domingo, 31 de octubre de 2010

El Laberinto… en la Soledad de Octavio Paz


Cierto, la crítica no es el sueño pero ella nos enseña a soñar
y a distinguir entre los espectros de las pesadillas y las verdaderas
visiones… la crítica nos dice que debemos aprender a disolver
los ídolos: aprender a disolverlos dentro de nosotros mismos.
Tenemos que aprender a ser aire, sueño en libertad.
Octavio Paz


En El laberinto de la soledad Octavio Paz utilizó la ficción histórica como recurso dialéctico. Argumentó adjetivando los eventos históricos y, con ellos, hizo una caricatura de los mexicanos. Paz escribió que "el mexicano" es hijo de una violación y, por lo tanto, hijo de la Chingada, que finalmente es la nada misma… Los mexicanos hemos callado más de lo que deberíamos haber escrito sobre estas opiniones. Reconsideremos la interpretación que Octavio hizo sobre los mexica (aztecas) en su laberinto, tomando como referencia "las fuentes históricas" y, de paso hagamos propia o no, la supuesta soledad que nos endosó el poeta.

Muchos mexicanos --al contrario de lo que suponía Octavio en su Laberinto--, no "aspiramos a crear un mundo ordenado conforme a principios claros, ni nos esforzamos por ser formales": 
Los pueblos que conforman la República Mexicana constituyen un maravilloso y complejo mosaico cultural; en el otro sentido, la contradicción y la picardía configuran el carácter de muchos mexicanos, pero no de todos. Una nación de etnias equidistantes, con una geografía tan vasta y una historia milenaria “no puede contener un solo laberinto ni estar constituida únicamente de ellos…” 
Monumento a Cuauhtémoc una semana antes de su inauguración oficial
Inducido por el peligroso concepto centralista del Poder y de la Historia, Paz inventó que "El misterio del paradero de sus restos (los de Cuauhtémoc, último gobernante mexica) es una de nuestras obsesiones". Más que "una obsesión de los mexicanos", la exaltación de la figura de Cuauhtémoc tuvo sus orígenes en el siglo XIX como consecuencia del sentimiento nacionalista que dominaba la escena política de aquellos soles; Porfirio Díaz, a través de Vicente Riva Palacio (Ministro de Fomento), convocó a un concurso para erigir la famosa estatua de Cuauhtémoc. El día de la inauguración —21 de agosto de 1877—, Francisco del Paso y Troncoso pronunció un discurso en náhuatl y Alfredo Chavero otro en castellano. Ambos comentaron que Cuauhtémoc debía ser el símbolo de la lucha contra la dominación extranjera. Eulalia Guzmán, en 1950 (año de la primera edición de El laberinto de la soledad), realizó un estudio sobre el hallazgo de los supuestos restos de Cuauhtémoc, encontrados en Ichcateopan, Guerrero. Veinte años después, un equipo de investigadores, dirigidos por Josefina García Quintana, evidenció que dicha osamenta no perteneció al último tlatoani mexica; en todo caso, si localizar los restos de nuestros tatarabuelos fuera una obsesión de los mexicanos, apuntaríamos hacia los olmecas, quienes realmente son un misterio. 





Cabeza Olmeca


Paz escribió que Cuauhtémoc significa el águila que cae, que también puede traducirse como el águila que desciende. Entre caer y descender se encuentra el abismo que separa a los hombres de los dioses y a la razón cartesiana de Mesoamérica. Octavio presentó a Cuauhtémoc como el hijo de la Gran Diosa Madre y "espéculo" que, como fruto del desamparo: "aparece (en los mexicas sobrevivientes de la conquista) la vuelta a los cultos femeninos". En su laberinto, Octavio ignoró a las diosas mexicas Coyolxauhqui, Teicu, Macuilxochiquetzalli, Chalchiucueitl, Tonantzin, Citlalicue, Xocóiotl, Tlacoiehua y, sobre todo, a Cihuacóatl, la primera mujer que parió en el mundo y que se aparecía con un niño a cuestas. De Coatlicue se expresó así: "Nuestros críticos de arte se extasían ante la estatua de Coatlicue, enorme bloque de teología petrificada. ¿La ha visto? Pedantería y heroísmo, puritanismo sexual y ferocidad, cálculo y delirio". Algunos investigadores consideramos que la diosa Coatlicue es justamente la expresión plástica de la Gran Diosa Madre. Ella es el principio cósmico que genera todo lo que contiene el universo. La imagen de la madre de Huitzilopochtli detiene por un instante al tiempo; en ella confluyen no "el puritanismo sexual, el cálculo y el delirio", sino las expresiones tangibles de la mitogonía objetivada que permitía a los sacerdotes mexica reconocerse y ser temidos.



