Diferentes tradiciones
mitológicas coinciden en que durante el momento de la Creación hubo una total
oscuridad y luego las aguas del Cielo y las de la Tierra se separaron para dar
paso al surgimiento de la luz. Propongo que esta coincidencia mitológica entre
civilizaciones que no fueron contemporáneas, es el reflejo de nuestro
nacimiento ya que pasamos nueve meses en el vientre materno y, al momento de
nacer, nos separamos del líquido amniótico, perdemos contacto con “las aguas
que nos dieron gestación” y salimos de la oscuridad del vientre materno hacia
la luz del mundo.
Durante nueve lunas estamos
en el vientre materno y las mujeres dejan de menstruar en ese periodo, es por
ello que en el Mundo Maya el número 9 está relacionado con la gestación y la
Luna con la fertilidad y los atributos femeninos. Las sociedades paleolíticas
veneraron a la Luna como diosa principal y en aquellos tiempos, Dios fue mujer.
Con el salto a la agricultura, Dios se convirtió en una entidad masculina y el
Sol suplantó a la Luna en la medida del tiempo, pasamos entonces de un régimen
de matriarcado comunitario al recalcitrante machismo.
Los mayas históricos
describen en el Popol-Vuh, en la Estela 5 de Izapa, en la estela C de Quiriguá,
en el Vaso de los 11 Dioses y en el Vaso de los Siete Dioses que la Creación fue
un acto comunitario, todas estas fuentes difieren en el número y en los nombres
de los Dioses de la Creación tornando complicado el entendimiento del evento
así como la identidad de los Formadores. Hoy nos ocupamos del Vaso de los Siete
Dioses que acompaña éste artículo, se trata de un vaso ceremonial que fue
localizado en la zona arqueológica de El Naranjo, Guatemala, la imagen fue
fotografiada lentamente por Justin Kerr y lleva el número de registro K 2796.
Aparecen siete dioses, seis
se ubican en dos filas y uno preside sentado en un trono de jaguar. Esta última
divinidad fue clasificada por J. Erik S Thompson como el Dios L y tengo para mi
que es la famosa divinidad Bolom Ok Té quien se menciona en la inscripción del
Monumento 6 de El Tortuguero “auténtica profecía escrita por los mayas que hace
referencia al 23 dic. 2012” (los profetas modernos erróneamente la ubican el 21
de dic. 2012). Bolom Ok Té levanta el brazo derecho y con su mano realiza el
jeroglífico “Mih” que significa inicio. Entre él y las seis divinidades hay un
texto jeroglífico en el que encontramos la fecha 4 ahau --en el calendario
Tzolk’in-- y 8 kumkú --en el calendario
Haab-- que equivale al 13 de agosto 3113 según la cronología GMT y simboliza el
inicio de un ciclo de 1 872 000 días que concluirá el 23 dic.2012. El texto
jeroglífico nos dice inmediatamente después de la fecha “ellos fueron puestos
en orden: el Dios del Centro Negro, el Dios del Lugar Celestial, el Dios de la
Tierra, El dios de Muchos Pasos (o 9 pie de árbol) dios Bolom Ok Té, los Tres
Dioses Nacidos Juntos, 20 -¿?- Árbol Venado?, el dios Remero Jaguar, el Árbol
Sagrado”.
Los 6 Dioses van en una
barca, el primero arriba es el Dios Remero Jaguar y el último de la hilera
inferior es el Dios Remero Raya quien por cierto no es nombrado con ese
apelativo en los jeroglíficos del Vaso Ceremonial y sus manos parece que llevaran
un remo invisible. Delante al Dios Remero Jaguar y delante al Dios de enfrente
de la hilera inferior hay dos bultos amarrados con un jeroglífico que se lee
Nueve-Estrella-Tierra y simboliza la “Materia de la Creación”.
El nueve es también sinónimo
de “bastante”. El Dios de enfrente de la hilera inferior puede estar
relacionado con el Dios Descarnado de la Muerte aunque no es nombrado con ese
apelativo en el texto jeroglífico y algunos autores lo ubican como el Dios GI.
Vemos dos hileras de divinidades pero en realidad es una sola, sucede que está partida
en dos por motivos de espacio ya que recordemos que es un vaso cilíndrico y
toda la barca no cabía en una línea; es un recurso plástico del artista.
El Dios ubicado detrás de
Dios Descarnado ha sido identificado por Christian Prager y Marcus Eberl como
el Dios Bolom Ok Té, pero no coincido con esa propuesta, tengo para mí que
Bolom Ok Té es quien se encuentra sentado en el Trono de Jaguar y lo argumento
por la comparación iconográfica y los nombres del mismo Dios en los vasos K551,
K702, K1398, K1560 y en el Tablero del Templo del Sol de Palenque.
Partiendo de la evidencia de
que no existe concordancia entre los nombres de los Dioses de la Creación del
Vaso de los Siete Dioses con los del Vaso de los Once Dioses, ni tampoco con
los Dioses de la Creación del Popol-Vuh, es factible que los mayas otorgaron
distintos nombres a sus divinidades en diferentes ciudades, idiomas y tiempos
históricos. Sin embargo, el lenguaje iconográfico, epigráfico y simbólico es claro:
la divinidad sentada en el trono de jaguar extiende su mano con el símbolo “Mih”
en dirección al nombre Bolom Ok Té, señalando así su identidad y, con su gesto,
nos indica que preside el inicio de la Creación.
