sábado, 11 de diciembre de 2010

Claudio Obregón y sus lúdicos sonidos








Hay sonidos en el vacío, los he visto circular en torno a mis pensamientos, ayer inquirí al viento cómo es posible escucharlos cuando no está presente y me dijo que viajan impulsados por las caricias de la ausencia, de pronto se fijan en el recuerdo de un parlamento, en las luces de un escenario, en los matices de un personaje que reposa en el camerino la víspera de un estreno, en el espacio entre dos aplausos, Explicó que no debía sorprenderme, que es así como las trayectorias de los actores se revelan presentes en la memoria colectiva, exactamente así, como sonidos en el vacío…

Se ha ido mi padre, lo acompañé con mis brazos a ese umbral que nuestros mayores ubicaban en el Norte y explican que es blanco, se integró a la luz que también es blanca, su ausencia ha transfigurado mi cotidiano y mi destino, confieso que me ha costado volver a escribir y sobre todo no poder compartirle mis palabras para que con su sentido crítico ubique mis defectos, Durante los últimos 3 años hablábamos por teléfono todos los días, aún si nos encontrábamos en regiones distantes o separados por montañas y ríos, Se fue mi maestro, mi amigo, mi guía, mi padre, con él, partió también un yo que ya no encuentro por ninguna parte, ni siquiera en los sonidos del vacío, ahora el cotidiano me resulta desafiante, he debido reconstruirme y entiendo que preciso honrar su memoria siendo congruente y paciente.

Su camino con corazón lo hizo un fenómeno del Teatro en México, y en estos días, caminando por la Ciudad de México volteo a cualquier parte y encuentro referentes de su vida y de su obra, Los actores son los únicos creadores que portan su obra en sí mismos, por ello platicar con él era una experiencia sensorial muy cercana a la representación escénica, Desde que aprendí a leer le ayudaba a memorizar los parlamentos de sus personajes y cuando fui adulto, en cualquier momento podía recibir su llamada telefónica para compartirme un descubrimiento del personaje que estaba incorporando a su ser, ahora todas estas experiencias circulan por el vacío, como lúdicos sonidos.




He comentado que mi padre fue un chamán-actor y que enfrentó a la muerte con una sonrisa y en plenitud de sus facultades intelectuales, durante sus últimas noches repasamos  la Historia de la Humanidad, fue él quien decidió partir, comprendió la impermanencia y aceptó como guerrero que su cuerpo ya no podía integrar más personajes, no deseaba seguir viviendo sin poder estar en el escenario y tomó la decisión de irse cuando el sol se encontraba en el cenit, la semana próxima se cumplirá un mes de su partida y a través del viento me ha dicho que debo retomar la comunicación con ustedes, queridas y queridos lectores, durante las próximas semanas subiré en este espacio algunos pensamientos que le brindaron sus amigos y hermanos actores, también deseo invitarlos a sintonizar Radio Educación este próximo miércoles 15 de diciembre en: http://www.radioeducacion.edu.mx/al-aire/  de las 5 a las 6 de la tarde --horario de México D. F-- y escuchar un programa en vivo, dedicado a la memoria de mi padre.


Claudio Obregón y Laura Almela en Casanova o la Humillación de David Olguín


Al maestro Claudio Obregón no le gustaban los homenajes pero resulta inevitable rendir tributo a su trayectoria como creador y agradezco a la Dirección de Radio Educación que dedique un espacio en su grata programación para rememorar a mi padre y abrazo a Salomé Mendoza, Eréndira Salazar y Marcos Zetina, --buenos amigos del actor Claudio Obregón-- por impulsar y organizar este programa, en los micrófonos estaremos presentes mi tía adoptiva Luisa Huertas, el camarada de mi padre Jorge Meléndez, el dramaturgo y muy cercano a mi padre, David Olguín y un servidor, retomaremos algunos pasajes de su vida, de sus luchas sociales y de su obra, escucharemos algunos de los poemas que leía con maestría y celebraremos con él, al Teatro, espacio sagrado donde se mira para luego ver…



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