Diosa Coatlicue


Al igual que los franciscanos del siglo XVI, Octavio se equivocó rotundamente al pensar que los dioses mexicas eran pecadores, especialmente Quetzalcóatl. "La mentira política —escribió Paz— se instaló en nuestros pueblos casi constitucionalmente. El daño moral ha sido incalculable y alcanza a zonas muy profundas de nuestro ser". Ciertamente, y este argumento también es valido para su interpretación franciscana de los dioses mexicas. Opinó que la danza mexica "es sinónimo de penitencia": es obvio que los mexicas contaban con una cosmogonía diametralmente opuesta a la occidental, por lo que, en sus danzas no hay pecado que expiar. La danza mexica es "comunión"; los danzantes se transforman en un vínculo que une al cielo con la tierra. Son la imagen plástica de la otredad en el plano consciente.
Octavio discurrió en una atmósfera sofocante cuando narró la visión de un México que se equipara a una pirámide trunca y en su afán por mirar hacia arriba y describir únicamente las apariencias, no consideró (o ignoró, ya que los dioses del Mictlán —submundo—: Xólotl y Tezcatlipoca, apenas si aparecen en su laberinto) que en Mesoamérica las estructuras piramidales conectan también con el inframundo. Algunos años después de haber escrito laberínticamente sobre los mexicanos, el poeta reconoció ciertas realidades endémicas del conocimiento silencioso y en el prólogo a Las Enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda, citó el ensayo A Treatise of Human Nature del empírico inglés David Hume: "Cuando veo esta mesa y esa chimenea, lo único que se me hace presente son determinadas percepciones particulares, que son de naturaleza semejante a la de todas las demás percepciones… Cuando vuelvo mi reflexión sobre mí mismo, no puedo jamás percibir este yo mismo sin alguna o algunas percepciones: ni puedo percibir nada más que las percepciones. Es pues la composición de éstas lo que forma al Yo". A partir de este texto del siglo XVIII, Octavio escribió: "El mundo es imaginario, aunque no lo sean las percepciones en que alternativamente se manifiesta y se disipa… lo que interesa no es mostrar la inconsistencia de nuestras descripciones de la realidad —sean las de la vida cotidiana o las de la filosofía— sino la consistencia de la visión mágica del mundo. A pesar de reconocer tal entendimiento, Paz no “vio” a los mexicas, “los miró de soslayo” y, por ello, interpretó con inconsistencia algunas percepciones superficiales de su universo mágico. Con la aparición de Postdata, en 1970, pudo corregir su laberinto, pero prefirió continuar violentando e interpretando a sus compatriotas sobre la base de un dogma que permanentemente está fuera de foco. Peor aún, nunca se atrevió a mirarse en un espejo de obsidiana; cayó rendido ante los guiños del extranjero y se regodeó en el reflejo de mercurio templado por el fuego.
En su laberinto, Paz escribió esta barbaridad: "La conquista de México sería inexplicable sin la traición de los dioses, que reniegan de su pueblo". Por principio, los peninsulares no conquistaron a México, porque en aquellos soles aún no existía nuestra Nación y, en segundo término, en ninguna crónica mexica se habla de una "traición de los dioses". En El libro de los Coloquios de los Doce se puede leer: ¡Déjenos ya morir,/déjenos ya perecer,/puesto que ya nuestros dioses han muerto! Para algunos podrá ser un detalle insignificante, una licencia poética que se le puede permitir "al maestro". Otros comprendemos la diferencia sustancial entre traicionar y morir, sobre todo, cuando se pretende insertar la traición en el inconsciente colectivo de un pueblo.


Octavio continuó elucubrando cuando dijo "… la imagen que nos ofrece el Museo de Antropología de nuestro pasado precolombino es falsa… la exaltación y glorificación de México-Tenochtitlán transforma al Museo de Antropología en un templo… los verdaderos herederos de los asesinos del mundo prehispánico no son los españoles peninsulares sino nosotros, los mexicanos que hablamos castellano, seamos criollos, mestizos o indios. Así, el Museo expresa un sentimiento de culpa sólo que, por una operación de transferencia y descarga estudiada y descrita muchas veces por el psicoanálisis, la culpabilidad se transfigura en glorificación de la víctima". Miles de individuos coincidimos en que el Museo de Antropología es una obra maestra de la arquitectura contemporánea; su museografía resulta dinámica, precisa, secuencial, armónica, maravillosa; la distribución de sus salas nos recuerda las habitaciones mesoamericanas donde cada espacio era un microcosmos; su parasol es un homenaje al cálculo y la iluminación, excelente. El contenido es majestuoso, didáctico, poseedor de una estética precolombina que subsiste en nuestro cotidiano y las expresiones mesoamericanas en piedra, maderas, metales, papel amate y cerámica no falsean la imagen de nuestro pasado: son nuestro pasado. Al poeta le perturbó que predominara la sala mexica en el Museo de Antropología. Sin embargo, en su laberinto, la religiosidad de los mexicas es omnipresente y fundamentó su elucubraciones religiosas y piramidales en una subjetiva interpretación de ella. Paz lamentó que el Museo pareciera un templo y recurriendo al psicoanálisis, insistió en su posición franciscana que expresa un sentimiento de culpa sobre un supuesto asesinato.

