sábado, 31 de julio de 2010

Endgame, de Samuel Beckett


Endgame, de Samuel Beckett





La Compañía Nacional de Teatro del INBA concluye el Domingo 1 de Agosto una temporada de la obra Endgame de Samuel Beckett, dirigida por Abraham Oceransky, en una versión al castellano de Claudio Obregón quien también actúa en la puesta en escena acompañado de Diego Jáuregui, Gabriela Núñez, Octavio Michel y Luis Lescher.

Estrenada hace 53 años, pareciera que Endgame ha sido escrita en nuestro tiempo. La trama se desarrolla en un ambiente apocalíptico en el que dos personajes Hamm –interpretado por Claudio Obregón-- y Clov  --Diego Jáuregui-- se encuentran situados en un tiempo sin luz, habitando un espacio derruido y abandonado, al igual que ellos mismos. 

Hamm es ciego e inválido, no se puede parar y Clov ve por un telescopio las ruinas de nuestra civilización pero no logra sentarse… “cada hombre con su especialidad” comenta Hamm y entre risas y burlas, Beckett pone en evidencia nuestra búsqueda contemporánea por la especialización, estadio desde donde los especialistas terminan generalizando. 

En un ambiente decadente y desesperanzador, Hamm y Clov comparten el hastío y procuran llevar de mejor manera un presente sin futuro, al parecer son los únicos sobrevivientes del caos, su cotidiano se vuelve ritual y lo que en otros tiempos pareciera intrascendente, en ese estado de carencias y degradación, ahora resulta sustancial; de pronto los sorprende el hastío y Hamm desde su silla de ruedas pregunta a Clov “¿no estás harto?” –y Clov automáticamente responde-: “ Si…  ¿de qué…? ”

Hamm y Clov están engarzados en una relación co-dependiente de la que ninguno de los dos se atreve a salir y cada exigencia, súplica o reclamo, constituyen el único y real sentido de sus vidas… ¿Por qué no me matas? Pregunta Hamm y Clov responde con practicidad: “Desconozco la combinación que abre la despensa…”  Ambos personajes transitan al límite de su existencia y si uno desapareciera, para el otro significaría también que la muerte le habría llegado; acostumbrados están a que el dolor y el absurdo determinen la calidad de su cotidiano y no entienden de otra manera su existencia.




El absurdo entonces da sentido a sus vidas, cualquier lugar resulta vital e igualmente importante, por ello Hamm le exige constantemente a Clov que lo coloqué en el centro y pregunta “¿estoy en el centro? “ --desesperado por la exigencia de una precisión, Clov se dispone medir y condescendiente Hamm le sugiere que lo haga calculando “más o menos” el verdadero centro…

En esa marco de relativa precisión, en sus vidas todo se torna urgente y al mismo tiempo intrascendente., Clov llega corriendo de la cocina y afirma que ha encontrado una rata “¿la mataste?” Pregunta Hamm y Clov responde: “casi… se quedó moribunda…” Entonces déjala ahí… comenta Hamm y platican de otra cosa. Más tarde, Clov recuerda que tiene una rata casi muerta en la cocina y sale corriendo diciendo…  “ si no mato a esa rata… entonces morirá”

La dirección y el concepto escenográfico de Abraham Oceransky se fundamentaron en “cuadros escénicos” donde la composición plástica se impuso sobre la sustancia del libreto ofreciendo como resultado interesantes y propositivas atmósferas visuales: sin embargo,, es con las actuaciones que esta obra adquiere el profundo sentido dramático que precisan los textos de Samuel Beckett

Diego Jáuregui nos presenta un fino trabajo escénico y construye a un Clov que transita entre la otredad, las necesidades primarias y el desamparo como predilección; su mirada se ubica en un limbo atemporal y aunque Oceransky dio un sentido circense a Clov, Diego reconoce en su personaje la valía de los silencios; por otra parte, el cuidadoso estudio de la entonación y el profundo sentido de sus palabras, permiten descubrir que detrás del silencio, la abnegación y la obediencia, hay un universo cautivo por donde plácidamente transitan sus emociones, Jáuregui las reconoce, las hace suyas y logra trasmitirlas al espectador con quien de pronto establece una amorosa complicidad y empatía sustentadas en su supuesta debilidad vestida de compasión.

Claudio Obregón, como los chamanes de tiempos sin memoria, transfigura la realidad y desde su primer parlamento nos conduce a un espacio y a un tiempo donde lo que es… no es lo que se ve sino lo que se dice que es. 

