miércoles, 31 de agosto de 2016

Del Pitz...











La acción es lo que trasciende.

Pudieron haber sucedido mil situaciones paralelas --imaginarias o reales-- a lo que de manera sublime nos dejaron inscrito los mayas históricos sobre el acontecer de su tiempo. Conocemos los nombres de los reyes y reinas gobernantes, sus triunfos y algunas ominosas derrotas.



Reconocemos en sus construcciones su conexión con el cosmos y nos sorprende su capacidad para medir con precisión el circular del tiempo.


Siendo los mayas tan versátiles en el lenguaje y connotados matemáticos, es inquietante que ningún texto jeroglífico mencione el resultado final de los supuestos Juegos de Pelota.



Desconocemos si había campeonatos con otras ciudades, no hay registro de que tuvieran árbitro y nada más en una ocasión se menciona que el perdedor de un partido fue decapitado.


Si en el Juego de Pelota se ¨jugaran la vida¨, los reyes deberían haber sido todos atletas, no siendo así, para asegurar la victoria pudieran desangrar al adversario desde medió día hasta el anochecer donde supuestamente se jugaban la vida...

Las inscripciones son precisas e indican que las decapitaciones se encuentran desde los mitos ancestrales hasta el beligerante cotidiano maya que tan sólo se reposaba cuando Venus no estaba presente.


Al final del Clásico, hubo asesinatos sumarios de familias reales para eliminar el Ch´ulel dinástico de una vez y para siempre. Pero en ningún momento se consigna que el Juego de Pelota era el escenario del ajuste de cuentas y a partir de ese erróneo acuerdo vuelto certeza mitológica se desarrolla una limitada percepción de las capacidades escenográficas de ese escenario ritual.


Es un espejo cóncavo que refleja lo que sucede en la bóveda celeste donde los anillos son el Sol al alba y al crepúsculo. Los dos únicos momentos en los que podemos verlo sin quedarnos ciegos.





La pelota representa a Venus que acompaña al Sol en su viaje por el inframundo, los jugadores recreaban a los Gemelos y su imaginario religioso, sin duda, pero el hecho de que en el más grande de los 13 juegos de Chichén Itzá, se encuentren dos muros que acortaban considerablemente su espacio nos indica que el objetivo del gran espacio no era para recorrerlo en toda su extensión corriendo detrás de una pelota o golpeándola con bastones raquetas... reconocemos a dos equipos bien diferenciados por su atuendo sino también por las etnias, cada uno se compone de 7 jugadores.




El primer equipo porta un pectoral y un hueso curvo o largo por debajo o incrustado en la nariz. La vestimenta de los jugadores del segundo equipo tienen todos diferentes tipos de penacho y hay quien porta un turbante. Los dos equipos tienen en un pie un zapato y en el otro un huarache.


El primer equipo aparece dos veces al este y una al oeste. En tanto que el segundo equipo aparece dos veces al oeste y una al este. Los del primer equipo decapitan en cuatro ocasiones a los del segundo equipo y hay dos decapitados del primer equipo.





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