El sentido moral, el estético y el místico desempeñan un papel muy importante en la construcción de la personalidad.
Alexis Carrel.
Los seres humanos que poblaron Mesoamérica tuvieron un desarrollo cultural desfasado del resto de las civilizaciones primigenias, se configuraron de múltiples etnias y hablaron más de 100 idiomas durante 4 mil años, Esquemáticamente los historiadores hemos situado a las Culturas Precolombinas en tres periodos: Preclásico, Clásico y Post-clásico, el primero del 2000 a.n.e. al año 0, el segundo del 0 al 850 y el tercero desde el 850 hasta la llegada de aragoneses y castellanos.
El Periodo Clásico (0-850) fue un momento sublime de inteligencia y comprensión de los ciclos de la naturaleza, aunque estuvo pletórico de guerras, conquistas e invasiones, En el actual territorio oaxaqueño, los mixtecas entendieron su fragilidad delante a los terremotos y con maestría erigieron habitaciones antisísmicas, Las edificaciones mayas nos ofrecen audaces diseños que armonizan la presencia humana con los ríos y la selva.
El Tajin
Los totonacas construyeron la megametrópoli del Tajin y aún forman parte del selecto grupo de seres humanos que pueden volar físicamente --amarrados de una cuerda--, fueron los únicos mesoamericanos en representar a seres sonrientes y tuvieron un libre criterio delante a la sexualidad, quizá lo primero sea consecuencia de lo segundo.
Los habitantes del Golfo de México, también formaron la poco explorada Cultura Remojadas y nos legaron el enigmático testimonio de que las culturas mesoamericanas concibieron la rueda, “manufacturaron figuras de barro en forma de caninos, felinos y humanos que en lugar de pies y garras, llevaban ruedas…” aunque el testimonio de la mayoría de las ruedas de esos objetos rodantes indica que tuvieron un objetivo ritual más que lúdico, es probable que los niños del Clásico mesoamericano jugaron con carritos que tiraban con un cordel de fibra trenzada de algún agave y se divertían con sus perritos de barro rodantes en tanto que los adultos se desfiguraban la columna vertebral cargando pesados sacos de arena y enormes piedras para edificar sus centros ceremoniales… conociendo la tracción, aquellos seres decidieron prescindir del uso práctico que genera la rueda.
Desde el punto de vista práctico, nuestros mayores contaron con todos los elementos para manufacturar estructuras rodantes: maderas duras como el “Manikara zapota” (árbol del chicle) para la fabricación de las ruedas y los ejes, también pudieron cubrir sus ruedas con el caucho que obtenían del “Ficus elastica” (árbol del hule) y bastaba hacerlas girar con la fuerza de la tracción humana, de esta manera pudieron transportar sus mercancías por los caminos blancos que trazaron en la selva y que desembocaban en los majestuosos ríos del Golfo de México o en el Altiplano Central, Pero no, no fue así.
Cada momento de la historia humana cuenta con un diferente Tonal (aquello que podamos interpretar y captar a través de nuestros sentidos) y con diversos colores que imprimen un carácter al “sino” del tiempo humano que estudiamos, en ese sentido, para los occidentales nos resulta un gran desafío analizar “el o los” motivos que condujeron a los mesoamericanos a prescindir del uso práctico de la rueda ya que ubicamos la interpretación del universo mágico mesoamericano en el plano teórico más no en el vivencial, Nuestro Tonal nos ubica como gerentes de la naturaleza, en contraparte, la mentalidad de los mesoamericanos estaba armonizada --o mejor dicho, condicionada-- a los eventos de la naturaleza y, en consecuencia, los dioses precolombinos interactuaban de manera cíclica con sus creadores.
El abismo entre los pobladores antiguos de la tierra que depredamos y nosotros, se ubica en tres ejes equidistantes: nuestros ancestros formaron sociedades comunitarias, agrícolas y rituales, nosotros configuramos una sociedad individualista, de servicios y pragmáticamente consumista, por ello, observamos al cielo para ver surcar los aviones y al fondo de la tierra para vaciar sus recursos naturales en el marco de un progreso involutivo.
En tiempos mesoamericanos, el ritmo de los planetas daba sentido a su universo ritual, los ciclos de la vegetación y del maíz determinaban sus factores económicos, el tiempo cíclico fue sacralizado y cada una de las actividades humanas se realizaba con una cadencia condicionada a la capacidad física de aquellos seres humanos.
