martes, 29 de enero de 2013

La Gruta de Xibalbá / La otra forma


Fragmentos alterados de algunas fotografías que tomé al ojo de agua, piedras y al Relato Pétreo de la Gruta de Xibalbá. 

Las fotografías fueron distorsionadas en tamaño y color, son acercamientos alterados en su exposición y nitidez; en algunas de ellas se observan trazos y bajo relieves de los petroglifos, hay dos fotografías en las que aparece la presencia de un dignatario de origen olmeca; se encuentra sentado en un trono en forma de T.  Otro individuo está abrazando a un tronco, son dos detalles del Relato Pétreo, algunas fotografías fueron tomadas al agua y a los troncos.

La otra forma de una sagrada cueva que comunicaba a nuestros mayores con la otredad.


















La Gruta de Xibalbá / Máscaras y Chamanes




El explorador maya, Carlos Poot,  recientemente dio a conocer la existencia del majestuoso legado histórico de la Gruta de Xibalbá, ubicada en el municipio de Lázaro Cárdenas. Gracias a Carlos, hoy, cientos, miles de individuos, conocemos algunas imágenes secretas del universo religioso de los papás de los mayas… queda aún mucho camino por recorrer en la interpretación del Relato de la Gruta de Xibalbá, los cierto es que estamos delante a “uno de los grandes descubrimientos de los orígenes de la Civilización Maya”. 
 
A 30 metros de profundidad y en el muro continuo a un ojo de agua, los ancestros de los mayas plasmaron un Relato Mitológico Chamánico en la Gruta de Xibalbá. En sus grafías encontré máscaras, petroglifos, individuos, símbolos de entidades divinas, hachas y seres mágicos.

Una de las aportaciones históricas que en primera instancia nos ofrece el Relato de la Gruta de Xibalbá, es la enigmática diversidad étnica de los individuos ahí representados. Encontré rostros olmecas-zoques y teotihuacanos, pero hasta el momento no he ubicado rostros mayas ni tampoco escritura jeroglífica lo cual nos indica que fueron creados por los ancestros de los mayas ¿pero quienes fueron? He ahí el asunto nodal de ésta historia, estamos descubriendo a individuos provenientes del Altiplano y del Golfo de México quienes habitaron el Mundo Maya… antes que los mayas.

Los ancestros de los mayas nos dejaron el testimonio gráfico de sus inquietudes mitológicas así como de sus ceremonias chamánicas, justo en un periodo en el que la economía mesoamericana aún no se fundamentaba en el cultivo del maíz, todavía no se consolidaba el Poder de los “ ahauob’ ” (Señores de la Palabra) quienes precisamente son hijos de la divinidad del maíz y, en éste lejano periodo histórico, los chamanes poseían un lugar predominante ya que fueron los intermediarios con las entidades divinas; intercedían para el bienestar físico, mental y económico de la comunidad dedicada tanto a la incipiente agricultura como a la milenaria recolección.

Al igual que las sociedades paleolíticas, los ancestros de los mayas tuvieron un estilo de vida regido por tabúes y cuando algún integrante de la comunidad rompía el orden establecido, las entidades divinas castigaban a toda la comunidad, provocando mal clima, escasez de presas y una magra pesca; los chamanes entonces, a través de sus viajes estáticos, ceremonias y rituales que escenificaban en el interior de las cuevas, viajaban hacia el ámbito divino para entrar en comunión con las divinidades y negociar el restablecimiento del orden. 

El chamán debía pasar penurias, ser azotado por las fuerzas del más acá, sufrir en su cuerpo la divina furia, discurrir por desafiantes mundos paralelos para finalmente regresar al plano consciente e informar del designio de las divinidades y de los sacrificios que debían realizar para congratularse con las fuerzas sagradas.

El dibujo que presento ahora, se ubica en el centro del Relato de la Gruta de Xibalbá y, aunque en algunos fragmentos los personajes y relieves se confunden con la roca, después de un largo trabajo de observación, he descubierto que se trata de un mascarón en el que aparece un personaje con la lengua bífida, los rasgos son olmecas, tiene orejas de murciélago y de entre ellas surge una probóscide similar a la de Chaac --entidad de la lluvia—una misteriosa "cuerda energética" primero une al mascarón con una gigante hacha y luego se extiende  hasta llegar al cuello de un individuo que cuenta con dos rostros, uno en blanco y el otro en negro: parece que está danzando o que se encuentra sentado en una columna. 



El relieve sugiere que sus manos estuvieran en su pecho y es posible que algunas fisuras en la roca indiquen que sostiene una máscara. 

Es el único rostro que pudiera tener rasgos ligeramente mayas; el relieve insinúa también que la "cuerda energética"  o su brazo izquierdo extendido sujeta la mitad de una máscara tipo olmeca.

Delante al personaje, encontré dos rostros teotihuacanos en paralelo, el primero tiene los brazos alzados y el segundo es aún más enigmático porque su rostro, en realidad es una máscara incrustada sobre el perfil de un ser de origen olmeca que ve a los pies del danzante; claramente se observa que sus manos están juntas como si estuvieran sosteniendo o aprisionando “algo”. Debajo de los seres teotihuacanos una “T” invertida nos recuerda el símbolo del viento maya pero invertido.

