Montreal, Canadá. Los brujos descendientes de
los pueblos mesoamericanos indican que los primeros eventos de un viaje
determinan el talante de los días por venir...
Después de dictar dos
conferencias sobre Las Profecías Mayas en el Museo Canadiense de Civilizaciones
de Gatineau, regresé a Cancún y, unas horas después, estaba nuevamente en un
avión rumbo a Montreal. Dormía plácidamente en el pasillo del avión y una
aeromoza tuvo a bien darme un golpazo en la rodilla izquierda con el carrito de
las bebidas refrescantes, salí de mi ensueño mentando madres tratando de
entender el motivo de la violencia gratuita “disculpe usted” --dijo la aeromoza
y siguió su camino--, sentí entonces que me había desgraciado la rodilla para
siempre pero afortunadamente no me rompió ningún hueso.
Al bajar del avión, me procuraron
una silla de ruedas, tuve asistencia durante la escala en la ciudad de México y
me encontré con un monje budista quien por su edad también viajaba en silla de
ruedas, al llegar a Montreal, pasamos juntos la aduana y me dijo: en ocasiones
el destino detiene tu ritmo para que tu espíritu reflexione sobre lo que aún te
falta ajustar: puede ser el enojo, el deseo o que aún no comprendes la noble
verdad del dolor.
Las sabias palabas del monje
tibetano calaron mi actitud y empecé a sonreír, luego siguieron las carcajadas
y al recuperar mis maletas me encontré con mi amigo pintor de ojos rasgados
quien había ido a buscarme al aeropuerto, me invitó a su exposición sobre El
Circo y me dejó en el Metro porque ya se le había hecho tarde para ir al trabajo,
me tomé un café y más tarde llegué a casa de mis amigos coleccionistas de arte
quienes me recibieron jubilosamente, también Hamlet, quien moviendo la cola me
reconoció y le di un fuerte abrazo. Descansé entre obras de arte y, esa noche
nos encontramos en un restaurante Hindú con nuestros amigos viajeros. La cena
fue espectacular, disfrutamos algunos platillos exóticos de carnero, curry con
pollo y res en salsa extraña, bebimos agua de mango. Mis amigos viajeros
narraron sus recientes andanzas por Asia.
Al día siguiente, me alisté
para dictar una conferencia en el Consulado de México a 50 representantes de
agencias de viajes interesados en promover nuestros destinos turísticos. La
conferencia fue organizada por el director del Consejo de Promoción Turística
de México en Montreal quien difunde exitosamente la cultura mexicana y al Mundo
Maya. Al concluir mi exposición fui entrevistado por la prensa local y degustamos
tamales, pollo pibil, frijol con puerco y empanadas de queso. Los agentes de
viajes se interesaron en mis propuestas, estoy en contacto con 17 agencias de
viajes para asistirlas en sus programaciones del próximo año y recomendarles nuevos
circuitos y diferentes destinos turísticos del Mundo Maya.
Me acompañó a la conferencia un
amigo pintor quien sin sobresaltos y elegancia, transita del hiperrealismo al
arte abstracto y extrae de la otredad figurativa a poderosos conejos quienes
con sus ojos de elefantes nos regalan miradas de amorosa malicia. Mi amigo
pintor alguna vez estuvo viviendo en Cancún y ahora su obra se exhibe
exitosamente en Canadá y USA. Me invitó a cenar a un restaurante coreano-japonés
y esa noche degusté una sopa con carne cruda que se cuece en un caldo con huevo
cocido, suena raro, pero estaba deliciosa.
Al día siguiente fui a saludar
a mis amigos profesores de la Universidad de Quebec en Montreal y me invitaron
a regresar el año entrante para dictar una conferencia en dicha universidad,
luego caminé por la avenida St. Catherine, visité al director del Consejo de
Promoción Turística de Montreal en sus oficinas situadas en el rascacielos
Ville Marie. Le agradecí la oportunidad de contribuir en la difusión turística
del Mundo Maya y le reiteré mi incondicional amistad. Luego descendí a los
pasajes subterráneos de Montreal, son 14 kilómetros de túneles repletos de
comercios y restaurantes, toda una ciudad subterránea. En la zona de los
restaurantes me encontré con una talentosa amiga fotógrafa quien ha decidido
que su pasión son los retratos, ella, como muchos estudiantes de Montreal,
inicia su jornada a las 7 de la mañana yendo al trabajo y por la tarde estudia
hasta las 10 de la noche. Se entrega a su profesión y estudio sabedora de que
en Canadá los creadores y trabajadores son reconocidos por su esfuerzo y no por
sus tranzas o relaciones. Platicamos una hora, mientras disfrutaba de un
platillo de comida libanesa compuesto de falafel, humus, ensalada y carne de res.
Luego mi amiga fotógrafa de retratos salió corriendo a su escuela, tomé el Metro
y fui a visitar a mi amigo viajero quien también vivió en Cancún y ahora es
actor y fotógrafo; tiene una barba gigantesca y vive en un barrio judío, es un
experto en el camuflaje.
En su casa me encontré con
Xólotl, quien me recibió ladrando de gusto, mi amigo viajero-fotógrafo-actor me
mostró algunas de sus 15 mil fotografías que tomó en su reciente viaje por
Asia. El momento climático del día llegó cuando me invitó a beber el café más
delicioso que jamás he degustado, lo producen en Vietnam y su profundo sabor se
obtiene con un método poco común, ya que los granos se los dan a comer a unas
comadrejas quienes después de envolverlos con sus jugos gástricos, los regurgitan
y luego se tuestan para elaborar el café más exótico que he probado.
