El
pasado 10 de diciembre y en el marco de la “Fiesta de las Artes Cha’anil
Yits’ail” que se celebró en la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo, tuve
el honor de dictar la conferencia “Apreciaciones Estéticas del Arte Maya”. Cuando
el director académcio, profesor Ildefonso Palemón me contactó por facebook para
invitarme, gustoso acepté e inmediatamente después postergué todos mis
compromisos ya que era prioritario cumplir la asignatura pendiente de ir a la
Zona Maya para platicar con los universitarios mayas.
Fue
una experiencia enriquecedora, entre otras situaciones porque por vez primera
en mis conferencias, sentí que los escuchas hacían propia la información
transformándola en un reconocimiento silencioso de las sustancias vitales que
configuran su existencia; observé cómo se reflejaban en las expresiones de los
rostros universitarios las coincidencias, los acuerdos, los recuerdos y las esencias de las
historias que les narraron sus abuelos; improntas del bagaje cultural que heredaron de
su cultura milenaria. Por mi parte, reconocí una sensación de magia
intelectual… el conocimiento se tornó tangible y la palabra fue un vehículo
para ingresar a la otredad plasmada en la lapidaria, la cerámica ritual y los
murales mayas.
Iniciamos
con un recuento del Arte Sacro Olmeca, nos detuvimos un momento en las obras
olmecas de Oxtotilán, Juxtlahuaca y la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en para
profundizar en uno de los ejes religiosos mayas: el chamanismo. Comentamos cómo
las primeras sociedades urbanas olmecas transfiguraron el orden social y
diseñaron gobiernos sustentados en los ahauob’, aquellos Señores de la Palabra
que se erigieron como hijos espirituales de la divinidad del maíz.
En
el sitio de San Lorenzo, hacia el año 900 a. C, sucedió una importante
transformación en el tamaño de las mazorcas de maíz, entonces, tanto el orden
social, como la alimentación, la economía y la mitología precolombina,
experimentaron un cambio radical; algunos mitos de origen paleolítico fueron
degradados como el Ave Vucub Caquix y su hijo Zipacná, otros, como los
Gemelos Preciosos, subsistieron incorporándose al nuevo orden religioso
transfigurándose en hijos de la entidad divina del maíz.
Lo que aconteció en
San Lorenzo en el orden económico-agrícola, transformó las mitogonías
precolombinas a la par que a sus economías dando como resultado un excedente de
producción que provocó la especialización, la jerarquización, la constitución
de las dinastías y la aparición de excelsos artistas quienes nos legaron las
expresiones plásticas de dicha transfiguración social y religiosa.
Los
mayas históricos heredaron ese corpus
ideológico y lo sublimaron. También, hacia el año 900 a. C. y en Paso de la
Amada, Guatemala, ya existían asentamientos de origen olmeca-maya y hacia el
700 a. C, en las profundidades de la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak Ch’en, Quintana
Roo, chamanes olmecas esculpieron la representación de una Serpiente Emplumada
Descendente y rituales de chamanes evocando a sus wayob’ (coesencias o
naguales). Hacia el año 600 a. C. la cultura Mocaya en Izapa, nos legó un
conjunto de excelsas estelas que narran los pasajes mitológicos de origen
olmeca que subsistieron hasta el Popol Vuh. Platicamos que en el año 300 a. C.
y en la ciudad maya conocida como El Mirador, se edificó la gigantesca Montaña
Mágica que nombramos “La Danta” y que supera en 600 mil metros cúbicos a la
pirámide de Keops, en Egipto. Aquel periodo histórico se le conoce como
Preclásico o Formativo, pero me pregunto: ¿Formativo de qué…? Esa es una
errónea y limitada nominación ya que aquellos pueblos mayas construyeron las
pirámides más grandes de su historia y el orden y concierto de las ciudades de
Nakbé o El Mirador no significaba un periodo “pre-algo” sino configuraban una
civilización en todo el sentido de la palabra.