En la conversación que Paz sostuvo con Claude Fell en Vuelta al laberinto de la soledad, el premio Nobel de Literatura se sinceró: “No hemos hablado de una influencia esencial, sin la cual no hubiera podido escribir El laberinto: Nietzsche. Sobre todo ese libro que se llama Genealogía de la moral. Nietzsche me enseñó a ver lo que estaba detrás de palabras como virtud, bondad, mal. Fue una guía en la exploración del lenguaje mexicano: si las palabras son máscaras, ¿qué hay detrás de ellas?” En ese marco de referencia, analicemos lo que Octavio preguntó sobre la mujer: ¿Qué piensa?, ¿Piensa acaso?, ¿Siente de veras? Y, temerario, decretó: "Para los mexicanos la mujer es un ser oscuro, secreto y pasivo. No se le atribuyen malos instintos: se pretende que ni siquiera los tiene. Mejor dicho, no son suyos sino de la especie; la mujer encarna la voluntad de la vida, que es por esencia impersonal, y en este hecho radica su imposibilidad de tener una vida personal" Estas penosas declaraciones del poeta, además de ser un insulto a nuestros tiempos de búsqueda de equidad de género, denotan un retrograda y misógino concepto de la mujer. Analizando lo que "hay detrás de las palabras de Octavio" podemos explicarnos por qué difamó a la Malinche. Pero infortunadamente no ha sido el único. Carlos Fuentes hizo lo propio: "somos los hijos de la prostituta del Conquistador" y Rubén Salazar Mallén completó: "La Malinche, la traidora, la que desprecia a los suyos, por su inferioridad, y se humilla ante la superioridad del conquistador". Bueno, hasta el maestro Fernando Benítez sorprendió a más de uno al decir que es "la imagen de la traición por antonomasia".
La Malinche vivió intensamente y respondió a su destino como cualquier ser humano que actúa en función de los códigos sociales con los que ha sido educado. Los hechos: La Malinche se llamó Malitzin y fue hija de los caciques de Painala, un pueblo cercano a Coatzacoalcos, Veracruz. Al momento de nacer, los brujos de su comunidad vieron en ella un futuro aterrador y cuando apenas contaba con diez años, su madre, Iztacxóchitl, la vendió a Kuenich —un pochteca maya——, quien la utilizó como juguete sexual. Al morir Kuenich, su hijo la vendió a otro comerciante y éste a Tabzcoob — un rico cacique de Centla——. Cuando llegó a Cortés, Malitzin tenía quince años y fue regalada a Alonso Hernández Portocarrero. Cortés se percató de que hablaba maya y náhuatl; entonces la hizo suya. Y cuando ya no le fue útil, la dio a Juan Jaramillo. Al contrario de lo que interpretan los "monstruos de la intelectualidad mexicana", Malitzin no nació en Tenochtitlán, no era mexica y no traicionó a su pueblo porque las batallas en las que participó no se desarrollaron en su tierra natal. En unos cuantos soles, Malitzin aprendió la lengua de los "dzules" y suplió al náufrago Jerónimo de Aguilar como faraute. Era hermosa y con don de mando, fumaba canutos de tabaco y contaba con un animus bien domesticado. Por lo tanto, nunca perdió su feminidad. Pocos historiadores reparan en que a Cortés le llamaban Malinche, que a ella le decían "Doña" y que en la conquista mexica no hubo ningún "Don". Cuando Cortés fue en búsqueda de Cristóbal de Olí a las Higüeras, Malitzin tuvo ocasión de ver a su madre y a su hermano. En Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España Bernal Díaz del Castillo da cuenta de lo que aconteció: "Tuvieron miedo della, que creyeron que los enviaba llamar para matarlos, y lloraban; y como así los vio llorar la doña Marina, los consoló, y dijo que no hubiesen miedo, que cuando la traspusieron con los de Xicalango que no supieron lo que se hacían, y se lo perdonaba, y les dio muchas joyas de oro y ropa y que se volviesen a su pueblo, y que Dios le había hecho mucha merced en quitarla de adorar ídolos ahora y ser cristiana y tener un hijo de su amo y señor Cortés, y ser casada con un caballero como era Juan Jaramillo; que aunque la hiciesen cacica de todas cuantas provincias había en la Nueva España, no lo sería; que en más tenía servir a su marido e a Cortés que cuanto en el mundo hay; y todo esto que digo se lo oí muy certificadamente, y así lo juro, amén"
A Malitzin la educaron para satisfacer las necesidades primarias de los hombres de aquellos soles: esa era su formación y sólo así entendía la vida. En la esclavitud, como en la cima del poder o en el abandono, vivió con elegancia y dignidad. No traicionó a nadie, fue un ser entregado al amor y, por lo tanto, supo perdonar.

