sábado, 7 de marzo de 2009

Dos... como la gente / traducción jeroglíficos mayas



En África, el árbol de Amarula produce un fruto que minutos después de haber sido ingerido por los animales, fermenta en sus aparatos digestivos y automáticamente se emborrachan. En http://www.youtube.com/watch?v=QulNBfiEPQs se muestran algunas grabaciones en las que después de comer dicho fruto: elefantes, simios, jirafas y jabalíes tropiezan con troncos, caminan de lado, les tiemblan las patas y finalmente, dan el azotón; al día siguiente, el escenario es desalentador: los animales amanecen con los rostros desfigurados, les duele la cabeza y están de malas, un poco más tarde, vuelven a comer aquel fruto.

La embriaguez es una lúdica sensación que en las costas del Mar Mediterráneo acompañó al origen de las artes y a los fundamentos mitológicos de occidente; en contraste, la sociedad mexica (azteca), fue muy severa con sus borrachos; si a un ciudadano mexica se le encontraba ebrio, inmediatamente era lapidado, únicamente los mayores de 52 años y los guerreros, podían acceder a las bondades de un "octli" (así llamaban los mexica al pulque).

Entre los ahauob (reyes mayas) existía la tradición de obsequiar a un sahal (noble) o a un ahau (rey) de otra ciudad, "vasos cilíndricos" en los que se plasmaban fantásticas imágenes que narraban la vida cotidiana de la nobleza. Los vasos eran destinados para beber kakawa (chocolate) y licores fermentados. En aquellos soles mayas (Siglos lll al lX de nuestra era), recibir un vaso como regalo, era una gran distinción, fortalecía la lealtad entre los reyes; compartir el mismo vaso para beber kakawa era un acto de hermandad y nos indica la importancia que otorgaron los mayas al chocolate; por cierto, las semillas de cacao fueron utilizadas como moneda.

En http://www.famsi.org/research/kerr se presenta una recopilación fotográfica de cientos de vasos cilíndricos mayas en las que se utilizó la técnica de exposición lenta: girando el vaso y con una exposición prolongada, lo redondo, se vuelve plano; ésta ciber-dirección es una valiosa oportunidad para introducirnos en el cotidiano de nuestros mayores, ahí encontrarás en rojo y amarillo la imagen que acompaña al texto y que ha sido nombrada: "Él, el borracho".





El texto jeroglífico de la banda superior del dibujo, narra la función del vaso y señala a su propietario así como la relación familiar de dos de los personajes que componen la escena. Los primeros seis jeroglíficos de la banda horizontal superior y de izquierda a derecha (iz a de) se lee: "y-uch´ab ta om kakaw ta tshi" y se traduce: "es su vaso para beber chocolate (del) árbol fresco".

Contando siempre a los personajes de izquierda a derecha: el segundo individuo se encuentra completamente borracho y con dificultad mira a los ojos del sexto, el texto nos dice que son hermanos, el mayor se llama Ah Kauak "El del 19" y ve a su hermanito fijamente, tres dedos de su mano derecha están intencionalmente plegados hacia adentro y el pulgar y el índice se mantienen extendidos para formar un jeroglífico que se pronuncia chih, el cual, hace referencia a la bebida alcohólica que alegremente están bebiendo; el jeroglífico chih aparece escrito en el recipiente de barro que porta sobre la cabeza el quinto personaje, es una mujer con el torso desnudo, delante a ella, aparecen seis jeroglíficos dispuestos en una línea vertical, se leen de arriba hacia abajo: "yilah u tzi Ah Kauak Ah Lats kelem" se traduce "el vio, su hermano, Ah Kauak, el de (las) generaciones, (el que es) fuerte".

Estamos delante a una fantástica escena de la vida cotidiana de nuestros antiguos: el noble maya Ah Kauak, inicia a su hermanito en el arte del reventón. El novato intenta mantenerse erguido con el auxilio de otras cuatro manos, debajo de él, un asistente sentado en flor de loto le ofrece un cigarro forjado con tabaco y probablemente condimentado con algún aderezo de plantas de poder. En aquellas bacanales mayas, las bebidas fermentadas elaboradas a partir de agave o de maíz y cacao, provocaban monumentales vomitadas entre la distinguida concurrencia, así que previniendo desfiguros y sobre todo, malos olores, el asistente con el cigarro encendido porta sobre su hombro derecho un saco de tela con doble fondo que tenía la salvadora función de abrirse en momentos de emergencia y no importando donde se encontraran los nobles, pudieran sin aspavientos, pelearse con el monstruo ...repuestos de la fatal cita, continuaban bebiendo.



Sobre la cabeza del hermanito se escribieron horizontalmente tres jeroglíficos y fueron traducidos por Martin Brennan: Jeroglífico del Dios del Cacao, kakawa chih "jeroglífico del Dios del Cacao, chocolate, bebida alcohólica" luego, verticalmente, de arriba hacia abajo e iniciando con el segundo jeroglífico (el primero es chih) continúa la traducción de Brennan: "cha hom ul" / espumoso atole; los dos últimos jeroglíficos colocados debajo del brazo del joven borracho, indica Brennan, no han sido traducidos y probablemente pueden hacer referencia al contenido del cigarro que se ofrece. El texto completo diría "Jeroglífico del Dios del Cacao, chocolate, bebida alcohólica, espumoso, atole, contenido del cigarro ?




