Hace unos días
llovía al amanecer y entre sueños recordé que había dejado la ventana de mi vehículo
ligeramente abierta, me vestí rápidamente y bajé a cerrarla.
Observé que en el
parabrisas había una cosa rara, como una bola con una pinza y cuando me acerqué,
descubrí que era mi maestro de astronomía, el Cangrejo Emiliano. ¡Hola
Emiliano, qué gusto verte! ¿Qué haces en el parabrisas? –Y contestó--: Pues a
mi no me da gusto verte… qué crees que estoy haciendo ¿acaso no ves?¡Me estoy
mojando! Ah cómo eres tarugo… Emiliano, te veo poco y siempre me tratas con
desprecio… ¡Te lo mereces…! --Me dijo y continuó— no evolucionas ¿y sabes por
qué? Porque quieres cambiar… mira milagro de la vida estacionado en un Ego, si
tomaras otra actitud, te podría llamar por tu nombre… --entonces no supe si
responderle, cerrar la ventana o regresarme a mi cama… me quedé pensando qué
hacer y Emiliano exigió--: ¡Qué estás esperando para abrir el carro y
protegernos de la lluvia! Si, si, ya voy –le dije—. Entramos al vehículo,
Emiliano se acomodó en el tablero, tomó un pañuelo y secando sus lentes me
dijo: tú eres de esos tipos que quieren cambiar y terminan dando vueltas sobre
sí mismos… ¡cierra la ventana, no seas menso, se está mojando el interior de tu
carro…! --Al cerrar la ventana continúo,--: eso es todo, acción, el universo es
de acción y tú te la pasas buscando significados, significantes y conclusiones,
ahí te pierdes, crees que con un argumento o sensación se puede cambiar, eres
de esos tipos que buscan sin buscar; ningún ser cambia, puede evolucionar que
es distinto, pero depende de sus acciones y de su impecabilidad mas no de la
alegre suma de datos vertidos en un discurso, además, te haces tarugo tú mismo
y te complaces después conmiserándote…
Ah caray, Emiliano, eso está muy fuerte –respondí
y me dijo--: pues es la verdad. Mira a esos pájaros negros que están posados
arriba en los cables ¿sabes cómo se llaman? Zanates --le dije--, pues bien, son
unos oportunistas de lo peor, se desplazan en grupo, los machos son negros y
van por un lado, las hembras son cafés y van por el otro, no anidan; las
hembras después de copular, colocan sus huevos en los nidos de otras aves; su
gestación es rapidísima y nacen antes que los otros, luego tiran los huevos del
nido o a los polluelos; son alimentados por los padres de los infortunados y,
cuando crecen, emprenden el vuelo, se juntan con los de su especie y género,
luego se dirigen a los restaurantes de los hoteles y roban el pan de las mesas,
los llevan a la alberca, los mojan y ya suaves, se los comen. Los he visto
devorar carne de los huesos tirados en los basureros, al atardecer, en parvada
regresan a dormir a los parques, nunca los verás en la selva, acompañan a los
seres humanos.
Cuando encuentres a un zanate, significa entonces que el
ecosistema se quebró, son como cucarachas con alas, siguen a los seres humanos
y proliferan… si quieres darles una razón, motivo o escribir un ensayo sobre
sus conductas, adelante, pierde tu tiempo, eso no va a cambiar su condición;
con o sin tus observaciones, ellos continuarán… en pocas palabras: te la pasas
retratando sin darte cuenta de la esencia de lo que enfocas… Guardé silencio y
descifraba el mensaje de sus palabras cuando Emiliano me dijo: eres un vicioso,
volviste a darle un sentido a lo evidente, tienes que aprender a bailar la
Cumbia de la Incertidumbre, con el cuerpo, no con la mente, si piensas, pierdes
el ritmo.
Déjate llevar por la intuición que es tu fuerza oculta, no trates de
cambiar que no vas a cambiar nunca, eres lo que eres en esencia y ya está,
puedes evolucionar, pero tu caso lo veo complicado. Paró de llover y había
amanecido, entonces Emiliano sin mirarme, comentó: el otro día escribiste en tu
perfil de facebook un atisbo de luz, decías que más que un curso de superación
personal, deberían existir cursos de aceptación personal… --recordé que lo había
escrito y me pregunté cómo lo sabía si no lo tenía agregado—Ahí vas de nuevo
--me dijo--, eres insaciablemente goloso con la reflexión de los orígenes… lo sé
y ya está, qué importa cómo lo supe, lo que con arduo esfuerzo intento hacerte
comprender, se ubica en el ámbito de la acción. Aceptando, dejas de confrontar
y así te pones más abusado antes de regar el tepache, sino, mira a todos tus
cuates que han tomado diez años de psicoanálisis, cursos con el mítico Miguel Ángel
Cornejo o pagado las onerosas conferencias del señor Ruiz que se fusiló sin
silenciador la obra de Castaneda y publicó los acuerdos que dice son 4… ¿por qué
crees que después de la fugaz sensación de certeza cometen los mismos errores y
siguen tomando cursos y asistiendo a más conferencias? Simplemente porque
reflexionan y ahí se quedan… Observa al campesino maya ¿Piensas que reflexiona
antes de empezar a trabajar en el campo? No, simplemente, se levanta, trabaja y
ya está, porque sino, no come, además, ¿qué necedad de querer comprender todo?
De saberse poseedor de las certezas de luz ¡puro regocijo al Ego en un
insondable universo! Y cuando hay que meter gol, le das un pase al árbitro… ¡evoluciona
menso…! Entiende de una vez por todas que el asunto es de estrategia que el “sí
y el no son dioses falsos” y que lo único que cuenta es la acción que crea
conciencia.
La vida es una estrategia –continúo vapuleándome Emiliano-- desconfía
de entrada, sin reservas y de tus fuentes, de los acuerdos, de todos, así no te
entregarás a la intención oculta de las palabras, si actuaras de esta manera,
evitarás perder el tiempo con quienes dicen y no hacen, dales el avión ya que
carecen de alas, además, tienes dos grandes prioridades por delante… Emiliano
guardó silencio y después de un rato le pregunté ¿cuáles son? La primera –dijo—es
abrirme la puerta porque ya no llueve --así lo hice y al bajar dijo: sígueme—
cerré el carro y me llevó junto a un árbol caníbal, de esos que se llaman
matapalos— ¿crees tú que el árbol huésped pudo evitar ser estrangulado por el
mata palo? Pues no –contesté-- ahí está el detalle mi estimado tarugo, no creas
y acepta que si el árbol tuviera el suficiente Poder personal lo hubiera
evitado, pero no fue así; ¿a ver, por qué no está estrangulando al de a lado? –Porque
tiene suficiente Poder personal, contesté--- Eso es todo, ahora vas a repetir
en voz alta, con los ojos cerrados y tres veces tres “No creo, actúo, entonces
mi Poder personal crece” las últimas tres veces lo vas a hacer gritando… cerré
los ojos, seguí sus instrucciones, con furia grité las últimas tres veces y
sentí una fuerza vital en mi pecho, abrí los ojos y en lugar de Emiliano,
encontré delante de mi a la hermosa vecina que sale a correr todas las mañanas,
me vio como desaforado y me preguntó: ¿es necesario que todos nos enteremos…?
Coc.
Coc.