Las grafías del Relato de la Gruta de Xibalbá fueron esculpidas en relieve y bajo relieve, el fondo y la forma son unidad; se lee tanto lo que sobresale en relieve como los pasajes más oscuros en el fondo oscuro que originalmente formaban parte de relieves en la roca que estuvieron pintados. Estamos constatando un lenguaje plástico que unía a la escultura con la pintura pero sin buscar una finalidad estética sino como un vehículo para hacer visible el ámbito sagrado.

sábado, 26 de enero de 2013

La Gruta de Xibalbá / Grafías




La Gruta de Xibalbá fue descubierta por el explorador maya Carlos Poot. Durante 20 años mantuvo en secreto su ubicación pero hace tres meses decidió dar a conocer su existencia con la finalidad de protegerla de actos vandálicos y alertar sobre la relevancia de los petroglifos y los relieves situados más o menos a 30 metros de profundidad.

Hace unos días tuve el privilegio de conocer la Gruta de Xibalbá, su acceso aparece de pronto por ahí, como cualquier oquedad en el camino. Es preciso utilizar cuerdas para iniciar su descenso, una enorme cúpula en vertical sobre una pendiente de 45 grados da forma a la ancestral y sagrada concavidad.

Estuve un par de horas delante a un conjunto de personajes esculpidos hace miles de años sobre la piedra o en relieve, están ubicados en un recinto utilizado para rituales y ceremonias chamánicas; se identifican individuos de origen olmeca-zoque y teotihuacano que realizan rituales y ceremonias chamánicas.

El Relato de la Gruta de Xibalbá se extiende a lo largo de unos 20 metros de largo sobre una franja de piedra tallada; los petroglifos y personajes estuvieron pintados, quedan restos de pigmentos rojos, amarillos y verdes.

Entre los cuadros escénicos del Relato aparecen hachas, grecas, figuras geométricas, volutas y máscaras; enigmáticamente, una máscara está en negativo, es decir, en bajo relieve, como si fuera un molde para hacer máscaras pero en realidad es un visor a “la otra realidad”.

Como una primera aproximación al contenido gráfico de los relieves y petroglifos de la Gruta de Xibalbá, he dibujado los elementos sustanciales del Relato y a continuación presento una interpretación; es una primera propuesta de lectura a las grafías que por su factura y contenido las ubico en un periodo anterior al inicio de la escritura en Mesoamérica …el Relato tiene una antigüedad de al menos 2 500 años.

1.- En la parte más alta del contenido gráfico aparece un triángulo equilátero como si representara el ingreso a la Gruta visto desde su interior que precisamente es de forma triangular. Una decena de máscaras se encuentran esparcidas a lo largo del Relato y aparecen símbolos de fertilidad como una flor.

2.- Se distingue el perfil de un individuo acompañado de su “sombra”, de su “otro Yo” . Estas entidades energéticas son propias de los chamanes y de los Hombres de Conocimiento de todas las latitudes del mundo; los mayas las llamaron Wayob’ y los mexicah (aztecas) Nahuales. Es factible que éste personaje se encuentre danzando y jale o sostenga una cuerda ligada al hacha y al personaje situado enfrente de él; no coloqué su cuerpo en el dibujo porque aún estoy estudiando su configuración pero es importante señalar su probable movimiento; futuros estudios determinarán si está danzando y, al parecer, es el único rostro que se aproxima a la fisonomía de los mayas.

3.- Poseedor de un tocado exótico, éste personaje es uno de los mejor conservados y más grandes de la Gruta de Xibalbá. Está provisto de un tocado en forma de orejas de murciélago de las cuales emerge una probóscide como la que distingue a Chaac, divinidad de las aguas subterráneas y de las lluvias. Tiene rasgos olmecas y su lengua asemeja a la de una serpiente, sobre su costado derecho se ubica un hacha… de confirmarse que las orejas representen a las de un murciélago y viendo el hacha a su costado, podremos concluir que estamos delante a la presencia de una ancestral representación del pasaje del Popol Vuh en el que se narra que estando en la Casa de los Murciélagos y al alba, un quiróptero decapitó al Gemelo Precioso.



4.-Estas imágenes son desconcertantes, se aprecia a la izquierda a un personaje con rostro olmeca, lleva una máscara teotihuacana como un  tocado –pudiera ser también que está insertada en su cabeza--, se alcanzan a distinguir sus manos y brazos, a su alrededor observé fragmentos de pigmentos amarillos. El personaje de rostro teotihuacano situado a su derecha lleva las manos levantadas pero no hay rastros de que eventualmente sostenía “algo”. Debajo de los teotihuacanos hay una especie de T invertida, siglos más tarde y en lenguaje jeroglífico la T representó al viento y es probable que la T invertida del Relato señale a un viento subterráneo.

