Antes del Bicentenario
Los Señores de la Palabra
En el centro de una crisis progresiva, el año entrante se cumplirán doscientos años de la formación de México como Nación, seremos invadidos por la comercialización del evento y nos presentan el aniversario como una celebración de una Independencia (relativa) cuando deberíamos conmemorar reflexionando nuestra realidad condicionada. Dentro de muy poco saldrán a la venta algunos héroes que nos dieron patria, escucharemos enaltecer batallas y gestas heroicas, de manera obsesiva escucharemos frases que enaltecerán nuestro sentido nacionalista y otras expresiones de una realidad sustentada en la simulación. Como una contribución al entendimiento de nuestra realidad y a la conmemoración de nuestra Independencia y la Revolución, hoy, inauguro la sección: "Antes del Bicentenario", como antes es siempre antes de todo, iniciemos con los primeros de nuestros antiguos.
Hace 40 Mil años, nuestros mayores caminaron entre los Glaciares de Norteamérica y lentamente descendieron a las zonas tropicales; los océanos eran 60 metros menos profundos y la distancia entre África y Sudamérica fue menor y navegable; algunas islas entre los dos continentes situadas después de la isla de Capo Verde, permitieron el enlace entre los dos continentes; esas islas son cimas de montañas --ahora sumergidas-- que forman parte de la cordillera que atraviesa de Norte a Sur al Atlántico. Es así como por etapas y de salto en salto, llegaron al Continente Americano los pueblos de origen negroide que formaron las civilizaciones de San Agustín, Colombia y la Olmeca en México y Centroamérica.
La Doctora mexicana Silvia González, investigadora de la Universidad de Liverpool, realizó pruebas genéticas a las osamentas de individuos que pertenecían a los Pericu --un pueblo que se extinguió hace 200 años en Baja California-- y descubrió que poseen un material genético diferente al resto de los mesoamericanos; lo sorprendente es que es muy similar al de los habitantes de Papau-Nueva Guinea, los Australianos y los habitantes de la Patagonia.
Las pruebas genéticas, una mitología salpicada de referencias a mitos de diferentes zonas del mundo, las plantas importadas y las expresiones culturales nos indican que desde tiempos sin memoria, diferentes grupos de seres humanos --que hablaron cientos de idiomas-- formaron lo que actualmente conocemos como Mesoamérica; miles de individuos emigraron de "todos los Continentes" a la tierra que hoy habitamos, esto sucedió en un periodo de tiempo que va desde el 40 000 a. C hasta el 9 000 a. C. Los seres humanos somos perpetuos emigrantes.
En el cenote "La Palma", Tulum, Quintana Roo, se localizaron los restos de una mujer que vivió hace 11 000 años, en aquellos soles, los familiares de "La Mujer de la Palma", al salir de sus cuevas, se encontraban con osos de 6 metros de altura o con el feroz Tigre Dientes de Sable, existía una variedad de camello y aquellos individuos todavía no cultivaban Maíz pero ya comían "jícamas".
La primera ciudad del Continente Americano se edificó en Perú, se llama Caral y se encontraron los restos de un entierro infantil, el estudio de Carbono 14 dio el año 2 500 a.C.
Mil años después, apareció la primera civilización, la Olmeca y aunque regularmente se sitúa en el Golfo de México, los pueblos olmecas son un rompecabezas disperso en México, Guatemala y el Salvador. La Civilización Olmeca es el fruto de un desarrollo cultural de 1 800 años de historia formado por diferentes pueblos que no necesariamente tuvieron las mismas creencias ni tampoco una única organización política y social, pero al conjunto de esa expresión cultural se le llama Arte o Civilización Olmeca.
Los Murales en las Grutas de Chalcaltzingo en Morelos, los monumentos al Monstruo de la Tierra de Teopantecuatitlan en Guerrero, las esculturas de Coatepequez en El Salvador, las Cabezas Olmecas de San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes en el Golfo de México, la cerámica de Tlatilco, Tetepilco y Cuicuilco en en Valle del Anahuac, todos estos "productos culturales-religiosos" forman una unidad cultural pero no todos fueron contemporáneos porque los dioses, las ciudades y los seres humanos de aquellos tiempos, evolucionaron en función de sus logros agrícolas y la fuerza de su cohesión social que estaba sometida a su religión.
