martes, 18 de marzo de 2014

La Serpiente de Luz de Chichén Itzá


Misterios y Descubrimientos
La Serpiente de Luz de Chichén Itzá




Durante los equinoccios y en Chichén Itzá, se observa el descenso de una Serpiente de Luz sobre la balaustrada Norte de la construcción maya que nombramos la Pirámide de Kukulkán. Este fenómeno es considerado una hierofanía, es decir, un evento sagrado que se hace visible, tangible, presente. 

El abogado e investigador Luis E. Arochi, reportó el fenómeno y publicó en 1976 “La Pirámide de de Kukulkán, su simbolismo solar”. Recuperó la trascendencia simbólica del también llamado “descenso de Kukulkán” relacionando a la Serpiente de Luz con los ciclos celestes, los calendarios y los ciclos agrícolas. El maestro Arochi --de manera autodidacta y muchas veces a contracorriente-- trabajó con férrea voluntad para comunicar a la mente occidental la trascendencia de ver en el movimiento celeste a los secretos de la mágica percepción de lo sagrado.

La aparición de la Serpiente de Luz es un proceso gradual, conforme el Sol desciende sobre el horizonte, se van formando 7 triángulos de luz sobre el perfil de la balaustrada Norte de la construcción que también conocemos como “El Castillo” (a las pirámides, los mayas las nombraron Witz). Junto a los 7 triángulos de luz hay otros 6 de sombra, la suma de los triángulos nos da el cabalístico número 13 que los mayas relacionaban con 13 cielos (sugiero que esos 13 cielos hacen referencia a las 13 constelaciones que transitan del Este al Oeste por la Eclíptica).

Cuando la Serpiente de Luz se forma completamente, observamos que apunta hacia el Sac Beh o Camino Blanco que nos conduce al Cenote Sagrado donde habitaba la célebre entidad divina de las aguas, Chaac, de tal suerte que descendiendo desde el cielo, utilizando como “pista de aterrizaje al Witz de Kukulkán” y prosiguiendo en dirección Norte por el Sac Beh hasta el Xibalbá (inframundo acuático maya): la Serpiente de Luz recorre los tres niveles del universo estratificado maya.

Durante los periodos equinocciales se abren y se cierran los ciclos agrícolas, se señalan las temporadas de sequía y de lluvias, se hace tangible el concepto binario, dual, que para los mayas era una unidad. La Serpiente de Luz entonces tiene la función ritual de unificar a los 3 Mundos Mayas y su presencia es una representación plástica del ámbito sagrado que se relaciona con la subsistencia agrícola de los pueblos mayas quienes ritualizaron su cotidiano a través de evocaciones, invocaciones o hierofanías. Las entidades divinas mayas condicionaban el devenir de los humanos y les exigían atender sus designios, rendirles tributo y aceptar su carácter siempre cambiante que provocaba largas sequías o poderosos huracanes.

Aunque la hierofanía de la Serpiente de Luz aparece en Chichén y en Mayapán, no significa que fuera una divinidad que de pronto nació en el periodo histórico que nombramos Posclásico. Las Serpientes de Visión fueron veneradas por los mayas del Clásico y tenemos referencia epigráfica que se nombraban Waxaklahun Ubah’ Chan.

Ahora bien, en anteriores ensayos he comentado pasajes de un trabajo de investigación que realizo desde hace cuatro años en Canadá sobre los orígenes boreales de algunos mitos de las culturas autóctonas de México, Colombia y Perú. Sigo la estela de los mitos ancestrales que aún perduran entre los pueblos mayas y entre los mestizos americanos como el Okol Pal o Roba Chicos; ubico sus orígenes en las culturas chamánicas boreales de las cuales aún quedan algunos de sus descendientes como los pueblos Inuit. De tal suerte, no es coincidencia sino reminiscencia que el Norte en maya se nombre “Xaman” y que se pinte de color blanco (referencia al pasado glaciar de los ancestros mayas).

Sustentado en el pasado boreal y chamánico de los pueblos mayas y de las demás culturas autóctonas de América, propongo que la Serpiente de Luz de Chichén Itzá “es una referencia ancestral y tropicalizada de la Aurora Boreal” y es por ello que al descender del cielo, lo hace por el lado Norte de la estructura piramidal unificando a los 3 Mundos que también concebían las culturas boreales.

Si observamos que un evento sagrado se torna visible en un monumento construido intencionalmente por los seres humanos, asistimos a la suma de experiencias, percepciones e interpretaciones del universo religioso de varias generaciones. Las hierofanías no aparecen espontáneamente, son el resultado de acuerdos, de largos procesos cognoscitivos y del conjunto de experiencias sensoriales. 

Sugiero que La Serpiente de Luz de Chichén Itzá tiene sus lejanos orígenes en la experiencia vivencial y ancestral de las Culturas Boreales y que siglos después se tropicalizó en las sociedades agrícolas autóctonas de México. Cuando se observaba en el gélido Norte, se le relacionó con los eventos chamánicos y la pesca y la cacería; al viajar hacia el Sur inmersa en los recuerdos de los migrantes, se transfiguró para relacionarse con las actividades agrícolas tropicales, luego durmió varios siglos entre los rumores de la selva hasta que se restauró la llamada Pirámide de Kukulkán y el maestro Arochi nos recordó su importancia ancestral.




En nuestros días y provenientes de regiones distantes, peregrinos de sintaxis equidistantes fotografían con inquietante curiosidad a la Serpiente de Luz, algunos de ellos, fascinados, ubican su voluntad en la renovación, otros requieren una interpretación histórica y hay quienes realizan rituales pronunciando palabras sagradas y ajenas a su lengua materna; los danzantes, con el movimiento prescinden de la palabra para comulgar; los turistas impacientes dejan pasar de largo la oportunidad de silenciar su diálogo interno e insatisfechos comentan alguna presurosa banalidad.

Después que los visitantes se retiran, los custodios mayas de la zona arqueológica observan que la Serpiente de Luz regresa al cielo por donde descendió, entonces, el vacío que envuelve a la plaza constata que los seres humanos estamos configurados de creencias, racionamientos, intuiciones, deseos, insatisfacciones, rituales, sueños, añoranzas y, a la distancia, La Serpiente de Luz es un puente con la otredad.  


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