Cuenta Paul Sullivan en las páginas 86 y 87 de su obra Unfinished Conversations: Mayas and Foreigners Between Two Wars que en 1935, un grupo de dignatarios mayas de Chan Santa Cruz visitaron Chichén Itzá y el arqueólogo Sylvanus Morley los acompañó en su recorrido. Cuando ingresaron al Juego de Pelota, los descendientes de la Guerra Social Maya decidieron invocar a sus antepasados o “chilankabob” que consideraban habían sido enterrados en ese espacio ritual. Los informantes de Sullivan recuerdan aquel diálogo.
“!Bueno, qué tal!”, dijo el capitán. “Pues, vine a visitarte, señor rey, aquí a la ciudad de Chichén Itzá. Porque, Tu Majestad, desde hace mucho tiempo, desde que el mundo se hizo sabemos que estas aquí. Vinimos a visitarte. Vinimos a saludarte. Vinimos a cumplir con nuestro deber, aquí a la ciudad de Chichén, aquí, donde está tu cargo. De modo que aquí estamos conversando. Dios te hizo señor. Nosotros vinimos a visitarte.” El sargento Chac habló por el rey: “Bueno. Tú, Concepción Cituk, si es que eres tú, qué gusto me da. Ven a visitarme aquí en el centro de mi ciudad, aquí en la Ciudad de Chichén Itzá. Me da mucho gusto todo lo que se dice (sobre) cómo fue la revolución aquí en Chichén…”
Reconocemos que en Chichén Itzá, durante el periodo en el que gobernaron los Itzáes, no hubo reyes sino un gobierno colegiado nombrado “multepal” en el que temporalmente se elegía a un dirigente, por ello, cuando leí la cita de Paul Sullivan en la que los mayas de Chan Santa Cruz saludaban “a un rey”, tuve la inquietud de conocer a cuál rey se referían si como comento, entre los itzáes no hubo reyes, de hecho: los mayas contemporáneos se organizan en un Consejo Supremo porque heredaron precisamente el último sistema político maya de gobierno colegiado o “multepal”.
Durante algunos años indagué sin fortuna en las crónicas y en los reportes arqueológicos para dilucidar este misterio. Felizmente, hace unas semanas, durante el curso-taller que impartimos en Cancún sobre Chichén Itzá y releyendo Maya Cosmos de Linda Schele y David Freidel, se develó el misterio analizando los bajorelieves del Templo Norte del Juego de Pelota de Chichén Itzá. Como buen occidental, entendí en el reporte de Sullivan que se trataba de un “rey” por lo que mi búsqueda se dirigió a un ser humano, cuando en realidad, se trata de una entidad divina que reconocemos con el apelativo de Primer Padre o Dios del Maíz.
En el Templo Norte del Juego de Pelota se ubican entonces unos interesantes bajorelieves y en su parte central se devela la identidad del “misterioso rey”. Veamos el dibujo.
Observamos en la parte inferior a un individuo acostado con un vestido de chalchihuites (cuentas de jade), de su vientre surge un serpiente bicéfala, las cabezas abren sus fauces delante a dos individuos y sus lenguas están en empatía con ellos: el del lado derecho sostiene un pedernal en la mano y el de la derecha tiene el pene erecto. Acompañan la escena las Plantas de Poder que surgen de la cabeza decapitada del jugador de pelota en los frisos situados en los costados del Jugo de Pelota.
El personaje acostado se ubica en el inframundo, es el llamado Dios del Maíz o Primer Padre, en el Popol Vuh y en la cerámica ritual maya se narra que fue decapitado por los Señores del Xibalbá y luego sus hijos: Xbalamqué y Hunahpú, tomaron venganza y lo resucitaron para luego ellos transformarse en la Luna y en el Sol. Con este mito fundacional se consolidó la ahaucracia y el poder divino de los Señores de la Palabra, ya que los reyes mayas del Clásico se creían hijos de esta entidad divina y su relación con el maíz es lo que daba sustento a su Poder. Esta es la historia que nos legó el Popol Vuh y hemos erróneamente considerado que ese Mito de la Creación es válido para todos los pueblos mayas de todos los tiempos históricos, por ello no nos cuadran las variantes del mito o se nos escapa que el mito pudo evolucionar y adaptarse a un tipo de gobierno colegiado en el que los reyes no eran hijos del Dios del Maíz sino sus representantes temporales.