El maestro Obregón cuenta con un “mágico tiempo interno” que reconocemos en cada una de sus actuaciones; su voz, sus matices y los movimientos de sus manos forman un todo que construye atmósferas y circunstancias donde el tiempo formal se colapsa y la verdad escénica se puede tocar con nuestros pensamientos; en esta ocasión, prescindiendo de la vista y postrado en una silla de ruedas, Claudio ha creado a un personaje sustraído de una realidad paralela, de ese limbo donde habitan “los otros” que algo tienen de “nosotros”.




Hamm es ciego y dejó morir a su vecina cuando le negó aceite, entonces la Sra. Peggy murió de oscuridad… lleva un silbato como símbolo de autoridad, inicio y finalización, como una llamada de atención o quizá una advertencia… el silbato es mucho más que el silbato mismo, como las palabras en Endgame que dejan de ser lo que parece que son y se crea un curioso discurso donde lo que se dice formalmente pareciera absurdo pero ese sin sentido o desvalorización de la lógica formal, en realidad nos habla de las verdades profundas de los seres humanos .

En el original están dentro de tambos de basura y en esta puesta en escena, los padres de Hamm aparecen pegados a las paredes, vegetando, sucios y malolientes, reclamando su papilla, indefensos delante al absurdo como pequeños niños maleducados.

--¡Cabrón!— Hamm a su padre-- ¿Por qué me engendraste? Y responde: “No sabía que ibas a nacer tú…” Ahora es el padre quien escucha los sermones para acceder al alimento y quien recibe las órdenes, enfrente de él e igualmente sujeta a la pared, la madre de Hamm escucha la historia del padre que no se cansa de repetir y ambos recuerdan el momento de un fatal accidente, ellos también están condicionados a su pasado y son presentados como escoria y degradación, condicionados a alimentarse de galletas.

Los actores Octavio Michel y Luis Lesher se alternan en la representación del padre de Hamm, Octavio demuestra plasticidad e intención en el poder del texto, así como cuando la atención dramática recae en sus parlamentos. Luis Lesher, por su parte, en un tono e intensión más intensa, en su monólogo por momentos se dispara del trabajo grupal. 

La madre es interpretada por Gabriela Núñez quien nos mira con vacuidad justo antes de hablar para con ese gesto indicarnos su procedencia y aspiraciones, su personaje es quien menos habla pero Gabriela comprendió que sus miradas producen frases e intenciones; goza de una educada voz que le permite llegar a operísticos agudos cuando narra cantando junto a su esposo la misma historia de un sastre que no logra terminar de zurcir unos pantalones.





Endgame o Final de Partida, no concluye, inicia como termina para volver a iniciar, ningún personaje puede escapar de esta trama, aunque lo deseen, aunque lo intenten…

Samuel Beckett en esta mirífica obra de Teatro, refleja la condición humana, sus logros derruidos, sus limitaciones, su constante búsqueda por el perfeccionamiento que aniquila, por la permanente producción hasta que todo desaparezca, por la eterna duda y el miedo a la soledad… quizá por ello nunca escapan de sí mismos los personajes de Endgame y, al nosotros reflejarnos en esos pasajes de abnegada obediencia a las creencias que ya no sirven en un mundo con tendencia a la conflagración, descubrimos que al final de Final de Partida, sucede que después de un largo recorrido, nos encontramos de nuevo en el inicio.

A la ocasión de este evento teatral, el maestro Claudio Obregón escribió esta breve semblanza de su trabajo como creador:

En este año del 2010 Claudio Obregón recordará que hace 51 años inició sus primeros trabajos artísticos, al principio solamente  con  casi- certezas o impulsos a ciegas; pero eso sí, con pasión desmedida siempre, año tras año hasta el día de hoy. Han desfilado por su mente y calado en su alma los más diversos y contradictorios personajes: Hernán Cortés, Augusto Strindberg, Isabel Primera de Inglaterra, Herodes (el de Wilde), Bartolomeo Vanzetti, El Rey Lear, Niels Bhor, Giacomo Casanova, Maximiliano de Habsburgo  y tantos otros que sólo los más antiguos de la región recuerdan. ¿Qué fue de todos ellos? ¿Qué sucedió con Claudio? Los personajes se fueron a habitar el panteón teatral de los sucesos efímeros y Claudio, desvencijado y valeroso todavía intenta conquistar nuevas palmas de las generaciones postmodernas. Sabe como todo buen soldado, que en la trinchera de las imaginerías, los personajes, la tramoya, el público, las luces pueden dispararle a muerte o dejarlo malherido, pero entonces él y su amor al teatro dirán la última palabra.




