sábado, 22 de marzo de 2014

"El Hoyo Negro de Tulum" / Misterios y Descubrimientos


Misterios y Descubrimientos



El Hoyo Negro de Tulum

Los ríos subterráneos más grandes del mundo se encuentran en los alrededores de Tulum, Quintana Roo, se les conoce como Aktun Ha, Nohoch Nachich, Autlán, Sac Actun, Oxbel Ha y Dos Ojos. Temerarios buzos han ingresado desde hace algunas décadas a las oquedades sagradas para explorarlos y han localizado los restos óseos de animales prehistoricos y las osamentas de individuos considerados como los más antiguos del Continente Americano.

Los niveles actuales de los océanos han experimentado pronunciados descensos durante las glaciaciones, en algunos casos descendieron hasta 200 metros de su actual nivel. Cuando los primeros habitantes del Continente Americano deambulaban por la actual Península de Yucatán, las grutas y oquedades proporcionaban seguridad delante a sus predadores como los osos gigantes o los tigres diente de sable; saciaban su sed con el agua que se filtraba de las lluvias e igualmente otros animales prehistóricos descendían para abrevarse.

Recientemente Alejandro Álvarez, director del Proyecto Espeleológico Tulum (PET), dio a conocer uno de los hallazgos más importantes de la historia contemporánea. Alejandro,  junto a su compañeros de expedición Alberto Nava y Franco Atollini ubicaron los restos óseos de animales y seres humanos de la Edad de Hielo en un orificio de 50 a 60 metros de profundidad situado en uno de los ríos subterráneos próximo a Tulum y lo nombraron El Hoyo Negro. A pesar de que se ha informado su nombre y localización, prefiero no seguir divulgándolo ya que  por su trascendencia histórica, es preferible mantener en secreto su localización.



El descubrimiento de fauna e individuos con más de 10 mil años viene a revolucionar nuestra percepción histórica, a dar sustento a hipótesis que fueron consideradas fuera de contexto ya que contradicen el status arqueológico mundial y ubican al Inframundo Maya como uno de los espacios más importantes para estudiar el cambio climático que tanto inquieta a investigadores y pone en riesgo la continuidad de nuestras sociedades.

Alejandro Álvarez expresó a El Universal: “El Hoyo Negro es el hallazgo más grande hasta ahora registrado en la zona. Su magnitud es impresionante. La importancia del sitio es que además de humanos hay contexto de animales, plantas, actividades humanas como hogueras”



Oficialmente se considera que el Continente Americano se pobló por individuos asiáticos que cruzaron el estrecho de Bering después de la última glaciación hace unos 13 mil o 10 mil años. Sin embargo, los trabajos de investigación de la Dr. Silvia González de la Universidad John Moores de Liverpool, establecen que los pueblos Pericues de Baja California son de origen Polinesio y, recientemente, en un estudio publicado en The National Academy of Science por la antropóloga Alice Storey de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, se informa que los estudios genéticos realizados a huesos de gallinas ubicados en entierros anteriores a Colón, en Arauco, Chile, determinan que las aves domésticas en cuestión provienen de Polinesia.

Los investigadores Bruce Bradley de la Universidad de Exeter, Inglaterra y el arqueólogo Dennis Stanford del National Museum of Natural History de la Institución Smithsoniana han propuesto una hipótesis que ha cimbrado los pilares de la arqueología mundial e implica grandes transfiguraciones en la percepción que tenemos los pueblos mestizos sobre nuestros orígenes. Basados en los estudios comparativos en técnicas de tallado en las armas de piedra de la Edad de Hielo, establecieron que la cultura Clovis que ubicamos desde Norte América hasta Costa Rica y sus antecesores inmediatos situados hace 20 mil años en los yacimientos arqueológicos de Catus Hill en Richmond, Virginia, USA, no provienen de Asia sino de Europa.




Ambos investigadores relacionan con rigor científico a la cultura Solutrense que se desarrolló en España y Francia con los primeros americanos de la cultura Clovis y los antiguos residentes de Cactus Hill. Estaríamos entonces delante a una verdadera transfiguración mental ya que de constatarse la propuesta Bradley-Stanford finalmente, en términos figurativos, los españoles vinieron dos veces al Continente Americano y la conquista de una parte de los pobladores de América fue en realidad entre seres emparentados genéticamente aunque distanciadísimos cosmogónicamente.



