lunes, 20 de julio de 2009

El Mar y Las Mujeres



En cada uno de nosotros existe la atávica sensación de postrarnos frente al mar; más que una necesidad, es un reencuentro con nuestros orígenes.

Hace 10 000 años, en el Norte de nuestro planeta, se desarrollaron las culturas de cazadores que hoy llamamos Boreales, los Inuit (nombrados erróneamente  esquimales) habitaron Rusia, Alaska, Canadá y Groenlandia.  Vivían en condiciones adversas, lograron sobrevivir a las bajas temperaturas y a la ausencia de sol durante 6 meses porque su sociedad de cazadores estaba en armonía con la Naturaleza, eran parte de ella y no sus gerentes.

Para los Inuit, el verdadero Ser Humano no es el cuerpo sino el alma, y todo está relacionado en el espacio y el tiempo; en el espacio hay dos dimensiones igualmente importantes, lo visible y lo invisible; en el tiempo, los humanos piensan y actúan de manera diferente dependiendo de las estaciones y las posiciones de la luna, el sol y las estrellas. 

Los Inuit creen que "nada muere" y que todo reencarna en este mundo, por ello, los humanos, los animales y la Tierra, están unidos no solo físicamente sino espiritual y éticamente.

El mar tiene mucho de mujer por insondable, creador y eternamente cambiante; esculpe como los consejos de una abuela, otorga generoso sus frutos a quien conoce sus ciclos y castiga con la ira de una amante resentida.

Cuenta la leyenda Boreal que en una Isla vivían una bella joven llamada Sedna y su padre viudo, en una ocasión, llegó un barco a la Isla y el capitán propuso matrimonio a Sedna, ella aceptó y se despidió de su padre; pasaron algunos días y en el horizonte marino se escuchaban los lamentos de Sedna, el capitán del barco resultó ser un malvado chamán quien la hacía sufrir, su padre subió enonces a su kayac y fue en su búsqueda, cuando al fin la liberó, el malvado chamán se enojó e invocó a las fuerzas del mar para que las enormes olas hundieran el kayac, la leyenda no explica cuáles fueron los motivos que orillaron al padre "a lanzar a su hija al gélido mar", Sedna intentó en varias ocasiones asirse del kayac, entonces su padre le cortó los dedos de las manos y de ellos nacieron las ballenas y los peces del mar (la leyenda no indica si el padre se salvó); Sedna se hundió para siempre en las profundidades marinas y se convirtió en la Diosa del Mar. Aunque  pudiera ser el origen mitológico de los sacrificios humanos es preciso apuntar también que es una expresión del concepto de vida y muerte como "unidad" que después observaremos en las culturas precolombinas.

Definitivamente el mar posee un carácter inestable; sin embargo, se mantiene entre nuestros ojos y el horizonte, ahí, donde desaparece el miedo cuando lo sorprende el conocimiento.

Los hombres Inuit salen con sus kayacs para cazar ballenas y sus mujeres se quedan inmóviles y acostadas mientras dura la cacería ya que si se movieran, las ballenas lo harían también y podrían hundir las embarcaciones de los cazadores con sus colas o sus cuerpos; esta analogía mujer--ballena es un recuerdo de los dedos de la Diosa Sedna y es precisamente en ésta tradición donde se origina el principio femenino del mar que encontramos en todas las civilizaciones posteriores a la época Boreal; cuando regresan los hombres Inuit con una presa, las mujeres al fin se levantan, se dirigen a la ballena y le dicen: eres bienvenida, te estábamos esperando, seguramente tienes sed, entonces beben agua y desde su boca, le ofrecen a la ballena el preciado líquido, la acarician y luego le piden permiso a su alma para que todos se nutran de su cuerpo.

De los dedos de la Diosa Sedna nacieron los peces y las ballenas, al igual que nosotros, ellos cuentan con una vejiga, la cual tiene forma de semilla, con el pasar de los siglos, de esta mitogonía derivaron la "Vejiga Piscis" del Cristianismo Primitivo, el Pantokator Románico donde la Iglesia es una madre, el Skanda del Hinduismo etc. la semilla contiene lo que no muere, lo que pasa de una vida a  otra, es ella quien vence a la muerte y renace con lo aprendido con anterioridad. Con estos conceptos milenarios encontramos también el origen del pensamiento Inuit relacionado al aprendizaje; como todo reencarna, también el conocimiento, y cuando aprendemos, en realidad, dicen los Inuit, estamos recordando y de ahí la sensación del "dejà vu" que traducido significa "ya visto". Platón enseñaba que aprender es recordar, entonces la educación es importante porque nos enseña a vivir integrado a la Naturaleza tal y como lo hacían las Culturas Boreales.