En aquellos tiempos precolombinos, existía un sentimiento de unicidad, los mesoamericanos eran uno con su entorno, comían aquello que lograban cosechar con su esfuerzo físico, transportaban las piedras calizas o volcánicas de una en una, el agua debía ser depositada en contenedores de barro de 20 litros y luego vertían el líquido vital en las argamasas de carbonato de calcio que utilizaban para unir las piedras, El ejercicio de las cadenas humanas nos recuerda que las sociedades precolombinas fundamentaron sus logros en los rituales colectivos que sustentaban sus sociedades agrícolas.
Considero que si hubiesen construido vehículos de transporte o de carga, una vez en ellos, su comprensión del entorno sufriría un atentado, el tiempo y el espacio ya no serían los mismos, de igual manera, sus pensamientos se transformarían con aquella herramienta que les permitiría interactuar con la naturaleza arrítmicamente con los ciclos que ellos mismos habían interpretado y recreado en su universo social y religioso.
La rueda entonces, más que una ayuda, se presentaba como una incómoda tentación que proponía iniciar un ciclo humano con mayor velocidad, más eficacia, mejor productividad, acumulación de bienes y vivirían como nosotros, aspirando poseer más, más y más, en una espiral sin fin…
Espejos sin letras
La arquitectura es la expresión plástica de los pensamientos de los seres humanos, la dimensión, forma y distribución de los espacios rituales y sociales, configuran un lenguaje cifrado que nos permite entender las actividades humanas, En Mesoamérica, la ciudad de Teotihuacan es reconocida como un importante centro religioso y comercial, durante los soles que transcurrieron del siglo II al VII d.C. influyó y determinó el devenir de diversas culturas, entre ellas, la Maya, La ciudad de Teotihuacan contaba con enormes plazas ceremoniales y comerciales, estructuras monumentales, complejos habitacionales con diferentes grupos étnicos que emigraban de todos los rincones de Mesoamérica, era una ciudad cosmopolita, perfumada con incienso, estucada y policromada, aún se conservan algunos frescos que nos legaron un vital testimonio de su cosmogonía.
En los mercados teotihuacanos se observaba su poderío y entre otros productos se comercializaban papayas, vainilla, cacao, tabaco, algodón, peces de lagunas, ríos y mares, alga espirulina, exóticas pieles, jadeítas, turquesas, nefritas, cuarzos, obsidiana, sal, monos, venados, serpientes, perros, plumajes de aves exóticas, objetos de barro, insectos comestibles, textiles y cactus.
Sus estructuras piramidales son majestuosas, la llamada Pirámide del Sol mide 67 metros de altura y se construyó acarreando a mano 1 millón de metros cúbicos de piedra volcánica pegada con argamasa, lleva a cuestas los estragos de un pésimo trabajo de restauración que le debemos a Leopoldo Batres, sabemos que estuvo presionado por Porfirio Díaz quien le dio fecha límite para concluir la restauración, sin embargo, dejó su sello personal al añadir el penúltimo piso que no existía y redujo en algunos metros el costado Sur, aún así, sus monumentales dimensiones nos revela el poder económico y social de los sacerdotes y dirigentes teotihuacanos.
Recientemente, en el edificio 5 de la estructura piramidal llamada La Luna, los arqueólogos Rubén Cabrera y Saburo Sugiyama realizaron el espectacular hallazgo de tres personajes enterrados en posición de loto, se encontraban adornados con collares y orejeras de jade y sorprendentemente, estos individuos no eran teotihuacanos, más bien fueron originarios de la zona maya, Se localizaron mirando hacia el Este y los rodeaban conchas y caracoles provenientes del mar Caribe, así como figuras antropomorfas de obsidiana, huesos de lobos y serpientes, los atuendos son similares a los que estaban de moda entre las familias de los gobernantes mayas que encontramos esculpidos en los dinteles y las estelas, sus edades oscilaban entre los 40 y 55 años, Presurosos, los investigadores ya han enviado algunos fragmentos óseos a Canadá y Japón para las respectivas pruebas de ADN e isótopos y dilucidar si la procedencia de tan distinguidos personajes es científicamente maya, esperamos con ansia los resultados.
Cada vez hay más testimonios que confirman la íntima relación entre los teotihuacanos y los mayas, hace una década, en Copán, Honduras, se descubrió la tumba de “K´inich Yax K´uk´ Mo´” célebre ahau (rey) que fundó la dinastía de gobernantes de aquella ciudad hacia el año 426 d.C. y, aunque en un principio se pensaba que era un teotihuacano, pruebas de ADN sitúan sus orígenes en una población del actual Belice, sin embargo, el hecho de que mantenga un material genético maya no exime la posibilidad de que haya nacido o fuese educado en Teotihuacan y, reconociendo los valores mitológicos del altiplano, decidió incorporar la iconografía teotihuacana en su ascensión al poder.
