Los dignatarios mayas los gozaron durante 50
años y luego los sepultaron al agrandar un templo piramidal adyacente hasta que
en marzo de 2001 fueron descubiertos por el arqueólogo William Saturno. Narran
el Mito de la Creación.
Del lado izquierdo, un Ahau-Bakab (rey-guardián
del cielo) punza su pene en señal de autosacrificio frente a un árbol de jícaras
Crescentia alata, en su cima, el ave
mitológica Vucub Caquix (Siete Guacamayo) sostiene una serpiente bicéfala en su
pico. Otra imagen de Vucub Caquix se ubica volando a su derecha, entonces
descubrimos que se trata de una imagen en movimiento, parecieran dos aves pero
es una misma que primero desciende y luego se posa sobre el árbol de jícaras.
El danzante debajo del ave en vuelo la invoca, y
emite un canto o palabras sagradas con el hilo negro que emerge de su boca, lo
acompaña un texto jeroglífico aún no descifrado y debajo a la cola del Ave que
se creía el Sol, aparece el glifo "Ik" que se traduce como viento o
hálito sagrado.
Justamente, a partir de ese glifo y la danza del
individuo con pico de pato (similar a imágenes mexicah -aztecas- relacionadas
con Quetzalcóatl), las aves cantan como lo indica el hilo negro que emerge de
sus picos, en anteriores imágenes del mismo mural, otras aves aparecen en la
composición y vuelan en silencio, entonces la danza chamánica, la evocación y
el glifo "Ik" dieron inicio al sonido.
En el extremo derecho, aparece la representación
de un personaje olmeca, se trata de la entidad divina del maíz, sostiene una
vara: aunque carecemos de la mitad de la imagen, la posición de la misma indica
que no se perforaba el pene como los anteriores 4 Ahauob'-Bakaob' (en la imagen
de hoy aparece uno).
Siempre me intrigó la desmesura y fastuosidad
con la que se representa a Vucub Caquix en los otros árboles en comparación a
la pequeña ave situada delante a la entidad divina del maíz.
Después de una larga búsqueda, encontré que se
trata del ave llamada Xiphorhynchus
flavigaster, su tamaño resulta insignificante con relación a la importancia
suprema de aparecer delante a la entidad divina del maíz; sin embargo, no es su
tamaño lo que importaba para los mayas sino su canto ya que emite un sonido largo
y de una tesitura, lo cual nos recuerda al silbido del viento... el glifo
"Ik" representa al viento y, por ende, al sonido, el danzante lo
evoca y las aves adquieren el canto.
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