domingo, 2 de agosto de 2009

Estrés pero parece un cuatro




Algunas personas ven al estrés como una enfermedad contemporánea provocada por las presiones del trabajo o de la sociedad de consumo. Algunos científicos consideran que el estrés es normal y que nuestros organismos provocan el estrés como una manera para defendernos del medio ambiente o de nuestros trabajos que de pronto se tornan, ingobernables, violentos o amenazantes; según estos argumentos: el estrés es una respuesta a estímulos externos.


Considero que son muy respetables las anteriores consideraciones que explican el origen del estrés; sin embargo, ofrezco una propuesta diferente: en principio, nos asalta el estrés por el uso deficiente de nuestra imaginación y para explicarlo mejor, empecemos por ponernos de acuerdo en cómo percibimos nuestra realidad, después pasaremos a observar cómo la manejamos o cómo somos víctimas de nuestros propios pensamientos.


Observa que todo lo que realmente vale la pena en este mundo y que ocupa la mayoría de nuestro tiempo y de nuestros pensamientos, es imaginario: los deseos, los sentimientos, los anhelos, la esperanza, el odio, la envidia, el amor, la añoranza, las frustraciones, los recelos y hasta los pensamientos que dan forma a todo lo anterior, son imaginarios y tienen forma pero no cuerpo, es decir, son energía. 


Vivimos en un universo donde el 73 % de todo lo que existente no sabemos qué es, los científicos lo llaman energía oscura, la han medido pero aún no conoce con certeza qué es; el 23% se sabe qué es y lo han llamado materia oscura; ahora bien, lo sorprendente es que el 4% del universo, son átomos, es decir, estrellas, planetas, mares, montañas, nubes, árboles, animales tú y yo. 


Somos minoría en el cosmos. Bajo éstos principios  expuestos por científicos de la talla de Carl Sagan, Gabrielle Veneziano, Timothy Ferris o Brien Green, podemos constatar que los átomos son también representaciones de energía aunque nosotros queremos ver todo sólido.


Desde el punto de vista científico, nuestro universo es  energía y se presenta en diferentes versiones. El elenco de cosas invisibles para nuestros ojos que mueven nuestras vidas, son también energía; la diferencia sustancial con los átomos, es que los pensamientos los creamos nosotros, salen de nuestro cerebro y se combinan con otros pensamientos provenientes de otros cerebros y así, en el espacio, forman lo que los psicoanalistas llaman "el inconsciente colectivo" que no es otra cosa que la suma de acuerdos que tenemos los seres humanos y que dan sentido a nuestras vidas.


Esos acuerdos crean nuestra socialización, así cuando decimos por ejemplo, lápiz o pluma, nuestro cerebro piensa en esos objetos pero también en la mochila de la escuela o en el portafolios, luego en el salón de clases y el maestro galante o la maestra bonita, en el pizarrón donde nuestro mejor amigo escribió una tontería y de ahí pasamos a recordar la ventana del salón y el árbol que nos da sombra pero que nos impide ver el patio de la escuela; de la escuela pasamos a imaginar la tarea que no hemos realizado o que no entendemos y por eso nos da flojera terminarla y así, el cerebro crea ideas sueltas que de pronto parecen unidas por la palabra lápiz o la palabra pluma y al final no pensamos en la pluma o en el lápiz sino en todo lo que significa o está a su alrededor y ahí nos perdemos, olvidando que originalmente queríamos hablar de una pluma o necesitábamos un lápiz.


A eso me refiero cuando digo que el estrés se produce por el deficiente uso de nuestra imaginación y que es estrés... pero parecen cuatro. 


Cuando observas el cielo pletórico de estrellas, puedes pensar en la enorme cantidad de ellas que a simple vista podemos ver, hoy sabemos que detrás de ellas, hay miles de millones que no vemos. Pero también es prudente recordar que entre ellas, hay enormes vacíos compuestos de energía y que todas, absolutamente todas, están en transformación, es más, algunas de ellas ya no existen pero vemos su luz porque en esas distancias inconmensurables, el tiempo se colapsa y nos llega el recuerdo de lo que ya fue.


El asunto entonces es que estamos constituidos por los mismos elementos que forman las estrellas, átomos. Tengamos presente que somos minoría en el cosmos y que al igual que las estrellas, desapareceremos un día de estos. Ese es otro asunto interesante donde conviene detenerse; no somos eternos aunque actuamos como si lo fuéramos. 