                                          

sábado, 10 de julio de 2010

El Francés que no era pan


El Francés que no era pan
  
Al Dente 
Marco Polo visitó China cuando estaba invadida por los mongoles y era gobernada por Kublai Kan, nieto del famoso Gengis Kan quien en 1215 había derrotado a la dinastía china Sung. El mercader veneciano, pudo llegar hasta las entrañas de la corte china porque en realidad… no era china.

Marco Polo

Kublai Kan
En 1295 Marco Polo regresó a Venecia cargado de un montón de inventos chinos, sus paisanos se sorprendieron con la brújula, quedaron boquiabiertos cuando voló un papalote, salieron corriendo cuando quemó un poco de pólvora y se hicieron bolas cuando intentaron comer con unos palillos; el invento que satisfizo a todos por igual fueron los espaguetis que originalmente se elaboraban con harina de arroz.

Marco Polo descargó también una piñata (pentolàccia en italiano), los franciscanos la introdujeron con éxito entre “los naturales del Nuevo Mundo” transformándola en una Estrella de Siete Puntas en alusión a los 7 Pecados Capitales… nos colocamos una banda en los ojos porque la “Fe” es ciega y, con ella, se vencen las  pecaminosas tentaciones de nuestro mundo de razón, como premio, obtenemos un tesoro compuesto de globos, gorritos, sabrosas frutas e indigestos dulces y chamois.



 La Piñata
En una ocasión, acompañaba a un grupo de turistas franceses en San Cristóbal de las Casas, Chiapas y una familia nos invitó a la fiesta de cumpleaños de la niña más pequeña  de la casa, a la hora de romper la piñata, un voluntarioso francés solicitó una oportunidad para darle de palazos a la piñata y con tal suerte, que la hizo añicos; los mexicanos que asistíamos al cumpleaños nos quedamos “congelados” cuando con destreza, el francés se quitó la pañoleta, gritó como si hubiera metido un gol, empujó a todo aquel que intentó recoger los chamois, dulces, tejocotes, cañas, limas y limones que cayeron del interior de la piñata.

El hombre gritaba convencido: “yo la rompí, todo me pertenece” “C´est a moi, c´est a moi…” los niños coletos y chamulas lo miraban no como si hubiera venido de Francia sino de otra dimensión… por más que le explicaba, al francés le resultaba difícil entender que la tradición local consistía en que “todos” compartiéramos su triunfo…

(Bueno, ese, sería el sentido evangelizador de la interpretación franciscana de la piñata china; sin embargo, ya en el piso, desde la primera edad aprendemos que a este mundo lo gobiernan el apañe y el agandalle.)
Todos los que hemos tenido un banda en los ojos y nos handado vueltas y vueltas para luego intentar romper la piñata, descubrimos que el sonido dirige nuestros movimientos y reconocemos un “ancestral estado de alerta”. En el preciso momento que abrimos nuestros ojos, enfocamos nuestra atención hacia los objetos o sujetos y, en ocasiones, nuestros ojos no los perciben de manera uniforme, a veces, el ojo izquierdo recibe más rápido la información y en el cerebro se gesta la extraña sensación de que ya estuvimos en ese lugar, ya vivimos esa situación o ya conocíamos a una persona que saludamos por vez primera.

Los ojos abiertos otorgan una relativa seguridad, la vista distrae, con ella buscamos el reflejo de nuestro ego en los ojos y en la atención de los demás. Con los ojos cerrados no necesitamos reconocernos… ya somos.

Cuando constatamos que tenemos un cuerpo y luego cerramos los ojos, súbitamente descubrimos el adentro y el afuera, nos reconocemos físicamente, obtenemos identidad y el pensamiento crea a un pensador.

Luego ese pensamiento precisa quedar registrado para transgredir al tiempo y es entonces cuando los pensamientos se transforman en signos o sellos que dan referencia de “nuestro acuerdo con el mundo”. Los signos permanecen en las piedras, en el inconsciente, en la publicidad, en las conductas humanas, en el lenguaje… son testimonio plástico de la evolución del pensamiento. Lo que estas viendo en este texto “no son palabras reales sino signos codificados a los cuales les regalas un soplo de vida cuando los interpretas…”









Yo solo sé que no sé nadar...

