma pero olvidamos atender al fondo. La manera en la que se maneja el fútbol en nuestro país --y sus consecuentes limitaciones-- se extiende de igual manera a la Cultura, la Educación y la Economía, es por ello que mientras estaremos embobados viendo nuestro infortunio futbolero, se votarán leyes que transfigurarán nuestro futuro económico.


En un partido de fútbol, los seres humanos se proyectan como guerreros, son 11 contra 11 en igualdad de circunstancias, la diferencia estriba en su capacidades y en el sistema. Difícil tarea la que le espera a la Selección Nacional de Fútbol en Brasil, los intereses mediáticos nos envuelven con la fascinación del “sí se puede…” El maestro Carlos Monsiváis se refería a ese axioma deportivo explicando: “se puede cuando se puede, cuando no, pues no, no todo está en querer”. Dos selecciones infantiles de fútbol han sido campeonas del mundo, entonces se puede triunfar, el conflicto no es de querencias o capacidades sino de intereses que imponen decisiones orientadas hacia el beneficio económico inmediato por encima del desarrollo integral a largo plazo.


2 comentarios:

  1. Hace algunos años, quizás muchos, tuve la oportunidad de leer un estudio titulado El Mexicano, Psicología de sus Motivaciones, del maestro Santiago Ramírez, que bien puede ser el preámbulo a lo que hoy atinadamente comentas sobre los intereses económicos, sobre todo de las televisoras, en torno a los espectáculos, como el del futbol que más que un deporte se antoja como la gran farsa distractora, que está funcionado en México, pero no en Brasil, donde pese a su tradición futbolera, mucha de su gente no se deja llevar por todo ese ese gran montaje de lo que el primer psicoanalista mexicano llamara "la caja tonta de la televisión", que hoy demuestra su inteligencia cuando en Mexico tenemos tantos problemas como en Brasil, pero que aquí los olvidamos gritando: ¡Gooooooooooooooooooolllllllllllllll! Excelente comentario amigo Claudio

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  2. Estimado compañero Clicerio, habrá que consultar el ensayo del maestro Santiago Ramirez, al menos para gritar gol o saludar al portero rival estamos todos de acuerdo. Los jugadores y el Piojo están dando muestra de entereza y convicción, jugaron como nunca y ganaron como nunca. Somos un crisol de contradicciones y sorpresas, un abrazo generoso amigo.

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