martes, 23 de junio de 2009

Arqueólogos Cancunenses / Guillermo de Anda


Guillermo de Anda. Foto de Melissa French



Nuestros Mayores entendieron que los seres humanos formamos parte de "un todo" dividido en tres secciones: Cielo, Tierra e Inframundo. 

En la Península de Yucatán existen más de 500 cenotes y decenas de ríos subterráneos; para los mayas, el subsuelo es donde se origina la vida y fue llamado Xibalbá; en él, habitaban seres divinos y despiadadas consciencias inorgánicas.

El maestro Guillermo de Anda es un reconocido arqueólogo subacuático, explora los cenotes y las cuevas del Xibalbá, realiza estudios forenses con los restos humanos encontrados en los Cenotes, atesora certezas  y con ellas nos revela los secretos del universo subterráneo maya.

Durante tres años, Guillermo dirigió a un grupo de especialistas en el minucioso estudio de las 250 osamentas recuperadas en el interior de las aguas del Cenote Sagrado de Chichén Itzá. Sus conclusiones fueron sorprendentes: al contrario de lo que versa el machista mito moderno, los mayas no sacrificaron a "princesas vírgenes" sino más bien, a niños. 

El 79% de los restos óseos encontrados en el Cenote Sagrado, fueron de niños que al momento de morir, tenían entre 3 y 13 años de edad; el 21% restante, eran adultos y, de entre ellos, el 67% fueron hombres. 

Otro fascinante descubrimiento de Guillermo de Anda y su equipo en el Cenote Sagrado, es la confirmación de que algunos niños fueron sacrificados, enterrados y después de unos años, exhumados y ritualmente ofrecidos a Chaac Xib Chac, divinidad maya que propicia las lluvias y que reside en el Xibalbá. 

Este ritual maya reproduce un pasaje del mito de los Héroes Gemelos del Popol Vuh en el que ambos fueron sacrificados por los Dioses del Xibalbá y lanzados al agua donde tiempo después, "renacieron" en forma de peces, se transformaron en actores, regresaron con los Dioses del Xibalbá, los vencieron y finalmente se transformaron en el Sol y la Luna.

El Popol Vuh ha sido considerado por algunos estudiosos como un libro poco confiable ya que en su contenido aparecen tanto conceptos mayas como cristianos; sin embargo, esta percepción cambió a raíz del descubrimiento de los Murales de San Bartolo, Guatemala --datados al rededor del 200 antes de Nuestra Era--, que revelaron imágenes y pasajes mitológicos que encontramos en la prosa del Popol Vuh, lo que confirma la permanencia de la esencia de los mitos mayas a pesar de la influencia occidental.

Recientemente y enmarcado en el proyecto arqueológico "Camino al Xibalbá", el arqueólogo cancunense realizó uno de los grandes descubrimientos arqueológicos mayas de todos los tiempos. 

Al sureste de la ciudad de Mérida y en 14 cuevas de los municipios de Tecoh, Homún, Kantunil, Chocholá y Abalá, Guillermo y un equipo de especialistas en diversas disciplinas, descendieron al Xibalbá a través de tiros de hasta 30 metros de profundidad y encontraron un complejo escenario de galerías, caminos rituales, templos, esculturas monolíticas talladas en estalactitas y espacios sagrados relacionados con el culto a los cuerpos de agua. 

Resulta extraordinario que los mayas históricos construyeron y habitaron esos recintos subterráneos en condiciones de adversidad absoluta dadas las características tecnológicas de la época precolombina y, bajo esas circunstancias, los mayas construyeron un Sacbé (Camino Blanco) subterráneo con una longitud de más de 100 metros que desemboca en un cuerpo de agua donde se encontraron unos escalones que daban acceso al agua y restos de vasijas ceremoniales.