Sócrates

Los griegos hicieron de las tragedias un arte escenificado y reconocieron el valor de la escritura, bueno, no todos, a Sócrates (449-399 a. C.) le tenía sin cuidad dejar testimonio escrito de su conocimiento. El hijo más querido de Atenas se convirtió en el más temido, los conservadores  intrigaron en su contra y fue condenado a morir bebiendo una pócima de cicuta; cuentan que lo hizo con noble calma, valor y amor a la vida. Este venerable maestro decía que su sabiduría consistía en saber que no sabía nada… Platón recuperó su conocimiento y en “Fedro”, dice que dijo su maestro Sócrates: “la escritura es inhumana al pretender establecer fuera del pensamiento lo que en realidad sólo puede existir dentro de él… la escritura destruye la memoria, los que la utilicen se harán olvidadizos al depender de un elemento exterior por lo que les falta en recursos internos”. 


Desafiante tarea definir lo que hay en el pensamiento, ahora bien, los postulados en contra de la escritura de Sócrates pueden ser rebatidos o coincidir con ellos pero la realidad última “es que hoy nos acordamos de Sócrates porque Platón escribió sobre él y utilizamos la escritura para recordar los pensamientos del filósofo griego.
 Platón
Los idiomas manifiestan diversas preocupaciones y giros mentales, así, el idioma ruso, exige tener conocimientos de cálculo diferencial ya que se declina en seis casos gramaticales. En alemán, el verbo se coloca al final de la oración y uno nunca sabe lo que te están diciendo hasta que terminan de hablar.

Los chinos utilizan desde 1716 a. C.  únicamente 40,545 caracteres para su escritura, lo realmente alucinante, es que ningún chino puede escribir todas las palabras que entiende. Los chinos utilizan una escritura pictográfica que también incorporaron los coreanos y los japoneses en su escritura, de modo que cuando se encuentran un chino, un coreano y  un japonés pueden entenderse escribiendo aunque no se entiendan hablando.

El árabe y el hebreo no tienen letras para las vocales. Otros sistemas de escritura como el maya, mezclan un silabario y caracteres pictrográficos. Los Incas fueron analfabetas pero contaron con un sistema de cuerdas y nudos para comunicarse y realizar sus intercambios comerciales.














Pa´Labrar Palabras
Las palabras crean e interpretan mundos ¿es la mente quien da sentido al lenguaje o es el idioma quien cataliza nuestro mundo y nuestra experiencia? Algunos ubican al lenguaje y al pensamiento como funciones separadas en nuestra mente, entre ellos: el filósofo Jerry A. Fodor, el lingüista Steven Pinker y  el maestro de maestros, Noam Chomsky, quienes afirman que la mente está compuesta de funciones distintas y los idiomas influyen al proceso cognoscitivo, hablar, para estos investigadores, es simplemente el acto de emitir mensajes a todos sujetos, si un niño es educado por animales no desarrolla el lenguaje.

Del otro lado de la Calle del Conocimiento se ubican el filósofo Daniel Dennett, el psicólogo Lew D. Wygostky y el psicolingüista Stephen C. Levison quienes consideran que el acto de pensar, lleva implícito un lenguaje y el o los idiomas que aprendemos en nuestra infancia, influyen de modo irreversible en la forma de nuestros pensamientos.

En medio de la Calle del Conocimiento el filósofo George P. Lakoff argumenta que nuestra manera de pensar y comunicar, “ se fundamenta en metáforas” y que en nuestro pensamiento, durante unas millonésimas de segundo se desarrollan impresionantes intercambios bioeléctricos que crean la sintaxis que nos permite hablar, traducir símbolos, escribir y saborear las palabras.



El  francés que rompió la piñata en el cumpleaños de la niña de San Cristóbal de las Casas, por un momento volvió a su estado sensorial,  jugó a ser niño, recordó cómo ser feliz y vivió un inédito desafió al  tener un arma entre sus manos y un objeto móvil para ser destruido, sin ver... reconociendo “el afuera y el adentro”.

El francés no conocía la historia de la piñata, ignoraba que aquel símbolo chino fue regalado por un mongol a un veneciano para más tarde ser incorporado por los franciscanos en el elenco evangelizador de “los naturales del Nuevo Mundo” y que en nuestro tiempo, es un evento festivo lleno de significantes y símbolos de diferentes culturas; nada de esto sabía aquel amigo francés, lo único real para él, es que entre sus manos blandía un palo y tenía que romper algo que no veía…
Los seres humanos estamos llenos de creencias, basta creer en ellas para responder puntualmente a sus órdenes… para ello nos servimos de palabras  y símbolos que encierran sus sonidos.