El diseño de la zona arqueológica guatemalteca de Kaminaljuyu es una copia de la ciudad de Teotihuacan, En las estelas 4 y 18 (con fecha del final del K´atun 8.18.0.0.0 en 396 d.C.) se presenta al gobernante de Tikal “Yax Nuun Ayiin” con un atuendo de pectorales, orejeras y otros atavíos teotihuacanos.
Estela 31 de Tikal, Yax Nuun Ayiin y Siyaj Chan K´awiil
En la estela 31, el hijo de “Yax Nuun Ayiin”, “Siyaj Chan K´awiil”, está vestido como un teotihuacano, con casco chapado, arrojalanzas y escudo cuadrado con imágenes de Tlaloc, dios de la lluvia de Teotihuacan, El gobernante Pájaro Jaguar IV (752-768 d. C.) de Yaxchilán, aparece ataviado en el dintel 17 con pectorales teotihuacanos, Los despreciados, abandonados y maltratados frescos de la zona arqueológica de Xel-Ha, Quintana Roo, pertenecen al periodo Post-Clásico, es decir, al menos unos 500 años después del abandono de Teotihuacan, aún así, muestran una clarísima influencia teotihuacana tanto en el trato del color como en la forma y en la intención del espacio pictográfico, El Instituto de Antropología e Historia (INAH) de Quintana Roo, tiene a su resguardo una maravillosa carita teotihuacana de jade que alguna vez estuvo exhibida en el misteriosamente extinto Museo Arqueológico de Cancún, Situados al pie de ésta cascada de pruebas no queda duda de la extraordinaria influencia teotihuacana en el universo maya.
El maestro Enrique Florescano publicó hace unos años en el periódico “La Jornada” una serie de miríficos ensayos donde argumentaba con claridad que la verdadera “Tollan” o Tula, es Teotihuacan y no como se piensa que fue el actual conglomerado de atlantes, piedras e incertidumbres bañados por la contaminación de una fábrica de cemento, en el estado de Hidalgo.
Según ésta tesis, los teotihuacanos son en realidad toltecas, aquellos seres que iniciaron el culto a una serpiente emplumada en el templo de Quetzalcóatl de la Ciudadela teotihuacana, individuos que dieron sentido y dirección a la vida cultural, religiosa, económica y política del periodo Clásico.
El meollo del asunto no reside en medir el grado de influencia teotihuacana sino cómo se dio, Desde el punto de vista teórico, surgen una serie de incongruencias en las relaciones económicas, religiosas y culturales que realizaron los teotihuacanos y los mayas, Teotihuacan fue una ciudad majestuosa, sin embargo, al contrario de todas las ciudades mayas contemporáneas, entre sus construcciones no aparece ningún juego de pelota, no hay registro gráfico de ningún calendario, más trascendente aún, es el hecho de que no se han encontrado restos de escritura jeroglífica, ni la evidencia de dinastías, tampoco reconocemos el culto a la personalidad y por ende, la existencia de los individuos no trascendía su presente.
Los espacios abiertos y las enormes plazas teotihuacanas nos demuestran que el colectivo participaba en los ritos y las actividades económicas generando riqueza y reglamentos, pero sin escritura, En honor a la evidencia, en la renovada sala Teotihuacana del Museo de Antropología e Historia situado en el bosque de Chapultepec, se presentan unas estelas con escritura maya y aparecen algunos ideogramas que pueden ser considerados como teotihuacanos, pero dichas estelas, son originarias del sur de México, En Teotihuacan no se ha encontrado un solo texto en los muros, en los amates o en la cerámica.
El lenguaje teotihuacano era esquemático, simbólico, zoomorfo y metafórico, los frescos del Tlalocan de Tepantitla, los de la Avenida de los Muertos y el de los Animales Mitológicos, así lo evidencian (algunos estudiosos indican que la ciudad fue abandonada con violencia y que quizá por ello no existe ningún trazo de escritura, argumentan también que aún no se ha escavado toda la ciudad, pero, quien ha caminado por Teotihuacan desde hace 25 años y la ha visto transformarse con los trabajos de restauración y devastación, coincidirá conmigo en que definitivamente no hay un solo glifo ni en los muros, ni en los templos, ni en la cerámica y de plano, por ninguna parte).