En ocasiones, los mexicanos interpretamos nuestro pasado de forma errónea porque consultamos con poca frecuencia las fuentes originales y hacemos verdades los chismes históricos o las fantasías existenciales, como las de Octavio Paz. En Mesoamérica, ni los dioses ni las mujeres traicionaron a sus pueblos.
Paz pontificó: "Porque todo lo que es el mexicano actual, como se ha visto, puede reducirse a esto: el mexicano no quiere o no se atreve a ser él mismo… El mexicano y la mexicanidad se definen como ruptura y negación… como viva conciencia de la soledad histórica y personal"… que los mexicanos somos hijos de una violación, que Malitzin es la Chingada y que la Chingada es igual a la nada; son, entre muchas otras, las muy cuestionables y mal intencionadas opiniones de un escritor mexicano que “vivió laberínticamente en su soledad y provocaba insultando para sentirse acompañado". Si los mexicanos hacemos de esos pensamientos un criterio, irremediablemente nos conduciremos hacia el abandono y la desesperanza. La vida es un privilegio y "ser mexicano" es un agasajo…! Considero que no "tenemos que aprender a ser aire, sueño en libertad" —como apuró Octavio—: tornarse tangible a través de nuestras acciones y dirigir nuestros pensamientos, son nobles facultades de quienes con voluntad, conciencia y disciplina, logran reconocer sus orígenes y así domestican su importancia personal y a sus fantasmas, por ello, es oportuno analizar nuestro pasado estudiando los documentos históricos para que con la crítica podamos "disolver a los ídolos existencialistas que habitan fuera de nosotros". Como historiador, Octavio Paz fue un gran poeta.




miércoles, 27 de octubre de 2010

La Estela 5 de Izapa y La Creación Maya






















Enfrente del Océano Pacífico y a unos cuantos kilómetros de la frontera entre México y Guatemala, se localiza la ciudad maya que hoy nombramos Izapa, hacia el año 600 a. de C. sus artistas esculpieron en piedras sagradas los mitos mayas de la creación y nos dejaron un vivo testimonio de su relación con sus Entidades Divinas.

El Popol Vuh narra algunos eventos de la Creación Maya que coinciden tanto con las imágenes de los murales de San Bartolo como con algunas Estelas de Izapa, lo que nos indica que existió un universo mitológico maya que perduró por más de 2 mil años y que aún puede leerse simultáneamente en la piedra sagrada, en los murales y en la palabra maya-quiché traducida al castellano, Hoy nos ocuparemos de la Estela 5 de Izapa, primero observaremos la imagen, luego transcribiré “entrecomillando” los pasajes del Popol Vuh y, como los mayas lo hicieron, iremos nombrando a todas las cosas y a todos los seres de esta maravillosa piedra sagrada.



Hay un árbol central que en la parte superior se entrelaza con una banda celeste y está cortado a la mitad del tronco, sus raíces se integran a un rectángulo que contiene seis triángulos, Debajo de la plataforma rectangular, el oleaje marino va de izquierda a derecha pero al llegar al ángulo del rectángulo derecho, se encuentra con un oleaje en contra sentido, Arriba a la derecha, hay dos tocados de estandartes con aves, incienso y fauces de divinidades, el que está junto al árbol lo porta un personaje con guantes, su pico está amarrado y lleva un faldín en la espalda, detrás de él, un segundo personaje carga a un niño entres sus hombros, abajo, hay tres individuos adultos y uno pequeño, a la misma altura pero del otro lado del árbol, vemos a  cuatro personajes en derredor de un fuego, dos peces y uno ser sin rostro toca el tronco del árbol, arriba de él, otro personaje con casco de jugador de pelota surge del tronco del árbol y recibe unas bolitas de un ser con trompa de pato desde la cual emergen unas flamas hacia su rostro, En el extremo izquierdo, hay un mascarón mirando hacia arriba y con la boca abierta, junto a él, dos peces descienden de la banda celeste.  

Dice el Popol Vuh:  “Sólo el cielo existía. La faz de la tierra no aparecía; solo existían la mar limitada, todo el espacio del cielo… Sólo la inmovilidad, el silencio, en las tinieblas, en la noche, sólo los Constructores, los Formadores, los Poderosos del Cielo” luego los Formadores se reunieron, primero fueron Maestro Gigante (Hurakán), Huella del Relámpago y Esplendor del Relámpago, este trío se nombra también Corazón de Cielo, luego fueron ayudados por Tepeuh y Gucumatz  y así poco a poco aparecieron otros dioses creadores, celebraron consejo y más tarde con su Palabra crearon a los seres, a las cosas y a todo lo que es.