Arriba del Primer Padre aparecen tres grupos de dignatarios alineados horizontalmente, pareciera que algunos personajes están arriba de los otros pero en realidad están atrás o adelante, así tenemos la línea central como el núcleo de la acción. Ahí ubicamos de nueva cuenta al Primer Padre con su vestido de chalchihuites, un personaje postrado frente a él es ungido como el mejor entre los iguales. Observamos que arriba del Primer Padre y del personaje ungido, hay otros dos personajes igualmente importantes envueltos con una serpiente y con un disco solar, los guerreros que los flanquean llevan las lanzas hacia abajo en señal de respeto hacia los dignatarios. Los individuos sentados en la línea central nos recuerdan que “chum” sentarse, es el glifo que apunta a la coronación en el mundo maya del Clásico y que los tlatoanis de Tenochtitlan aparecen siempre sentados como símbolo de su Poder.
En la franja inferior se ubica una casa y dos individuos que por la calidad del dibujo no podemos reconocer su género pero bien pudieran ser la abuela y la madre de los gemelos quienes juegan un papel importante en el mito del maíz. En esa misma línea y debajo del Primer Padre y del dignatario que asciende al Poder, encontramos unas raíces que nos refiere al sentido vegetal de la entidad del Maíz y más abajo “un trono de águila con una pelota” lo que nos indica la importancia simbólica del Juego de Pelota en la entronización de los dirigentes mayas.
En este bajo relieve del Templo Norte del Juego de Pelota observamos la presencia de aquel antepasado que los mayas cruzob llamaron “rey” en su visita en 1935 y que en realidad se trata de una “entidad divina” que dio sustento al Poder Maya independientemente del tipo de gobierno que tuvieron y no es casual que se representa en un templo ubicado hacia el Norte porque precisamente en el Norte se ubica el Portal por el cual los antepasados pueden hacerse presentes de nueva cuenta en nuestro mundo.
Para comprendernos, tenemos que dar concesiones al uso del lenguaje popular; sin embargo, es importante especificar que “no era un juego aunque se usaba una pelota” y que estaba íntimamente relacionado con el ejercicio del Poder. Tampoco es verdad que se llamaba Pok Ta Pok, esa es una errónea interpretación moderna, los glifos mayas nos indican que el Juego de Pelota se nombraba Pitz, el jugador de pelota se nombra Ah Pitzlawal y jugar la pelota se dice Pitzal. El Pitz o Juego de Pelota se practicaba desde los tiempos de los olmecas y uno de sus registros más antiguos se ubica en Teopantecuanitlan, Guerrero, hacia el 1700 a. C. Cuando llegaron los peninsulares en Tenochtitlán aún se practicaba y evidentemente en esos 3 200 años de historia, la manera de realizarlo y su función política se fueron adaptando a los tipos de gobierno, sequías, intereses y voluntades de los mayas.
Tema fascinante y día a día comprendemos de mejor manera sus misterios como sus enigmas. Este próximo jueves 10 de marzo a las 8 pm en el Centro Luz Azul, Cancún, tendremos la conferencia “El Juego de Pelota de Chichén Itzá” en el que profundizaremos en la lectura de los iconos, veremos fotografías del Juego antes de que fuera restaurado para luego ubicar quién, cuándo y por qué era sacrificado tal y como lo observamos en los frisos. El próximo miércoles 9 continuaremos con este magnífico tema, hasta entonces. Mayores informes en Misterios y Descubrimientos al cel. 9983 20 32 50
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