5.-Éste individuo sostiene con dificultad un tocado o una enorme máscara con motivos de serpientes, una lengua bífida se encuentra encima de su cabeza y es probable que el ojo izquierdo se encuentre más cerrado que el derecho en señal humorística de que la carga la sostiene con dificultad, a sus costados hay dos hachas.

6.- En el extremo derecho del Relato, aparecen al menos tres personajes sentados en cuclillas, uno junto al otro en curiosa actitud gregaria. Pareciera que sus cuerpos se encuentran fraternalmente y al menos uno de los rostros se observa con claridad y nos revela un origen diferente al maya, parece un ser del Altiplano, su rostro reproduce el arquetipo de la estatutaria teotihuacana. Además de señalar que se presentan en una posición poco usual en el Mundo Maya, recuerdo que en los códices mexicah (aztecas) se dibujaron a los Tlatoanis (reyes) sentados en cuclillas con una manta que cubría su cuerpo dejando entrever un pie. En la escritura jeroglífica maya, ascender al trono se simboliza con un jeroglífico que recuerda el acto de sentarse, por ello, estos individuos, en posición insospechada, pueden hablarnos más de un posicionamiento relacionado al Poder tanto social como energético ya que la posición en cuclillas con un brazo que se coloca horizontalmente sobre las rodillas, en el chamanismo simboliza a una posición relacionada con un Acto de Poder.



7.- La posible representación de un individuo colocado en posición horizontal con los brazos en el pecho: Una lengua bífida de una entidad divina envuelve por el vientre a quien podría también ser un niño. Es sustancial observar el rostro que está a sus pies, se trata de una máscara en negativo, es decir, invertida, como un vaso comunicante con “la otredad”, una representación plástica de un vehículo que sugiere haber transgredido el filtro con la otra realidad. Debajo de la máscara y el personaje niño-jaguar, se encuentra una cornisa natural en la que fueron dibujadas cuatro Montañas Mágicas y una vulva femenina. Los triángulos que representan las Montañas Mágicas son similares a los que aparecen en la Estela 5 de Izapa y también a las que se sitúan en la algunas ofrendas de los Murales de San Bartolo. La vulva es un recurrente elemento en las oquedades sagradas mayas que evoca la relación existente entre el agua y la femenina capacidad de gestación.



8.- La Piedra Central se ubica a unos 8 metros, justo enfrente del friso del Relato, es enorme y en un costado se aprecian dos discursos: al extremo derecho, un personaje de rasgos olmecas “se coloca” una máscara con atributos de jaguar; a la altura de su oreja aparece un individuo que parece ascender por un tubo y existen trazos de otro palo o tubo junto a él pero vacío. Ambas imágenes nos relatan ceremonias chamánicas: la máscara --como elemento plástico que procura la transfiguración de la identidad y la empatía con las entidades divinas-- fue utilizada por chamanes de todos los tiempos para evadir, discutir o evocar a las entidades divinas. Por otra parte los chamanes ascienden al cielo a través de un canal o tubo llamado “xûmu”, se trata de un ritual de origen boreal que está relacionado con la Estrella Polar y, el personaje abrazando el árbol o palo podría simbolizar ese viaje chamánico. En el extremo izquierdo, aparece otro personaje de origen olmeca sentado sobre una columna-trono en forma de T y arriba de él hay una serie de extraños rayones.



Es un primer acercamiento a la iconografía del Relato de la Gruta de Xibalbá. El desarrollo iconológico acaba de iniciar, estamos en el camino, percibimos los significantes que movieron a nuestros ancestros a plasmar en la Gruta de Xibalbá algunos pasajes de su milenario universo mitológico.

viernes, 25 de enero de 2013

La Gruta de Xibalbá III




Los relieves y petroglifos de la Gruta de Xibalbá son todo un suceso en la arqueología contemporánea, resguardados durante dos décadas por su descubridor, Carlos Poot, hoy nos revelan un conjunto de sorprendentes informaciones culturales y mitológicas.

En las dos entregas anteriores ubicamos la influencia olmeca-zoque en la iconografía del los relieves, afirmé que su factura y estilo los sitúa en un periodo anterior al desarrollo de la escritura por lo que deben de tener entre 2 500 y 3 000 años de antigüedad.

Sabemos que en aquellos lejanos soles, los pueblos olmecas y zoques dominaban el desarrollo cultural de Mesoamérica, su presencia e influencia cultural está presente en todos sus rincones y podríamos decir que fueron ellos quienes dejaron los cimientos culturales y religiosos para que los pueblos que los secundaron, como los mayas, lograran una cohesión agrícola y política.

Lo que se revela novedoso en éste periodo histórico es la presencia de elementos culturales provenientes de los pueblos teotihuacanos que normalmente se ubican en un periodo contemporáneo a los mayas y no en uno anterior. Es por ello que cuando descubrí dos máscaras --con rasgos teotihuacanos-- empotradas en los relieves de la Gruta de Xibalbá, quedé atónito y mi mente no lograba decodificar su presencia. 