“Entonces salieron del agua las montañas; al instante salieron las grandes montañas… Solamente una niebla, solamente una nube (fue) el nacimiento de la materia. Entonces salieron del agua las montañas…” Los triángulos de la parte inferior de la Estela 5 son las montañas y el rectángulo representa a la tierra que emerge de las aguas, arriba de la tierra y del lado derecho, se observan cuatro personajes sentados, esta imágen representa el momento en el que los dioses mayas crearon al primer hombre y lo hicieron de barro, cuenta el Popol Vuh: “ De la tierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caía, se amontonaba, se ablandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se fundía; la vista estaba velada, al principio hablaron, pero sin sensatez. Entonces los Constructores, los Formadores dijeron otra vez: Que se celebre, pues, consejo sobre eso, dijeron ¿Cómo haremos para que nos nazcan adoradores, invocadores? Celebraron consejo de nuevo, dijeron entonces: Digamos a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Maestro Mago del Alba; Probad de nuevo la suerte, su formación;… Entonces dijeron la cosa recta: que así sean, así, vuestros maniquíes, los (muñecos) construidos de madera, hablando, charlando en la superficie de la tierra, que así sea, se respondió a sus palabras. Al instante fueron hechos los maniquíes, los muñecos construidos de madera”.




Sobre el rectángulo de la tierra, a la derecha, los dioses crean al primer hombre de barro y a la izquierda, al de madera, este ser procreó, vivió y habló sobre la tierra pero se olvidó de sus creadores, su rostro carecía de carne, nunca mostró sentimientos, no había ninguna sabiduría en su cabeza y por ello, él y sus congéneres fueron destruidos por una gran inundación, Es interesante observar que el Popol Vuh  revela los nombres de los Dioses que crearon al ser de madera: Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora y Mago del Alba, veamos a esos tres Dioses Creadores al extremo izquierdo de la Estela 5 y a la Diosa Antigua Ocultadora que surge de una Gruta-Serpiente, en la mano izquierda empuña una vara y en la derecha un distintivo del Dios del Maíz, La diadema que aparece sobre su cabeza a desconcertado a los investigadores porque no es una diadema de la que exista registro con anterioridad o siglos después entre los mayas ni tampoco se ha encontrado una similar entre las otras Civilizaciones Mesoamericanas y sustentadas en la apariencia se  han escrito  infinidad de hipótesis sobre su origen, sin embargo, no es una diadema que porte la Diosa Antigua Ocultadora, sino que en realidad es una lengua bífida que pertenece a la Serpiente en forma de gruta que está detrás de ella, Claramente, al ser una Antigua Ocultadora se trata de una chamana que habitaba en las grutas y en las cuevas, Detrás de estos dioses creadores, aparece el ser de madera y sin rostro quien con sus manos se aproxima al árbol para recordar sus orígenes.

En esta parte de la Creación, de pronto y olímpicamente, el Popol Vuh se toma una pausa y nos cuenta otra historia, la del Ave Vocub Caquix que se creía el Sol y la Epopeya de los Gemelos X´Balamqué y Hunab K´u, después de mostrarnos un universo mitológico, el Popol Vuh regresa a la creación de la humanidad y narra que nuestros mayores fueron moldeados de maíz, que los dioses estuvieron muy contentos porque aquellos seres pudieron nombrar e invocar a sus creadores, a sus formadores, fueron brillantes... demasiado, De pronto pudieron diferenciar entre lo grande y lo pequeño, es más, estuvieron a punto de encontrar el por qué de esa diferencia, entonces los Creadores se preocuparon ya que siguiendo por ese camino, pronto, aquellos seres, podrían entender los secretos del cosmos y volverse ellos mismos dioses, así que decidieron cegarles la visión con un hálito divino que surgió de sus bocas, así fue, y desde entonces, digo yo, caemos dos veces en la misma piedra… el Popol Vuh así lo narra: “No está bien lo que dicen nuestros construidos, nuestros formados, lo conocen todo, lo grande, lo pequeño, dijeron ¡Que sus miradas no lleguen sino a poca distancia! ¡Que no vean más que un poco la faz de la tierra! No está bien lo que dicen, serán como Dioses. Que eso sea. Solamente deshagamos un poco lo que quisimos que fuesen. Entonces fueron petrificados los ojos por los Espíritus del Cielo, lo que los veló como el aliento sobre la faz de un espejo; los ojos se turbaron; no vieron más que lo próximo, esto sólo fue claro. Así fue perdida la Sabiduría y toda la Ciencia de los hombres, su principio, su comienzo. Así primeramente fueron formados nuestros abuelos, nuestros padres, por los Espíritus del Cielo, los Espíritus de la Tierra”.



