El dibujo que presento muestra
un fragmento de la Escena V de El Relato de Xibalbá, que fue recientemente
descubierto en la oquedad sagrada maya conocida como Gruta de Xibalbá-Pak
Ch’en, situada en los alrededores de Kantunilkín, Quintana Roo.
Observamos a un chamán
sentado de perfil en un trono en forma de T, lleva un antifaz en su rostro y el
original tiene trazos de pintura negra en su cuerpo. Arriba de él, se ubica su
way-nagual o coesencia, tiene un rostro que asemeja a un jaguar.
Para distinguir al chamán y
a su way, prescindí dibujar una serie de enigmáticos grafitis o filamentos que
unen al chamán con su way, son pequeñas incisiones lineales en la piedra que no
aparecen en el dibujo porque cuando lo realicé no entendía el motivo de su
presencia y preferí no dibujarlos. El brazo izquierdo del chamán está
fracturado y de ahí surgen los primeros filamentos (ausentes en el dibujo) que
en su espalda configuran una base que pareciera el respaldo de una silla; otros
filamentos parten de su rostro en zigzag y se conectan con su way. Interpreto
que las incisiones lineales en la piedra que nombro filamentos, revela una
intercomunicación energética entre el chamán y su way ubicado arriba de su
cabeza. Durante algunos meses me preguntaba por qué el brazo izquierdo del
chamán, además de estar fracturado intencionalmente, carece de una mano, pues
bien, en una reciente sesión fotográfica, descubrí que está introduciendo su
mano izquierda en las fauces de un jaguar…
Su brazo derecho se
transfigura en una fascinante serpiente que gira hacia el chamán y luego
asciende hacia el cielo, en la piedra original el dibujo de la serpiente
sugiere que se trata de una Boa. El trono en forma de "T" simboliza
al viento, al aliento, al hálito divino, fue decorado con plumaje o finas y
largas cuentas de piedra, unas figuras geométricas pero no simétricas decoran
la parte superior del trono. En su región genital aparece un símbolo que
observamos también en algunas esculturas zapotecas de Monte Albán en le pasaje
escultórico llamado erróneamente “Los Danzantes” (porque no lo son) lo cual no
debe parecernos extraño ya que los pueblos olmecas precedieron y heredaron un
conocimiento milenario a los teotihuacanos, zapotecas, totonacas, aztecas,
toltecas y por supuesto, a los mayas. Los pueblos olmecas jamás formaron un
Imperio, su aparición como decadencia son todo un misterio.
La imagen que ahora leemos,
es uno de los chamanes olmecas de la Gruta de Xibalbá-Pak Ch’en, se encuentran
ubicados en una gigantesca Piedra de Poder que surge de la Madre Roca. El chamán
de la Escena V, fue la primera imagen de El Relato de Xibalbá que pude ver
completa cuando cambié la técnica de iluminación y, en lugar de las potentes
lámparas que centellaban en la oscuridad aplastando las imágenes, iluminé con
velas --como con candelas o teas iluminaban nuestros mayores—y,
sorprendentemente, surgieron las formas de un bagaje mitológico que estuvo
resguardado en la silenciosa oscuridad durante largo tiempo y que ahora,
gracias a la generosidad de los amigos mayas de Kantunilkín, Quintana Roo,
podemos apreciar las extraordinarias improntas chamánicas que nos revelan un
pasado pletórico de sorpresas y fascinantes rituales.
Cuando descubrí al chamán
sentado en el trono e identifiqué a su way y a la Boa, tuve una de las
experiencias más impactantes de mi vida, sentí que sus presencias surgían de la
piedra al saberse reconocidos después de reposar en el silencio de la
implacable oscuridad y revelarse inadvertidos delante a otros investigadores que
me precedieron... En ocasiones con la conciencia se recrea a la Palabra y nacen
otros mundos, así mismo, cuando las improntas mitológicas del pasado se tornan
presentes en la mente humana, renacen otras visiones de nuestro mundo, en este
caso, de un novedoso mundo chamánico olmeca que precedió al surgimiento de la
Civilización Maya...
Estamos presenciando
inéditas imágenes del Origen de lo Primero. El Relato de Xibalbá, es el
corpus gráfico más largo y completo de la plástica olmeca, no existe en ningún
otro sitio de Meoamérica, un conjunto de imágenes olmecas tan basto, tan
complejo, tan bien conservado y está en Quintana Roo... diferentes pueblos mayas
habitaron siglos después la Gruta de Xibalbá-Pak Ch’en, por lo tanto, resulta
revelador que no transfiguraron el contenido iconográfico y abre nuevos
espacios de investigación para comenzar a comprender la transición cultural
entre los olmecas y los mayas.
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