Es en éste prehistórico marco de referencia intercultural donde el descubrimiento realizado por los buzos independientes Álvarez, Nava y Atolloni, en el Hoyo Negro de Tulum, adquiere una relevancia mundial ya que con futuros estudios de C14 y pruebas mitocondriales, podremos comprobar científicamente los orígenes de los primeros humanos que llegaron al Continente Americano que en primera instancia  es probable que vinieran de Europa y en una segunda oleada llegaran de Asia.

Si en tiempos sin memoria pétrea hubo migraciones de Polinesia hacia California y Chile, es muy probable que igualmente hubiese audaces individuos quienes huyendo de sus territorios congelados y con los océanos cubiertos de hielo, pudieran haber emigrado de Europa al Continente Americano siguiendo la línea de costa de los glaciares tal y como postulan Bradley y Stanford.

Hace unos meses sustenté basado en estudios botánicos realizados por los investigadores Deena S. Decker-Walters, Mary Wilkins-Ellert, Sang Min Chung y Jack E. Staub, de la Universidad de Wisconsin, a tres variedades salvajes de guajes Lagenaria siceraria provenientes de Zimbadwe, que científicamente, “el guaje o bule utilizado para guardar agua, pulque o mate en todo el Continente Americano, es de origen africano”.

Detalle del Mural Maya ubicado en San Bartolo, Guatemala en el que se observa a la entidad divina del maíz recibiendo un guaje Lagenaria siceraria. Es notable que tiene el rostro negroide de origen olmeca a pesar de ser un mural maya, lo cual nos indica el entrañable vínculo mitológico de ambas culturas y el origen étnico negroide de la entidad divina más importante para los mayas que recibe el guaje con  agua 


Ésta prueba científica nos permite afirmar que hubo una migración africana durante el Neolítico (cuando los océanos estuvieron 60 o 100 metros por debajo del nivel actual) proveniente probablemente de las costas de Mauritania hacia Brasil, pasando por las islas que en aquellos tiempos emergieron de la Dorsal Mesoatlántica (una cordillera de 40 mil kilómetros situada entre el Continente Americano y África y Europa). Así entenderemos por qué las primeras civilizaciones de América situadas en San Agustín, Tierra Adentro en Colombia, Chavín, Perú y en Norte América los pueblos olmecas y pre-olmecas como Cantón Corralito, Chiapas, evidencian rasgos negroides.

Cerámica pre-olmeca en Cantón Corralito, Chiapas.

Rostro de Cabeza Olmeca / Museo Nacional de Antropología e Historia

San Agustín, Colombia

Una montaña puede separar culturas e idiomas, climas, usos y costumbres. Los océanos han sido siempre vías de comunicación. Los seres humanos somos curiosos, queremos saber qué hay detrás de lo que alcanza a observar nuestra mirada, los cambios climáticos y los desniveles de los océanos han incitado al criterio humano a experimentar y a arriesgar la vida para sobrevivir.

Alejandro Álvarez informó que han firmado un convenio con National Geographic para realizar una investigación y seguramente tendremos algunos fantásticos reportajes de las profundidades del Xibalbá como las que nos ha regalado el primer mexicano nombrado explorador National Geographic, el arqueólogo cancunense y subacuático Guillermo de Anda, quien en una reciente conferencia comentaba en Cancún que el sistema de ríos subterráneos de Quintana Roo es una de las más importantes reservas de agua dulce del mundo.

Somos privilegiados al contar con cenotes históricos, ríos subterráneos, una gigantesca reserva de agua dulce, los depósitos de restos humanos más antiguos del mundo, temerarios buzos que indagan los secretos de la historia de la humanidad, investigadores que entregan sus ejercicios profesionales a su comunidad… los quintanarroenses somos privilegiados, sin duda, ahora corresponde tomar conciencia de ello para procurar un equilibrio entre el deseo y la realidad. Vaya una fraterna felicitación a Alejandro Álvarez, Alfredo Nava y Franco Atollini.    

Claudio Obregón Clairin.

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