Es preciso señalar que una de las conclusiones de los participantes en la Primera Mesa Redonda de La Civilización Olmeca fue que los resultados sobre las dataciones de la Civilización Olmeca son contradictorios y poco confiables. En ese sentido, podemos a grandes rasgos identificar que el que el mito de los jugadores de pelota constituyó la estructura de la vida religiosa pero sobre todo de "la política y la económica". Hacia el siglo IX a. C. apareció en toda Mesoamérica un intempestivo culto al Maíz. Sabemos que en ese periodo la mazorca del maíz tuvo un radical incremento en su tamaño y en consecuencia, aparecieron los primeros dignatarios vestidos con atributos de la planta del Maíz; en ese proceso de creencias vueltas realidad colectiva, surgieron los primeros gobiernos urbanos.
San Lorenzo según su cerámica nos indica que fue habitada desde el 1500 y lo que conocemos como desarrollo olmeca se centra entre el 1150-900 a.C, luego viene un problema de datación y la aparición de nuevos estilos que crean una gran confusión y hay quien dice que lo que continuó en San Lorenzo ya no es olmeca. El ciclo de La Venta fue del 1200 al 400 a. C. Tres Zapotes puede ser la continuación de La Venta, lo cierto es que fueron varios pueblos y de otros ni siquiera sabemos de su existencia, están descansando en los potreros del Golfo de México y entre el viento y las piedras de las montañas de Guerrero.
En La Venta, los olmecas excavaron una ofrenda de 8 metros de profundidad por hasta 20 metros de largo, luego trajeron de la Sierra Madre Oriental miles de mosaicos de Venturina que fue colocada hasta llegar a un profundo nivel donde esta ofrenda de piedra labrada en la montaña de Oaxaca sirviera de basa para los pisos de arena que fue traída también de otra región de la Sierra Madre distante a más de 120 kilómetros de La Venta. Cuando el piso de finas arenas fue concluido, entonces se depositó una ofrenda en forma de un probable jaguar o quizá la representación del llamado Monstruo de la Tierra y luego fue también cubierto hasta dejar una pequeña señal con un promontorio y dos piedras.
Para los olmecas el inframundo era un lugar donde habitan entidades que requerían ofrendas de los humanos. Según nuestros antiguos, los dioses crearon a los seres humanos para que fueran, consentidos, alimentados y atendidos por ellos, es así como podemos entender el origen de la fuerza religiosa-mística que propició la hazaña de llevar en las espaldas las arenas y las piedras extranjeras desde regiones distantes y montañosas para cuidadosamente enterrarlas donde solamente los dioses las vieran y sintieran.
Los Mayas heredaron de los Olmecas esa percepción del universo subterráneo y la organización política basada en el culto a los jefes-divinos emparentados con el Dios del Maíz. Los mayas sublimaron esa percepción mitológica olmeca. Para nuestros antiguos, lo que se puede ver, lo que es real a nuestros ojos es un espacio dividido en cuatro puntos cardinales y un centro, la bóveda celeste es un escenario donde cíclicamente transitan los dioses en forma de planetas y las 13 Constelaciones son Portales a otras dimensiones donde tenían contacto con sus ancestros y con una infinidad de entidades que nosotros hemos decidido llamarles dioses. La tierra era un cocodrilo en un mar gigantesco y debajo se encontraba el Xibalbá, aposento de los señores de la noche, región del universo donde los héroes gemelos Xbalamqué y Hunab Kú vencieron a los señores del Xibalbá después de un Juego de Pelota.
Fue a través de la palabra que germinaron estas percepciones de la realidad antigua que nosotros llamamos mitos y que como los de cualquier credo, los mayas sentían y estaban seguros que todo lo anterior era real, nadie lo dudaba, porque a lo largo de "su historia" lo decía la palabra hablada, esculpida, pintada e impresa. En aquellos tiempos, pero sobre todo, "en los tiempos actuales de los indios mexicanos", la palabra hablada tiene un valor sustancial. Fue a través de la palabra como los dirigentes configuraron el mundo que deseaban para sus súbditos. Los mexica (aztecas) llamaron a su jefe supremo "Tlatoani" que significa el que habla bien, o tiene el don de la palabra. Entre los mayas. su primer jefe supremo fue llamado Ahau que deriva de Ahuat y significa: el que grita, el que determina. La palabra en tiempos antiguos transfiguraba al mundo porque dirigía las decisiones del colectivo.
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