sábado, 18 de septiembre de 2010

Palenque y Toniná / Ciudades Rivales del Mundo Maya











Los ahauob (reyes mayas) invocaban a entidades divinas o consciencias inorgánicas que activamente participaban en su cotidiano y determinaban su destino bajo un orden calendárico. El universo de los mayas históricos era ritual y cíclico, las guerras estuvieron condicionadas a las posiciones que ocupaba en el horizonte el planeta Venus y con precisión observaron, siguieron y midieron los ciclos sinódicos (tiempo que toma un planeta en dar una vuelta al Sol) de Marte, Venus, Júpiter y Saturno quienes transitan alrededor de la Eclíptica, que es la banda imaginaria que va del Este al Oeste y por la cual, además de los planetas mencionados, también se desplazan la Luna, el Sol y al fondo 13 constelaciones, para nuestros mayores, la Eclíptica era una serpiente de dos cabezas y propongo que las dos cabezas son el Sol y la Luna.

Los mayas observaron a la Eclíptica como si fuera un engranaje de una caja fuerte al que se le dan ciertas vueltas a la derecha y otras tantas a la izquierda hasta que la correcta combinación abre la puerta. El engranaje se compone de tres niveles, en el primero circulan el Sol y la Luna (la Luna al igual que Marte, son los únicos cuerpos celestes que observados desde la percepción terrestre “meten reversa unos días para luego seguir avanzando”), en un segundo nivel, se ubican los planetas y en el plano más lejano, circulan 13 constelaciones.

Los monumentos pudieran ya estar concluidos pero no se “inauguraban - bendecían” inmediatamente después del último brochazo, como sucedió con la inauguración del Templo de la Cruz, en Palenque, en la que K’inich K’an Balam esperó a que sobre la Eclíptica estuvieran presentes Júpiter y Saturno y, al igual que sucede con la caja fuerte, se “abrieron los canales energéticos” que contactaban a los reyes divinos mayas con el movimiento planetario y las entidades divinas.

Estas expresiones de una “religión chamánica” en la que los objetos se tornan objetos nos explican la importancia del rol social del ahau (rey) quien era considerado como una representación divina sobre la tierra y su parentesco con los dioses mitológicos era la fuerza vital que sustentaba su Poder.

Los mayas compartieron una misma visión del universo, un origen mitológico común, pero cada ciudad tenía sus propios dioses o entidades divinas, Palenque, por ejemplo, fue una ciudad que en diversas ocasiones sufrió invasiones y asesinatos de sus ahauob a manos de los gobernantes de Calakmul y Toniná, entonces, el Ch´ulel (energía vital que contiene la sangre) de la familia real de Palenque, históricamente se transmitió por medio de las Ixahauob (reinas). Es por ello que en Palenque, la Diosa Madre Garza fue venerada como diosa tutelar al contrario de lo que ocurrió en otras ciudades mayas donde ni siquiera se le menciona. 








Durante el reinado del famoso ahau de Palenque, K´inich Janaab’ Pakal K´in (enterrado en el Templo de las Inscripciones) la ciudad se mantuvo en relativa independencia y fue aliada de Tikal, sabemos que en 659, Pakal mismo recibió y ayudó al ahau de Tikal, Nuun Ujol Chaak quien desde hacía dos años erraba por el Mundo Maya porque había sido expulsado de su reino y perseguido por el implacable ahau de Calakmul, Yuknoom Ch’een II. 


Cuando murió Pakal, su hijo K´inich K´an B´alam II contaba con 48 años y ascendió al trono el 7 de Enero de 684 y gobernó durante 18 años. Tomó a su cargo la culminación de la construcción del Templo de las Inscripciones donde fue enterrado su padre y poco tiempo después, edificó tres magníficos templos que hoy llamamos del Sol, de la Cruz Foliada y de la Cruz.