Con el lenguaje escrito, entablamos "aquí y ahora" una comunicación a pesar del tiempo y del espacio, ese es el poder de las palabras… pero también las palabras son decretos y figuras que viajan por el aire, las consecuencias de aquellas que van acompañadas de la acción, determinan nuestra existencia… todas las demás… se van con el viento o se escriben con símbolos para ser descifradas y entendidas más allá del tiempo.
Coc.

sábado, 3 de julio de 2010

Emiliano y El Origen de lo Primero






El otro día caminaba por la ciclopista de la Av. Kukulkán de Cancún, pensaba que cada mañana amanece diferente porque el sol no siempre aparece por el mismo lugar y en ocasiones está nublado o llueve; por un momento detuve mi paso cuando me percaté que la sensación de un “nuevo amanecer” es una ilusión humana ya que “fuera de la tierra”… en realidad, nuestra estrella no se mueve en torno a nosotros sino nosotros a su alrededor.

La percepción de un amanecer es un rito que ubica a los seres humanos en “un espacio y en un momento preciso” dentro de una gran ilusión: “El Tiempo”. 

Cuando reinicié mi camino, sentí un pequeño pellizco en mi tobillo izquierdo, algo rápidamente subió de mis pies a mi cabeza, cuando alcancé a voltear el rostro sobre mi hombro, me encontré frente a frente con mi maestro de astronomía “el cangrejo Emiliano” quien de bote pronto me dijo:
Vas bien… síguele por ahí, finalmente y contra mis pronósticos, llegaste a una verdad universal… ...la podemos resumir así: "El Tiempo es una manera de interpretar al Movimiento…"  (Emiliano siempre lee mis pensamientos y no sé cómo le hace para aparecer de pronto a mi lado como si estuviera platicando conmigo desde horas antes)

…hace 15 mil millones de años luz –continúo Emiliano—ya hemos dicho que hubo una gran explosión llamada Big Bang, como quien dice: todo estaba concentrado y de pronto explotó, desde entonces todo se expande, las galaxias están expandiéndose entré sí y, en su interior, ocurre que la materia se está expandiendo y parece ser que todo en el universo, tiende a separarse de lo que estaba antes a su lado y un día, todo terminará separado hasta de  sí mismo.



Pero entonces – pregunté—¿de dónde salió la Energía para crear al universo y ponerse a separar? Emiliano se acomodó sus lentes y me respondió: “Los científicos han descubierto que el vacío no está vacío… sino lleno de energía y hay suficiente energía en el vacío para dar origen a este universo y a otros universos.”

Pero Emiliano, esa respuesta no responde mi pregunta y ¿cómo podemos medir esa energía que dices que hay en el vacío y además, cómo se mueve?

Mira pedazo de basura cósmica, siempre quieres saber el origen y los motivos así que escucha con atención:  para realmente entender qué es qué y quién es quién, primero hay que saber que no todo es como la mente nos dice que es ni mucho menos cómo percibe qué es lo que supuestamente es… 


--Emiliano me pidió que nos detuviéramos un instante y recogió un montón de piedritas que colocó en mi mano e imperativamente me dijo “lánzalas al aire…”  ahora observa cómo cada una de esas piedras llevaba una trayectoria definida y casi predecible –


Emiliano empezó a inflar un globo rojo y cuando concluyó me dijo--: observa este globo, lo voy a soltar e intenta atraparlo –así lo hizo y no pude atrapar al globo— Jajajaja… --reía Emiliano y me siguió contando--: era imposible que atraparas al globo porque al desinflarse, su trayectoria fue caótica y dependió de factores como la cantidad de aire con el que lo inflé, el ancho del globo, la presión etc. El globo puede salir en cualquier dirección y esto es lo que hace que un pequeño cambio en un lugar produzca grandes cambios en otro, es lo que hace que sea muy difícil predecir con exactitud el clima, ya que una perturbación en un lugar del planeta produce enormes perturbaciones en otro…

Guardamos silencio y luego llegamos a la Playa, Emiliano me sugirió que viera a las personas que nadaban y se ejercitaban, a las fragatas y a los pelícanos, a las iguanas y a los peces, luego me explicó: cada ser delante a tus ojos es diferente, cada uno de nosotros es capaz de pensar algo que nadie haya pensado, de crear cosas nuevas, porque cada uno de nosotros tuvo una pequeña diferencia en el momento de nuestra gestación que nos hace totalmente únicos, diversos e irrepetibles…

Estas son algunas de las particularidades con las que cuenta nuestro universo, pero pudo haber o habrá o puede haber otros universos que sean diferentes al nuestro que sus particularidades y leyes físicas sean otras pero esos universos como nosotros, somos pura energía, en diferentes presentaciones, la encuentras en luz de estrella, en piedra, en agua, en cuerpos, en pensamientos, todo es energía…