Al creernos eternos, nos sentimos importantes y poseedores de una verdad absoluta, por eso nos ofendemos cuando las cosas no son como nos gusta o como deseamos que sean. La evidencia nos dice que no somos eternos y que las cosas no siempre salen como queremos y para solventar nuestro desatino: nos inventamos frases célebres que se vuelven comandos del pensamiento como: querer es poder. No hay problema. Soy el mejor. Soy el peor individuo del mundo. Lo estoy superando. Todo saldrá bien. Mi nariz es demasiado grande. Sé que lo puedes hacer mejor. Mira cómo eres tarugo etc etc.  Esas frases se vuelven órdenes y como el pensamiento se rige por el lenguaje, entonces lo que decimos o pensamos, es lo que creemos que somos, olvidando que en realidad, somos energía en transformación, como el cosmos mismo, con el plus de que contamos con la capacidad de percatarnos de ello.


Los pensamientos que describen al universo como si fuera sólido y nosotros eternos, nos dan una vida limitada y falsa. Actuamos como si lo que dicen los demás es importante, nos sentimos ofendidos por ello y eso nos produce una vida triste, con enfermedades provocadas por nuestros pensamientos.


Finalmente, este argumento es de ida y vuelta, si nos quedamos en la ida, podemos concluir que entonces nada importa y que lo mejor es vivir sin comprometerse, que lo ideal es gozar la vida y nada más, sin responsabilidades ya que todo es falso. Nada más alejado de lo trascendente de mi propuesta, considero se tiene que ver al revés, es decir: es preciso cambiar nuestros pensamientos y vencer a la mente que nos hace sentir con estrés cuando no entendemos qué pasa con nuestras circunstancias, amores, familia, trabajo y todo lo que en principio no nos agrada como es y queremos cambiarlo o ajustarlo.


En realidad, más que decidir... hay que aceptar. Pareciera que decidimos pero en realidad, aceptamos. Cuando logramos que socialmente se imponga nuestro criterio no es porque somos poderosos y decidimos, más bien, aceptaron los demás.


Observar que más que decidir, aceptamos o no, lo que se nos presenta enfrente, significa considerarse uno más de todo que existe, más no el eterno gerente de lo que ocurre delante a nuestras vidas. 


Uno puede decidir cualquier cosa pero si un huracán arriba y destruye tu patrimonio o unos enmascarados como los que desvalijaron el otro día mi camioneta en plena Avenida Tulum a las 12 del día, estos eventos me dejan la certeza de que estamos indefensos delante a la súbita violencia en el cosmos o en nuestra sociedad; en el caso del asalto a mi camioneta, no es que haya decidido estacionarte ahí o acá y por eso me agandallaron, o que me porté mal y diosito me mandó un castigo, sino lo aceptó como lo que en realidad es: una situación generada por la degradación económica, política y social del mundo occidental y... ni modo, esa vez me coloqué como presa en el violento, simulado e inequitativo universo social que hemos construido, aceptando su incongruencia. Pensar en comandos tipo: eso me pasa por tonto. La próxima no me dejo. Qué mala onda, casi no trabajo y encima me asaltan. Qué bueno que no le dije a la policía porque me va peor. etc. etc. es querer arreglar el evento a mi interés y eso provoca estrés. 


A mi no me gusta que me sermoneen o que me digan cómo debo de vivir la vida, es mi vida y punto. En mi calidad de buscador de certezas e investigador de las grandezas y de las tarugadas humanas, me permito comunicarte en buena onda estas conclusiones.


Al igual que cuando dicto conferencias, considero que el asunto del conocimiento es personal, uno recibe información y los juicios y las acciones son responsabilidad de cada quien, puede ser que estos criterios que apunté el día de hoy te puedan servir para ver la vida de manera diferente y lo celebro, si por el contrario, te sacaron de onda o de plano no estás de acuerdo en nada de ellos, excelente también, no a todos nos gusta comer o pensar igual, y ahí está la belleza de la diversidad de criterios que aunque no siempre coinciden, estamos en el mismo momento de nuestras vidas y compartimos diferentes interpretaciones de la existencia. 


Un, dos, estrés por mi y por todos mis compañeros...




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