jueves, 30 de julio de 2009

Artistas Mayas / Efraín Cetz





Las zonas arqueológicas son patrimonio de todos los mexicanos, en ellas, encontramos los espacios rituales que nuestros mayores recrearon para vivir en comunión con sus dioses y a través de las danzas, rituales y sacrificios humanos, los invocaron con la finalidad de mantener un orden con la naturaleza siempre cambiante. 


Fueron sociedades agrícolas, por ese motivo, el Sol, la Luna, las lluvias y la fertilidad jugaron un papel importante en el cotidiano de aquellos individuos que nos legaron algunos mitos, usos y costumbres que transfigurados aún perduran en las raíces de los pueblos que habitan los alrededores de las pirámides y los centros ceremoniales.


La mayoría de las mentes occidentales determinan que nuestro pasado está muerto y presuponen que los mayas desaparecieron. Aquellas mentes son miopes y egocentristas. Al contrario de lo que sucede en otras zonas arqueológicas milenarias como las de Egipto o Irak, en nuestras zonas arqueológicas, las personas que habitan a su alrededor son descendientes de quienes construyeron las pirámides y hablan los idiomas ancestrales.


La Industria Turística Mexicana y la mayoría de los Gobiernos Estatales ahora quieren privatizar nuestros vestigios arqueológicos y ven a los pueblos descendientes de nuestros mayores como un atractivo etnológico, digno de ser promovido como objetos folclóricos para el recuerdo fotográfico de los turistas. Durante los 35 años que he visitado las zonas arqueológicas de mi país, nunca he visto un programa social que favorezca el desarrollo económico de los pueblos originales, por el contrario, siempre han sido marginados, ninguneados, engañados y sometidos a las leyes capitalistas que a ultranza concentran en unas cuantas manos las riquezas generadas por el turismo.


En algunas zonas arqueológicas con comunidades originales en su alrededor, nuestros compatriotas que hablan primero sus lenguas y luego el mexicano, han debido quebrantar la ley para poder subsistir ya que aunque está prohibido vender artesanías en el interior de las zonas arqueológicas, en Chichén Itzá, los mayas ingresan al antiguo recinto sustentados en sus usos y costumbres y venden las artesanías que ellos manufacturan o revenden. Algunas artesanías provienen de otras partes de México pero también de regiones aún más distantes como China.


Es un asunto por demás delicado donde confluyen grandes intereses y enormes necesidades. Como todos los conflictos sociales de nuestro país tiene varias aristas y según de qué lado se encuentre uno, la visión puede ser a favor o en contra de esta situación. Por lo pronto y delante a la marginación, los mayas venden artesanías dentro de Chichén Itzá y así se procuran sus sustento en tanto el Gobierno Federal y el Yucateco no decidan expropiar los terrenos de Chichén Itzá que conforme a derecho pertenecen a particulares quienes, por cierto, también poseen negocios de venta de artesanías dentro de Chichén Itzá. Por otra parte, conforme a la Historia, Chichén Itzá también pertenece a los pueblos mayas.




Menudo conflicto. Pero delante a la adversidad y a la incoherencia, siempre existen destellos de luz, uno de ellos es el artista maya Efraín Cetz, quien desde hace 20 años realiza tallas de madera reproduciendo imágenes que sus ancestros de sangre esculpieron en piedras o dibujaron en cerámicas policromadas. Efraín utiliza únicamente un cuchillo que le sirve de gubia, garlopa, cepillo, barrena y broca; al maestro Cetz le basta un sólo instrumento para realizar sus obras de arte.


En una ocasión y refiriéndome a su trabajo le pregunté a Efraín: en maya, buen trabajo se dice Ma´alo Meyah pero ¿cómo se dice, excelente? Efraín pensó un momento y me dijo Ma´alo, tengo conocido que no siempre se pueden traducir los adjetivos del mexicano al maya pero insistí: cierto, pero entonces ¿cómo dices que es algo verdaderamente extraordinario? El Ah Men Che´ (Maestro en la talla de madera) Efraín Cetz pensó una vez más y me repitió: Ma´alo... luego recapituló y comentó: bueno, también se puede decir Cha´an Bantsil pero casi no se usa, casi siempre decimos Ma´alo ¿por qué, le inquirí? Efraín se aproximó a mi persona como para decirme un secreto y me habló en voz baja: es que los mayas somos humildes.


Quedé electrificado por sus palabras, desde entonces lo admiré aún más y aprecié con mayor intensidad su trabajo. Efraín Cetz talla diferentes tipos de maderas pero se ha especializado en la talla del Cedro, una madera más dura que el Chakah que tallan la mayoría de los artesanos de Chichén Itzá, además, el cedro perfuma el ambiente y es una madera muy amigable.


En cada ocasión que hablo con Efraín Cetz y luego veo su obra, me percato que la historia está viva en Chichén Itzá. Los mayas históricos conocieron la perspectiva en sus esculturas y por ello sobresalen de los frisos y balaustradas enormes cabezas de serpientes; de igual manera, Efráin Cetz coloca en tercera dimensión los anillos de los juegos de pelota que esculpe en sus tallas.




Efraín es un artista que mantiene un diálogo con la madera y es poseedor de su tiempo, sus trabajos dejan mudos a los turistas italianos que guío en Chichén Itzá; en una ocasión, el pensamiento occidental irrumpió en el idioma de Dante y con sorna gritó que en el taller de la casa de Efraín hay un montón de trabajadores que con esmeriles, tornos y otros aditamentos mecánicos estaban manufacturando estas obras de arte y que Efraín Cetz tenía su cuchillo en mano para engañar al turista, causar lástima y que así le compraran. Efraín y yo nos reímos, luego constatamos que la mente occidental de pronto no acepta la verdad aunque la tenga delante a sus ojos. 




En otra ocasión, explicaba a unos turistas los diseños mayas de una de sus bellas máscaras y en un descuido se me cayó de las manos rompiéndose una pequeña cabeza de serpiente. En ese momento me sentí muy apenado con Efraín, algunos turistas me dijeron  ¡eres un tarugo! Y otros, con pena ajena se retiraron. Efraín se aproximó a mi, observó con serenidad el daño que le provoqué y serenamente me dijo, cuando vuelvas a venir, va estar pegada; a los ocho días regresé a verlo y la pieza no solamente estaba restaurada sino que no se veía por ninguna parte el daño que le había provocado, Efraín, con la seguridad que le caracteriza y como si no tuviera importancia, me dijo, mira la pieza, ya está lista y siguió tallando una de sus máscaras.


Cuando visites Chichén Itzá, encontrarás a Efraín Cetz en la muralla Sur, justo a la entrada del camino que conduce al Observatorio, viniendo de la Wits (pirámide) de Kukulkán. Te garantizo que su trabajo artístico es uno de los más logrados en Chichén Itzá; Efraín no es un artesano, es un Ah Its´at (artista) y me siento orgulloso que el otro sol, a los turistas de un grupo que estaba guiando, les comentó que yo era su amigo. 




2 comentarios:

  1. Increible Artista!!!. Lastima, yo estuve en 2006 y no pase por alli. Realmente el mejor que he visto....Un gran saludo a Efrain Cetz desde Argentina.

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  2. Saludos Arte2012, en cuanto vea a Efraín Cetz, le mandaré tus saludos... gracias... : )

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