Nuestros ancestros sufrieron la inenarrable angustia de sentirse
constantemente observados por depredadores tan voraces como los felinos, las
ideas fijas, los cocodrilos y las envidias. También debió ser muy desagradable
vivir condicionado a un cielo que de pronto se mostraba rumoroso, húmedo,
tórrido o violento.
Algunos siglos más tarde y con la peregrina intención de
controlar el "terror" que les producía lo incomprensible, los
pensadores griegos se concentraron en "las causas" y descubrieron el
"concepto de verdad" que obtuvo gran aceptación pero, después de un
tiempo, resultó meloso y para pasarla mejor, los helénicos inventaron las
tragedias.
La Democracia es otro descabellado mito inventado por los
griegos que tiene la finalidad de simular la búsqueda de la equidad manipulando
voluntades y esperanzas. Las sociedades de cazadores y recolectores del
Paleolítico han sido las únicas sociedades igualitarias... cierto, en aquellos
lejanos soles, nuestros ancestros estuvieron en "igualdad de condiciones y con las mismas
oportunidades para diferenciarse... la equidad no compagina con las leyes del
universo.
Emiliano dice:
...observa lo que tienes
enfrente, en cada situación de tu vida, “siempre observa lo que tienes
enfrente…” delante a tu vista está el mar, en el interior de sus aguas habitan
los peces que representan a tus emociones; sin embargo, como no las ves directamente,
pareciera como si estuvieran ocultas pero ahí están, te nutres de ellas, se
mueven, se multiplican y mueren; luego están los seres de la superficie, ellos
representan a tu cuerpo y a todo lo que ves apenas amanece, con tu cuerpo creas
tu mundo de relación y pareciera que es lo único que existe pero recuerda que
debajo del agua también hay vida, luego está el cielo con las aves y las nubes,
ese nivel representa a tu mente a todo aquello que te permite soñar, volar y
fertilizar, tu mente tiene la capacidad de ver más allá de tu cuerpo y volar a
lugares distantes… bien, ahora cierra los ojos, respira profundamente, por un
momento deja de pensar en ti mismo y en lo que te acabo de explicar; abre tu
conciencia y observa que los huesos de los peces así como los huesos de quienes
viven en la tierra y en el aire, están formados del mismo material estelar que
se generó hace millones de años como consecuencia de una tremenda explosión de
una supernova; lo de arriba está abajo como lo de abajo está arriba porque en
realidad arriba y abajo son una ilusión… respira, así, profundamente, cada vez
más lento y profundo, más profundo…
…todo entendimiento tiene su origen en la
motivación y la que trasciende es la que surge de nuestras entrañas... las
palabras del amigo, del maestro, del libro, son como mapas sin relieve, indican
lo que el movimiento siempre transforma...
...lo que transfigura y
condiciona la realidad humana, es imaginario. Deseos, angustias, recelo, amor,
envidia, ambición o la búsqueda de la felicidad, dominan a nuestros
pensamientos, avasallan a nuestros racionamientos y anulan a nuestras
intuiciones. Si observamos el talante de los niños, confirmamos que la
condición natural del ser humano es la felicidad, pero fuimos formados para un
mundo imaginario que no corresponde al real.
La justicia y los valores éticos y
morales jamás responderán a la intención original que les dio forma, la
socialización es un espejismo sin retrovisor y el desconcierto inicia cuando
con la tolerancia colectiva, los principios van al final.
El mapa de su vida y de va jada
Para reconocer nuestro
desatino, el primer paso consiste en encontrar a los pensamientos deambulando
sin control por nuestra mente porque son esos pensamientos los que forman a un
pensador y habrá entonces que cuestionarse si ese pensador que habita nuestra
mente es realmente nuestro yo o la imagen distorsionada de nosotros mismos que
circula en grado extremo de ebriedad emocional por la única vida que tenemos.
Indagando en el origen de
nuestros pensamientos encontraremos los hilos que nos mueven como marionetas,
la mayoría de ellos son implantes de sometimiento. Desde niños recibimos
indicaciones y restricciones que paulatinamente van minando nuestros deseos
primarios con la finalidad de someter nuestra interpretación del mundo a un
orden que existe únicamente en los enunciados. Desde temprana edad, la
contradicción entre lo que se especifica como correcto y los actos humanos, nos
conduce a ser cómplices de la simulación.
Cuando encontramos a
nuestros pensamientos, descubrimos que algunos de ellos están enredados y
obsesivamente luchan por acaparar nuestra atención, son recurrentes, se
estacionan por años en nuestra voluntad y, como chapulines trapecistas de un
circo de tres pistas, reclaman toda nuestra atención.
Si pienso y luego eximo a
mi pasado de toda información simulada, los pensamientos se desenredan y dejan
de ser obsesivos. Con este ejercicio de control y por lo tanto, de Poder, la
vacuidad se torna en una amable consejera. El distanciamiento con el mundo
dentro del mundo permite una comprensión cercana a la “compasión budista” ya
que regresamos a nuestro centro emocional; inmediatamente después, la
relatividad de las creencias sociales y los acuerdos con la simulación, se
desvanecen delante a una mirada firme y sin parpadeos.
Coc.
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