Emiliano acostumbra responder a todo lo que le pregunto pero sus respuestas no siempre son directas o muy claras, como que le gusta darle varias vueltas a la respuesta y además invita a la plática a otros temas que aparentemente nada tienen que ver con lo que me está explicando pero al final resulta que todo estaba relacionado…

Entendí que todo es energía que yo mismo y mis acciones somos eventos energéticos, únicos, irrepetibles y que pueden existir otros universos con otras leyes físicas y con otros seres pero lo que tendríamos en común es que ellos y nosotros somos pura energía en diferentes presentaciones; con el ejemplo de las piedras y del globo también entendí que en nuestro universo, las leyes de la física pueden medir con certeza ciertos eventos que son predecibles pero hay eventos que dependen de tantos factores que entonces lo que se mide es el caos… todo bien… pero… me preguntaba aún ¿de dónde salió la energía que empezó a mover a todo y a todos, bueno "hasta El Tiempo  inició después de un movimiento" entonces ¿dónde estaba esa energía que todo movió? En esas preguntas estaba cuando Emiliano, me dijo:

“Puras conjeturas” – ¿qué dices? Le pregunté y respondió--:  Que te la pasas haciendo puras conjeturas, quieres llegar al origen de todo, al inicio, al Origen de lo Primero, ubicarte antes de la nada para así entenderlo todo… puras abstracciones ¡cómo gastas a lo tarugo tu energía! De verdad que eres un tipo raro, quieres saber qué había antes del primer movimiento… bueno, mira estimado remedo de pensador, todo está en expansión, cuando vemos el cielo nocturno observamos el pasado del cosmos, existen en este preciso momento millones de galaxias que se están formando y que al estar tan distantes de nosotros no podemos observar su luz; de cada objeto celeste que observamos existen 100 que no vemos pero sabemos que existen. 

Es como si el universo fuera un mar muy grande y los astrónomos nos hemos ocupado de investigar las olas del mar; sin embargo, si nos asomáramos al interior de ese mar, descubriríamos asuntos aún más interesantes. Una verdad que te puedo decir, es que esa fuerza original que estás buscando hasta “detrás del ropero de tu abuelita” tiene que ver con la gravedad, la enigmática fuerza que condiciona en gran medida a la energía para que exista fricción y se produzca  La Luz….


Después de reflexionar lo que me decía Emiliano, le formulé la pregunta más lógica ¿Por qué hay gravedad?

Emiliano dio un suspiro, me miró de reojo, alzó la vista al cielo y luego me respondió: Mira, estimado aprendiz de absolutos inconclusos… “lo que hacemos los científicos es describir fenómenos, pero las causas últimas como ¿por qué hay gravedad? No lo sabemos…  el asunto sustancial es que conocer el origen de todo o el por qué de la última razón es una obsesión que irremediablemente conduce a la infelicidad y al sufrimiento ya que el centro casi siempre es redondo y cuando llegas a él, terminas dando vueltas sobre el mismo eje aunque hay quien podrá decirte que en ese transito, en realidad estás recorriendo el camino de tu vida…”

Me quedé pensando en las palabras de Emiliano y después de un rato, giré mi rostro hacia donde estaba mi maestro de astronomía pero el cangrejo había desaparecido; justo atrás de la roca en la que estábamos sentados, apareció una iguana y le pregunté si no había visto para dónde se había ido Emiliano, me miró de perfil abriendo lo más que pudo su ojo derecho, luego me dio la espalda y se metió corriendo en un hueco entre dos piedras…


Las palabras de Emiliano retumban aún en mi cabeza:  "una perturbación en una parte del planeta produce enormes perturbaciones en otra… eso hace también que cada uno de nosotros sea diferente, que cada uno de nosotros sea capaz de pensar algo que nadie había pensado, de crear cosas nuevas porque cada uno de nosotros tuvo una pequeña diferencia en el momento de nuestra gestación que nos hace totalmente únicos, diversos e irrepetibles… el centro casi siempre es redondo y cuando llegas a él, terminas dando vueltas sobre el mismo eje..."



Del Fuego y el Lenguaje







Del Fuego y el Lenguaje





A mi Padre, quien con palabras crea personajes.