Propongo otra lectura. Los tres jeroglíficos horizontales se mantienen igual, pero el segundo vertical --de arriba hacia abajo--
se lee: "ch´aho´m" / uno que ofrece o quema incienso es un título nobiliario para jóvenes de las cortes mayas que aparece en otros textos jeroglíficos y señala a su portador como aquel que participa en los rituales quemando incienso. Martín Brennan lee el tercer jeroglífico de arriba hacia abajo (el que parece una concha con dos pelotas en el lado izquierdo) como: "ul" / atole; sin embargo, el logograma, es decir, el jeroglífico principal que tiene forma de concha y las sílabas colocadas en su lado izquierdo que parecen dos pelotas, no pueden leerse "ul". Las dos pelotas se leen "po-po" y la concha es una de las tantas variantes de "ma", la última vocal no se pronuncia, se lee "pom(a)" copal-incienso. El cuarto jeroglífico de arriba hacia abajo, es decir, el primero debajo del brazo del hermanito, se lee: "ka ya nu", "k´ay" / cantar o también "k´ayan" / cantado, el último jeroglífico presenta del lado derecho nuevamente las sílabas "po-po" y el logograma en forma de espiral con fondo negro, puede ser una libre representación caligráfica de "ne" o de "yi" e igualmente alguna de sus dos formas invertidas: iy o en; quizá podría tratarse de una versión minimalista de "k´ak´" /fuego, pero la lectura de la doble sílaba "po" leída junto a "ne, en, yi, iy o k´ak´" carece de sentido gramatical; sin embargo la lectura invertida "po-op" significa: junco con el que se elaboran petates (espadañas)/ almanaque / y "ensancharse como camino",

La versión que presento se lee:

"Jeroglífico del Dios del Cacao, kakawa, chih, ch´aho´m,
pom, k´ay, poop k´ak´"

Se traduce: "Jeroglífico del Dios del Cacao, chocolate, bebida (alcohólica), uno que ofrece incienso, incienso, cantar, ensancharse como camino, fuego"

Se interpreta: "El Dios del Cacao otorga el licor elaborado con chocolate, lo bebe el noble que ofrece incienso a los dioses luego canta y se expande como camino de fuego".

Resulta lógico que después de unos tragos, con los cuates y medio alegre, a uno le den ganas de cantar; el canto induce a la danza e iniciamos la fiesta. Ah Kauak tiene su pie derecho ligeramente levantado y lo apoya con los dedos, esa posición señala que está danzando; en jeroglíficos mayas se escribe "ak´ot" /danza y los dos jeroglíficos que aparecen detrás de Ah Kauak los leo: Ah to ni ha? ko y los traduzco "ak´otah" /el danzó. Con su mano derecha, Ah Kauak muestra a su hermanito la palabra "chih" /bebida alcohólica y ejecuta una danza. Con su mano izquierda, sostiene firmemente a una cortesana semidesnuda quien con premura indica a un asistente (fuera de imagen) que les sirva más chih. El movimiento nos señala que Ah Kauak conduce a la mujer hacia su hermanito, ella va dispuesta pero a destiempo, le ocupa la ausencia del licor.



Los vasos cilíndricos mayas como el de Ah Kauak, poseían cualidades que los separaba del resto de la vajilla y les otorgaba un espacio entre el placer y el mito; fueron recipientes del preciado kakawa y personalizados con la escritura sagrada para diferenciarlos de todo lo carente de palabra.

Se poseían por años, hasta que alguna circunstancia o interés los hacía recorrer cientos de kilómetros atravesando las montañas y los desafíos de la selva para finalmente arribar a las manos de un Ahau quien recibía el regalo como un gesto de entrañable amistad, esa tarde, el Ahau mandaría preparar un excelso chocolate y cuando se tornara espumoso, sería vertido sobre aquel vaso ritual. Deleitándose y recordando a su benefactor, el Ahau miraría con atención la calidad del diseño y luego leería su texto jeroglífico, tal vez, como nosotros, no pudiera leer por completo el contenido del vaso cilíndrico, entonces, algún Ah tzib "escribano" de su corte podría diferenciar los modismos caligráficos de la lejana ciudad y así revelar el mensaje del artista.

Satisfecho el Ahau, tomaría el vaso cilíndrico entre sus manos y sobre su propio eje lo haría girar lentamente, ejercería entonces las bondades del movimiento rotatorio y percibiría la imagen en su conjunto.

Fuente: The Hidden Maya, Martin Brennan, 1998, Bear & Company Publishing.

3 comentarios:

  1. Claudio, me parece en verdad interesante y bastante valiosa,la existencia de este blog. Es una forma dinámica -y por demás atractiva- de presentar aspectos de la cultura maya,tan rica como sugerente.
    Vivo en Mérida, soy yucateca, y en lo personal me parece bastante buena tu labor.
    Rbk
    www.desdemivoz.blogspot.com

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  2. Hola Rbk, gracias por escribirme y muchas felicidades porque tu comentario fue el primer en este blog. Un reconocimiento a la calidad humana de los habitantes de tu ciudad y un saludo a la luz que recorre sus calles. C.

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  3. Gracias... RBK, es un honor compartir con usted... : )

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