Otro sorprendente descubrimiento son los muros de mampostería de hasta 4 metros de alto y 8 de ancho edificados en el interior de una galería subterránea; en el lado derecho de cada uno de los muros y a nivel de piso, se encuentra un pequeño pasadizo de 80 x 60 cmts. que permite continuar hacia el otro lado de la cueva donde se encuentra un segundo muro en las mismas condiciones y luego otro y así, un muro después del siguiente para crear la sensación de que durante los rituales de iniciación chamánica se atravesaba un portal y se  accedía a un umbral.





Guillermo se preguntó ¿cual es el propósito de ponerse obstáculos? Y responde que esos espacios rituales no cumplían una "funcionalidad en términos de nuestro pensamiento occidental y racional, sino que en realidad, los mayas materializaron un pensamiento simbólico. Esos espacios pueden vincularse con los pasajes del Popol Vuh que hacen referencia a la Casa de las Navajas o a la Casa del Frío que también recorrieron los héroes gemelos.

En otra cueva --tipo salón-corredor-- de 40 metros de largo, se localizó un piso finamente aplanado, al centro, un camino ritual "sin huellas" y al fondo, un nicho con restos de Carbón, los investigadores quedaron sorprendidos por la sobriedad del espacio y por las blanquísimas paredes. Para acceder a esta cueva, tuvieron que pasar por espacios reducidos donde únicamente se podía continuar desplazándose en forma horizontal, esta condición, nos recuerdan las palabras del h-men quien afirma que para ingresar al Xibalbá, hay que desplazarse como lo hacen los gusanos, animales que comunican al Xibalbá con la tierra; los gusanos --continúa el Hombre de Conocimiento--: son seres intermediarios entre la vida y la muerte.

En otras cuevas, se ubicaron algunas habitaciones rituales y es ya motivo de controversia el descubrimiento de templos sumergidos en algunos cenotes. 

Al ingreso de otra oquedad, se registraron 154 manos dibujadas entorno a dos cuerpos de agua, las manos en las paredes nos recuerda la impronta paleolítica que en ellas ubica el acceso a otras realidades. Las cuevas son espacios sagrados, en su interior se almacenan las aguas, el silencio silba suavemente y manteniendo quieta a nuestra mente, es posible escuchar las voces de la otredad.

Cuando ingresamos a una cueva con una antorcha sostenida en nuestras manos, quedarán los rastros del humo en las paredes, además, el oxígeno sufrirá una rápida combustión y al cabo de un rato, no se podrá respirar.  Las paredes de las cuevas encontradas por Guillermo están límpidas, blanquísimas, de modo que todas esas construcciones y también los rituales que se escenificaban en ellas... fueron realizados por seres que  podían "ver" en la oscuridad. 

Actualmente Guillermo participa en otro proyecto de exploración en los cenotes de Chichén Itza y dada su capacidad, determinación, profesionalismo y disciplina, próximamente nos ofrecerá nuevas certezas que nos sorprenderán y renovarán la interpretación de nuestros mayores. 

Algunos guías de turistas contamos con el privilegio de la amistad de Guillermo y es que de Anda es un arqueólogo que comparte su conocimiento, que reconoce la importancia de otras voces porque la diversidad enriquece la percepción histórica de la Civilización Maya. 

Guillermo de Anda es un arqueólogo comprometido, triunfador, reconocido internacionalmente y, además, cancunense.



2 comentarios:

  1. Hola, tu artículo es muy conciso y apegado a la realidad, efectivamente, yo tomo una clase con el profesor de Anda y esa ha sido de mis mejores experiencias académicas, pues bajo su tutela el guía a los alumnos por un mundo de descubrimientos y análisis, más allá de lo previsto por nuestras pequeñas mentecitas. Un excelente profesor, sin duda alguna.

    Noris.

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  2. Muchas gracias por tu comentario y disculpa que hasta hoy día le doy respuesta. Guillermo es un maestro que comparte y multiplica, es el único arqueólogo que conozco que abiertamente ofrece los frutos de su experiencia y por ello, las fuerzas del Xibalbá lo aceptan y lo guían. Tengo el honor de gozar de su amistad y de su tutela, lo considero también mi maestro... me da gusto coincidir contigo, Noris... Claudio.

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