El ser humano que está saliendo del árbol con casco de jugador de pelota es el hombre de maíz y observemos cómo un Dios le manda su aliento sobre sus ojos, detrás de este Dios, aparece un Witz (Montaña Mágica que luego los hombres hicieron pirámide) de donde saltan peces y aves, el Popol Vuh cuenta que la creación de los seres humanos se desarrolló precisamente en un Witz llamado la Mansión de los Peces: “En Mansión de los Peces, así llamadas, nacían las mazorcas amarillas, las mazorcas blancas. He aquí los nombres de los animales que trajeron el alimento: Zorro, Coyote, Cotorra, Cuervo, los cuatro animales anunciadores de la noticia de las mazorcas amarillas, de las mazorcas blancas nacidas en Casas de las Pirámides, he aquí que se conseguía al fin la sustancia que debía entrar en la carne del hombre construido, del hombre formado: esto fue su sangre: esto se volvió la sangre del hombre: esta mazorca entró en fin (en el hombre) por los Procreadores, los Engendradores”.

En este pasaje del Popol Vuh encontramos el nacimiento del hombre hecho de maíz, son cuatro los animales que portan por aire y tierra las mazorcas y es que de los cuatro puntos cardinales se origina el centro, aquel espacio donde el hombre logra la comunión con sus Dioses y este sensacional evento se realizó en un sitio llamado Mansión de los Peces o Casas de las Pirámides, ahora observemos el mascarón que está detrás del Dios que ha cegado con su aliento al hombre del árbol, se trata de un monstruo creador con las fauces abiertas que ve hacia arriba y se trata de la nombrada Mansión de los Peces.





Espejos


Ahora conocemos los nombres de algunos Dioses creadores de la Estela 5 pero en realidad, no eran Dioses, sino Entidades Divinas, La Religión Maya fue chamánica, sus fundamentos no se establecen con Dioses omnipotentes y castigadores sino con Entidades Divinas que con la Palabra crearon a los seres y a las cosas, pero estas Entidades Divinas también erraban y debieron realizar dos intentos antes de crear a la humanidad que de pronto les salió impetuosa e inteligente y entonces tuvieron que frenarle la mirada y el entendimiento, Estas Entidades Divinas Creadoras tenían relación directa con los seres humanos, de hecho, crearon a los hombres para que los veneraran y los evocaran.

Desde la época de las Culturas Boreales, es decir, más de 10 mil años, hasta los mayas históricos, existió el árbol cósmico que vemos en el centro de la Estela 5 de Izapa y fue considerado como un vaso comunicante con las Entidades Divinas que usaron los chamanes y más tarde los Ahauob (Reyes Mayas) para invocar su presencia o ascender en un “viaje chamánico” al cielo o descender al inframundo para negociar con sus caprichosos caracteres ya que estas Entidades Divinas decidían la cacería en el Paleolítico y las guerras entre los mayas.

Ese Árbol Primigenio se nombra Shûmu y es de origen Siberiano, representa a la Estrella Polar que vista desde el Caribe Mexicano se encuentra hacia el Norte pero observada desde del Norte, es decir, donde surgieron los mitos, la Estrella Polar se observa en el Cenit, arriba de las cabezas de los seres humanos y además, es la única luz celeste que casi no se mueve de lugar y por ello representa al Árbol Primigenio, al Shûmu, a ese vaso comunicante que los mayas identificaron también con la Ceiba, Hoy sabemos que los mitos descendieron del Norte Boreal, luego se tropicalizaron y en la Estela 5 de Izapa, tenemos un recuento de la Creación Maya y sus paleolíticas  raíces mitológicas.

sábado, 16 de octubre de 2010

Los Murales de San Bartolo “Arte Maya en movimiento”




Era el año 2004, el arqueólogo William Saturno bebía un delicioso “café de altura” en su centro de investigaciones localizado en Antigua, Guatemala y le informaron que unos bandoleros estaban hurtando unas estelas en  la zona arqueológica de San Bartolo --situada en el Peten Guatemalteco, al Norte de Tikal, en un punto cercano a la frontera que comparten México, Belize y Guatemala--, Saturno tomó la decisión de partir inmediatamente hacia ese lugar en compañía de su equipo, pero su vehículo se descompuso en medio de la exuberante vegetación tropical, se les acabó el agua y cuando el sol, los mosquitos y la humedad de la selva se tornaron insufribles, se percataron que estaban perdidos.

