Los mayas clásicos se
organizaron políticamente en Ciudades Estado las cuales fueron gobernadas por Ahauob
(reyes) quienes se asumían como los hijos de la Entidad Divina del Maíz. Los
textos jeroglíficos escritos en las estelas y dinteles narran que existieron al menos 60 reinos.
En los tiempos de los
mayas históricos, el Poder se heredaba y se mantenía a través de la guerra, las
sangrías, las invocaciones, los rituales, las decapitaciones y las danzas.
Antes de la ceremonia
de ascensión al trono, los Ahauob debían emprender algunas batallas y capturar
enemigos para sacrificarlos y decapitarlos.
La guerra maya se
coordinaba con los movimientos planetarios, principalmente con Venus que estuvo
relacionado con la Guerra. Los desplazamientos de Venus del alba al crepúsculo,
determinaban los días propicios para escenificar sus batallas. El jeroglífico
para la guerra es el diseño del planeta Venus sangrando sobre una ciudad.
Cuando en epigrafía
maya se menciona que una ciudad fue conquistada, se dice que "fue
hachada" es decir, que le cortaron la cabeza. Cuando una ciudad recobraba
su libertad en jeroglíficos mayas se escribe: "recuperó su escudo y su
pedernal".
La Guerra Maya fue celeste
e invocaban a sus entidades divinas para que los acompañaran en las batallas.
Sabemos que los mayas
tuvieron infinidad de dioses, pero es preciso apuntar que más que dioses, fueron
"entidades divinas" que
participaban en los eventos humanos. Un Dios es omnipresente, omnividente,
omnisciente, nos vigila y norma la conducta moral creando en quienes creen en
él, un sentimiento de persecución y de observación permanente; al ser falibles
los seres humanos, surge la culpa por que son pocos aquellos quienes se aproximan a
la impecabilidad, generando deuda y una doble moral entre lo que debe ser y lo
que se hace. La comunicación con un Dios se da a través de los rezos.
Una Entidad Divina, se
evoca, se invoca y se torna tangible. La relación que mantienen los seres
humanos con las Entidades Divinas es de equidad y hay acuerdos e intercambio de
favores, la comunicación con ellas se da a través de rituales, ceremonias y
ofertando. Las Entidades Divinas son caprichosas y exigentes, adoptan atributos
de otras Entidades, se multiplican y se transfiguran.
El universo mágico que
existe en las tradiciones orales y en la memoria del colectivo de nosotros, los
mexicanos, se refleja en diversas expresiones culturales como las
peregrinaciones, las festividades de Ofrenda de Día de Muertos o durante la
celebración de la Virgen de Guadalupe y no tiene explicación racional; sin
embargo, para nosotros es tan real, tangible y vital, como puede ser para un
matemático una intrincada ecuación, más aún, hay matemáticos racionales que
profesan una Fe.
Los mayas vivían
conectados con ese universo mágico,
para ellos los acuerdos con el movimiento y con las entidades energéticas que
en él habitan, dieron sentido a sus vidas y por ello ritualizaron su cotidiano.
Observaron que al
nacer había sangre, que al atardecer los portales de fuego reclamaban corazones
ensangrentados, que la mazorca de maíz "se decapitaba" para luego con
sus granos germinar nuevamente la vida, en consecuencia, deformaron sus cráneos
para reproducir la forma de la mazorca de maíz; cuando decapitaban al Ahau
conquistado, era como cortar la mazorca de la caña de maíz y la sangre
--Ch´ulel--, el vínculo divino para comunicarse con esas entidades que se invocaban
para obtener su ayuda sobre natural y lograr una victoria en la batalla.
Los mayas de aquellos
tiempos no usaron arcos ni flechas, utilizaron lanzas con puntas de pedernal y
obsidiana, eran filosas y punzantes, cuando atacaban podían fácilmente liquidar
al enemigo, pero no era el caso, lo importante era capturarlo.
Una vez que un Ahau
era sometido, en ocasiones se acordaba una fecha relacionada con el movimiento planetario
para decapitarlo, durante la espera, era desangrado, y su vital líquido se
ofertaba a sus Entidades Divinas. Cuando se trataba de exterminar al linaje,
también los hijos varones eran sacrificados y la consanguinidad real era mantenida por las mujeres.
Nuestra afinidad con
las aves se manifiesta en la danza y en el canto, pero nuestra actitud vital,
está emparentada con los felinos, por ello, los Ahauob portaban títulos
nobiliarios con apelativos relacionados a los pájaros y a los jaguares.
Coc.
Coc.