La evidencia de una presencia teotihuacana entre antiguos rostros olmecas, históricamente resulta incongruente ya que la historia oficial nos indica que los teotihuacanos y los mayas tuvieron un desarrollo cultural paralelo pero éstas máscaras teotihuacanas ubicadas en el Norte de Yucatán --varios siglos antes de la fundación de la misma Teotihuacan--, significa meter reversa en los procesos históricos y en la comprensión de los orígenes de nuestros ancestros. Ese es uno de los grandes descubrimientos y uno de los enigmas por resolver que nos regalan los petroglifos y los relieves de la Gruta de Xibalbá.


Teotihuacan

LA CIUDAD DE LOS DIOSES

Entre 1998 y 2004, los arqueólogos Saburo Sugiyama y Rubén Cabrera realizaron excavaciones en el interior de la Pirámide de la Luna en Teotihuacan. Localizaron algunas ofrendas rituales, un entierro de felinos, aves y coyotes junto a seres humanos (presumiblemente todos vivos, los animales enjaulados y los seres humanos sometidos); como colofón, en el primer basamento de la Pirámide de la Luna, es decir, en sus orígenes, ubicaron tres personajes mirando en dirección hacia las selvas mayas cubiertos de jade y con ofrendas tradicionalmente mayas.

La Estela 31 de Tikal nos informa en su corpus jeroglífico que el general teotihuacano Siyak K’ak’ fue enviado por un dignatario de la Ciudad de los Dioses a conquistar Tikal e imponer una nueva dinastía de origen teotihuacano, el evento está registrado hacia el 14 de Enero del año 378.

Fragmento de una escena ubicada en una pieza de cerámica encontrada en Tikal que muestra "la llegada" (conquista) de un grupo de militares teotihuacanos en Tikal

Estos dos eventos nos señalan que desde los orígenes de Teotihuacan hubo una influencia maya en el Altiplano, de igual manera, observamos los intereses imperiales de Teotihuacan que ambicionaban el control de las minas de obsidiana y la gestión de la Ruta Comercial del Corredor de El Mirador que regía Tikal y por ello decidieron conquistar la ciudad maya.

Los hechos nos revelan una importante relación entre Teotihuacan y las Ciudades Estado Mayas entre los siglos I o II antes de Nuestra Era hasta el siglo IV. Ahora bien, la presencia de dos máscaras de origen teotihuacano en los relieves de la Gruta de Xibalbá elaborados siglos antes de Nuestra  Era, se torna en todo un enigma y nos dan una motivación extra para conservarlos y procurar su desciframiento.

Los petrogliflos de la Gruta de Xibalbá carecen de elementos sintácticos, no forman un discurso epigráfico, tampoco hay jeroglíficos mayas, contienen elementos arcaicos de la escritura maya pero ningún morfema, sílaba, ideograma o pictograma, se trata de voluntariosos glifos que revelan el interés de comunicar un conjunto de sensaciones o sonidos, percepciones, abstracciones mitogónicas, pero no hay un discurso ni frases.

Petroglifos de la Gruta de Xibalbá

Lo anterior nos conduce a ubicar su creación varios siglos antes de la incipiente escritura olmeca o maya, en aquellos referidos tiempos, los teotihuacanos no figuraban en el plano existencial mesoamericano, esa es la situación que desequilibra cuando uno observa los elementos iconográficos chamánicos de origen olmeca junto a las mascaras teotihuacanas.

Ciertamente los teotihuacanos no desarrollaron una escritura formal, prescindieron de la escritura porque se configuraron con individuos de diferentes etnias, idiomas y tradiciones, de tal suerte que encontraron en los pictogramas el medio idóneo para comunicarse.

Cuando los mayas sublimaban la sintaxis en discursos inscritos con intrincados jeroglíficos, los generales teotihuacanos discutían delante a elementales pictogramas las estrategias para conquistar a las ciudades mayas.

Los teotihuacanos prescindieron de la escritura pero los olmecas y los zoques, la crearon. Una de las inscripciones más antiguas (500 a.C) se ubica en San José Mogote en Oaxaca y pertenece precisamente a un pueblo zoque-olmeca; los relieves de la Gruta de Xibalbá fueron elaborados por pueblos olmecas y zoques en un periodo en el que no habían desarrollado la escritura y en principio aún no figuraban los teotihuacanos en el concierto mesoamericano de pueblos fundadores.

Una de las máscaras de estilo Teotihuacano de la Gruta de Xibalbá

Ese es el punto nodal, se testimonia la presencia de máscaras teotihuacanas en el área maya, mucho antes de que los mismos mayas comenzaran a construir sus primeras ciudades.

Estas evidencias nos conducen a reconsiderar los procesos formativos de nuestros mayores. Es obvio que si los relieves de la Gruta de Xibalbá hubieran sido ejecutados durante el apogeo del Clásico (300-700 d.C) cuando los teotihuacanos dominaban Mesoamérica, entonces deberían haber inscripciones jeroglíficas porque los mayas dieron a la escritura el estatus divino durante ese periodo histórico.