Mi amigo
fotógrafo-actor-viajero me ha exigido que la próxima ocasión que visite
Montreal debo estar en su casa ya que no es posible que haya estado con todas
mis amistades menos con él. Me despedí con un fuerte abrazo y me fui al centro
de Montreal a caminar y sentarme a leer sobre la mitología egipcia.
La jornada siguiente inició
temprano, fui a la Universidad de Montreal para saludar a los organizadores del
programa Les Belles Soirées y me invitaron a regresar el próximo año para
dictar una conferencia sobre los estudios que ahora estoy realizando en
conjunto con investigadores del Museo Canadiense de Civilizaciones de Gatineau,
en los que planteamos los orígenes chamánicos de las religiones mesoamericanas, hemos observado que están emparentadas con las Culturas Boreales. Luego tomé el
Metro para visitar a una amiga de origen italiano quien me invitó a cenar una
deliciosa carne con ensalada y pastelitos de chocolate, platicamos sobre un
proyecto educativo para los niños de Quebec en los que remarcamos que la
diversidad étnica es una riqueza cultural y lamenté no tener más tiempo para
disfrutar de su compañía pero es que debía ir a la exposición de mi amigo
pintor de ojos rasgados quien me había recibido días antes en el aeropuerto.
Llegué tarde a su exhibición
pero alcancé a presenciar un espectáculo de Circo del grupo Séquence 8 quienes
parecían que estaban hechos de plastilina y con una simplicidad extraordinaria
movían las emociones más profundas de los espectadores. Ascendían a trapecios,
cantaban, danzaban, realizaban giros mortales y nos introdujeron en una lúdica propuesta
plástica que merece una futura crónica. Ahí me encontré con mi amigo Tarzán de
los Bosques quien además es escultor y ebanista, estaba también mi amigo pintor
de conejos salidos de la otredad y junto con dos bellas amigas y el pintor de
ojos rasgados, fuimos a cenar al barrio chino, ahí comprendí el poder de la
amistad y la fraternidad más allá de los orígenes y los idiomas, fue una noche
poderosa.
Hoy me levanté nuevamente
temprano. A las 8 de la mañana estaba ya en la ciudad de Longueuil –localizada al
otro lado de un puente emblemático-- y desayuné con la directora y el
presidente del Festival Internacional de Percusiones de Longueuil --que este
año fue dedicado al Mundo Maya—. Me dieron la gran noticia de que la Cena de Gala
en la que dicté una conferencia está nominada a un premio y espero de corazón
que lo ganen porque trabajaron muy duro para dignificar a la Civilización Maya.
Construyeron una réplica de una pirámide maya y con el apoyo de mis amigos
coleccionistas, en su interior realizamos una exhibición de Arte Maya.
A pesar de que no tuvimos
ningún apoyo logístico, económico --ya no digamos moral--, ni tampoco hubo
ninguna representación de la Industria Turística del Mundo Maya y fuimos
ignorados por las autoridades turísticas y gubernamentales de los 5 Estados
Mexicanos del Mundo Maya, logramos realizar con el esfuerzo de ciudadanos
mexicanos y canadienses, un gran Festival, es más, fue el Festival más
importante dedicado a la Civilización Maya a nivel Mundial durante el 2012. Los
números son fantásticos: en 6 días asistieron 200 mil visitantes. Estoy
orgulloso de haber representado dignamente a nuestra tierra y a nuestra Historia.
Celebro que mis amigos de Longueuil pueden ser premiados por su voluntad y esfuerzo.
Hoy por la tarde, estuve con
el director de una agencia de viajes y tuvimos la extraordinaria idea de
proyectar a la Cultura Maya en la dinámica turística, le hablé de un amigo pintor
cancunense --especialista en los Murales Mayas—con quien probablemente
realicemos un taller el año entrante para promover viajes culturales al Mundo
Maya. Por la tarde, cansado y mojado por una deliciosa lluvia fría, llegué a
una tienda que vende chocolates suizos muy baratos, se ubica justo enfrente de
la casa de mis amigos coleccionistas. Cuando ingresé a su casa-museo, me
esperaban ya con una cena compuesta de ostiones marinados y salmón salvaje,
ellos bebieron un célebre vino canadiense y yo disfruté del agua potable de la
llave que sabe a fluido de manantial, el postre fue un queso camembert de cabra
y chocolates suizos.
Ahora me preparo
psicológicamente para regresar a Cancún, una sensación de plenitud y
satisfacción me acompaña, me siento afortunado por contar con tantas y tan
buenas amistades. Me reconozco un vehículo de difusión cultural y turística,
pero sobre todo, estoy consciente de la responsabilidad que significa haber
sido señalado por el Intento para cumplir con una misión que después de dos
años de visitas a Instituciones, Festivales, Museos y Centros Culturales de
Canadá, inicia la germinación de los frutos que serán recolectados en equidad.
Seguiré trabajando para que
los mayas contemporáneos así como diversos sectores de la industria turística
se vean beneficiados con la misión que recibo con humildad. Reconozco que la
difusión cultural y turística trasciende a mi personalidad, estoy cierto que el
cariño, abrigo y solidaridad de mis amigos… es mi mayor riqueza.
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