Los seres humanos, desde el punto de vista vocal, estamos más cercanos a las aves, pero en actitud, de los felinos.
Ikram Antaki




Alba

El fuego es una fuerza primigenia recobrada en los soles que bañaron los cuerpos desnudos de los pobladores homínidos  del Valle africano del Rift, hace unos dos millones y medio de años. Homo habilis y Homo ergaster hicieron suyo el fuego tallando dos piedras o  tomándolo de las brasas de un árbol incendiado por una serpiente de luz enviada con violencia desde el cielo. Nuestros ancestros entendieron que el fuego tiene como esencia incorporar a su condición aquello que toca y descubrieron que no acostumbra compartir, que se alimenta de todo y que es un buen amigo del viento, pero que huye de la esencia de nuestras vidas, el agua.  El fuego es tan intenso que quienes se queman, sienten frío. En su flama habitan los ingrávidos azules que recuerdan el espacio en el cual el horizonte fusiona al mar con el cielo; amarillo es su rostro y en su centro habita el  blanco porque  tiene  la fuerza de la claridad. 

El fuego nos otorgó las sombras danzantes que fueron  corporeizadas inmediatamente por energías, conciencias y visiones. La luz pudo ser dirigida y, en consecuencia, el fuego determinó una distancia con nuestros predadores. Al marcar su territorio con el fuego, nuestros antecesores se diferenciaron, ritualizaron la necesidad gregaria y pudieron cocer la carne, lo que les permitió tener un tracto digestivo más pequeño y disfrutar de una experiencia onírica profunda. Más tarde apareció en ellos la laringe que definió el lenguaje y en su proceso evolutivo su masa encefálica se incrementó considerablemente.

Perdidas en la neblina de la distancia, las primeras sílabas pronunciadas por nuestros ancestros mostraron admiración al producir fuego entre sus manos, y en su necesidad de compartir el gozo,  adjetivaron la causa-efecto del fenómeno. Pasada la euforia colectiva llegaron a nuevas percepciones: iluminar los rostros de manera intermitente,  diferenciar entre el sujeto y el objeto y, descubrir la fuerza de las sombras producidas por el fuego. El lenguaje gesticular y corporal fue  paulatinamente reemplazado por las sílabas del aire y su resonancia. Las voces decretaban, pedían, exigían, modulaban el criterio de subsistencia de la colectividad. Los cazadores desarrollaron la estrategia y con ella un lenguaje de género. De igual forma, las hembras resolvían sus raíces. Estas actividades diferenciaron el tono y la  intensidad de las  palabras. Proveedores y procuradoras coincidían alrededor del fuego: su luz abrigaba la seguridad, sus aversiones se volvieron  complejas y dejaron de provocarles  una respuesta inmediata y condicionada… descubrieron la magia de la confirmación visual: lo etéreo tomó forma y en su lugar aparecieron las fantasías y sus incógnitas…

El ritual tuvo su expresión plástica a través de la danza que transfiguró al cuerpo en un vaso comunicante con las entidades del universo y la pintura rupestre engendró la comunicación entre la evocación y la inteligencia. Los seres de aquellos soles, indagaron en las entrañas de la tierra y se sirvieron de su sonoridad para que con luz, movimiento y canto, su voluntad pudiera incidir en aquellos espacios que se tornaron sagrados.

Nuestros ancestros reconocieron que su sobrevivencia estaba condicionada por las leyes naturales y con el habla disociaron su destino del destino natural. La sociedad de cazadores  creó al individuo y su conciencia. Con el lenguaje los objetos tuvieron una doble existencia: la real y la mental. Descubrieron la espiritualidad, el universo subjetivo, y se ajustaron a sus leyes: así nacieron los mitos, la magia, la estética y posteriormente las religiones. Asimilar nuestro origen de cazadores y predadores: “asesinar al otro para comerlo”, nos permite entendernos mejor y comprender que las palabras son decretos y figuras mentales que nos dan sentido.


Selección Inducida

Resulta sorprendente saber que los Neandertales fueron superados hasta el punto de extinción por sus contemporáneos Cromagnones, a pesar de que los Neandertales eran seres con mayor capacidad craneana,  que contaban con una percepción elaborada del mundo metafísico y que desarrollaron una incipiente tradición funeraria. La extinción de los Neandertales se debe sin duda a la superioridad de las armas y a la cohesión social de los Cromagnones pero, sobre todo, a la comunicación que lograron gracias a su desarrollo bélico; por otra parte, estudios recientes  de paleontología determinan que los Neandertales  contaban con un paladar plano, lo que les permitía hablar gangosamente. Tenían dificultades para pronunciar las ís y las ús… el sonido es, finalmente, un espejo del criterio.

