La Religión Matemática Maya determinaba que un engranaje celeste
daba sentido a las conductas humanas; para los Mayas Históricos, los astros eran
entidades divinas que interactuaban con los seres humanos y en el imaginario
religioso maya destacan seis astros que se desplazan del Este al Oeste con
movimiento propio: la Luna, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno. Arriba
de ellos, un conjunto de 13 Constelaciones transitan en ese mismo eje.
Cuando un Hombre de Conocimiento Maya observaba al cielo
nocturno, reconocía en el movimiento astral a un engranaje como el de las cajas
fuertes que cuando giramos la perilla un X número de veces a la derecha y otras
tantas a la izquierda: se abre la
caja fuerte; de la misma manera, los mayas contabilizaban los ciclos de Júpiter
y Saturno y cuando se encontraban en conjunción con alguna de las 13
Constelaciones, se abrían los Portales hacia la otredad para que las entidades
divinas descendieran al ámbito humano.
El engranaje celeste es
puntual pero el clima impredecible, por ello, los mayas vivieron cuatro grandes
sequías y, la del siglo X, fue devastadora. El engranaje celeste indicaba la
presencia de la lluvia pero no aparecía, por lo tanto, durante decenios la
sequía provocó guerras, hambres, enfermedades y decadencias; las entidades
divinas abandonaron a los Señores de la Palabra... la Religión Maya Matemática
desapareció y se dejó de inscribir en el Calendario de la Cuenta larga el 15 de
enero de 909... es, precisamente en ese periodo de tiempo que los “mayanistas”
dicen sin sustento que los mayas desaparecieron, que se fueron a la Cuarta
Dimensión o a la constelación de Orión... el criterio humano se debate entre la
creencia y la certeza...
La Ciencia
Según las informaciones
recabadas por los telescopios Cob y Hubble, así como los estudios de la
Radiación de Fondo, hoy estamos
ciertos que el 73 % de nuestro universo no sabemos qué es pero se mide y los
científicos la nombraron Energía Oscura, el 23 % es Materia Oscura y el 4 % restante son átomos, tú, yo y las
estrellas…
Es complejo aceptarlo, más
aún, hacerlo propio pero lo cierto es que somos minoría cósmica en un verso recitado
a la velocidad de la luz.
Nuestra arrogancia nos
impide aceptar que también somos un suspiro evolutivo envuelto en un Ego que misteriosamente
adquirió conciencia, aunque la usemos para percatarnos que casi nunca la
utilizamos.
El vacío envuelve a lo
existente y es iluminado por miles de millones de estrellas. Algunas de ellas,
emiten su energía y su luz a través del inconmensurable vacío galáctico y trascienden
a la existencia de su fuente desplazándose através del tiempo.
En el silencio, el mundo se
revela insondable y los eventos transitan sin recuerdos, la Palabra determina
nuestro espacio y nuestro tiempo, palabras de admiración o desconsuelo ubican
nuestras emociones en el laberíntico ámbito humano. Las palabras que se dedican
al cielo nos liberan de las ataduras y de los adjetivos, bordeamos con ellas
los linderos de la eternidad.
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