Al amanecer, el sol saluda al mar y lo hace evidente; en el cenit, es tanta su incidencia que lo descompone en cúmulos de vapor de agua que luego chocan, se complementan y terminan por fracturarse hasta formar serpientes de luz y estruendos que reclaman plegarias. Más tarde, el viento se hace tangible a través del oleaje y despide al sol bajo un cielo color de corazones.

Durante más dos décadas me pregunté ¿Por qué las civilizaciones agrícolas que se desarrollaron en el Trópico de Cáncer compartieron los mismos mitos si no fueron contemporáneas y existen distancias marinas insalvables para la tecnología que poseían nuestros mayores? En Mesoamérica, Mesopotámia, Egipto, India y China (por mencionar únicamente a las civilizaciones originales) encontramos el culto a la Serpiente, Diluvios, Gigantes, otras Eras con seres diferentes a nosotros, etc. pero... algunas culturas originales no fueron contemporáneas (Egipto era ya una colonia romana cuando los mayas construyeron Palenque o Chichén Itzá); sin embargo, comparten la misma mitología y he descubierto apenas hace unos meses que heredaron de las Culturas Boreales esos mitos, ésta tesis la estoy desarrollando con rigor y esmero, la he llamado "La teoría del chocolate derretido sobre el helado de vainilla" y este lúdico (juguetón) nombre, da idea de que los mitos se difundieron del Norte hacia el Trópico de Cáncer cuando siglos después los humanos desarrollaron la agricultura, transformando los mitos Boreales, adaptándolos a sus necesidades agrícolas-tropicales.

Precisamente de Sedna, evoluciona el Culto Mariano y  por supuesto, la relación de la Virgen con las aguas, también en Sedna encontramos el antecedente directo de Yemayá, divinidad femenina rectora de las aguas en la santería Orishá, la diosa Isis egipcia y más aún, el origen acuoso y pletórico de vida del Xibalbá maya.

Descubrir el origen femenino del mar y su relación con los Inuit que viven en armonía con la Naturaleza me ha permitido vislumbrar un tiempo en el que los seres humanos comulgaron en armonía con su medio ambiente; donde las mujeres eran vistas con respeto por los hombres; existía un orden con el cosmos y, lo sensacional del asunto, es que este periodo de la historia humana duró 35 000 años, tiempo milenario respecto a los 5 000 años que llevamos de recalcitrante machismo.

En estos tiempos de convulsión, donde los valores de la unidad mujeres-hombres se han degradado y por ende, las relaciones familiares se han roto volviéndonos seres tremendamente individualistas provocando una nueva generación en la que los padres obedecen los caprichos de los hijos que se ven asediados por el consumo desenfrenado y el capital despierta en ellos el único interés de la confrontación; en estos tiempos de convulsión, repito, me parece conveniente observar que no siempre ha sido así, que la mayor parte de la Historia de la Humanidad ha existido Armonía entre los Humanos, los Animales y la Tierra. Que el machismo es un pequeño tope en nuestra historia, que es prudente tenerlo siempre en mente para encontrar salidas a nuestro desatino incontrolado y con esta certeza negar a la estupidez que cubre todas las actividades humanas. Es preciso reconocer la valía del Trabajo, del Amor, de la Armonía entre mujeres y hombres para reconstruirnos y ofrecer a nuestros hijos un ambiente que les permita procrear otros hijos en Armonía con la Naturaleza, los Animales y la Tierra.

Punto de partida, escape o salida, constante... solo el mar.


Nota Bene. 
El texto que aparece en cursivas forma parte del ensayo "Atávico" del primer libro de ensayos filosóficos escrito en Cancún "Páramo de Espejos" que publiqué en Argentina en 2004.


2 comentarios:

  1. Muchas gracias Claudio , muy interesante información y estoy de acuerdo contigo respecto a perder esa armonia gracias al consumismo y al machismo que es el patracado . .pero yo tengo esperanza que estamos ahora pasando una etapa de transformación y tengo la confianza de que olveremos a esa armonia matriarcal Aho

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  2. Muchas gracias Claudio , muy interesante información y estoy de acuerdo contigo respecto a perder esa armonia gracias al consumismo y al machismo que es el patracado . .pero yo tengo esperanza que estamos ahora pasando una etapa de transformación y tengo la confianza de que olveremos a esa armonia matriarcal Aho

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