Invisible como el viento,
la sabiduría agita follajes
y despeina nuestro asombro.
Las cuevas abrigan
el hálito del tiempo
y braman humedales
en tormentas taciturnas.
La tierra reclama fálicos
instintos en Luna tierna
y someto mis creencias
al juicio del cuerpo.
Frágil,
como una esquina en el viento,
tu voz
detiene mi intención
en tu piel gozosa
y en el silencio
que envuelve tu reposo.
Dulce,
como un reflejo en el agua,
junto a mi rostro
pronuncias verdades secretas
y en tu piel gozosa
mi boca dibuja
tu placer consumado.
Suave,
como un vuelo en precipicio,
tu mirada luz
sostiene mi deseo
en el despertar de tu cuerpo y
en tu piel gozosa.
... ^ ...
En tanto,
las cuevas abrigan
lo insondable
y el viento
agita mi follaje.
Claudio Obregón Clairin.
que envuelve tu reposo.
Dulce,
como un reflejo en el agua,
junto a mi rostro
pronuncias verdades secretas
y en tu piel gozosa
mi boca dibuja
tu placer consumado.
Suave,
como un vuelo en precipicio,
tu mirada luz
sostiene mi deseo
en el despertar de tu cuerpo y
en tu piel gozosa.
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En tanto,
las cuevas abrigan
lo insondable
y el viento
agita mi follaje.
Claudio Obregón Clairin.
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