Si como vemos hubo presencia olmeca en los elementos iconográficos de los relieves, entonces deberían existir anotaciones calendáricas en la Cuenta Larga o algún ideograma olmeca como los que encontramos en piezas de jade o en algunas tallas de piedra, ahora bien, al no encontrar ningún rastro de escritura jeroglífica en la Gruta de Xibalbá, concluyo --siguiendo la calidad de los petroglifos y su factura--, que fueron diseñados antes del boom jeroglífico y del omnipresente culto al Dios Maíz, es decir, hace 2 500 o 3 000 años pero en aquellos soles, los teotihuacanos no configuraban un imperio, es más, aún no fundaban Teotihuacan, ese es el meollo del asunto y la importancia que observamos en la riqueza iconográfica de este extraordinario descubrimiento.

La Gruta de Xibalbá II




Hace unos días fui invitado por mi amigo Clicerio Cedillo, periodista del periódico Quequi, a conocer la Gruta de Xibalbá para descifrar algunos de sus relieves y petroglifos; proceso intelectual que requerirá tiempo, por lo pronto, esbozo algunas conclusiones preliminares. En el anterior artículo comenté sobre  la trascendencia de éste Gran Descubrimiento Maya y de su milenaria factura, mencioné que contiene petroglifos referidos al movimiento y a la palabra, que aparecen personajes con influencia olmeca-zoque y al menos dos enigmáticas máscaras teotihuacanas. Carlos Poot, descubridor de la gruta me comentó que hace algunos años, contó 14 rostros esculpidos sobre la roca.

Los relieves de la Gruta de Xibalbá han sufrido atentados por gente sin criterio y formación quienes incorporaron elementales y grotescos rostros contemporáneos al conjunto de imágenes precolombinas, por ello se mantiene en secreto su ubicación. Propongo que fue un espacio ritual destinado a la celebración de rituales chamánicos y a la recreación de pasajes mitológicos en ceremonias de acceso restringido, no fue un escenario para las masas, más bien un íntimo espacio ceremonial. Hoy, veremos la influencia olmeca-zoque en los relieves y en el próximo artículo trataremos sobre algunas vertientes interpretativas de las máscaras teotihuacanas que enigmáticamente aparecen junto a los rostros olmecas y zoques.





LA OQUEDAD Y EL PODER

Para los mesoamericanos, las grutas, las cuevas y las oquedades fueron consideradas sagradas porque se vinculaban con la Creación, el agua, la fertilidad y eran el ingreso a uno de los tres mundos mayas nombrado Xibalbá o Mictlán. Como el útero de una madre, oscuro y con aguas primigenias, el mundo subterráneo se consideraba también la residencia de algunas entidades divinas que nosotros llamamos dioses, se les ofertaba incienso y sacrificios en rituales que ubicamos en las imágenes de vasos ceremoniales que los nobles mayas utilizaban para beber chocolate.

Las cuevas y manantiales subterráneos fueron también abrigo para los grandes felinos quienes arrastraban hasta el fondo a sus víctimas cobradas en cacerías nocturnas. La cueva fue igualmente considerada una boca de jaguar y residencia de las entidades relacionadas a las lluvias. De sus profundidades acuosas emergía un hálito divino que después se convertía en las nubes que procuraban las amables lluvias que se precipitaban sobre una tórrida tierra pletórica de adversidades.

Los pueblos olmecas fueron quienes de manera exponencial colocaron al jaguar en el centro de su imaginario religioso. Algunos sacerdotes chamanes se convertían en jaguares y el cuerpo humano fue provisto de los atributos y ferocidad de los grandes felinos. El jaguar habita en las oquedades y es nocturno, acecha al alba y al atardecer, por ello también fue relacionado con el planeta Venus que ubicamos en el horizonte durante los crepúsculos o los amaneceres, según indique su ciclo sinódico.

Así que el agua, la oquedad, el jaguar, Venus y el Poder, formaron una unidad en la mente de nuestros mayores, ésta interpretación místico-política inició con los olmecas y fue sublimada por los mayas. Sabemos que los pueblos zoques y olmecas antecedieron a los pueblos mayas y les heredaron un corpus religioso que siglos después sublimaron.

Es normal encontrar presencia de pueblos olmecas en toda Mesoamérica y la Península de Yucatán no es la excepción. Precisamente los relieves de la Gruta de Xibalbá datan de la lejana época de influencia olmeca y zoque en Yucatán, se precisa realizar algunos estudios de Carbono 14 para fijar la datación de los relieves y petroglifos pero después de un ejercicio comparativo con otros petroglifos olmecas así como por su factura, diseño y discurso conceptual, es claro que fueron creados siglos antes del desarrollo de la escritura formal y estamos hablando de al menos 2 500 a 3 000 años de antigüedad.



EL AGUA, LOS NIÑOS Y LAS MÁSCARAS

En el interior de la Gruta, existe un ojo de agua y justo en su parte superior aparece un individuo acostado y envuelto por una lengua bífida que podría representar la de una serpiente de agua. Es una de las pocas grafías de la Gruta que tiene un diseño carente de ángulos rectos. Se trata de una representación de un individuo con los brazos en el pecho y al parecer posee una cola de jaguar.

