--Somos lo que somos por haber matado al otro para sobrevivir y compartir los
alimentos. Con la voz nos aproximamos a las aves pero con la actitud, a los
felinos...
--¿Quien lo dijo?
--Lo primero Mircea Eliade y lo segundo Ikram Antaki. Ahora bien, considero que estamos como estamos por el poder y las consecuencias de nuestras palabras pero pensamos como no actuamos por la simulación que ejercemos sobre ellas cuando torcemos sus significantes.
--Es muy triste lo que nos sucede...
--El mundo marcha como debiera, guarda tus consideraciones para cuando ya nadie te escuche...
--Deberíamos hacer algo, informarle a la gente que viven en el error y...
--Momento ¿por qué deberíamos hacer algo así...? ¿Quién te crees tú como para decirle a la gente lo que tiene que hacer o saber, desconoces acaso el sagrado derecho que tiene la gente de vivir en el error? ¿Y cuando les quites sus creencias, qué rituales les vas a dar a cambio? Actúas como un amoroso suicida, como un ingenuo libertino que no escucha a su dios...
--Nietzsche dijo que Dios ha muerto...
--¿Y le creíste...? Nietzsche estaba provocando ¿qué no ves que necesitaba eco como leña para alimentar a su hoguera mental? Lo que menos le importaba era que lo entendieran, buscaba que lo escucharan... porque la palabra transfigura al mundo.
--Por eso, insisto, hay que decirle a la gente que creer no es crear sino simplemente creer...
--Entonces el mundo no marcharía como debe y tendrías el compromiso de ajustar sin simulaciones los huecos existenciales de quienes te escucharan, estarías en dificultades técnicas... no me veas así, sabes bien que te dejaría solo...
--... bueno... y... ¿si se los dice usted?
--Buscamos la luz, amamos a las estrellas, queremos iluminarnos, tener acceso a lo divino, comulgar con lo sagrado, sin embargo… la luz está envuelta principalmente de vacío y ocasionalmente la acompañan lo insondable y lo intangible…
-- Maestro… ¿qué debo hacer?
--Cuando escudriñes la luz entre el follaje cuida de no tropezar con los destellos... podrían desdibujar tu camino...
-- Y... si resguardo una lluvia en mi boca...
--Podrás negociar con el silencio pero no con las estrellas
--No entiendo...
--La Luna será tan blanca como un sol en el desierto, entonces quizá descubras que quienes procuran iluminarse sin reconocer a sus sombras... terminan por cegarse en el intento...
…
Tiempo después, el aprendiz descubrió al silencio sentado entre la luz celeste y su fuego interno, brindó un incienso a su soledad, la acarició amorosamente y le susurró al oído: “ahora entiendo que eres mi única y real compañera” pero no recibió respuesta... esa noche, la soledad venía acompañada de la impermanencia.
Perdió cabello y también el impulso de dar respuesta a cada interrogante. Sentado junto a su maestro, observó las motas de polvo suspendidas en el filo de un rayo de luz que ingresaba detrás de las cortinas. El gato de la vecina pasó maullando y, al saberse ignorado, saltó hacia la ventana y desapareció detrás de los rosales.
--Ahora que lograste eliminar al vicio de responder a cada estímulo, que dejaste de otorgarle una respuesta divina a cada coincidencia y que reconociste la inmensidad del universo concentrada en la percepción de la impermanencia… responde: ¿por qué los gatos maúllan como si tuvieran la intensión de causar lástima o provocar nuestra atención si en realidad son grandes cazadores y pueden fácilmente prescindir de los humanos para alimentarse por ellos mismos?
--Reconozco que deciden depender del alimento que les damos porque les resulta cómodo y les da seguridad, tiempo para retozar y cuando así lo desean, se apartan de nosotros para explorar como cazadores.
--Te detuviste en la forma y olvidaste al fondo.
-- …
--Reflexiona nuevamente… pueden alimentarse por su cuenta, son independientes, cuentan con grandes poderes de movilidad y resistencia, son astutos y se defienden muy bien delante a la adversidad, todo lo anterior, como te digo, es la forma; en el fondo, exigen que les otorguemos algo más que la atención… algo que no ubican en el ámbito de los gatos de manera permanente y que al descubrirlo en nosotros, los humanos, se apegan a nuestros cuerpos, a nuestros espacios… ¿qué es?
-- … mmmhhh… ¿Amor? ¿Caricias?
Correcto… de igual manera, quienes buscamos al conocimiento con la certeza de que nos adentraremos en un espacio de incertidumbre, relatividad e impermanencia, precisamos de las virtudes del gato, pero debemos estar atentos y reconocer que el poder sanador de las caricias y la plenitud que nos otorga el amor, si se solicitan como un gato que maúlla serpenteando entre las piernas, automáticamente descendemos al nivel del suelo, atendemos al instinto animal, dejamos de ver el vacío que envuelve a la luz y a las sombras que esculpen furtivamente a nuestros actos. Nos ofrecemos a la complacencia… amar es una entrega, cierto, pero también un entendimiento profundo que nos indica la conveniencia de no exigir ni tornar en nuestra propiedad la intención y la voluntad del otro… dentro de poco tiempo culminarás tu instrucción, te toca trascender la necesidad de ser amado, para ser visto…
Claudio Obregón Clairin
--¿Quien lo dijo?
