martes, 22 de marzo de 2016

Los Mayas Históricos No Tuvieron Dioses…



… más bien contaron con Entidades Divinas. Un Dios es omnipotente, omnipresente, omnisciente e invisible; nos crea un sentimiento de persecución y culpas; nos comunicamos con Dios cabizbajos a través de la oración o el rezo, se le suplica. Las Entidades Divinas son falibles, se invocan y evocan, aparecen y desaparecen, se tornan tangibles, se les ve de frente y con la vista en alto cuando son poderosas. Existe un diálogo con ellas y se realizan acuerdos o negociaciones, hay intercambios y en cualquier momento  ellas o nosotros: damos la espalda.

Los mayas históricos no tenían culpas, poseían deudas con las Entidades Divinas y por ello sacrificaban víctimas humanas o animales, ellos mismos realizaban sangrías para con su sangre alimentar a las Entidades Divinas que también se nombran espíritus; en ocasiones se multiplican o adquieren valores y prestamos de otras Entidades Divinas, evolucionan y se adaptan a las necesidades humanas, también a sus obsesiones.

Los mayas históricos tuvieron 3 Mundos (el cielo, la tierra y el inframundo) intercomunicados a través de Portales: lo que es arriba es abajo. En su cosmovisión agrícola, la lluvia surge del manto acuífero subterráneo y se eleva para concentrarse en el cielo, las nubes contienen ollas con agua y las Entidades Divinas conocidas como chaacob’ las rompen como quien quiebra una piñata y así el agua cae en torrentes que más tarde se filtra por la tierra para volver a su origen.

Del cielo también vino el fuego en forma de serpiente de luz que incendió los árboles, por ello el fuego y el agua forman una unidad. Los Mayas Históricos no concibieron una dualidad en permanente lucha sino que las fuerzas contrarias fueron complementarias. Al contrario de lo que los mayanistas y seguidores del New Age postulan, los mayores no buscaban iluminarse ni transitaban el sendero de la luz, más bien reconocían sus sombras ya que quien busca la luz a ultranza, termina ciego.

Desde que se inventó la luz eléctrica, las sombras fueron condenadas a quedarse quietas. De antes, se movían y danzaban al ritmo del movimiento del fuego, del Sol y de la Luna. En las sombras podemos reconocer lo que nuestra mente racional no atina a comprender, el mundo de las sombras es el escenario de algunos espíritus y al mantenerlas quietas hemos perdido un Portal hacia la otredad. En el momento que nos sentamos junto a un fuego y vemos a las flamas danzar, nuestro inconsciente reconoce el ancestral vehículo para comunicarse con el cielo, por ello, los Mayas Históricos quemaban en papel amate la sangre ofrendada a las entidades divinas, así, el ch’ulel o energía vital ascendía al ámbito celeste para pagar una deuda y a cambio se recibía la lluvia que en ocasiones, venía acompañada por el fuego. 

Cuando en Chichén Itzá nos colocamos delante al Huitz (basamento o pirámide) conocido como el Osario, encontramos en su alfarda a dos serpientes: una es de humo y la otra de agua, ahí se encuentra la expresión plástica de esa comunión dual con las Entidades Divinas.






Las creencias evolucionan y las Entidades Divinas se adaptan a los cambios de la percepción humana. Es por ello que en el Mundo Maya la religiosidad es sincrética y en las ceremonias propiciatorias los campesinos mayas invocan y rezan por igual a Yum Chaac o a su avatar, San Isidro. El sincretismo religioso se observa polifacético y fetichista, las ofrendas son pagos de esa deuda ancestral, así entendemos  por qué el primer maíz cosechado no es para consumo humano sino que con él se realizan tamalitos y atole para ofrendar. Los mayas contemporáneos, al contrario de nuestra mentalidad occidental, antes de  pedir, realizan una ofrenda y ejercitan el supremo valor de la gratitud.

Los New Age y Mayanistas desvirtúan el conocimiento ancestral maya para satisfacer a su Ego y al deseo de encontrar un sentido a su desvariada vida, pronuncian palabras ajenas a su lengua materna y alaban símbolos que les son inasibles, por ello los transfiguran y atienden a su egocentrismo invocando a una cultura que no miran de frente porque tienen su atención fijada en sus necesidades y en sus limitaciones existenciales.


Los mayas se sirven del conocimiento ancestral en beneficio del colectivo. La gran diferencia entre la religiosidad maya y los desvaríos de José Arguelles, Fernando Malkun, showmanes para turistas y demás Terroristas de la Luz, es que nosotros, los occidentales, formamos una sociedad individualista, de consumo y de servicios, en tanto que los mayas de antes y de hoy, configuran una sociedad comunitaria, agrícola y ritual. Nosotros nos pasamos los altos y los topes a gran velocidad y luego argumentamos con la simulación, generamos culpas e incongruencia. Los mayas conducen su existencia en la pausa y en el silencio reflexivo, poseen deudas energéticas que puntualmente pagan con la acción.

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