Una pregunta es como
una curva en el camino o una esquina donde se citan los ángulos rectos. Las
preguntas van precedidas de un silencio, son
como un freno de mano accionado en una vía rápida o de pronto girar en
una vuelta en “U”, con ellas, vemos claramente el camino transitado.
Las preguntas
imprevistas se hacen presentes en forma de tope pero las que de verdad vale la
pena escuchar, en un instante se transforman en muros, saltarlos es complicado:
implica un gran esfuerzo, la caída es siempre dolorosa y hay que reconstruirse,
por ello hay quienes prefieren bordearlas y, cuando son muy necias, les hacen
un agujero.
He visto que las
preguntas son capaces de rectificar una vida, también estoy cierto que las
preguntas dirigidas al Ego terminan por desarmarnos por la espalda.
Algunas fuentes afirman
que en el principio fue el verbo, lo cierto es que la pregunta lo puso en
entredicho y develó al movimiento.
Cuando nuestros mayores
formularon la primera pregunta, se descubrieron desnudos y en orfandad
espiritual, pero su desconcierto fue fugaz, a la segunda pregunta, fueron
cobijados por los mitos que milenios después dieron paso a las Señoras
Religiones, desde entonces, la felicidad no dura más de dos pensamientos, al
tercero, nos asalta la duda.
Los chinos históricos
pensaban que el 1 hace al 2, el 2 hace al 3 y el 3 hace todo lo demás, de igual
manera, en tres partes se compone el fundamento de la mayéutica que experimenta
un racional camino para descifrar los enigmas del movimiento... valiéndose de
una pregunta...
Sócrates, a pesar de
ser un preguntón profesional, concluyó que lo único que sabía es que no sabía
nada y, a pesar de que sus discípulos le rogaron que asumiera una posición
blanda para salvar su vida, decidió concluirla asesinado por la sociedad que
tanto conocía. Ser sabio, no exime de ser testarudo y, desde tiempos helénicos,
si uno decide ser cómplice de la “La Realidad Simulada”, los principios se
tornan secundarios porque las preguntas vuelven obsoletas a las verdades
relativas al verbo y lo cierto es que no todos desean ver con claridad, la
mayoría de mis compatriotas se sienten cómodos encontrando las respuestas en la
enajenación, se estacionan en la ignorancia, beben Coca Cola y entienden a la
violencia como una entretenida expresión televisiva...
No es lo que preguntas sino cómo lo preguntas, pero
más aún, es preciso preguntarse para qué y a quien se lo preguntas ya que desde
el primer cuestionamiento, la mente humana inició un proceso evolutivo que en
una de sus ácidas versiones -me refiero claro, a la Occidental- presupone que
todo debe ser conocido o interpretado y por ello hurga en los orígenes y en los
rincones del universo o se perforan kilométricos túneles para que por ahí
circulen los fotones que entran en colisión y, de entre sus entidades
fragmentadas, los científicos buscan a la partícula de Dios...
¿Acaso de verdad se
vive en la Tierra? Preguntaba Nezahualcoyotl y respondía: No para siempre en la
tierra, sólo un poco aquí… Nezahualcoyotl era un mexica (azteca) del siglo XV
pero pareciera un Existencialista del siglo XX. Ahora bien, la diversidad de
sus estilos en su obra poética, su severidad y su cargo como primer ministro de
facto en el Imperio Mexica, nos hace dudar que todos los poemas que se dicen de
su autoría fueran de verdad escritos por él. En ocasiones preguntaba ¿escribes
poesía? Cuando contestaban afirmativamente, Nezahualcoyotl leía la obra y, si
era muy buena, mandaba al frente de batalla a los poetas que pudieran hacerle
sombra, además de adueñarse de sus poemas… ahora comprendo por qué no siempre
es correcto responder con la verdad y para no quedar mal parado delante a la
autoridad, lo prudente es contestar una pregunta con otra pregunta… las
preguntas a seguidillas terminan por poner en duda la trascendencia y la
importancia de la pregunta original…
Preguntando no
solamente se llega a Roma, también se puede desconocerla…
No hay preguntas sin
doble intención, quien pregunta puede estar ya de regreso y conocer la respuesta,
pudiera ser que pregunte para confirmar más que para conocer, las preguntas
pueden esconder mejor las intenciones que las miradas de soslayo… si la palabra
crea un mundo dentro del mundo, las preguntas permiten que esos mundos
evolucionen, si no hay preguntas, los cubre el hastío.
Cuando el tiempo aún no
se reconocía y todo era voluntad en la tierra que ahora habitamos, los Hombres
de Maíz fueron cuestionados por sus Creadores y Formadores sobre si les gustaba
la vida, entonces respondieron que apreciaban sobre todas las cosas que podían
diferenciar entre lo pequeño y lo grande... su Creadores los cegaron
parcialmente ya que si reconocían lo grande y lo pequeño, pronto podrían
descubrir el por qué de esa diferencia y ser ellos mismos dioses, los Dioses
Mayas no querían que sus creaciones vieran la totalidad...
En el principio un
verbo, luego vinieron las preguntas... nuestra existencia adjetivada nos está
conduciendo hacia la preposición.
Claudio Obregón Clairin