La lectura es una libertad silenciosa, un poderoso acto creador con el que procuramos comprender nuestra estancia en este mundo. Descifrando las palabras inscritas en piedra por nuestros ancestros, constatamos la evolución de sus pensamientos, se revela la impermanencia como una de las nobles verdades y hacemos nuestro al seductor poder que origina la conciencia del instante en el tiempo.
Con las palabras transfiguramos nuestra realidad o la condicionamos, el lenguaje es uno de los grande logros de la evolución y está emparentado con el fuego. Articulando palabras creamos circunstancias o procuramos anhelos; las palabras generaron la memoria colectiva y, cuando fueron codificadas en Piedras Sagradas, adquirieron vida y trascendieron la intención de sus creadores.
Es a través de las palabras que los seres humanos tomamos control sobre las cosas, los seres y los eventos. La palabra recrea y transfigura al mundo, es con la palabra como hemos podido hacer un Mundo dentro del Mundo y, en el Mundo Maya, la palabra es sagrada, por ello, el título Ahau, que se traduce como Rey, deriva del antiguo vocablo maya "ahuat" que significa "el que determina, el que grita, el que habla".
Los mayas que dieron el paso de la cacería a la agricultura, se reunían en plataformas rectangulares para escuchar el discurso del Señor de la Palabra quien conocía los secretos del movimiento celeste y estaba emparentado con el Dios del Maíz.
En el Mundo Maya, la Palabra y el Maíz son unidad como la vida y la muerte. El Maíz precisa de la mano humana para germinar y existir, la Palabra invoca a un pensador que la formule para dar sentido a lo insondable.
El Maíz muere y renace, el glifo de la Palabra Maya en forma de vírgula, emerge de la boca y al encontrarse con el mundo, regresa a quien la pronuncia. Quizá por ello los mayas son reservados en su habla y en un pasaje nodal de su historia, abandonaron una guerra que ganaban porque era tiempo de regresar a sembrar sus tierras.
En el principio maya fue la Palabra y el Maíz, pero hoy, ambos han sido deformados; la primera para dar sentido a la simulación que nos sofoca en un Progreso Involutivo, el segundo para producir más y más en un mundo de hambre y desperdicio.
Así como el Maíz es transgénico y deforma el orden natural de quienes lo consumen, la Palabra de quienes gobiernan al mundo se transfigura para decir que todo lo anterior es falso.
Los idiomas mayas son metafóricos y conceptuales porque provienen de un entendimiento universal que conduce a la unicidad. Los mayas tuvieron reyes que se nombraron Sagrados Señores de la Palabra y, cuando dejó de llover, desaparecieron. Luego llegaron migraciones del Altiplano quienes se nombraron Halach Uinicob’ que quiere decir “Los Hombres Verdaderos”, así se nombraron porque después de una terrible sequía, a los Ahauob’ se les consideraba falsos. Implantaron un gobierno comunitario de origen teotihuacano, el mismo que aún rige en algunos pueblos mayas.
Los Señores de la Palabra se sirvieron de la escritura para comunicarse con sus dioses quienes ahora no se les recuerda en las oraciones y dejaron de ser invocados, únicamente se evocan en los escritorios y en los micrófonos.
Los dioses evolucionan, también la Palabra y el Maíz; sin embargo, los mayas no desaparecieron ni desaparecerán porque saben adaptarse a la evolución del criterio humano y conservan las semillas de sus abuelos.
El próximo jueves 27 dictaré dos conferencias en el Museo Canadiense de Civilizaciones de Gatineau. Me asumo como un vehículo de la otredad que hablará de la Palabra Sagrada Maya en el recinto donde se exhibe la figura del ahau que acompaña el artículo y que forma parte de la muestra "Los Secretos de los Mayas" compuesta por 250 excelsas obras provenientes de museos de México, Europa y Norteamérica.
Agradezco al Intento el privilegio que me ha sido concedido y viajo conciente de la responsabilidad que ello conlleva. Amigos lectores mayas, mi palabra en prenda para dignificar su historia.
Claudio Obregón Clairin
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