Antes de que las religiones monoteístas
iniciaran en regiones ajenas y distantes la conquista espiritual de los
“infieles”, los rituales chamánicos regían las conductas humanas desde el ártico
hasta la selvas.
Los inuit (antiguamente nombrados esquimales)
y los mayas históricos, poseen sorprendentes coincidencias mitológicas a pesar
de que nunca mantuvieron contactos comerciales ni culturales. Las semejanzas se
explican al observar que los inuit y los mayas, tuvieron los mismos ancestros
de origen asiático y siberiano.
Uno de los célebres rituales de iniciación
chamánica consiste en perder la forma humana, desmembrarse, ser devorado y
luego regurgitado por un espíritu protector.
Michele Therrien recopiló en Groenlandia
oriental el testimonio de una iniciación chamánica acontecida hace 100 años. Un
joven triste por la muerte de su padre,caminaba taciturno por la tundra y
escuchó las voces de los habitantes del fondo de la tierra quienes le indicaban
que estaban con él para ayudarlo, contrariado, guardó en secreto el encuentro.
Al año siguiente, él y su familia se desplazaron hacia una región situada al
Sur de Groenlandia, ahí encontró a un anciano chamán que era deforme y muy
respetado por su comunidad, después de un tiempo, el chamánse percató que el
muchacho había sido designado por los espíritus para convertirse en chamán.
En una ocasión el anciano le dijo: “ven conmigo
al Este, voy a enseñarte algunos secretos que van a ayudarte” y en el camino,
le comentó que lo convertiría en un poderoso chamán; situados a la entrada de
una gruta, el anciano se desnudó y entró en ella pidiendo a su alumno que
estuviera atento a todo lo que viera, entonces apareció nadando un enorme oso
polar quien subió al fiordo y se dirigió directamente a la gruta, apenas
ingresó, se precipitó sobre el chamán desgarró su cuerpo y “desmembró” sus
extremidades; el oso lo devoró y luego vomitó su cuerpo, el chamán gemía pero
logró recuperarse y en el camino de regreso a casa le comentó al joven que cada
ocasión que se dejaba devorar por el oso, aumentaban sus poderes sobre sus
espíritus auxiliares.
En otro viaje iniciático, el chamán decidió que
era el turno del joven aprendiz, lo invitó a desnudarse e ingresar a la gruta,
cuando se apareció el oso polar, no tuvo miedo ni tampoco sufrió dolor cuando
fueron desmembradas sus articulaciones, sin embargo, en el instante en el que
el oso mordió su corazón, cuenta el joven que la experiencia fue terrible y
dolorosa. Después de ser vomitado por el oso polar, el peligro ya no le causaba
angustia, se sentía protegido, adquirió nuevos espíritus provenientes del
pueblo del fuego (innersuit) quienes lo protegían durante las violentas
tormentas. Sin embargo, cuando decidió convertirse al cristianismo, los
espíritus lo abandonaron al sentirse traicionados.
Hasta aquí el relato recopilado por Michele
Therrien, resulta sorprendente que hace un siglo, en las comunidades del Ártico,
se mantenían rituales milenarios de iniciación chamánica e intercambios
energéticos con los espíritus.
Retomo de este pasaje de tradición oral ártica,
la nítida semejanza del ritual de desmembramiento entre los chamanes boreales y
los Héroes Gemelos Mayas, Xbalanqué y Hunahpu quienes después de un acto de
transfiguración chamánica, se transformaron de peces a actores y regresaron con
los Señores del Xibalbá para realizar delante a la estupefacción de 1 Muerte y
7 Muerte, el temerario acto chamánico de la desarticulación de sus brazos y de
sus piernas, inmediatamente después de que los Gemelos volvieron a su forma
original, los Señores de la Muerte pidieron gustosos ser desmembrados y una vez
desarticulados, los Gemelos decidieron no volver a juntarlos… fue así como
dominaron a las entidades del fondo de la tierra.
Alejados por el tiempo y el espacio, siendo
culturas diferenciadas por su actividad económica (los mayas agricultores y los
inuits cazadores) y teniendo dos ecosistemas radicalmente diferenciados, es
fantástico observar que los mitos fundadores son semejantes en ambas culturas.
Hace unos millones de años, la desertificación
del Oeste africano provocó el bipedismo en el género Homo por lo que evolutivamente
somos hijos del calor, pero desde el punto de vista mitológico, somos
descendientes del frío ya que hace 40 mil años y en el Ártico, el
reconocimiento del Más Acá por parte de nuestros ancestros derivó en un
intercambio energético con los espíritus y con las entidades divinas que
fundamentó, siglos después, los cimientos de la Religión Maya así como de casi
todas las religiones del Mundo ya que los pueblos de cazadores de focas y
ballenas se convirtieron en cultivadores de granos y mantuvieron a lo largo del
Trópico de Cáncer los mitos fundadores.
Es por ello que existen tantas coincidencias
mitológicas entre religiones y pueblos que nunca estuvieron en contacto, a
saber: el Diluvio Universal, el Árbol Sagrado que deriva en los árboles del Bien
y el Mal, en el del conocimiento, en el de Gautama Buda --donde se iluminó--, en
la Ceiba y en el árbol de Navidad; seres de barro que nos precedieron, el Señor
del Costal que roba niños, el culto a
las entidades femeninas relacionadas con el mar y las aguas sagradas como las
Vírgenes Católicas, la Diosa Isis en Egipto, Yemayá en la Santería Caribeña, la
Xtabay entre los mayas y hasta el cuento infantil de la Sirenita, son entidades
femeninas que descienden de la Diosa Sedna, de origen Inuit.
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