El lenguaje es una gran diferenciación del hombre con las otras especies, resultado de su capacidad de observación y atención y, en consecuencia, del desarrollo de acuerdos y negaciones.  El lenguaje, al igual que el bipedismo y la creación del fuego, tuvo una evolución lenta y azarosa. Esta afirmación contradice el planteamiento del maestro Noam Chomsky, quien lo ubica como un proceso reciente en la evolución humana situándolo en el Homo sapiens; sin embargo,  creo que el lenguaje se desarrolló desde tiempos inmemoriales como resultado de condicionamientos primarios creados por un mundo emergente de conciencia grupal. No podemos ubicar a la comunicación verbal como un evento espontáneo, ni tampoco es plausible que el gen que nos permitió desarrollar el lenguaje fuera una mutación instantánea; ningún proceso evolutivo tiene la particularidad de la rapidez.

Los homínidos contaban con un lenguaje rudimentario de códigos sonoros: seguramente balbuceaban con su mandíbula prógnata y carente de labios, pero lograban comunicarse. Además de la experiencia que les provocaba el reflejo de sus rostros en los espejos de agua, la voz dio pauta al lento desarrollo de la conciencia de sí mismos. Surgió en ellos la imperiosa necesidad de transmitir sensaciones y lograr acuerdos de subsistencia, así, se sirvieron de un lenguaje que permitió al  Homo habilis predominar sobre sus contemporáneos homínidos de manera que, dos millones y medio de años más tarde, sus descendientes podamos reflexionar sobre su existencia y sus sombras.

Chomsky intuye que los seres humanos contamos con una gramática universal que al momento de nacer nos permite “aprehender” cualquier idioma. Tengo para mis intuiciones que ciertamente poseemos una información genética para desarrollar el lenguaje, ubicada en la zona del cerebro denominada “área de Broca”, pero no necesariamente  nacimos con una gramática universal. Estamos programados para recordar y coincidir. Los idiomas son cosmovisiones que dibujan la condición vital de quienes los hablan; los factores socioeconómicos son una excelente guía para comprender la evolución del lenguaje y por ende, de las circunstancias de la historia humana. En este sentido,  para entender las transformaciones del lenguaje en función de circunstancias específicas de desarrollo, resulta saludable recordar que la escritura apareció como una necesidad económica. En Sumeria, la contabilidad permitió el nacimiento de las palabras escritas con la finalidad de controlar los excedentes de producción. La vida social fue reglamentada con códigos y  palabras; surgieron entonces  la esclavitud, la prostitución femenina, el condicionamiento del libre albedrío, la sumisión y el encumbramiento de una sociedad machista en el poder. Todo, legalmente escrito.





Espejos

Con la aparición de la escritura, el diálogo personal dejó su espacio a la reflexión de los conceptos y creaciones humanas: la literatura se volvió un acto  de libertad, el mundo  de la utopía y el sentido de la realidad se mezclaron, las palabras crearon atmósferas que abrieron las ventanas de la imaginación a las realidades tangibles, aunque alternas. Al irrumpir con la luz nocturna, los seres humanos dibujaron con sus palabras a sus sombras.

Nuestros ancestros mesoamericanos entendían que el fuego se debía apagar y crear de nuevo cuando los ciclos concluían. Platicaban con los dioses en presencia del fuego.

En épocas de oscuridad, otros hombres  quemaron en la luz del fuego a miles de mujeres acusadas de brujas y hechiceras. ¡Tan limitados estaban que no veían que las mujeres son poseedoras de infinitos misterios! El fuego las liberó de un tiempo regido por el miedo y la intolerancia, las llamas ocuparon el espacio de sus cuerpos y de sus cenizas surgió la cada vez más cercana posibilidad de que hombres y mujeres transitemos por la desafiante atmósfera de la equidad.
 
Apenas unas cuantas generaciones han transcurrido desde que el universo de las sombras danzantes sufrió una severa transformación: con la luz eléctrica, las sombras se quedaron quietas. El milenario y sinuoso relieve de las sombras agitadas por el viento y la combustión, cedió su espacio a una atmósfera plana, el sonido dejó de acompañarlas y nuestro entendimiento nocturno se convirtió en una línea donde plácidamente se acomodó la mesopotámica versión del bien y del mal. Aún así, el fuego nos sigue acompañando cuando anhelamos llegar a las luces celestes o en su defecto, cuando preferimos liquidarnos, tal y como lo exige nuestra imperfecta condición humana.

Pareciera que el fuego es un elemento indomable, pero en pequeñas cantidades se puede colocar seco en los cerillos o gaseoso en los encendedores y así, de manera ritual hacerlo nuestro al encender un cigarro o un incienso. El fuego no tiene una forma definida porque se adhiere a lo que consume, está siempre sonriendo y no por malévolo, sino porque ejerce el pleno derecho de saludar  sus conquistas.


Claudio Obregón Clairin








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