Templo del Sol y al fondo el de la Cruz Foliada

A pesar de recientes excavaciones en los templos construidos por K’inich K’an B’alam II, aún no se ha encontrado su tumba. Una escultura ubicada en el Museo de Sitio de Toniná muestra a un cautivo llamado K´an Balam quien podría explicarnos el trágico final del ahau de Palenque y por ello no se ha localizado su tumba, aunque es importante mencionar que entre las dinastías mayas se repiten los nombres de los ahauob por lo que pudiera tratarse de otro ahau y no el de K’inich K´an B´alam II.

Cautivo Museo de Sitio, Toniná, Chiapas
El jeroglífico se lee K´an B´alam


K´inich Kán Joy Chitam II prisionero de Toniná
El hermano de Kinich K´an B´alam II, Kinich K´an Joy Chitam II, ascendió al trono a los 57 años y gobernó durante 9 hasta que fue capturado por el temible ahau de Toniná, K´inich B´aaknal Chaak.

La fotografía que acompaña el artículo muestra al desafortunado K’inich K´an Joy Chitam II empotrado en un nicho, amarrado, sometido y triste --aunque se le representa más jóven del hombre anciano que era-- y para que el acto de sumisión dejara huella, se llamó a un artista escultor de Palenque para que fuera él quien esculpiera a su señor sometido por K’inich B´aaknal Chaak, pero… ¿quién fue este ahau de Toniná? Se trata de un extraordinario guerrero quien a la edad de 35 años llegó al poder, desconocemos si su antecesor, el Gobernante 2 fue su padre, lo cierto es que éste, tuvo un final deshonroso a manos de K’inich K´an Balam II, ahau de Palenque y hermano del infortunado K’inich K’an Joy Chitam.

Antes de la captura de K’inich Joy Chitam, K’inich B´aaknal Chaak intentó tomar revancha y dirigió una Guerra Estrella (guerra nocturna que se realizaba cuando al atardecer se veía a Venus sobre el horizonte) contra la ciudad de Palenque, aunque su propósito era tomar como prisionero a K’inich K´an Balam II, el ahau de Palenque se escapó pero en la huida alcanzó a capturar al sahal (noble) K´awiil Mo´ quien públicamente fue denigrado, martirizado y ejecutado en la ciudad de Toniná.

K’inich B´aaknal Chaak conquistó varias ciudades tributarias de Palenque y para el año 693 había colocado a Toniná como un suprareino con amplia autoridad en el río Usumacinta, en los altos de Chiapas y en el Golfo de México.

K’inich B´aaknal Chaak murió en 708 y ascendió al trono de Toniná el Gobernante 4. Palenque tuvo que esperar hasta el año 721 para recuperar su independencia con la ascensión al tono de K´inich Ahkal Mo´ Naab´III.


Todo se puede con la ayuda divina

Las ciudades mayas fueron Ciudades Estados dirigidas por dinastías emparentadas con entidades divinas que se invocaban para la guerra y por ello las guerras mayas fueron guerras divinas en las que no participaban grandes ejércitos sino pequeños grupos de adiestrados guerreros que acompañaban a los ahauob (reyes) y sahalob (nobles gobernantes) en expediciones nocturnas para que acechando al enemigo, lo  tomaran prisionero en combates cuerpo a cuerpo donde no se asesinaba al contrincante sino que se inmovilizaba para llevarlo cautivo a la ciudad de los vencedores y, como era hijo de las entidades divinas vencidas, su sangre divina “Ch´ulel” era ofrecida ritualmente a las consciencias divinas victoriosas.

Estos rituales derivaban en la sumisión de los pueblos vencidos quienes pagaban enormes tributos y ofrecían la mano de obra para construir enormes pirámides; en el caso de Toniná, las conquistas de K’inich B´aaknal Chaak y del Gobernante 8 (aún no se ha podido traducir su nombre) condujeron a los mayas de Toniná a construir la pirámide más alta de México, mide 75 metros de altura y en sus siete basamentos se localizan habitaciones, tumbas de algunos ahauob y distinguidos sahalob (nobles), se conserva un friso decorado con escenas alusivas a las diferentes eras o épocas que existieron antes de nuestro tiempo así como esculturas de sus dignatarios en comunión con sus entidades divinas.







