sábado, 1 de agosto de 2015

Aporreando al Espejo


Los mexicanos nos jugamos la vida en un volado pero en un albur, nos duele el corazón. “Me vale madres y ahí se va” son sinónimos de nuestro Progreso Involutivo y de nuestra infinita capacidad para hacernos tarugos; tapamos con algodones las fugas de agua y nunca leemos los instructivos.

Las tres mentiras de los mexicanos son: No pica, mañana te lo tengo y llego puntual. En las tres ubicamos dos especialidades mexicanas: el valemadrismo y la distorsión de la realidad.

Nos situamos entre la culpa y la deuda. Somos poco solidarios, el peor enemigo de un profesionista es su colega, carecemos de sentido gremial a pesar de contar con ancestros que valoraron la identidad, la pertenencia, la fuerza del colectivo y por ello fueron grandes en su tiempo. Quien no tranza no avanza, entonces, los gobernantes que elegimos votando o no yendo a votar, alientan las inversiones de cemento por encima de la sobrevivencia.

Somos nosotros, sí, tú, él ella, yo y aquellos, todos nosotros somos de manera consciente, inconsciente o estadísticamente responsables de nuestro desvarío como nación. No son los gobiernos. Somos nosotros. Y hay de dos sopas: o nos peinamos delante al espejo o lo apedreamos. Malas noticias, sucede lo segundo.



El gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle tuvo la grandísima ocurrencia de “dignificar” la zona arqueológica de Cholula, destruyendo los basamentos y vestigios arqueológicos para colar cemento sobre ellos y edificar la Plaza de las 7 Culturas con bonitos restaurantes, áreas verdes, estacionamientos y hoteles. Quienes consideraron que el lindo proyecto del gobernador violentaba un lugar que se considera sagrado desde los olmecas xicalancas, hoy están presos o golpeados. En la iglesia construida en la cima de la pirámide de Cholula, reside la Virgen de los Remedios y ha descendido en contadas ocasiones para ahuyentar desgracias como la peste… en este marco de referencia, los cholultecas decidieron que bajara a la virgen para calmar a los morenos demonios de la plusvalía.



En Tlaltizapan, Morelos, se enviaron unos potentes bulldozers para arrasar un asentamiento precolombino porque por ahí va a pasar una autopista. Delante a las grotescas imágenes de la destrucción arqueológica, salió a cuadro la jefa del Departamento de Trámites y Servicios Legales del Centro INAH Morelos para informarnos que “hubiera sido muy irresponsable (conservar los vestigios) tenían que entrar en un proceso para consolidarse y yo pregunto ¿quién lo iba a financiar? Ante tal desfachatez de la funcionaria, ya se están recabando firmas para que sea destituida de su cargo.




En la zona arqueológica de Calakmul, Campeche, una Estela fue violentada con grafitis y rayones, se observan unas enormes siglas TEC MINA que pertenecen al Instituto Tecnológico de Minatitlán. Se hizo la denuncia en las Redes Sociales y sucedió un fenómeno interesantísimo ya que las reacciones y comentarios de Juan Pueblo denotan los estadios emocionales pero también psicológicos de nosotros, los mexicanos. Hubo quien se pitorreó de la Estela, otros minimizaron el daño diciendo que era una pinche piedra, en mi caso, recibí huevazos y esquivé algunos volados de izquierda porque publiqué intensamente en la página del TEC MINA mi reclamo para que el Instituto diera la cara a la denuncia pública. Cierto, no fueron todos, no estuvo ahí el turista japonés para tomarles la foto, pero la firma refiere a la institución que por cierto, ha guardado un ominoso silencio denotando mediocridad en la Dirección que no asume un cuestionamiento público y multitudinario. El INAH, Campeche, por supuesto, ni por enterado del asunto hasta que los medios de difusión dieron eco al reclamo en Redes Sociales; el INAH realizó una denuncia al Ministerio Público porque es un delito que se castiga con cárcel de 3 a 10 años. Numerosas personas de Mina se sintieron ofendidas de que decenas de individuos denunciaran que unos estudiantes que son el futuro tecnológico de la región actuaron como Homo robustus al tener dos piedras en sus manos y atentaron contra su pasado para hacerse presentes. Este acto de vandalismo puede contextualizarse también, leyendo los comentarios de los mismos estudiantes del TEC MINA.

Los mexicanos tenemos una riqueza histórica que pocas naciones en el mundo poseen, deberíamos sentirnos orgullosos de ello y hacerla propia. Sin embargo, la tenemos considerada como un asunto escenográfico. Al igual que con la destrucción de los manglares para la edificación de Cancún y los hoteles de la Riviera Maya, se piensa en lo inmediato y en lo rentable, en el enriquecimiento de unos cuantos por encima del futuro de todos, de igual manera, usamos a la Civilización Maya para enunciar grandeza y delante a esa abominable güeva llamada investigación, simulamos y transfiguramos su historia tomando como verdades las psicotrópicas ideas de estafadores como Fernando Malkún y sus 7 Profecías Malkunianas, luego entonces: en Playa del Carmen, Tulum o en la glorieta de la autopista en Puerto Morelos, se erigieron monumentos a lo inexistente…!!!



El colmo, hasta los mismos mayas de Sotuta, Yucatán fueron influenciados por la desinformación o aconsejados por oscuros intereses y recientemente celebraron el año nuevo maya el 26 de julio lo cual es incorrecto porque aunque Landa así lo refirió, sucede que el calendario maya no hace correcciones en años bisiestos y por ello no siempre cae el año nuevo maya el 26 de julio. En tanto, por falta de un Reglamento a su Ley Orgánica, el INAH se ha convertido en un gestor de la impunidad tornando en perennes virreyes a sus Delegados.

El desmadre anterior es muy nuestro, a todos nos pertenece por igual. No son eventos aislados, circunstancias o infortunios, son reflejos de nuestra displicencia que se refleja igualmente en la mediocridad del Presidente actual, del recién cesado director técnico de la Decepción Nacional, de las declaraciones de la funcionaria del INAH, cuyo nombre es mejor no recordar o de las Reformas Estructurales del País, en fin… somos el resultado de la imagen que tenemos de nosotros mismos, por ello: si aporreamos una piedra de guerreros que además de ser nuestros abuelos, ya no pueden defenderse; si el gobernador de Puebla consolida su fortuna metiendo una plancha de concreto a nuestro pasado; si seguimos viendo a nuestra Historia con culpa y como un conglomerado de unas pinches piedras, merecemos entonces que nos sigan transando… ya está.

Los siglos de llanto en el Tepeyac pueden convertirse en las aguas que germinen una nueva sociedad, consciente de sí misma, de su riqueza y así la podrá defender y heredarla completa. “El otro no es mi otro yo” como erróneamente se le endosa a los mayas, “el otro es el otro” pero juntos somos mucho más que una voz, ese es el secreto.

Hay de dos sopas.

Claudio Obregón Clairin

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