Hace unos días en el programa radiofónico “Desde el Café”, mi amigo periodista Jorge González Durán me preguntó: ¿Qué es lo que te resulta más sorprendente de la Civilización Maya? Comenté algunos tópicos que me parecen sorprendentes diferenciándolos de nuestros criterios y de nuestra relación con la materia, al transcurrir de las lunas, la pregunta de Jorge ha provocado una serie de reflexiones y análisis históricos que comparto con ustedes.
Los mayas históricos y algunos mayas contemporáneos viven en sociedades Comunitarias, Rituales y Agrícolas, nosotros constituimos sociedades Individualistas, de Consumo y de Servicios, en ese marco de referencia podemos comprender de mejor manera la sorprendente capacidad de adaptación a un medio ambiente riguroso, valiéndose de piedras como alta tecnología, cazando a los habitantes de la selva y sembrando entre las piedras.
Sorprendente resulta que los mayas conocieran el principio de la tracción y no lo llevaron a la práctica. En El Salvador se han reportado figuras de barro en forma de perros que en lugar de contar con garras y patas, poseen “ruedas”; en 23 lugares de Mesoamérica se han localizado estas figurillas con ruedas de barro pero ninguna de ellas muestra desgaste en sus ruedas, si en algún momento hubieran sido “juguetes” debieron haber rodado y desgastado las ruedas o al menos encontraríamos restos del polvo adherido a las comisuras de la rueda de barro pero no, se trata de ruedas que nunca rodaron. Fueron encontradas en ofrendas mortuorias y no en excavaciones urbanas.
Gran enigma por resolver que en otra oportunidad retomaremos, hoy, en Mundo Maya, nos sorprende constatar que se conoció la tracción, por ende, la rueda y sin embargo no se utilizó con fines prácticos, las piedras con las que erigieron sus pirámides fueron transportadas en cestos sobre la cabeza o amarrados a la espalda, todas las pirámides mayas fueron construidas únicamente con la fuerza motriz y física de los seres humanos.
Cuando transportaban sus mercancías, construyeron derechísimos Sacbeob’ (caminos blancos) algunos de ellos superan los 100 kilómetros como el que va de Cobá a Chichén Itzá. La Península de Yucatán es un territorio plano pero ondulante y para mantener el camino plano, los mayas tuvieron que alzar en algunos lugares hasta 7 metros el nivel del Sacbé para que no tuviera bajadas ni subidas el camino, y es que los caminos blancos mayas fueron diseñados para caminar cargando en las espaldas las preciadas piedras basálticas y la obsidiana verde que provenían del Altiplano o del Jade del Valle de Motagua, la turquesa llegaba de Arizona, y el Cinabrio de la Norteña Sierra Madre Oriental, así, desde regiones distantes, a pie y por barca de remo, viajaban las preciadas piedras al Mundo Maya. Es sorprendente que pudieron haber construido un eje de madera con el tronco de un chicozapote y las ruedas de maderas más elásticas, es más, pudieron haber cubierto las ruedas con caucho que obtenían del Ficus elástica (árbol del hule) y transitar con vehículos de carga que pudieran tirar con cuerdas, sin embargo no fue así ¿por qué? Habría quizá que preguntarse ¿para qué? Los mayas históricos miraban las mismas estrellas y la misma selva que miramos nosotros, pero ellos “veían” otra realidad. A decir verdad, nosotros casi no volteamos a ver a las estrellas y hemos volteado de cabeza a la selva, ese es el punto: lo sorprendente de los mayas es que edificaron una Civilización valiéndose únicamente de sus capacidades, nunca poseyeron animales de tiro que pudieran auxiliarles su desarrollo fue el fruto del esfuerzo humano.
Sorprendente resulta saber que los mayas construyeron la pirámide más grande del mundo (La Danta en la zona arqueol,ógica de El Mirador) unos cuatro o cinco siglos antes de Cristo, contemporáneamente a Confucio y justamente al mismo tiempo que los griegos escribían sus tragedias; aunque las pirámides de Egipto tenían un poco más de 2000 años de haberse construido, la que erigieron los mayas en el centro de la selva, superó por 600 mil metros cúbicos a la pirámide de Keops. Tremenda construcción realizada juntando piedritas y transportadas en la espalda.
Actualmente el jade se tiene que cortar con discos de punta de diamante, en el Mundo Maya, se talló jade, contra jade, ésta realidad nos indica que los mayas encontraron en la esencia misma de las cosas el vehículo para transformarlas, perseverantes, sin duda, pero también guiados por un sentimiento de unicidad. En otras ocasiones lo hemos señalado pero es importante recordarlo permanentemente, en maya peninsular el vocablo Ya’ax puede ser interpretado tanto para verde como para una tonalidad de azul, de tal suerte que los mayas no diferenciaron entre el cielo y la selva o el mar y el manglar, nosotros, poseedores de la plusvalía y bonitas corbatas, no arribamos siquiera a comprender que podemos vivir en unicidad con nuestro entorno.