Delante a esta enorme pirámide se localiza una plaza ceremonial, algunos basamentos, varios juegos de pelota y enormes plazas dedicadas a la realización de ceremonias religiosas en las que los ahauob de Toniná invocaban a sus ancestros, a sus entidades divinas y a sus wayob (nahuales o acompañantes energéticos) justo antes de iniciar una Guerra Estrella o para festejar sus victorias y la captura de sus enemigos, La pirámide de Toniná se construyó sobre una enorme plataforma más o menos rectangular que justamente recuerda al mito de la Creación Maya que en sus orígenes explica que originalmente las aguas del cielo y las aguas del mar estaban unidas, entonces hubo un movimiento producido por el viento que separó las aguas y cuando éstas estuvieron divididas y calmas, de entre ellas, surgió un Witz (Montaña Mágica o pirámide) y debajo del Witz apareció la tierra que tenía una forma rectangular, Los ahauob de Toniná recrearon en su ciudad el mito de la creación, habitaron al Witz (pirámide) y la pintaron de color rojo para recordar que la montaña y ese color son los vínculos con las entidades divinas que cotidianamente eran invocadas para mantener el orden y que ellas gobernaran sobre las entidades divinas de otras ciudades nutriéndose de “Ch´ulel”.


El título real de los ahauob de Toniná se escribía en jeroglíficos como K´uhul Po´Ahau o “Señor divino de Po” y se han reconocido 12 de ellos, algunos nombres no han sido traducidos y por ello se les nombra con un número, sabemos que fueron mucho más de 12 ahauob pero sus vidas no siempre fueron afortunadas y las conquistas y las guerras han borrado los textos jeroglíficos que hablaban sobre ellos, Tenemos el registro del final de Toniná, de hecho, es en esta ciudad donde se localiza la última fecha realizada por los mayas en el sistema de la Cuenta Larga 10 Baktunes, 4 Katunes, 0 Tunes, 0 Uinales, 0 Kines y que en nuestro tiempo gregoriano equivale al 15 de Enero de 909, este fue el ultimo evento fechado por los mayas llamados Clásicos.

 última fecha registrada en la Cuenta Larga
10.4.0.0.0 / 15 de Enero 909

Así como ignoramos los nombres de los primeros ahauob de Toniná, desconocemos igualmente el nombre del último ahau que mando inscribir la fecha del 909, esos años de decadencia maya tuvieron el sello de una enorme sequía, algunas ciudades ya habían sido abandonadas, en otras se registraban luchas por el Poder entre las dinastías locales y los invasores no-mayas provenientes del Altiplano, había epidemias e insalubridad, el hambre y los incendios eran las características de aquellos soles y el gobierno de los ahauob se aproximaba a su fin, aquellos dirigentes que construyeron ciudades en la selva habían perdido el control de los ciclos divinos, la entidades guerreras y los ancestros no respondían al crugir de la tierra seca, tampoco a las plegarias humanas, el pueblo perdía respeto a sus autoridades y la decadencia fue inevitable, así fueron los últimos años de los Mayas Clásicos, pero no desaperecieron ni se fueron a la Constelación de Orión ni  a la Cuarta Dimensión como afirman los escritores de ficción histórica, sino que “evolucionaron” mezclándose con las poblaciones toltecas-teotihuacanas que llegaron del Centro de México, formando una nueva sociedad en la que los dirigentes se llamaron Halach Uinicob, que quiere decir “Los Hombres Verdaderos”, ahora bien, si estos nuevos líderes se decían verdaderos significaba que antes de ellos o paralemente a ellos se encontraban también los “Hombres Falsos” que serían los ahauob, dignatarios que durante Mil años gobernaron las ciudades mayas con el auxilio de entidades y consciencias divinas e inorgánicas pero que una severa sequía condujo a la desaparición de ese orden divino.

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