Los olmecas y los mayas compartieron trazos de una misma religión y es por ello que algunos siglos después, los mayas realizaron un ritual en el que niños-jaguares eran ofrecidos en sacrificio. La imagen que hoy nos ocupa está relacionada con ese ritual que los mayas perfeccionaron.





Vaso Maya para beber chocolate muestra a un niño jaguar en posición horizontal similar a la del personaje de la Gruta de Xibalbá, en el vaso danza la divinidad de la lluvia Chaac y recibe gustoso el cuerpo del infante-jaguar la divinidad de la muerte, un perro del Xibalbá testimonia el sacrificio que se ofrece en el trono del Dios Kauak con la lengua bífida, arriba del perro, una luciérnaga ilumina la escena. Fotografía de Justin Kerr.


Crónicas coloniales lo afirman y los restos óseos en la Laguna del Nevado de Toluca --entre otros lugares-- demuestran que los mexica (aztecas) sacrificaban niños en honor a la divinidad de la lluvia llamada Tlaloc. De igual forma, los restos humanos ubicados en Cenote Sagrado de Chichén Itzá --estudiados por el arqueólogo subacuático Guillermo de Anda--, confirman que no fueron princesas las que sacrificaron en el famoso cenote sino niños. El ancestral mito del Roba Chicos --que en maya se dice Okol Pal--, está relacionado con ese ritual de sacrificio de niños que realizaron los olmecas y una de sus más antiguas representaciones se encuentra en el fondo de la Gruta de Xibalbá.

Vaso de procedencia y propiedad desconocida el Dios A porta un extraordinario sombrero y sostiene a un niño entre sus manos delante a un dignatario. Fotografía Justin Kerr


La imagen del personaje-jaguar recostado cuenta con un ingrediente original y muy sugestivo. A sus pies, se esculpió una máscara en negativo, es decir, al revés, mirando para adentro de la piedra. 



Cuando la ubiqué, fue grande mi sorpresa porque inicialmente pensé que pudiera ser el molde para máscaras rituales de barro que los chamanes y dignatarios pudieran manufacturar en aquella oquedad en la piedra, sin embargo, el rostro es demasiado pequeño además de que dichas máscaras nunca podrían secarse y endurecer por la carencia de luz y la intensa humedad en el recinto. Fue precisamente la ausencia de luz la que me permitió intuir que la máscara en negativo es un vaso comunicante con “la otra realidad” como si fuese un visor que se incrusta en la piedra para observar lo que no es visible en el ámbito humano. Un Portal a la realidad de las entidades divinas.

La propuesta es inquietante, nuestros ancestros lograron trascender el plano consciente y discurrir por realidades alternas a través de rituales chamánicos, el uso de plantas de poder, la danza, la penitencia y el autosacrificio. Los chamanes utilizaban máscaras en sus transgresiones existenciales, una de ellas, la incrustada en el muro de piedra, tuvo quizá la función de comunicar la voluntad humana con el ámbito divino más allá de lo visible.

Así como resulta extraño y enigmático localizar máscaras al revés incrustadas en la piedra, de igual forma, por la lejanía del tiempo en el que fueron elaborados los petroglifos y los relieves de la Gruta de Xibalbá, considero todo un enigma la presencia de máscaras teotihuacanas en los relieves. Después de mantenerse en secreto durante 20 años, finalmente su descubridor, Carlos Poot, ha decidido darlos a conocer, agradezco su confianza y la de mis amigos que me invitaron a la Gruta de Xibalbá. 


Fotografías de la Gruta de Xibalbá: Claudio Obregón Clairin.

lunes, 21 de enero de 2013

La Gruta de Xibalbá I







Después de 20 años de mantener en secreto su ubicación, el explorador maya, Carlos Pot, decidió dar a conocer la existencia de la Gruta de Xibalbá en una oquedad perdida en la selva del municipio de Lázaro Cárdenas y en la que fueron esculpidos relieves y petroglifos que refieren rituales y pasajes mitológicos precolombinos.

Hace unos días, tuve el privilegio de ser invitado a conocer la Gruta de Xibalbá, constaté que se trata de un conjunto de relieves en el que aparecen rostros y mascaras de individuos de origen olmeca-zoque y teotihuacano que en su momento tuvieron colorido como evidencian los restos de pigmentos rojos, amarillos y verdes.

Ciertamente, precisamos estudiar a profundidad los relieves de la Gruta de Xibalbá para convalidar científicamente lo que la evidencia visual nos ofrece, sin embargo, es claro que los petroglifos fueron realizados antes del desarrollo de la escritura jeroglífica por lo que tienen más de 2 500 años de antigüedad y aparecen personajes olmecas-zoques con máscaras teotihuacanas.

