Hace unas semanas inicié una serie de reportajes sobre el
contenido petroglífico de la Gruta de Xibalbá (ubicada en las cercanías de
Kantunilkín, Quintana Roo). Los amigos que me invitaron a conocer los
milenarios símbolos de nuestros mayores, me informaron que la sagrada
concavidad se llamaba Gruta de Xibalbá, con ese nombre la identifiqué y con mis amistades así como en la Red, busqué datos sobre anteriores estudios sin encontrar
ninguna referencia.
Platiqué sobre el contenido petroglífico con algunos amigos
investigadores y arqueólogos, fue entonces cuando el explorador National Geographic, Guillermo de Anda, me informó que existía un estudio y un registro sobre la
cueva que publicó el Dr. Dominique Rissolo en el boletín número 12 de la
Association for Mexican Cave Studies en 2003. La cueva la visitó en 1996 y le informaron que se llamaba Pak
Ch’en.
Entiendo entonces que por motivos varios los sitios sagrados
reciben diferentes nombres. Fue el Dr. Rissolo el primero en documentar el
lugar por lo que debemos respetar el nombre de Pak Ch´en así como la nomenclatura
y orden en el que Rissolo registró el Relato Mitológico, a partir de éste artículo, nombraré a la concavidad como Gruta de Xibalbá-Pak Ch'en.
El Dr. Rissolo dividió a los personajes y a los petroglífos
como Paneles A, B, C, D, E, F, G1 y G2, sumo a esa lista el panel H, lo identifiqué
en el extremo derecho de la cueva, en él aparecen unos individuos en cuclillas
y sus fisonomías son originarias del Altiplano Central, lo cual es
desconcertante.
Me congratula reconocer que en el informe del Dr. Dominique
Rissolo aparecen datos que confirman mis sugerencias sobre la antigüedad que la
había situado entre 2500 o 3000 años y ambos vimos la temprana imagen de la divinidad Chaac; Las excavaciones de Rissolo en Xibalbá-Pak Ch’en arrojaron 105 tiestos, los más antiguos pertenecen a la
variedad Achiote situada hacia el año 700 a. C y los más recientes a la
variedad Sabán, hacia el esplendor del Clásico 600 d. C lo cual indica que fue ocupada por más de mil años y su antigüedad es de al menos
2 700 años.
En su informe, el Dr. Rissolo comenta que regresó en 1997 para realizar un registro completo porque se enteró que el Relato de Xibalbá había sido visitado por vándalos quienes dañaron los petroglífos y,
expresado sus limitadas capacidades artísticas, incluyeron nuevas máscaras al
Relato Sagrado.
El Dr. Rissolo realizó un estudio fotográfico en Blanco y
Negro con un buen equipo fotográfico, 15 años después, la tecnología
fotográfica ha evolucionado de tal manera que pequeñas cámaras de bolsillo
toman nítidas fotografías aún en la oscuridad total, además de que los
programas de computadora permiten alterar el contraste, el color, la brillantez
etc.
Descubrí que los paneles guardan secretos que escapan a
nuestra vista, sobre todo si iluminamos los relieves con lámparas. También ubiqué el Panel H y en otra oportunidad
escribiré de él ya que aparecen unos misteriosos personajes provenientes de
lejanas tierras.
Ahora trabajo sobre un detallado dibujo del Relato de Xibalbá que publicaré en futuras entregas, los símbolos nos refieren al
imaginario religioso de aquellos seres que vivieron en un tiempo histórico en
el que diferentes etnias confluían en esa cueva para escenificar rituales
chamánicos relacionados con la fertilidad, las ofrendas, la transgresión de la
realidad conciente y entablaban contacto con sus entidades divinas.
La cerámica indica que fue un escenario de
rituales y ofrendas desde el año 700 a. C hasta el año 600 d. C, lo que
significa que para algunos mayas del Clásico, las imágenes del Relato de Xibalbá eran ya muy antiguas.
Sustentada en la calidad plástica y técnica, así como por su
ubicación e iconografía, una de mis líneas de investigación propone que los
petroglifos fueron realizados por diferentes artistas-chamanes y en diferentes
tiempos.
El ahora llamado “Relato de Xibalbá”, contiene un lenguaje
basado en glífos pero no hay una escritura formal, pareciera que son esbozos de
una intención por comunicar atmósferas sonoras y conceptos que reproducen
formas sagradas. Aparecen infinidad de máscaras y hachas entre individuos con rasgos olmecas, quizá
también zoques y al menos 4 personajes evidencian una fisonomía teotihuacana, no
he localizado perfiles o rostros mayas.
Delante a la realidad, con gusto corrijo y complemento: la gruta se nombra Xibalbá-Pak Ch'en y en su interior se ubica un Relato milenario, se trata de un
tesoro histórico que puede ser descrito como el Génesis Maya, en él, aparecen
las primeras imágenes de la divinidad Chaac y Rissolo reporta que en una
comunicación personal, el maestro Karl. A. Taube le comentó que la máscara que
aparece en la antes llamada Piedra Central y ahora Panel GI: es una
representación de la divinidad Xaman Ek.
Panel G1 máscara de la divinidad Xaman Ek
En otros artículos comentaremos algunas propuestas para
comprender el misterioso tránsito entre los rituales chamánicos y el inicio
formal de una Religión. El Relato tuvo diferentes funciones e
interpretaciones en la mente de nuestros ancestros y fue creado en un periodo
de transición entre los cacicazgos y los centros ceremoniales.
Lo que resulta contradictorio, es que en aquel tiempo,
suponíamos que los mayas ya estaban aposentados en las tierras del Mayab. La
realidad iconográfica, nos conduce a reconsiderar
nuestros orígenes y sugiere observarnos en un espectro cultural más amplio.
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