--Lo primero Mircea Eliade y lo segundo Ikram Antaki. Ahora bien, considero que estamos como estamos por el poder y las consecuencias de nuestras palabras pero pensamos como no actuamos por la simulación que ejercemos sobre ellas cuando torcemos sus significantes.
--Es muy triste lo que nos sucede...
--El mundo marcha como debiera, guarda tus consideraciones para cuando ya nadie te escuche...
--Deberíamos hacer algo, informarle a la gente que viven en el error y...
--Momento ¿por qué deberíamos hacer algo así...? ¿Quién te crees tú como para decirle a la gente lo que tiene que hacer o saber, desconoces acaso el sagrado derecho que tiene la gente de vivir en el error? ¿Y cuando les quites sus creencias, qué rituales les vas a dar a cambio? Actúas como un amoroso suicida, como un ingenuo libertino que no escucha a su dios...
--Nietzsche dijo que Dios ha muerto...
--¿Y le creíste...? Nietzsche estaba provocando ¿qué no ves que necesitaba eco como leña para alimentar a su hoguera mental? Lo que menos le importaba era que lo entendieran, buscaba que lo escucharan... porque la palabra transfigura al mundo.
--Por eso, insisto, hay que decirle a la gente que creer no es crear sino simplemente creer...
--Entonces el mundo no marcharía como debe y tendrías el compromiso de ajustar sin simulaciones los huecos existenciales de quienes te escucharan, estarías en dificultades técnicas... no me veas así, sabes bien que te dejaría solo...
--... bueno... y... ¿si se los dice usted?
--Buscamos la luz, amamos a las estrellas, queremos iluminarnos, tener acceso a lo divino, comulgar con lo sagrado, sin embargo… la luz está envuelta principalmente de vacío y ocasionalmente la acompañan lo insondable y lo intangible…
-- Maestro… ¿qué debo hacer?
--Cuando escudriñes la luz entre el follaje cuida de no tropezar con los destellos... podrían desdibujar tu camino...
-- Y... si resguardo una lluvia en mi boca...
--Podrás negociar con el silencio pero no con las estrellas
--No entiendo...
--La Luna será tan blanca como un sol en el desierto, entonces quizá descubras que quienes procuran iluminarse sin reconocer a sus sombras... terminan por cegarse en el intento...
…
Tiempo después, el aprendiz descubrió al silencio sentado entre la luz celeste y su fuego interno, brindó un incienso a su soledad, la acarició amorosamente y le susurró al oído: “ahora entiendo que eres mi única y real compañera” pero no recibió respuesta... esa noche, la soledad venía acompañada de la impermanencia.
Perdió cabello y también el impulso de dar respuesta a cada interrogante. Sentado junto a su maestro, observó las motas de polvo suspendidas en el filo de un rayo de luz que ingresaba detrás de las cortinas. El gato de la vecina pasó maullando y, al saberse ignorado, saltó hacia la ventana y desapareció detrás de los rosales.
--Ahora que lograste eliminar al vicio de responder a cada estímulo, que dejaste de otorgarle una respuesta divina a cada coincidencia y que reconociste la inmensidad del universo concentrada en la percepción de la impermanencia… responde: ¿por qué los gatos maúllan como si tuvieran la intensión de causar lástima o provocar nuestra atención si en realidad son grandes cazadores y pueden fácilmente prescindir de los humanos para alimentarse por ellos mismos?
--Reconozco que deciden depender del alimento que les damos porque les resulta cómodo y les da seguridad, tiempo para retozar y cuando así lo desean, se apartan de nosotros para explorar como cazadores.
--Te detuviste en la forma y olvidaste al fondo.
-- …
--Reflexiona nuevamente… pueden alimentarse por su cuenta, son independientes, cuentan con grandes poderes de movilidad y resistencia, son astutos y se defienden muy bien delante a la adversidad, todo lo anterior, como te digo, es la forma; en el fondo, exigen que les otorguemos algo más que la atención… algo que no ubican en el ámbito de los gatos de manera permanente y que al descubrirlo en nosotros, los humanos, se apegan a nuestros cuerpos, a nuestros espacios… ¿qué es?
-- … mmmhhh… ¿Amor? ¿Caricias?
Correcto… de igual manera, quienes buscamos al conocimiento con la certeza de que nos adentraremos en un espacio de incertidumbre, relatividad e impermanencia, precisamos de las virtudes del gato, pero debemos estar atentos y reconocer que el poder sanador de las caricias y la plenitud que nos otorga el amor, si se solicitan como un gato que maúlla serpenteando entre las piernas, automáticamente descendemos al nivel del suelo, atendemos al instinto animal, dejamos de ver el vacío que envuelve a la luz y a las sombras que esculpen furtivamente a nuestros actos. Nos ofrecemos a la complacencia… amar es una entrega, cierto, pero también un entendimiento profundo que nos indica la conveniencia de no exigir ni tornar en nuestra propiedad la intención y la voluntad del otro… dentro de poco tiempo culminarás tu instrucción, te toca trascender la necesidad de ser amado, para ser visto…
Claudio Obregón Clairin