miércoles, 11 de enero de 2012

Quietux, capital de Pensalandia

Para Michele Moreno

Estuve unos días en Quietux, capital de Pensalandia, un pequeño país en el que sus habitantes veneran a sus árboles, es más, hablan con ellos. Al aterrizar, se nos recordó que cada hora, los habitantes de Pensalandia realizan un reposo de cuatro minutos llamado “Instantium” en el que paran por completo las actividades que están realizando, se sientan o se acuestan  y reflexionan sobre su comportamiento mental, se preguntan si han sido honestos en sus intenciones y prudentes con los demás…

 

El primer “Instantium” lo tuvimos en la carretera, el chofer frenó pausadamente, orilló su autobús, descendió junto al trasladista y a la representante de los laboratorios; cada uno se acomodó en la mejor orilla de la banqueta o piedra que encontró, cerraron sus ojos y empezaron a meditar. Lo realmente increíble es que a nuestro alrededor, decenas de carros se habían estacionado y algunos conductores descendieron también a la orilla de la carretera para reflexionar durante 4 minutos si sus pensamientos de la última hora habían sido correctos.

Al reiniciar nuestra marcha, observamos a los Pensalandios que guardaban silencio y subían a sus vehículos y a nuestro autobús, los veíamos como si fueran robots, daban la impresión de tenían conciencia de cada uno de sus movimientos, un doctor argentino soltó una carcajada y gritó ¡pero qué exagerados…! Con una amable sonrisa, la representante de los laboratorios, tomó el micrófono y nos comentó que antes de llegar a nuestro hotel haríamos otra parada para otro “Instantium” y que durante nuestra estancia en Quiutux, nos invitaba a  acompañarlos en la práctica del “Instantium” ya que era una disciplina mental que ayudaba a mantener el buen humor sin necesidad de agredir o denigrar al vecino.

Durante la cena, irremediablemente el Instantium se repitió en dos ocasiones y de nueva cuenta el doctor argentino se desesperó y pidió hablar con el gerente, el problema es que nadie lo escuchaba porque el gerente y todos los pensalandios estaban meditando, cuando al fin concluyeron, el gerente invitó al doctor a degustar un licor de ciruelas selváticas en una terraza donde dos pavos albinos se regodeaban con su blanquísimo plumaje ¿cómo diferenciaría usted a la hembra del macho? Preguntó el gerente al doctor quien apresurado contestó: Pues… por su tamaño, supongo… he ahí el detalle estimado doctor, respondió el gerente, no es el tamaño sino la intención lo que hace la diferencia en la naturaleza, en los actos, en las palabras... nosotros reflexionamos cada hora para estar en armonía con la naturaleza, doctor, lo invitamos a hacer lo mismo… ¿pero por qué lo hacen…? ¡Lo trascendente es hacerlo doctor, hacerlo… disfrute su licor, debo atender a unos clientes que van llegando, se levantó y se encaminó a la entrada del restaurante.

El asunto del “Instantium” casi enloqueció al doctor argentino y unos días después, en un rato libre que tuvimos, me pidió acompañarlo a la Universidad Autónoma de Quietux para entrevistarnos con un lingüista que había localizado por teléfono. Nos recibió sonriente, era un tipo de baja estatura y enorme barba, un poco calvo y usaba lentes redondos de regular aumento, siéntense nos dijo ¡pero no había dónde hacerlo! Todo estaba repleto de libros, anotaciones y revistas, seguimos de pie y después de un rato, el doctor insistía ¿de dónde surgió ésta alucinante tradición? No está escrito en piedra –dijo el lingüista—pero una tradición oral indica que el emperador Hun Huan decretó que todos deberían realizar el “Instantium” y cuando todos lo hicieron, el país estuvo en paz, ya luego decidió desaparecer al Imperio, son lejanos tiempos y muy pocos recuerdan el origen del “Instantium”. En ese momento el profesor se disculpó y en una silla realizó el ritual de reflexión sobre sus pensamientos… mi amigo argentino sigue sin estar satisfecho y piensa que le están ocultando la verdad pero va a seguir investigando, es más, proyecta regresar a Pensalandia el próximo mes, a mi me parece que terminará practicando el “Instantium”, te lo recomiendo, es una poderosa práctica…














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