Deambularon sin rumbo fijo durante varios días y de pronto, exhaustos, llegaron a San Bartolo, su sorpresa fue mayúscula al constatar que las estelas habían desaparecido… en ellas, se encontrarían los más antiguos textos jeroglíficos mayas escritos en piedra y quizá algunas reveladoras imágenes de los primeros ahaob (reyes-mayas).

William Saturno se enojó muchísimo y después de varios corajes decidió refugiarse del radiante sol en una de los túneles que previamente los saqueadores habían excavado en el costado de una de las Montañas Mágicas que los mayas construyeron y que llamaron Wits, pero actualmente, nosotros las nombramos “pirámides”, Contrariado, William Saturno reflexionaba sobre la fragilidad de los objetos del pasado y de la condición humana, Alzó su mirada sobre el muro excavado, luego se quedó sin voz porque acababa de descubrir un fragmento de pintura mural con la imagen de un personaje que más que maya… parecía olmeca.



Llamó a sus compañeros de expedición para mostrarles su descubrimiento y más tarde regresaron a Antigua desde donde Saturno se puso en contacto con la National Geographic quien patrocinó el salvamento de “Las Pinturas  Murales de San Batrolo”, Aún continúan los trabajos de consolidación y está cerrado el acceso al público, Se trata de las pinturas murales mayas más antiguas hasta hoy día encontradas y podemos considerarlas como verdaderas obras maestras de la Plástica Maya.

Contemporáneas a Pompeya, las pinturas murales de San Bartolo fueron pintadas hacia el año 200 a. de C. y nos muestran un universo religioso profundo y una compleja estructura social y religiosa que además de permitirnos conocer los orígenes religiosos y míticos de los mayas, igualmente nos demuestran que el periodo de tiempo que nosotros llamamos Preclásico, erróneamente ha sido ubicado como un espacio temporal en el que los mayas fueron simples adoradores de las fuerzas vitales de la naturaleza, El contenido y las técnicas que nos revelan estas pinturas, muestran a una sociedad que logró un altísimo nivel artístico producto de una exitosa organización religiosa y política.

La primera imagen que quedó descubierta fue la del Dios del Maíz y curiosamente, ese Dios fue el vínculo primordial de los Ahauob (reyes) quienes se sentían emparentados con él y al igual que todas las civilizaciones precolombinas, los mayas creían que los seres humanos estamos hechos de maíz, es por ello que los mayas históricos practicaban la deformación alargada de sus  cráneos, para darles una forma que reprodujera a las mazorcas de maíz.

Pero los mayas no inventaron todo, heredaron de los Olmecas los calendarios, el conocimiento de los movimientos celestes, la matemática, el concepto del cero, usos y costumbres, así como la estructura política del Ahau.

Los Olmecas, al igual que los mayas, se formaron de muchos pueblos y no se limitaron al Golfo de México, encontramos su influencia cultural en El Salvador , en el Valle del Anahuac y en los Estados de Guerrero, Morelos, Puebla e Hidalgo, hacia el año 900 a. de C, la capital olmeca, San Lorenzo, se derrumbó y algunos pueblos como los zoques y los mayas iniciaron una cierta independencia comercial y política pero mantuvieron los mismos valores religiosos y una dependencia cultural hacia “lo olmeca”, Hacia el año 600 a. de C, despuntó la ciudad de la Venta como un sitio de Poder pero sucumbió alrededor del año 400 a de C y fue entonces, cuando los mayas lograron desarrollarse de manera independiente y surgieron las primeras grandes ciudades como El Mirador, Nakbé y San Bartolo.





Los murales están fechados hacia el 200 o 150 a. de C, se localizan en el interior de un aposento real situado junto a una enorme Wits, el crecimiento económico de la urbe maya que hoy llamamos San Bartolo requirió agrandar la Wits y, consecuentemente, el aposento con las pinturas fue sepultado, Dos mil años después, los malos de la película excavaron un túnel para llegar al centro de la pirámide en búsqueda de una tumba real, nada encontraron y pasaron de largo por las pinturas, semanas después llegó William Saturno y descubrió al Dios del Maíz con rostro Olmeca.






Descripción del Mural del Dios del Maíz





Del lado izquierdo aparece una Montaña Mágica compuesta de piedras, animales y plantas, de ella sale una mujer que tiene entre sus manos un plato cónico con tres bolas que según el maestro Nikolai Grube son las primeras representaciones de tamales y, delante a ella, un hombre con rostro oscuro ofrece un bule o guaje que contiene agua, el Dios del Maíz lo recibe con sus manos y voltea para dárselo a una de sus asistentes que de rodillas espera el arribo del preciado líquido, en tanto, otra mujer flota arriba de la primera, es la consorte del Dios del Maíz y está vestida de color rojo porque el rojo es el símbolo del Ch´ulel que significa la “energía vital” así como un vehículo para aproximarse a lo sagrado y por ende, las pirámides fueron pintadas de color rojo, Las dinastía mayas vincularon su existencia con el "Ch´ulel" y ya sea por descendencia divina o por apetito divino, la sangre sustentó el Poder de las dinastías que gobernaron a través del régimen de los Ahauob el Mundo Maya desde sus primeras expresiones en Izapa hacia el 600 a. de C. hasta el final del Periodo Clásico en el 909 d. C.