Entonces, las incongruencias históricas vienen hiladas de la siguiente manera: resulta asombroso que entre los mayas, existiera una suerte de obsesión por medir el tiempo y por dejar testimonio de la vida y obra de sus gobernantes, que durante el Clásico maya el Juego de Pelota se transformara en un digno escenario para las ejecuciones rituales de los enemigos, que la guerra fuera un concepto de elite y los gobernantes participaran activa y físicamente en las batallas, que conocieran el ciclo sinódico de los planetas y, en función de sus observaciones, que sus calendarios sean considerados como los más precisos jamás concebidos, sin embargo, las evidencias demuestran que la cultura teotihuacana careció de todo lo anterior y, a pesar de ello, dominó cultural, militar y económicamente a toda Mesoamérica, no solamente a los mayas.
Los recientes descubrimientos de los entierros en la estructura más antigua de la pirámide de la Luna confirman la simbiosis entre Teotihuacan y los mayas, ahora bien, corresponde indagar en las sustancias comerciales, culturales y religiosas de los teotihuacanos, así como en su misteriosa organización social y militar, para descubrir los mecanismos que les permitió influenciar a los mayas. El desafío es mayúsculo ya que Teotihuacan escogió un camino diferenciado que hace tambalear los preceptos absolutos y los grandes logros de las culturas universales (uso de calendarios, escritura, enaltecimiento de la personalidad, etc.) Los habitantes de Teotihuacan silenciaron al tiempo, a la personalidad y a la palabra, sin embargo, dominaron.
Vasija encontrada en la zona del Mundo Perdido en Tikal, Guatemala, se observa a un grupo de guerreros teotihuacanos llegando a un templo maya, quizá el arribo del guerrero teotihuacano Siyak K´ak´ enviado por el rey teotihuacano Buho atrapalanzas, puedes consultar sobre este evento en este mismo Blog el día 23 de Enero 2010 http://literaturaymundomaya.blogspot.com/2010/01/mesoamerica-hace-2-400-anos-nuestros.html
Soy un estudioso de lo referente a la cultura maya, nada serio nomas me gusta saber mas y tmbien soy asiduo lector de este blog desde hace poco tiempo, se me hace muy interesante todo lo que en el encuentro.., Felicidades
ResponderEliminarEstimado Lalo, la Civilización Maya es una expresión plástica y armoniosa de los seres humanos y las selvas, conocer sus códigos y comprender su simbiosis con el dios tiempo, nos asombra y seduce, hoy podemos leer palabras que estuvieron en silencio al menos 1600 años, decodificar sus significantes es el gran desafío, esta búsqueda precisa del concurso de múltiples voluntades y este espacio se enorgullece en participar interpretando a nuestros mayores para conocernos y entendernos cabalmente, saludos caribeños.
ResponderEliminarClaudio.
Es muy cierto, los latinomaericanos, por sobrevivencia, hemos tenido que adoptar formas y costumbres europeas que los mismos europeos nos critican por ser mera copia, dado nuestro propio carácter de cultura con raíces diferentes. Hemos fracasado en copiar, nuestros cuerpos no se adaptan a las modas de gente blanca y nos odiamos por no ser así, nuestros pueblos "flojos" no buscan "desarrollarse" como dictan los estándares que nos imponen porque más bien buscaríamos estar en paz con la tierra y con los que nos rodean. Nos gustan los amigos, la familia, las costumbres y cuando nos exigen seguir patrones importados los vemos chocar con lo que somos provocando un descontento que nos desbalancea, nos convierte en nuestros propios traidores, en mercenarios que venden lo suyo, porque los extranjeros primero se quedan con todo y luego los lugareños son parias de los que hay que deshacerse...y antes de morir de hambre en mi casa que en la suya...
ResponderEliminarEsta imagen, me hace reflexionar en que alguna vez latinoamérica deberá encontrar su propio desarrollo basado -ya no hacia fuera, porque nunca nos aceptarán como si fuésemos ellos, siempre seremos los "raros"-, sino hacia dentro, donde somos amos y señores de nuestros conocimientos y costumbres sin necesidad de ser valorizados por otros que poco entienden de diferencias que no sirvan solo para discriminar y mirar de soslayo. Sólo así lograremos sentirnos de nuevo dueños de nuestra tierra, de nuestra cultura, de nuestra palabra, de lo que somos como raza que hoy en día sólo nos han enseñado a odiar.
Estimado Yan, gracias por la luz de tu comentario,es verdad que precisamos de una introspección y reconocer nuestra diversidad como un riqueza, celebro tu presencia en este ecuménico Blog, saludos, Claudio.
ResponderEliminarWayna Picchu, la piramide natural andina define un eje centro del universo...
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