En nuestro tiempo la materia se transfigura y deshecha porque el talante de la transformación fue confundido con el de posesión, consecuentemente precisamos que nuestra voluntad interactúe transfigurando a las personas y a la materia, se piensa en la rentabilidad o el crecimiento sustentable pero las cubrimos de retórica delante a la contundente impermanencia porque finalmente, vivimos engañándonos idealizando, anhelando, deseando que llegue la supuesta fecha sagrada maya para entonces creer en la Esperanza, cuando la vida es hoy y la destrucción de nuestro medio ambiente, también.
El hecho de que puntualice nuestros desvaríos en el anárquico desarrollo turístico, urbano y social, no significa ni implica que los mayas vivieran mejor que nosotros, me sorprende de grata manera su capacidad de adaptación y los senderos mitológicos y de control social que les permitió edificar sublimes sociedades que cultivaron entre las piedras, careciendo de metales, ruedas y animales de tiro; sin embargo, no olvidemos que su relación con la naturaleza tenía un precio: los sacrificios humanos. Hacia el año 300 a.C y quizá en el 800, en el Mundo Maya y especialmente en el Petén guatemalteco, hubo dos periodos de grandes sequías provocados por la deforestación de la selva, los mayas también interactuaron con su ecosistema y lo transfiguraron, les bastó una piedra afilada y el fuego para lograrlo, así que “no es en la tecnología o en la materia, ni tampoco en su uso ni mucho menos en sus deshechos donde debemos detenernos a reflexionar sino en nuestra relación con la posesión de la materia y de los seres, en los deseos, en el consumo y en la relación con lo divino (energético)”, estos son los puntos sorprendentes que nos revelaría un estadio de certezas delante a nuestro incongruente Progreso Involutivo y aprenderíamos trazos esenciales del imaginario de unicidad maya sin necesidad de danzar pronunciando palabras ajenas a nuestro imaginario mental, venerando los símbolos y glifos de Argüelles --que únicamente dijo él que son mayas-- y esperando que llegue el invierno del 2012 con la Esperanza de ser lo que no somos… un árbol de guaya dará siempre guayas ¿por qué esperar que el próximo año nos de guayabas? Sabemos que da guayas y no guayabas ¿para qué hacernos tarugos y perder el tiempo esperando que llegue lo inexistente?
En algunas conferencias que he dictado en México y en el extranjero, me he encontrado con personas de diferentes nacionalidades que después de escuchar con atención los argumentos históricos, astronómicos, epigráficos y científicos que desnudan la falsedad de tanta especulación sobre el 2012, aún y cuando les muestro las imágenes de la NASA que me regaló mi amigo Robert Lamontagne, director del Observatorio Mont Megantic, Canadá, a pesar de que leemos el único texto jeroglífico maya que hace referencia a una profecía maya sobre el invierno del 2012… con todo, insisten en que hay que mantener una Esperanza en nuestro corazón para que esa fecha maya nos permita ser mejores, tal es el caso de una señora que se presentó como especialista en los calendarios mayas quien me expuso la argumentación del cambio cósmico-cuántico-dimensional (¿?), le pregunté ¿pero para qué esperar hasta el 2012 para ser mejores si lo podemos hacer ahora mismo? Es que esa es la fecha que los mayas predijeron para el cambio cósmico – respondió—así que a pesar de las evidencias científicas, epigráficas y una hora de argumentación epigráfica donde develé la farsa mediatizadora, la experta en calendarios insistía en la “creencia” de que los mayas fueron seres cuánticos, que los mayas diseñaron ese absurdo llamado “Creer es Crear” y que un alucinante rayo nos alineará con el centro de la Galaxia (en el centro de la Galaxia hay agujeros negros y absorben rayos luminosos, mas no los emiten y hace cuatro años pasamos más cerca del centro de la Galaxia que el próximo año), en fin, después de escuchar un elenco de elucubraciones que nada tienen que ver con los mayas, comprendí que el asunto de los Grandes Fraudes Mayas del Tercer Milenio son el resultado de la vacuidad espiritual occidental, del desdén por investigar que produce “especialistas de la Argüellada”, un pretexto natural para que aflore la carencia de sentido a nuestra existencia y, consecuentemente, se viva en la Esperanza de ser quienes no somos ni nunca seremos.
Ese es el escenario histórico-conceptual, pero pensando fríamente, la expectación mundial por lo que los mayas no dijeron: "es un gran negocio del que todos están haciendo dinero menos los mayas y los mexicanos". Ya nos estamos tardando en tomar una tabla de surf y subirnos a la cresta para reactivar con esta farsa nuestra alicaida industria turística, sería absurdo esperar pacientemente a que nos aplaste y lloremos como náufragos por el dinero que no supimos vertir hacia nosotros.