Arriba de Bolom Ok Té
observamos un cocodrilo con un jeroglífico que tiene dos fémures cruzados y dos
discos en sus extremos, estas dos imágenes se leen “su tierra” y simboliza a la
superficie terrestre que aún no emergía de las aguas justo antes de que
apareciera la luz y que en algunas versiones de la Creación Maya se identifica
con un cocodrilo. Las siete divinidades portan en su cintura una protección que
utilizaban los jugadores de pelota para golpear a la misma e intentar ingresarla
en los anillos del deporte ritual que mitológicamente se ubicaba en el
inframundo. Son divinidades de las tinieblas y ellas, como la oscuridad acuosa,
están emparentadas con la gestación y la Creación.
Desde el punto de vista
plástico y del lenguaje cifrado, las manos y las miradas en la cerámica maya
señalan ritmo y movimiento, así, el Dios Descarnado ubicado al frente de la
hilera inferior mira a Bolom Ok Té quien a su vez dirige su mirada al Dios Remero
Jaguar quien por su parte, mira a la fechas de la Creación 4 ahau, 8 kumkú, se
trata entonces de un zigzag de miradas ascendentes e intenciones en unidad,
juntas, son la fuerza creadora en movimiento. También es importante señalar que
los nombres de las divinidades de la Creación van acompañados del jeroglífico
K’uh. Stephen Houston plantea que éste jeroglífico simboliza la totalidad de
los dioses o la unicidad, así entonces, son varios los Dioses de la Creación
pero configuran una unidad.
Los nombres de las
divinidades del Vaso de los Siete Dioses difieren de su atribuciones
iconográficas y algunos son crípticos como “Tres Dioses Nacidos Juntos” sabemos
que simbolizan a la Triada de las Divinidades que algunas ciudades mayas
veneraron pero que otras ni siquiera los mencionan. Estas realidades epigráficas
nos plantean más incógnitas que respuestas sobre las identidades e importancias
de las divinidades mayas.
Nosotros los llamamos Dioses
pero en realidad son “Entidades Divinas” que se multiplican y suelen
representarse o transfigurarse en plantas, animales, objetos de Poder y también
se les representa como seres humanos. Sus nombres son metafóricos de manera que
Bolom Ok Té puede igualmente traducirse como Nueve Pie de Palo, Nueve Dioses de
Apoyo o Árbol de Muchas Raíces. Sin embargo, es nombrado en contadas ocasiones,
no aparece entre las divinidades dibujadas en el Códice Dresden –aunque se le
menciona--, aparece en forma de planta al pie de una Ceiba en los Murales de
San Bartolo, como un pie en el tronco del árbol que sostiene al cielo en la
Estela 5 de Izapa y la multiplicidad de las acepciones de su nombre nos
complica reconocer su función divina; sin embargo, lo ubicamos en un lugar de
privilegio en el momento de la Creación y es mencionado en la única Profecía
Maya –escrita por los mayas históricos—relacionada al final de un ciclo de la
Cuenta Larga que convencionalmente se aguarda para el próximo mes de diciembre;
en honor a la verdad, la correlación GMT no es del todo precisa ya que cuando
se coteja con los eclipses que están registrados en el Códice Dresde, resulta
que no concuerdan las fechas de esa correlación de la Cuenta Larga con los
eventos astronómicos.
Conclusión: Bolom Ok Té es
una enigmática divinidad que los mayas históricos mencionaron escasamente y
dibujaron en contadas ocasiones pero aparece en momentos sustanciales como el
inicio y final de un ciclo de la Cuenta Larga, porta un nombre críptico que se
traduce de diferentes formas y según la semántica epigráfica puede ser también
el conjunto de varias divinidades que en momentos determinados configuran a una
entidad que simboliza a la unicidad.
Espejo de obsidiana: Hoy, la
parafernalia de la simulación que genera nuestro Progreso Involutivo atiende a las
invenciones psicotrópicas de Fernando Malkún sobre “un cambio de conciencia y
un renacer espiritual que los mayas nunca previeron ni en sus textos
jeroglíficos ni en sus tradiciones orales”; se prepara la celebración de
eventos ficticios que los mayas nunca proyectaron; se espera con expectativa un
rayo que supuestamente nos sincronizará con el centro de la galaxia pero que
jamás llegará porque no existe; la Industria Turística Mexicana ominosamente
dejó pasar la oportunidad de aprovechar tanta patraña endosada a los mayas
históricos como atractivo turístico y margina de los beneficios económicos a
los pueblos mayas contemporáneos usurpando y transfigurando su pasado histórico,
en tanto, la divinidad Bolom Ok Té nos revela la realidad metafísica de los
mayas y lo que realmente dijeron y pensaban sobre el final el treceavo ciclo de
la Cuenta Larga.
El próximo domingo mostraré
el pleito que Bolom Ok Té mantiene con la divinidad Conejo, un asistente de la
Luna que también representa a los escribas y a la embriaguez, se trata de un
temerario sujeto que desafía el status de Bolom Ok Té quien según el texto
jeroglífico del Monumento 6 de El Tortuguero se hará presente para el invierno
del 2012.