Su origen es un
misterio pero sus rostros denotan rasgos asiáticos y africanos, fueron expertos en
la talla de jade, concibieron el “concepto del cero”, desafiaron a la selva y a
los pantanos.
Además del Golfo de
México, hay vestigios olmecas en toda Mesoamérica. Legaron su conocimiento, el
Calendario Ritual de 260 días, sus divinidades y su organización política social
sustentada en un “rey” que gobernaba por derecho divino.
Los olmecas de San
Lorenzo, hacia el 1200 a. C, configuraban el Centro Ceremonial más importante
de Mesomérica, su comercio e influencia cultural también impuso estilos de
vida, cultos y necesidades.
En aquellos lejanos
soles, el cultivo del maíz sustentó a la estructura socioeconómica y religiosa
olmeca. Los mitos se ajustaron a las necesidades humanas, las tradiciones
paleolítico-recolectoras fueron relegadas drásticamente por el culto a la
divinidad del maíz y, en la rebatinga mitológica, los Héroes Gemelos subieron
un escalón en el trono divino al derrotar al ave que se creía el Sol.
Lo anterior sucedía
hace 3 mil años y San Lorenzo exponía lo más granado de la Cultura Olmeca pero
declinó hacia el año 900. Primero Tres Zapotes y luego la Venta, sucedieron a
San Lorenzo como referentes de los Centros Ceremoniales Olmecas con tendencia a
Ciudades de Estado. La Venta declinó hacia el año 400 a. C y con ella los
olmecas paulatinamente desaparecieron del plano existencial; cien años después,
en el Corredor de El Mirador, en Guatemala, los mayas erigieron La Danta
(gigantesca construción que supera a la pirámide de Keops por 600 mil metros
cúbicos).
Los olmecas
cohabitaron durante algunos siglos con los mayas, también lo hicieron con los pueblos
del Altiplano Central, con los huastecos en el Golfo, con la Cultura Mezcala
en Guerrero y en Oaxaca con los zoques.
Los olmecas eran todo
terreno y poseían una visión del universo (cosmovisión) sólida y jerarquizada,
conquistaban culturalmente y cohabitaban hasta predominar con sus rituales, sus
técnicas, sus usos y sus formas en todos los rincones de Mesoamérica.
RE-LIGARE
Las religiones, cuando
gobiernan, se dividen en dos entes: la Religión de Estado y la Religión Popular.
En San Lorenzo, la Fe se institucionalizó: los gobernantes olmecas realizaron
rituales chamánicos para sustentar su Poder en tanto que los chamanes
ritualizaron Actos de Poder para sanar a sus pueblos.
El excedente agrícola
ofreció el tiempo para tallar la piedra, se esculpieron excelsas esculturas, la
Religión construyó nuevos actores, el maíz se convirtió en la base alimenticia
y se enterraron a 8 metros bajo tierra ofrendas sagradas como sucedió en la
ofrenda masiva 4 de La Venta en la que se ubicaron toneladas de piedra serpentina traídas en la espalda desde tierras lejanas para ser finamente talladas y luego
sepultadas.
En la religión
olmeca, predomina el Jaguar, sus orígenes paleolítico-recolectores le dan
solidez, además, se desdobla en jaguar nocturno y jaguar diurno; es aliado de
Venus.
En las cuevas, en la
estatutaria, en piezas de jade y en algunas oquedades de las montañas, los
olmecas representaron jaguares humanizados, cada pieza está referida a un
contexto histórico, chamánico, jerárquico o de sacrificios humanos pero la suma
de ellas, revela la religiosidad olmeca que influyó en la mentalidad de los
mesoamericanos por al menos 3 mil años y algunos trazos de ese imaginario religioso
está aún presentes en nuestro cotidiano aunque cada vez se sintetiza más la
información y algunos mitos están siendo suplantados por la atención fija a una
pantalla.
Los olmecas
sacrificaban niños en honor de las entidades relacionadas a la fertilidad, a la
lluvia y a las profundidades terrestres. Los mayas y aztecas igualmente
sacrificaron niños en lagunas, montañas y cenotes.
Ahora bien, el mito
del Robachicos que en maya se nombra “Okol Pal”, es una expresión cultural
relacionada con el miedo, está colocada profundamente en nuestra psique. El
Señor del Costal revela la usanza de robarse a los niños para ser sacrificados
vestidos de jaguar. Los mitos prevalecen, otros evolucionan, algunos se
petrifican con el silencio o cuando se les deja de pensar.
Los olmecas no fueron
únicamente los fundadores de las culturas precolombinas sino que también están
presentes en nuestra memoria colectiva, la cual, en un acto chamánico, utiliza los ancestrales mitos como máscaras para seducir a la realidad.
Coc.
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