Las recientes teorías
sobre el origen de nuestro universo y las observaciones del telescopio Hubble, establecen
que en un espacio y tiempo situado aproximadamente hace 13 750 millones de
años, existió un inconmensurable y frío vacío carente de materia visible. En él
circularon unas pequeñísimas partículas que asemejaban a unas cuerdas y se
encordaban unas con otras en sutiles encuentros.
Las cuerdas se
divertían perfeccionando sus encuentros hasta que de pronto, en uno de ellos, apareció
una burbuja ligeramente más grande que la nada misma y extremadamente caliente.
Los científicos Brian Green, Steven Winberg y Thimothy Ferris afirman en sus
investigaciones que en menos de un instante, la burbuja contuvo en sí misma a
todo nuestro universo y en sus entrañas se ocultaba el tiempo.
Es de imaginarse que
aquella burbuja poseía una tremenda presión y, como no pudo soportarla... reventó de manera violenta; a este
evento se le conoce como Big Bang.
Pasaron exactamente
unas cuantas decenas de microsegundos y tolo lo que existe en nuestro universo
se desenrolló.
Ufff..... pero es
importante aclarar que en el momento en el que reventó la susodicha burbuja,
más que una explosión ensordecedora: el espacio y la materia se expandieron a
una velocidad superior a la luz.
Cuentan quienes saben
de éstas fascinantes historias que la densidad de la materia de nuestro
universo se tornó débil y se sintió un poco indispuesta, como quien dice, no se
hallaba; así que sin que nadie aún explique cómo, por qué y a cuenta de qué, de
pronto se hizo presente la misteriosa “energía oscura”... oronda y muy pagada
de sí misma: se confrontó con la fuerza de la gravedad.
Sabemos con absoluta
certeza que la energía oscura y la fuerza de la gravedad tuvieron serias
dificultades para entenderse, pero la que pagó los platos rotos de tal
enemistad, fue la materia visible, quien a causa del tremendo agarrón entre la
energía oscura y la fuerza de la gravedad, salió expelida y además, de manera
violenta.
Desde entonces, la
materia visible se expande y se expande, es por ello que podemos afirmar que las galaxias más lejanas
a nuestros ojos, son aquellas que se alejan con mayor velocidad.
Volvamos un instante
al génesis de nuestro universo porque los orígenes se dan una vez en la vida y
vale la pena situarse varias veces en ellos. Resulta que una diezmilésima parte
de un segundo después del Big Bang, el universo tenía la medida de nuestro
Sistema Planetario Solar, entonces se formaron los protones y los neutrones a
partir de partículas todavía más pequeñas.
Cuando la temperatura de nuestro
universo llegó a algo así como un millón de millones de grados Celsius,
aparecieron las primeras partículas elementales como los quarks y los gluones;
un segundo después de que reventó la burbuja que todo lo contenía, nuestro
universo contaba ya con unos veinte mil años de luz de diámetro porque como
dijimos, la expansión fue más que rápida, muy violenta.
Ahora bien, lo
sensacional del asunto del origen de lo primero, es que nuestro universo se
expande de manera desigual y cien segundos después del Big Bang, los protones y
los neutrones se reagruparon para formar los núcleos de hidrógeno, el cual,
actualmente constituye el 90% de la materia visible del universo.
Trescientos mil años
después, el universo inició un periodo de enfriamiento pero continuó
expandiéndose porque como ya anotamos, esa es su obsesión; sin embargo, hubo un
momento en el que las radiaciones no tuvieron la suficiente energía como para
seguir rompiendo a los primeros átomos y no todos fueron absorbidos, entonces…
¿qué creen? ¡Apareció la Luz!
Resulta increíble,
pero existen rastros de ése periodo de la historia de nuestro universo y se les
conoce como “rayos fósiles de baja energía” los cuales fueron medidos con
exacta exactitud por el satélite COBE. Y no están allá en el fondo de la noche
sino que para nuestra estupefacción, se encuentran aquí, allá y por todas
partes, tienen una temperatura de -270ºC.
Pasaron un millón de
años y los gases empezaron a condensarse en los embriones de las primeras
galaxias. Mil millones de años después, los átomos de hidrógeno se agruparon y
decidieron fusionarse provocando gigantescas reacciones nucleares en los
mismísimos corazones de las incipientes pero hipermasivas estrellas, las cuales,
fueron de color azul.
Fuentes:
--The First Three Minutes, Steven Weinber,
--La Construcción del Universo, Marcelo R.
Ceberio y Paul Watzlawick,
--Física para Poetas, Robert H. March,
--The Whole Shebang, Timothy Ferris,
--The Elegant Universe, Bian Greene.
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