Junto al ojo de agua ubicado al fondo de la gruta, aparece un personaje acostado que pudiera ser una referencia a un culto relacionado con un jaguar-bebé que observamos en la lapidaria olmeca en el Preclásico y en pinturas realizadas por los mayas en vasos ceremoniales del Petén durante el periodo Clásico. Siguiendo una franja horizontal, algunas rudimentarias grafías parecieran evocar sonidos o movimientos, de manera aislada aparecen algunos esbozos de símbolos mayas como el de la palabra y ciertas grecas que simbolizan la unión de las fuerzas complementarias de la naturaleza.

En el lado derecho de los relieves de la Gruta de Xibalbá, se localizan dos personajes, uno de ellos sostiene en su cabeza lo que pudiera ser un enorme tocado de una serpiente; el segundo, puede ser mitad humano, mitad animal, tiene la lengua bífida y porta un tocado con orejas que recuerdan las de los murciélagos, de entre ellas surge un rostro. 

En la parte inferior del segundo personaje con rasgos olmecoides, orejas de murciélago y lengua de serpiente, se encuentran dos máscaras con rostros similares a los teotihuacanos, una de ellas parece ser que la lleva un personaje como un “tocado” sobre su cabeza… el descubrimiento de dos máscaras con la factura teotihuacana me ha dejado pasmado y puede desencadenar en una diferente interpretación de los orígenes mayas.



Aparecen también algunas hachas rituales. Reconocemos fragmentos de algunos rostros y un triángulo equilátero colocado en la parte superior de los diseños, como si su presencia en lo más alto presidiera el lenguaje gráfico.

Enfrente de los relieves hay una Piedra Central con petrograbados. Aparece un personaje que abraza un árbol o un tronco, en la parte posterior de la Piedra Central distingo a un individuo con rasgos olmecas sentado en un trono. En el otro extremo de la Piedra Central, un rostro con características olmecas extiende su cuello de manera dramática en tanto se sostiene en un tubo que deriva de una lengua bífida de una serpiente. 



Estas son algunas de las sorprendentes imágenes que descifré en la Gruta de Xibalbá, otras tantas las estoy aún estudiando, considero que la importancia del descubrimiento merece un trabajo de investigación a fondo,  en las horas que permanecí en el interior de la gruta apenas si registré de soslayo la riqueza de su contenido ritual.

El ambiente de trabajo es poco generoso, se debe sortear con la intensa humedad, en la gruta habitan infinidad de murciélagos quienes además de sus residuos tóxicos, avientan al suelo redondas semillas que provocan traspiés; la zona está infestada de garrapatas que al ver llegar sangre nueva, se lanzaron contra mi persona de manera violenta y, el declive de la gruta en un ángulo de 45 grados plantea una enorme dificultad para acomodarse entre los muros colapsados.

Al ubicarse un ojo de agua en el fondo de la Gruta de Xibalbá, se comprenden los rituales chamánicos que en ella se realizaron y apreciamos que nuestros ancestros así agradecían el agua proveniente del inframundo. La cueva nos refiere siempre a la oquedad del origen, a nuestra gestación en el vientre materno, a nuestro pasado Paleolítico y a la otra realidad en la que habitan las fuerzas naturales que determinaban la vida de nuestros mayores.



Sabemos que los pueblos olmecas y zoques heredaron a los mayas el conocimiento matemático, los calendarios, la estructura política de los ahauob’ (Señores de la Palabra) y que estuvieron emparentados con el culto al Dios del Maíz, ahora bien, al igual que en los relieves y petroglifos de la Gruta de Xibalbá, algunas oquedades, montañas, grutas y cuevas olmecas ubicadas en  los estados de Morelos y Guerrero, presentan pinturas o relieves en los que distinguimos rituales chamánicos y la presencia de las coesencias de los chamanes (Wayob’ para los mayas, Nahuales para los nahuas); predomina el culto a los jaguares y no hay escritura jeroglífica. Este periodo de la pre-escritura muestra a chamanes en rituales de evocación o invocación rodeados de ideogramas y pictogramas que nos otorgan un discurso conceptual. 

Sugiero que la Gruta de Xibalbá pertenece a ésta época, y trascendente resulta el registro de máscaras teotihuacanas para éste periodo histórico: rompe con la lógica de la datación que hemos acordado como correcta.

Será preciso realizar excavaciones en los muros colapsados y encontrar algunos huesos, tiestos o restos de cerámica que por su estilo o por su composición molecular nos indicarán su procedencia en el tiempo, pero aún así, cabría la posibilidad de que la Gruta de Xibalbá presentara una ocupación continua y algunos de los restos de cerámica pertenezcan a un periodo de ocupación más reciente.

Ese es el meollo del asunto y en tanto no podamos con certeza ubicar el periodo histórico a través de pruebas de Carbono 14, los diseños mismos, su contenido y su factura, nos indican que fueron realizados en un periodo muy antiguo que no coincide con el desarrollo histórico de Teotihuacan, es ahí donde estos aportes históricos se tornan importantísimos al proyectar a los teotihuacanos en el Mundo Maya en un tiempo realmente lejano al esplendor del imperio de la Ciudad de los Dioses, es más, a un tiempo anterior a los mayas mismos y éste escenario es desconcertante.