El maíz precisa del agua, es cíclico, necesita de la mano de los seres humanos para reproducirse, no es un producto que se encuentra en la naturaleza, fue domesticado con el esfuerzo de varias generaciones y por ello se le creyó divino, El grano del maíz germina, crece y muere, entre los mayas, al Dios del Maíz le sucedía lo mismo y en las pinturas de San Bartolo descendió para recibir las ofrendas, comulgó con la Montaña Mágica de donde emergía el hálito divino de Chac Xib Chaac quien desde los cenotes y las cuevas enviaba el agua necesaria para la formación de las lluvias.



Esta Wits montaña es muy particular ya que justo detrás de la mujer con los tamales aparece una estalactita que al mismo tiempo es el colmillo de una serpiente que abre sus fauces de donde emergen el vapor de agua y los seres humanos portando sus regalos, Esta Montaña Mágica está llena de serpientes y de hecho, la Wits así como los seres humanos y divinos están situados sobre el dorso de una enorme serpiente, por otra parte, la serpiente que está en el lado izquierdo de la cima se ha devorado un ave que al vuelo pasaba delante a ella y por ello salpica “Ch´ulel” de sus fauces, en el universo religioso maya, todo lo que es sagrado se pintó de rojo, y es curioso que únicamente el rostro del hombre que porta el agua en un bule posea el rostro negro.

Este personaje, además, tiene una enigmática cola, desde su rostro aparecen unas volutas de “Ch´ulel” y una de las dos líneas curvas que están delante de su rostro y entre los brazos del Dios del Maíz, es negra porque simboliza la combustión y el carbón que se registra al quemar la selva para lograr sembrar entre las piedras, Este símbolo como de una lengua de serpiente bífida también aparece detrás de la mujer de los tamales y, como dijimos, es el hálito divino de la entidad divina que provocaba las lluvias, pues bien, este curioso símbolo, en realidad es un jeroglífico y se lee K´ak´ que significa “fuego, humeante o cálido” tal y como es el aliento de los seres terrestres y divinos.

Los mayas representaron al movimiento en sus pinturas, es decir, lo que nosotros creemos que es una fotografía, un instante que se retrata para la posteridad, en realidad, es una pintura en movimiento, Desde hace algunos años me he percatado que en algunas estelas, vasijas y murales mayas… las aves se mueven ¿cómo lo lograron?

Observemos el nido de las aves que conocemos como Yuyas (de la familia de las Oropéndolas) situado en la parte superior de la pintura, construido –como de costumbre—en la punta de las ramas de los árboles, así, cuando hay viento no ofrece resistencia, Las Yuyas dejan algunos filamentos en la parte inferior del nido para que cuando llueva, el agua pueda escurrir y secarse más rápido, pero lo realmente sorprendente de estas aves, es que anudan, es decir, con las ramas no solamente entretejen de manera precisa sino que además hacen nudos valiéndose de sus picos y de  sus patas, Estos pájaros tienen un plumaje amarillo con tintes negros, y logran mantenerse en un vuelo casi estacionario, como podemos apreciar en este mural maya.



Pero veamos bien, son tres aves y eso no es funcional, el nido lo construye un solo macho, además,  entre las Yuyas es importante construir un buen nido porque las hembras seleccionan al macho en función de sus habilidades arquitectónicas mas no por su apariencia, de modo que es imposible que tres machos oropéndolas  construyan un nido, se trata entonces de la misma ave representada en tres movimientos mientras construye su nido.

El arte maya nos sorprende con el movimiento estacionario, pero aún hay más, si observamos bien, los artistas mayas representaron cuatro y no tres movimientos, el cuarto movimiento del ave es su “Ch´ulel” que se esparce por el viento, Sucede que cuando la Yuya se regodeaba en la construcción de su nido tuvo el infortunio de aproximarse al acantilado de la Montaña Mágica y fue devorado de una bocanada por un tigrillo  que lo acechaba, rastros de su “Ch´ulel” aún emergen de la boca del temible felino.

En el universo que recrearon los mayas históricos, en un principio fue la oscuridad y luego el movimiento, En ese contexto: “el movimiento no es bueno ni malo, tan sólo se mueve y nosotros con él” por ello, nuestros mayores interpretaron en su “arte religioso” una relación con la naturaleza en la que el raciocinio cuenta menos que la intuición.






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