En aquellos soles, la escritura
comenzaba a difundirse de manera extensiva entre las dinastías y en San
Bartolo, Guatemala, apareció el texto jeroglífico más antiguo de los mayas
hasta ahora encontrado; en esa ciudad, William Saturno descubrió los famosos
murales de San Bartolo, platicamos profusamente de ellos durante la
conferencia, notamos que los murales tienen movimiento y la iconografía no es
únicamente simbólica, sino que cumplía la función de ser empática con la
realidad religiosa de los primeros mayas que heredaron de los olmecas una
religión chamánica.
Recapitulamos
del Mito de la Creación y leímos los textos jeroglíficos del Vaso de los 7
Dioses, dimos una lectura a la iconografía de la Estela 5 de Izapa que también
narra el momento de la Creación y luego discurrimos en la cerámica ritual. Fue
entonces cuando acentuamos que los mayas son cósmicos por su relación
simbiótica con los engranajes celestes mas no por venir de otro mundo o ser
instruidos por extraterrestres como los escritores de ficción histórica afirman
sin sustento, así nada más, porque ellos lo creen… nuestro viaje hacia le Arte
Sacro Maya se fundamentó en la lectura de los textos jeroglíficos y en los antecedentes
arqueológicos.
También
recorrimos su cotidiano y apreciamos algunas imágenes en cerámica que dan
cuenta de las borracheras rituales con Chih’ (una bebida a base de maíz y cacao
fresco fermentados), conocimos al la divinidad de la fiesta llamada Ah Kan y
vimos algunos pasajes de la vida cotidiana de las cortes mayas. Concluimos con
un video en el que escuchamos cómo suena el Tambor de Cuerda Maya “Ik B’alam”
que fue reconstruido por el maestro laudero René Lemus en Cancún que presenté
el año pasado en el Festival Internacional de Percusiones de Longueuil, Canadá
y que fue dedicado al Mundo Maya; fue el festival más importante a nivel
mundial dedicado al final de un ciclo de la Cuenta Larga; asistieron 200 mil
personas en 5 días.
Maestro Martiniano Pérez en el Festival de Percusiones de Longueuil, Canadá, julio de 2012
Precisamente
en Longueuil, tuve el gusto de conocer al maestro Martiniano Pérez con quien
descubrí una gran empatía y compartimos escenario representando a México, de
pronto, lo ubiqué sonriente entre los asistentes a la conferencia en la
Universidad Intercultural Maya. La antropóloga Ligia Zuncette y el maetro
poeta, premio Nezahualcóyotl, Wildenain Villegas, me atendieron con holgada
calidez y fue muy grato reconocer coincidencias y búsquedas con ellos. Igualmente
celebré reencontrarme con el incansable promotor cultural Guillermo Talavera y
con la actriz Mirelle Anaya quienes ahora participan en diversos programas de
la universidad.
Comí
con algunos profesores, coincidimos en intenciones delante a un delicioso
escabeche de venado. Después tuve una reunión con otros profesores de la
Universidad Intercultural Maya, exploramos algunos senderos de colaboración y
ya por la tarde, regresé a la costa con prospectivas, ecos y resonancias.
En
los jardines de la universidad, los estudiantes han colocado letreros con
frases que dignifican la profundidad del idioma maya, uno de ellos versa: “Le
Maaya T’aano’ U Puksi’lk’al Kuxkiintik Le Ak Miatsilo” y puede traducirse como
“El idioma maya revive en mi corazón a la cultura”, precisamente eso acontece
en los salones y en los espacios comunes de la Universidad Intercultural Maya.
Agradezco
la oportunidad que se me ha brindado para compartir los resultados de años de
investigación así como presentar el contenido mitológico de El Relato de
Xibalbá que develé al inicio de este año en la Gruta de Xibalbá-Cueva Pak
Ch’en. Mi mano y voluntad siempre extendidas y dispuestas a colaborar con los
universitarios mayas y con la difusión de la riqueza cultural maya. Hun Bootik.
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