La parte triste de este descubrimiento es que infortunadamente los petroglifos y los relieves han sido violentados. Como el coral, son muy delicados, apenas con tocarlos, los dañamos; la Gruta había resistido los silencios del tiempo hasta que irrumpieron ruidosos individuos sin criterio quienes además de dejar basura plástica, violentaron los relieves raspando la piedra para dibujar otros rostros. Es por ello que se precisa mantener en secreto su ubicación preservando así sus relieves y petroglifos, estamos delante a un gran descubrimiento que puede darnos luz sobre los misteriosos orígenes de la Civilización Maya.


  

sábado, 19 de enero de 2013

CATORCE PLANTAS DE CRISTAL





Una corriente fría me condujo hasta un valle rodeado de sombras azules. Tomé asiento entre dos enigmas olvidados por los abuelos y junto a unas rocas coloidales descubrí la presencia de Jürki, me saludó y empezamos a compartir el magnetismo de nuestros filamentos, luego nos acomodábamos en la sensación de indiferencia y recordábamos que olvidábamos. Jürki comía una extrañas bolas peludas de las cuales surgía un vapor dorado que perfumaba el ambiente.

¿Qué comes? –le pregunté- Jürki tomó una bola con sus samas y colocó su intención en el centro de ella, se partió en dos y de su interior surgió una música con sabor a bosque, de pronto emergieron 3 ríos que rodeaban un castillo sin almenas y ubicamos a una energía femenina que dormitaba solidificada entre flores marchitas.

Y lo sorprendente -dijó Jürki- es que lo que vemos son el reflejo de las fantasías creadas por seres que habitan un tiempo suspendido en la excepción. Algunos de ellos mantienen contacto con nosotros, son esos fluidos ovoides que en ocasiones nos visitan cuando el vacío se aburre.

Ah… entonces son ellos –respondí— son energías con un montón de obsesiones, se entregan pasionalmente.

El tiempo fue cuesta arriba y Jürki decidió tomar una siesta, el desasosiego bruñía mis pensamientos y la displicencia merodeaba mis emociones. El reposo energético que me envolvía era por demás asfixiante, un estupor amarillo impedía los movimientos de mis filamentos, me sentía acorralado por la inercia del hastío.

Una bola peluda apareció entre las masas coloidales de nuestros guardianes, recorrió con sigilo los jardines de hielo y los vacíos del mar quebradizo, subió las 14 plantas de Cristal, se desdobló en un huevo violeta y se postró frente a mi.

Hola –me saludó y continuó-, se nota que estás molesto y eso es realmente absurdo estando en la cima de las Plantas de Cristal. La conciencia ovoide manifestaba seguridad en sus deseos y en sus intenciones, no parecía provenir del tiempo de excepción que comentaba Jürki, es más, casi leía mis codificaciones.

Perturbado por su gratuita irreverencia, la tomé con mis samas de los filamentos que emanaban de su cintura, los enredé hasta que formaron un solo campo energético y logré que ningún trazo de su energía quedara fuera de mi control. Iba a engullir el suculento envoltorio energético pero escuché su voz que pedía clemencia, decía que había cruzado muchos espacios donde los gases danzaban y los grupos de conciencia circulaban en ríos de indolencia. Quedé conmovido por la sensación de contar con alguien que me acompañara mientras mis amistades despertaban de su siesta, dudé pero acallé sus lamentos de un bocado.

Aún Jürki está dormido y sigo inmerso en éste delicado estupor amarillo. La Placidez del Silencio me preguntó si no hubiera preferido conservar prisionera a esa energía ovoide en lugar de haberme anexado su experiencia. Mira Placi –le contesté—he aprendido a ocupar mi entorno, atender a esas conciencias significaría crear un acuerdo en el que invariablemente te ves comprometido a justificar su asombro y luego se vuelve muy meloso compartir filamentos con ellas. Vienen a aprender y esa irreverente criatura llegó muy altanera, te digo, son de lo peor.

domingo, 13 de enero de 2013

Familia en Bicicleta por Cancún




Durante el frío amanecer de un febrero cualquiera, una cápsula familiar se desplazaba en bicicleta por las vacías avenidas de Cancún, iban rumbo al Sur y, antes de que el sol se entreviera, armaron con rapidez sus dos casas de campaña y tomaron un desayuno energético. La Hermana Mayor lograba contener la emoción que le producía trasladarse en bicicleta con maletas. Sus dos hermanos iban con sus padres y ella reflexionaba que sus pequeñas manos aún no podían dirigir sus caminos. 

Viajar en bicicleta significa llevar al tiempo y al movimiento en el bolsillo para comulgar con ellos en el instante que se nos ofrezca. Viajar decenas o centenas de kilómetros en bicicleta permite conocerse mejor conociendo al mundo. 






Dos sensaciones profundas produce un pedaleo prolongado: la desarticulación del Ego de un cuerpo que realiza un esfuerzo y la doble mirada que en un vistazo mantiene fijo el recorrido y disfruta del paisaje siempre cambiante. 


 





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